Derrotada por una jovencita
Esto que les cuento pasó hace poco, a mediados del 2019. A mis 35 años, me considero buena en el sexo y mi pasatiempo favorito es exhibirme. Sobre todo me calienta mucho provocar adolescentes calenturientos, su mezcla de deseo y miedo me excita mucho y termino haciendo muchas loqueras. Esta vez les v
Esto que les cuento pasó hace poco, a mediados del 2019. A mis 35 años, me considero buena en el sexo y mi pasatiempo favorito es exhibirme. Sobretodo me calienta mucho provocar adolescentes calenturientos, su mezcla de deseo y miedo me excita mucho y termino haciendo muchas loqueras. Esta vez les voy a contar algo que me hizo sentirme como santurrona y persinada.
Fue en julio de este año, estoy trabajando en una empresa pequeña que vende equipo de computo, y uno de mis compañeros cumplió años, por lo que tuvimos una reunión un viernes por la noche. No voy a entrar en detalles de la reunión, porque no vienen al caso, el punto es que yo iba vestida sexi-sencilla, minifalda, escote normal, entallado; lo normal para una fiesta. La bebida, el baile, los repegones y las bromas hicieron que me pasara lo que en todas las fiestas: andaba caliente. Salí con Julio, un compañero con el que andaba coqueteando, pero que todavía no teniamos una relación formal, sin embargo conocia de mis gustos por exhibirme.
Salimos de la fiesta como a las 2 de la mañana, y caminamos para salir del coto ( de esos donde los invitados dejan sus carros afuera), caminamos entre los arboles obscuros y encontramos una parejita de jovencitos en pleno faje. Cuando nos vieron se separaron y pude ver que estaban muy jovenes, de plano chamacos. Se veia que venian o estaban en una fiesta porque traian ropa elegante, sobretodo ella, que traia un vestido muy corto que ya se había subido con el faje, y se le podia ver que la tanga era muy pequeña. Julio me sonrío y casi sin esperarmelo me apretó contra la pared a unos dos metros de ellos y comenzó a besarme tomandome de la cintura, yo le correspondí y conteste el beso y fuimos subiendo de tono las caricias. De reojo vi a los muchachos que no sabian que hacer, y dudaron unos instantes, hasta que decidieron ignorarnos y sigueron con lo suyo. ¡Madre! Que barbaridad, a esa edad yo no tenia ni un beso afrancesado, y estos estaban en un faje de gente grande. Me sorprendí, pero la situación me calentó y decidí que una mocosa no me iba a ganar en eso de exhibirme. Le dije a julio: “no nos van a ganar” y enseguida comprendió. Comenzo a acariciar mi culo, y lo apretaba, lo sobaba mientras besaba mi cuello, yo estaba muy caliente y aprovechando la obscuridad levante mi falda y Julio me acarició directo sobre mis nalgas. Mire a los chicos y él estaba viendome, lo reté con la mirada y entonces le levantó el vestido a la novia, ella hizo el ademan de bajarselo y él se susurró al oído, ella volteó a verme y me sonrió, entonces declaró la guerra: se levantó el vestido y nos dejo ver el triangulito de su minitanga. Como no me gusta perder comecé a soltar los botones de mis blusa ampliando mi escote, Julio se aprovechó y comezó a besarme las tetas, primero lo que estaba al alcance, y unos momentos despues ya habia desabrochado mi blusa y estaba con las tetas al aire prisioneras de su boca, eso era mucho para mi, nunca había estado así en publico. Me había exhibido pero en privado, en mi casa o en casa de conocidos, incluso alguans veces en un bar; pero nunca en un lugar tan a la mano. Estaba ardiendo y comence a restregarme en la pierna de Julio, mi concha me lo estaba pidiendo, y fue un movimiento instintivo y que fue ascelerandose mientras julio jugaba con mis tetas yo me comencé a correr. Fue un orgasmo intenso que estaba necesitando desde la fiesta, había pasado mis límites y estaba muy caliente; el orgasmo me ayudó, pero no era suficiente. Sin embago descansé y abrace a Julio, disminuí la velocidad de mi roce sobre su pierna y senti su verga apretarse contra mi cuerpo.
Mire a los jovencitos esperando encontrarlos imporesionados por la exhibición de sexo que les había dado, pero la impresionada fui yo. Yo tenía las tetas al aire, pero traia el sostén, la chica no; su vestido estaba en la cintura y sus tetas se movian entre las manos de su chico. Mientras él se daba un banquete con sus deliciosas tetas ella tenia su mano en la verga de él, fuera del pantalón, lo estaba masturbando mientras nosotros los veiamos sorprendidos. No supe si seguir o no, yo tenia calentura para rato, pero no habia llegado a esa situación antes, ahí, tan accesible, es cierto que estaba obscuro, pero finalmente era camino. Ella me vio titubear, se agachó y metio la verga entre sus pechos haciendole una cubana y mamandola cuando se le acercaba a la boca, el chico nos miró y julio me abrazó por detrás, tomo un pecho y lo apretó mientras que la otra mano la dirigío a mi concha humeda, comenzó a acariciarmela mientras yo tomaba mis tetas y las ofrecia al muchacho. Estaba muy mojada, y los dedos dentro de mi me estaban dando mucho placer, apretaba mis pechos besandome los pezones mirando provocativamente al chico. Sentí la verga de julio sobre mis carnes buscando entrar y yo lo estaba deseando, la sentía entre las piernas, rondando por la entrada, mi cueva estaba ocupada por su mano, pero yo deseaba la verga ahi. La calentura fue tal que el muchacho no resistió más y se vino en los pechos y la cara de su novia, ella tomo su verga y la comenzó a mamar tragandosela por completo mientras yo acompañaba la mano de Julio masturbandome, tomé su verga entre mis dedos y la introduje en mi cueva, al instante un orgasmo se apoderó de mi nuevamente y aprete mis tetas fuertemente mientras mi mano maltrataba mi rincon del palcer y Julio me daba unas fuertes embaestidas. Ese segundo orgasmo me trajo la calma y la razón. Jorge estaba ardiendo y no estaba satisfecho, queria seguir cojiendome, pero yo sentia que era mucho asi que saque su verga y me arregle la ropa, le dije que nos fueramos a su casa y allá seguiamos, pero no me quiso escuchar. Tenia la verga a reventar y estaba con una calentura tremenda, era claro que queria seguir cojiendo. La que sí nos escucho fue la chiquilla, que viendo a su novio flacido por la corrida se acerco a julio y lo tomó de la verga, me miró a los ojos y me sonrió burlonamente, luego se arrodillo y se trago la verga de mi hombre.
Condenada mocosa, era buena en eso, se la tragaba, luego la lamia, el tronco, los huevos, toda una maestra en eso. Luego de unos minutos el novio se acercó con la verga en alto otra vez, la tomó de las caderas con la intensión de clavarsela. Yo estaba sorprendida, hasta la calentura se me habia bajado del susto. Le dijo a julio que se acostara y entonces se la siguió mamando, mientras levantaba el culo para que su novio se la dejara ir. Él se acercó y la tomó de la cadera, le acomodó la verga y se la clavó de un golpe, sin miramientos entraba y salia haciendola gemir. El miedo se me estaba pasando y me estaba excitando otra vez. Julio me miraba sonriendo extasiado, hasta que sus ojos en blanco me indicaron su corrida, gritó y se corrio en la boca de ella, no se lo tragó (para que digo mentiras), porque no pudo cerrar la boca ni un instante con los gritos que pegaba por las embestidas, luego de unos pocos minutos el chavo se corrio por segunda vez y ambos cayeron al pasto cansados. Julio se vistió y nos alejamos de ahí sintiendome derrotada por una mocosa. Nos fuimos a su casa y todavía le dimos un rato más. Cojimos delicioso completando la tarea que habia quedado pendiente, amanecimos descansando en los brazos del otro. Pero la derrota con esa mocosa adolescente nadie me la quita. Esta nueva generación va a dar mucha competencia.