Desaparecido 4
Después de confesar la atracción que sienten entre ellos, Victor y Natalia conocen al ex de Cristina. Y se van conociendo cada vez mejor...
Al cabo de poco nos interrumpió el timbre. Natalia fue a abrir y pocos segundos después estábamos Marcos y nosotros dos en el salón. No me dio mucha información pero algo muy valioso, lo único que pudo contarme fue que había salido un tiempo con Carla pero que la relación se había acabado de golpe hacia dos meses e insistió en lo que me había dicho Natalia, mi hermana quería tener cuerpo de mujer por encima de todo y eso la volvía loca. Lo que me dio fue la llave de su piso y la dirección. Después de despedirnos educadamente de el ex de mi hermana Natalia y yo fuimos corriendo al piso. No quedaba nada de ropa, solo algunas prendas tiradas, algo de maquillaje, alguna cosa podrida en la nevera y unas cuantas facturas. Lo único valioso que había era un ordenador, nada mas, aunque me sorprendió que mi hermana se pudiera permitir aquel piso, un ático en el centro de dos habitaciones completamente reformado, era impresionante.
Con el portátil debajo del brazo le dije a Natalia que debíamos ir a mi casa, necesitaba mi ordenador. En menos de veinte minutos estaba delante del portátil encendido de mi hermana y ya había entrado en su sesión. La existencia de aquel portátil explicaba porque había dejado de usar su ordenador para cosas personales. Encontré muchas mas fotos y un enlace directo a su página de contacto, en ella aparecían distintas fotografías de mi hermana semidesnuda, explicaciones sobre lo que le gustaba hacer en la cama, tarifas y un móvil al que llamé pero no dio señal. Me costó mas encontrar lo que realmente era importante, mi hermana tenía un avatar en SecondLife. En ese mundo virtual tenía de todo, una casa, compraba ropa y tenía cientos de contactos, busqué que sitios visitaba mas, sobretodo tiendas y zonas de contacto con travestis y trans pero hubo uno que me llamó la atención y cuando fui aún me pareció mas sospechoso, era una sala negra con una puerta, para entrar te pedían una contraseña. Guardé el nombre del sitio y me aparté del ordenador. “Detrás de esa puerta esta la llave.” le dije a Natalia, ella me cogió de la mano y sonrió.
- Dejalo por hoy, mañana ya seguirás.- miré el reloj, llevaba cinco horas buscando en ese portátil. Me pareció bien, cerré el portátil y fui a preparar algo para comer. Cenamos los dos juntos en mi comedor anodino y sin personalidad y después nos sentamos a tomar una cerveza. Le acariciaba el pelo a Natalia mientras charlábamos y reíamos, nos dieron las dos y la una y cuando terminamos la tercera cerveza Natalia me preguntó si tenía que irse. Yo la miré un momento a los ojos.
- No, claro que no.- la besé y con un dedo empecé a acariciarle el costado del pecho. Natalia se sentó encima mío, me besó y con suavidad y un control increíble empezó a acariciar mi pecho.- Tienes poco pelo.
- Si somos bastante lampiños en nuestra familia.- puse una mano en su cola y al tiempo que nos besábamos nos descubríamos los cuerpos, estaba en forma, no le sobraba nada de grasa y cuando intenté abarcar su pecho con una mano vi que era imposible. Mi erección era terrible, nunca había estado tan cachondo, mientras le besaba todo el rostro empecé a desabrocharle el vestido negro, le saqué los tirantes y liberé sus pechos del sujetador, me quedé impresionado al verlos, eran redondos, grandes e increíblemente tersos. Empecé a describir círculos con el dedo por encima de sus pezones y Natalia en señal de ofrecimiento y placer echó la cabeza hacia atrás y empezó a gemir suavemente. Yo sentí sus manos en mi espalda, como me recorrían de arriba a abajo.- Tienes las mejores tetas que he visto nunca.
- Claro, me han costado una fortuna.- se río de lo lindo por su chiste y yo como si me hubiera dado permiso puse mi boca encima de ellas, las lamí enteras al tiempo que le acariciaba su cola durita y redonda y sus carcajadas se convertían en gritos de placer. La estiré en el sofá y le empecé a acariciar y lamer todo el cuerpo hasta que creí que había llegado el momento, le saqué el vestido y levanté un poco el hilo del tanga.- Para.
- ¿Por?
- Porfavor. Un momento. Quiero que sepas como soy antes de seguir.- se levantó y yo me senté en el sofá. Poco a poco se bajo el tanga y pese a que tenía la verga entre las piernas, escondida pero dura, se veía claramente el principio de su tronco. Aparté la mirada.- Mirala por favor.- me forcé a mirarla otra vez. Su verga se había soltado y ahora colgaba libre. Era tan grande como la mía y estaba dura como un palo, no pude ocultar lo que me hacía sentir.- Te da asco.
- No, claro que no es solo que, bueno, no estoy acostumbrado...
- No la puedes ni mirar.- Se acercó a mi, me cogió la mano y la llevó a su verga, la aparté como si quemara.- ¿Ves?
- Es solo que no se si estoy preparado, me va a costar un poco.
- Bueno pues vamos a ir poco a poco.- se puso de rodillas ante mi y bajo la cremallera de mis pantalones. Puso la mano dentro y agarró mi verga para liberarla. Me miró a los ojos mientras la cogía con fuerza y me empezaba a masturbar, me encantaba aquella chica pese a todo. Me dio un beso fugaz sin dejar irme y de repente abrió la boca y se metió un buen trozo de mi polla dentro. Yo empecé a gemir, me encantaba, nunca había estado como una chica que moviera la lengua así. Pero lo mejor fue al acabar, le dije que ya me venía y ella, en lugar de apartar la boca aumentó la velocidad hasta que vacié toda mi leche dentro suyo. Cuando estuve seco sacó la cabeza, limpió mi verga con su lengua y mirándome a la cara se tragó todo lo que yo le había dado.