Des pirates (2)
La historia continua, ¿podran ser felices?
-La vista es hermosa, no es así.- John miraba las estrellas de la noche caribeña, de pie en la playa de alguna de las islas de las Antillas. Jasper recostado al lado del fuego examino al joven de arriba abajo y con una sonrisa en sus labios replico.- Vaya que sí lo es.- después lleno el aire con su musical carcajada; John volteo para verlo de frente y no pudo evitar sino también reír al entender a que se refería su interlocutor.-No seas tonto, esa- dijo señalando a las princesas del firmamento. Jasper se puso de pie y camino hasta John, lo rodeo con sus brazos y lo atrajo a su pecho; cerca de su oído en un susurro casi inaudible declamo:- Dices que el cielo es hermoso, cuando es solo un reflejo de tu piel; tienes del sol su secreto y de la luna el misterio de su luz; de la tierra tienes su alma y de los hombres solo mi corazón.- Al mismo tiempo las manos expertas de Jasper recorrían el pecho marcado de John y lo llevaban al delirio, - Se puede morir de amor- pensó el joven duque.
Las bocas se buscaron por primera vez esa noche, hacia cerca de dos días que habían desembarcado en la pequeña isla y ninguno había tenido tiempo de disfrutarse plenamente, esa noche no importaba nada, ahora eran de nuevo dos simples adolescentes amándose con locura y con pasión. No importaba que la marina británica en conjunto con la armada española estuvieran dando guerra sin cuartel al Señor de los Mares , comandados por Sir Franz van Der Vliet Hohenfaüsten el primo de John. O que el padre del mismo hubiese puesto el precio de 20 rubíes, y su peso en oro al hombre que le trajese la cabeza del pirata que había asesinado a su hijo. Ni siquiera el hecho de que a la mañana siguiente el Señor de los Mares partiría para el Cabo de Buena Esperanza y de ahí a la India y Sarawak.
Esa noche todo era irrelevante, lo único importante era ser feliz, era honrar ese amor y esa pasión digna de los dioses y ambos estaban dispuestos a hacerlo. Las caricias de Jasper comenzaron a arrebatar pequeños gemidos de la boca de John, las expertas manos del capitán llevaban a John al éxtasis y era casi un suplicio cuando esas caricias acababan o las manos de su amante se separaban de su cuerpo. John dio vuelta para quedar de frente al veinteañero y sonriendo se fundieron en un nuevo beso, con amor pero con la pasión contenida de los días anteriores. Con movimientos rápidos, gracias a la constante practica John comenzó a desnudar al capitán, le quito su chaqueta y la camisa de seda bordada para así exponer la dorada piel del torso de Jasper; beso su cuello y fue bajando a su vientre, lamio sus pezones y después se concentro en su ombligo. John conocía el camino hacia la gloria y siguió la estela de vellos rubios hasta que se encontró con el cinturón y las calzonas que protegían el tesoro de su amante, con manos hábiles y sonrisa picara John se deshizo del cinturón y las otras prendas hasta que finalmente quedo de frente y sin barreras del sexo de su enamorado.
Primero lo olfateo, adoraba ese aroma a mar y a jabón francés, pero todo enmarcado por el profundo olor a hombre y a sexo proveniente de la entrepierna de Jasper; era algo que lo volvía loco, sobrecogido por el deseo beso delicadamente la punta del órgano de su capitán, pero el gemido suplicante de este libero su pasión y John engullo la polla de Jasper desesperado por dar placer al dueño de su corazón. No podía parar era un sabor maravillosos y los profundos gemidos de Jasper enloquecían a John como nada en el mundo. Pronto se sintió perdido, como cada vez que hacía el amor con Jasper, ya sin saber quien obtenía mas placer; el capitán tomo su cabeza y comenzó a dirigir el ritmo de la magistral mamada. John perdía definitivamente el control cuando Jasper tomaba las riendas de la situación, pero un aumento en la respiración y la velocidad le anuncio que Jasper estaba próximo a correrse por lo que haciendo un esfuerzo sobrehumano detuvo su mamada. La mirada de desconcierto de Jasper lo decía todo, parecía que sufría la separación, cuando en realidad ambos sufrían de sobremanera. John se levanto y quedo de frente al capitán, le beso de nuevo. El beso fue largo, interminable pero finalmente se separaron, viéndose a los ojos John sonrió y se quito la chaqueta de su cuerpo; Jasper reacciono rápidamente y despojo al muchacho del resto de sus ropas.
Desnudos los dos se recostaron sobre las mantas que habían llevado para la ocasión, Jasper abrazo a John y se amoldo a su pecho. La imagen era perfecta como si hubieran nacido para estar así por toda la eternidad, los besos y las caricias continuaron hasta que finalmente la voz de John rompió el momento:- Estoy listo amor- dijo- hoy quiero ser tuyo, te doy mi virginidad para que finalmente seamos un solo ser- y volvió a besar al capitán. Jasper se enderezo y vio a John a los ojos:- Estas seguro cariño, sabes que puedo esperar lo que sea necesario- pregunto con algo de esperanza. Si, lo estoy- fue la última respuesta de John que se abalanzo sobre la boca del capitán. El pecho de Jasper se hincho con amor, su corazón parecía dolerle de felicidad y a su parecer iba, en cualquier momento a salirse de su pecho. Tomo el rostro de John y le regalo esa sonrisa que el duque tanto adoraba. Después se coloco sobre John y comenzó a besar su cuerpo con delicadeza, casi como si fuera algo sagrado.
La penetración fue lenta, Jasper primero lubrico con su lengua el ano de John, para después introducir sus dedos con el afán de dilatar el agujero de su enamorado y causar el menor daño posible. Para cuando la penetración comenzó el ano de John estaba listo, aunque hubo dolor este fue mínimo comparado con el placer que sintió al saberse lleno de su capitán, fue algo maravilloso, como si el mundo fuera perfecto; y en ese momento lo era, era lo que John había deseado sin saberlo durante toda su corta vida. Los gemidos se convirtieron en gritos del más puro placer, Jasper dirigía movimientos lentos pero sumamente profundos y ello daba el más exquisito resultado para ambos, finalmente Jasper comenzó a acelerar el ritmo y John solo podía pedir más y gritar lo feliz que era. Ambos llegaron al clímax juntos, no había una verdadera separación, la mezcla del amor, de la pasión y de su juventud fundió ambos cuerpos como si fueran uno solo; ese era el regalo de los dioses a la pasión desbordante de los amantes más hermosos del Caribe.
Cuando recobraron los sentidos y la cordura, John se desplomo en la manta y atrajo a Jasper hacia sí, lo recostó en su pecho y con lagrimas en los ojos le beso y le agradeció, le agradeció por hacerlo el hombre más feliz sobre la tierra:- Hoy juro ante las estrellas y el océano que eres el único ser al que he amado y al que amare, hoy me vuelvo tuyo y únicamente tuyo claro si me aceptas.- La risa de Jasper desconcertó a John, pero su mirada no era de burla:- Sabes bien que eres lo único que quiero, lo único que de verdad me importa y que yo ya era tuyo desde aquella noche en que llegaste herido a mi camarote.- se volvieron a besar se durmieron así, envueltos en su amor y las princesas del firmamento, incluso la luna adquirió tonalidades rosas para no perturbar a los amantes.
La mañana los recibió de igual manera, abrazados regresaron al campamento en donde dieron las órdenes para embarcarse antes del medio día. Jasper se encargo de supervisar todo desde el barco y John se concentro en la playa, para ver como se desmontaba el campamento. Los gritos y los disparos fue lo que alerto a Jasper de que algo no estaba bien. Al salir a cubierta vio como los marineros en el barco abrían las velas y levaban anclas dispuestos a zarpar, le tomo dos segundos darse cuenta de que John no estaba en el barco, corrió hacia el castillo de proa y desde ahí vio la playa de la isla. En ella un enorme contingente de marineros ingleses abatían a los últimos piratas, en el centro una figura alta, ataviada con las insignias de Almirante dirigía el asalto, a su lado dos marineros sostenían el cuerpo inconsciente de un hombre, no necesito el catalejo para saber que era John. Grito para que detuvieran las maniobras; pero los marineros no le escucharon, finalmente desesperado se dispuso a saltar por la borda hacia la playa. Pero una fuerte mano lo detuvo, cuando volteo vio a Lebu, un negro gigantesco que lo detenía:- Capitán, el estará bien, no le harán daño, creerán que han salvado a un prisionero, pero si lo capturan le a usted le mataran; hay que huir hoy para poder vengarnos y liberar al duque mañana.- después redujo la fuerza de su agarre pero no libero al capitán. Jasper sintió como cada poro de su cuerpo se oponía a este razonamiento, pero Lebu tenía razón. No por ello e detuvo el grito del más puro dolor que había escuchado el mar Caribe, después solo se desplomo en la cubierta. John escucho el grito y con una furia sobrehumana se libero de sus captores, pero antes de poder correr hacia el mar el golpe de su primo le detuvo. El Almirante Franz sonreía, pues se creía el salvador de su primo y en su orgullo interpreto el intento de huir de su primo como el miedo y la confusión producidas por 3 meses de cautiverio con los piratas y el grito que escucho desde el barco como uno de frustración e ira por parte del capitán al saberse derrotado. Muerto el ultimo pirata ordeno a los marineros llevaran a John al " Tyrannys" el barco insignia de la marina de su majestad, quemo los restos del campo y evaluó sus perdidas un soldado muerto y tres heridos. Pregunto qué heridos sobrevivirían:- Ninguno- fue la respuesta del médico; Franz tomo su cuchillo y termino con la vida de los tres marineros después embarco en el Tyrannys rumbo a La Española.