Desahogo extramatrimonial

Alexis y Carlota viven con una gran insatisfacción sexual cada uno con su pareja. Ha llegado el momento de solucionar ese problema.

Esta es una historia real, una historia de amor difícil de satisfacer, casi prohibida.

Carlota y Alexis son compañeros de trabajo, son agentes de una importante compañía de seguros. Carlota está casada con Juanjo, un policía local de Guadalajara y Alexis convive con Nuria, hace unos meses nació su primer hijo.

Ambos viajaron a un curso de formación que ofreció la empresa en Málaga. Más de 50 agentes llegados de todos los puntos de España se hospedaron en un hotel de 5 estrellas situado en Benalmádena.

Alexis y Carlota viajaron juntos desde Guadalajara en el coche de él. Salieron de Guadalajara un viernes a las 11:00 horas con la intención de llegar a Benalmádena antes de las 19:00 horas, con tiempo suficiente de dejar los equipajes en la habitación y prepararse para la cena de bienvenida.

Situemos los antedentes:

Carlota tiene problemas con su marido Juanjo, considera que les falta comunición y sobre todo mucha pasión. Carlota se siente frustrada por el comportamiento de Juanjo.

Se conocieron hace 10 años, el fuego surgió inmediatamente. Tuvieron un sexo plenamente satisfactorio desde el primer momento, literalmente, el mismo día en el que se conocieron en un gimnasio se  citaron en casa de él. Carlota quedó maravillada, no lo ocultaba, le gustaban las pollas muy grandes y muy gordas, nada de que el tamaño no importa. Cuando quitó los slips de Juanjo descubrió la polla más grande que había visto en su vida, más de 20 centrímetros de pura fibra, gorda, venosa, poderosa. Apenas se la pudo introducir en la boca, y en su vagina estimuló zonas que ni ella misma creía que existían, por el ano todo quedó en un intento...

Durante años, follaban a las mínima ocasión, mil posturas, mil formas de ulizar la lengua, Carlota se volvía loca con la polla de Juanjo, sobre todo en cuclillas sintiendo como se clavaba hasta el fondo de su coño. Había días que salía a la calle y notaba dolor, algo que la excitaba más aún.

Desde hacía año y medio, todo esto había cambiado. El carácter de Juanjo no era el mismo, huraño, quejoso, meticuloso, no parecía él. Y en la cama, también se notaba, llegaron dificultades de erección, él evitaba el contacto y echaban algún polvo de vez en cuando, e infinitamente menos intensos de que venía siendo habitual.

Carlota enloquecía con esta situación, la vagina le ardía esas noches en las que Alexis le huía. Ir al salón, tumbarse en  el sofá y masturbarse solo era un consuelo.

Para Alexis, su vida sexual dio un cambio radical desde que nació su hijo. A Nuria le desapareció el apetito sexual por completo, esta situación le provocaba un gran desasosiego a los dos. Intentaron follar en varias ocasiones, pero ella no se veía capaz, no se excitaba, no segregaba flujo, no quería.

Volvamos al viaje al Málaga.

Alexis recogió a Carlota a las 11:00 en la puerta de su casa, bajó del coche, le dio dos besos y colocó el equipaje de ella en el maletero.

Él llevaba un pantalón gris muy ajustado y una camisa azul.

Al sentarse en asiento del conductor, Carlota no pudo evitar el mirar aquel paquete, apretó las piernas porque sintió su coño como se humedecía inmediatamente. Ella llevaba puesto un vestido negro muy corto, un escote generoso, que permitía apreciar sus fatásticas tetas carnosas y grandes.

Después de parar en un restaurante de carretera para tomar un café, Carlota dijo:

  • Qué bien me va a venir este viaje, desconectar unos días de la rutina.

  • Yo también lo necesitaba, porque últimamente....

  • Venga hombre, en  casa estaréis de maravilla, con el bebé no tendréis tiempo de aburriros.

  • Uffff, con el bebé muy bien, pero la pareja....

  • Sois jóvenes, seguro que no os falta de nada. Dijo Carlota.

  • Carlota, no quiero entrar en detalles, pero no te imaginas el tiempo que hace que no echo un polvo como es debido. Sin embargo, a ti se te ve muy satisfecha en todos los aspectos.

Carlota no dijo nada, se quedó pensativa durante unos segundos, miraba fijamente las piernas y el bulto de Alexis.

Por fin dijo:

  • Las cosas no siempre son lo que parecen...

  • ¿Por qué no haces lo que llevas pensando desde hace un buen rato?. Dijo Alexis.

  • ¿A qué te refieres?

  • A coger mi paquete y hacerlo tuyo.

Carlota deslizó su mano por la pierna derecha de Alexis y la llevó muy despacio hasta el bulto de su pantalón. Acarició la silueta de la polla, y se rió internamente, otro pollón¡¡

  • En pocos kilómetros llegaremos a un hostal, ¿paramos allí?. Dijo Alexis.

  • Siiiii, susurró Carlota mientras bajaba la cremallera y llegaba con su mano hasta la polla desnuda.

Aparcaron el coche en la puerta del hostal y se dirigieron con impaciencia a la recepción.

Una vez en la habitación y en menos de un minuto, Alexis subió el vestido  de Carlona, le quitó  el tanga de encaje y sin más preámbulos introdujo su generosa polla en el fondo del coño de ella. Carlota tenía las manos apoyadas en en un sillón, de espaldas a Alexis, ofreciéndole su culo y su coño para que hiciese lo que quisiese con ellos. Solo pensaba en ser fuertemente penetrada, en que su coño se irritase de tanto pollazo. Las envestidas de Alexis eran continuas, cambiaba el ritmo, aflojaba, metía solo la punta varias ocasiones y de repente la ensartaba bruscamente con su polla hasta el fondo de su coño. Carlota sentía como si la fuesen a partir por la mitad.

  • No la saques, no la saques¡¡

Ella movía sus caderas hacia delante y detrás para ir al encuentro de la polla de Alexis y aumentar la fuerza de la penetración. Sentía como su flujo aumentaba sin parar.

Sin sacar la polla, Alexis cogió sus dos magníficas tetas con ambas manos, pellizcando suavemente los pezones. A Carlota empezaron a fallarle las piernas, y se giró muy despacio a hacia la cama, se tumbó boca abajo y la polla de Alexis continuaba muy poderosa dentro de ella, por un momento ella sintió que se corría. Fue una corrida bestial, se le contrajeron los músculos de las piernas y la espalda.

Por favor, para un momento.

Se tumbó de lado en la cama, haciendo un ovillo, buscaba estirar sus músculos y relajarlos.

Alexis, ven aquí.

Le pidió que se colocase de rodillas delante de su cara, mientras seguía tumbada de lado, le acarició los testículos y la polla húmeda con mucha delicadeza. Se metió sus propios dedos en la boca y los mojó con saliva, volvió a pasar la mano por la polla erecta de Alexis y se la introdujo en la boca, hasta el fondo, presionándola fuertemente con los labios.

Empezó a mover la cabeza con fuerza hacia delante y detás, sin abrir la boca en ningún momento, sintió como la polla se hinchaba aún más y latía como si tuviese el corazón dentro.

Quería provocar una gran corrida de Alexis dentro de su boca y tragarse todo el semen, lo deseaba, cuanto tiempo....

Alexis soltó un alarido, una descarga de energía brutal, cerró los puños con fuerza. Sintió una corrida maravillosa.

Carlota seguía succionando con ansia  esa magnífica polla después de haberse corrido, extrayendo hasta la última gota de semen.

Dos minutos después, ambos estaban desnudos y tumbados en la cama, boca arriba.

Alexis notaba como su polla volvía a endurecerse, y Carlota sintió una punzada dentro de su coño y como se humedecía de nuevo....

NOTA.- Si esta historia os gusta y obtiene buenas valoraciones, me comprometo a continuarla hasta completar el viaje totalmente.