Derek (3)
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Había pasado una semana y no sabía nada de Derek. Quizás me estaba obsesionando demasiado con él, quizás a él no le interesaba tanto como yo creía, y tenía a más de una para satisfacerle. Pero por el momento le debía una, él lo había dicho, asique estaba segura que le vería por lo menos una vez más.
Mike seguía enfadado conmigo como un niño al que le quitan un caramelo. La verdad es que era un buen chico, pero no estaba acostumbrado a la palabra no. Su padre era médico y quería que siguiese los mismos pasos que él, por lo que le exigía el cien por cien en todo. Y su madre era una mujer extranjera que había venido a buscar trabajo y se había casado con el padre. Ella no tuvo suerte en el mercado laboral, asique por el momento es un ama de casa que se dedica a mimar a su hijo. Yo diría que en exceso.
Se acercaba el fin de semana y no iba a poder salir porque tenía que estudiar para los exámenes de septiembre. Ese año había andado floja en más de una asignatura, asique no me quedaba de otra que estudiar en verano. Quería salir para ver a Derek, pero sabía que mi padre se enfadaría si repetía curso, y no quería desilusionarle.
Solo con pensar en volver a ver a Derek se me ponían los pelos de punta. Aquel día delante del portal no sé porque me comporté de esa manera. Normalmente no suelo ser así, sino más bien tímida. Creo que iba un poco contenta por el alcohol…
Era viernes y quede en el paseo del parque con mis amigas para dar una vuelta antes de ponernos a estudiar para el examen. Hacía bastante calor asique íbamos todas con pantalones cortos y faldas. Nos tumbamos en el prado a escuchar música y llevábamos un buen rato cuando empezamos a escuchar gritos. Cuando me levante a mirar quien era, vi a Mike enfrente de Derek, que estaba rodeado de todos sus amigos, al otro lado de la calle. Mike estaba gritándole y él, sin embargo, descansaba apoyado contra su moto con una sonrisa en los labios, las piernas cruzadas en los tobillos y las manos en los bolsillos. La verdad es que Mike no tenía ninguna oportunidad de ganar en una pelea contra él.
Mis amigas quisieron acercarse a mirar de qué discutían, aunque yo ya lo sabía. No les había contado nada de lo de Derek, porque sabía que no lo entenderían, y porque a ellas no les caía bien. Enseguida saltaron murmullos de apoyo a Mike e insultos para Derek. Yo seguía mirándole sin decir nada y, en ese momento, Derek me miró y mi corazón comenzó a latir con frenesí. Su vista se desvió, se levantó de la moto y les hizo una seña a sus amigos. Poco después todos arrancaron en sus motos y se fueron, dejando atrás a Mike que les gritaba por encima del ruido que había.
Mis amigas no sabían cómo había pasado eso, pues estaban seguras de que Derek iba a golpear a Mike por haberle molestado. Yo ya sabía que la fama que él y sus amigos se habían ganado era, en mayor parte, infundada.
Después de eso, cada una decidimos volver a casa y descansar, para ponernos a estudiar al día siguiente. Estaba llegando al portal cuando sentí el ruido de una moto que se acercaba y me sobresalté. Pero cuando me di cuenta, era solo un transeúnte más. Me desilusioné, esperaba que fuese Derek para estar a solas con él.
Entre en casa y mi padre aún no había llegado. Pose las cosas encima del sofá y fui a la cocina a por un vaso de agua. En la nevera tenía una nota de mi padre, en la que ponía que esa noche no iba a estar en casa porque había encontrado un nuevo trabajo y tenía el turno de noche. Me alegraba por mi padre. Su antiguo jefe le había despedido porque, según él, dejaba tras de sí un aire de desmotivación y eso no era conveniente para la empresa. Al cuerno su jefe, mi padre había seguido trabajando a pesar del fallecimiento de mi madre e hizo lo que pudo.
Me dirigí a mi habitación y abrí las ventanas para que ventilase un poco la casa y me tumbé en la cama. Pensaba en todo lo que tenía que estudiar y se me caía el mundo a los pies. Estaba sumergida en mis pensamientos cuando sentí un golpe en la ventana. Al principio no le di mucha importancia pero al poco se volvió a repetir. Mi habitación estaba situada de cara a unos jardines que había detrás del edificio, pero vivía en un segundo piso asique me levante de la cama a ver que era.
Vi a Derek subido a un árbol que hay justo enfrente. Al principio no sabía si seguía soñando encima de la cama o estaba viéndole de verdad.
- ¿Me vas a dejar entrar o tienes buenas vistas desde ahí?
- Oh.- Mi mente era un torbellino y no sabía qué hacer, pero al final decidí abrir la ventana y esperar a ver que hacía.
Al instante siguiente de apartarme vi a Derek saltando hacia mi ventana y pasando una pierna hacia dentro. Se deslizó fácilmente hasta el suelo de mi habitación y se quedó mirándome. No sabía que decirle. Él no sabía que mi padre no estaba en casa pero yo era completamente consciente de ello.
- ¿Qué pasa gatita, no me saludas?- Otra vez esa sonrisa. Haría lo que fuese por verla todos los días…