Derechos

De como me tiré a la hembra del más temido de mi colegio.

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DERECHOS

Antes de empezar este relato, quiero agradecer todos los mensajes; positivos y negativos; que enviaron en relación a mi relato "La hija de mi primo", y debo reconocer que cometí un error al dar las medidas de mi pene (allí yo dije que sus medidas eran de 16cmts., de largo por 13cmts., de diámetro, en la cabeza del glande cuando en realidad sus medidas son de 16cmts., de largo por 13 cmts., de circunferencia en la cabeza del glande).

Esto sucedió cuando estaba en el cuarto año de educación secundaria: Hacía pocas semanas que estaba es ese colegio, por lo que no conocía sino a pocas personas de manera cercana, bueno lo que en realidad te permite la ínter actuación en tu curso y de los demás solo de vista. Estudiaba en un colegio mixto nocturno. Aquella noche por estas cerca la fecha en que se recordaba la fundación de la ciudad, se había programado un baile el patio principal del colegio, pero lamentablemente una fuerte lluvia impidió eso, por lo tanto con los alumnos y profesores que nos habíamos quedado, decidimos que realizaríamos el baile en una aula, ya que la amplificación había sido pagada y ese dinero no sería devuelto (así estaba estipulado en el contrato).

Ya en el aula, el baile se desarrollaba con normalidad, yo me encontraba junto a unos cuatro o cinco compañeros de mi curso, conversando y tomando unos tragos. En una que otra ocasión, bailaba con alguna de las compañeras. Así transcurría la velada hasta que ingresaron unas chicas del quinto año, las tres eran bonitas, captaron más de una mirada masculina, casi no se pudieron sentar, pues ya estaban extendidas manos que las invitaban a bailar. Debo informar que por aquel entonces yo me había dejado un bigote ya que por mi cara de niño tenía siempre dificultades para ingresar a sitios destinados a mayores de 18 años como cantinas o billares y otros espectáculos para mayores que por entonces frecuentábamos con mis amigos y compañeros, menciono lo del bigote porque más adelante en este relato tendrá importancia.

El baile se desenvolvía en el ambiente ya indicado: Las tres chicas de quinto eran las más solicitadas para bailar, para ese entonces de los de cuarto año, ya solo quedábamos los de mi grupo de compañeros, unos cinco o seis. Yo me moría de ganas de bailar con cualquiera de ellas, pero como iban las cosas era casi imposible, ya que de su compañía se habían apoderado un grupo de profesores, que además eran conocidos por su fama de sátiros.

Con mis amigos, nos habíamos dedicado a libar, aunque yo me cuidaba de no embriagarme, pues tenía por costumbre no hacerlo a menos que estuviera en mi casa o en la casa de alguien de confianza, donde pudiera quedarme a dormir y recuperarme de la borrachera. Había perdido casi toda esperanza de volver a bailar con alguien, pues a esa altura ya cada uno tenía su pareja determinada y ya la música que se ponía era lenta, lo permitía que las parejas bailaran abrazadas, y más de una de ellas se estaban besando. Repentinamente, a eso de las 10 de la noche (en estas latitudes a esa hora, prácticamente ya casi todos están durmiendo) algo pasó entre el grupo de las tres muchachas de quinto y los profesores que provocó que estas se retiraran y se pusieran junto a nosotros, pero sin prestarnos la mínima atención. Así pasó una media hora más, hasta que más por evitar el seguir tomando, pues ya me estaba mareando, me decidí a invitar a bailar a una de las tres de quinto, en principio su intención fue rechazarme, pero alguien ya ebrio, pretendió sacarla a bailar, y por librarse aceptó.

Bailamos por espacio de un cuarto de hora, sin dirigirnos la palabra, ella me miró y dijo: gracias. Indicando que ya no quería seguir bailando, la acompañé hasta donde estaban sus dos amigas. Luego fui a donde mis amigos que ya se les veía que estaban algo tomados, por lo que yo ya me disponía a marcharme, como despedida miré hacia donde estaban las tres chicas, solo estaba una, las otras dos estaban bailando (la una que bailaba era quien hace poco había bailado conmigo) la que estaba sentada me miró a los ojos, lo que produjo un rubor en mí y baje la vista. Lancé un suspiro y me arme de valor, me dirigí hasta donde la chica y la invité a bailar, aceptó.

Bailamos un buen rato, música tropical (cumbias, vallenatos, salsas). A estas alturas empecé a creer que mi imaginación empezaba a traicionarme, pues la muchacha se pegaba demasiado a mí: en más de una ocasión pude sentir sus nalgas pegarse a mi miembro, y yo trataba de evitar inútilmente una erección. La muchacha era de piel muy blanca, tenía una pequitas en sus mejillas, ojos cafés, nariz delgada, en fin, era bonita de cara, pelo que llegaba hasta abajo de los hombros, senos tamaño normal, una cintura delgada que hacía resaltar sus senos y sus caderas, piernas largas y un trasero muy bien formado, su vestuario estaba conformado por una blusa celeste que llevaba por fuera del pantalón blanco y traía zapatos de tacos finísimos, siempre me he preguntado como hacen las mujeres para poder caminar con ellos sin caerse.

Como decía, en cada media vuelta que daba, pegaba su trasero a mi miembro, en principio pensé que era obra de la casualidad, o quizá es que yo me estaba pegando demasiado, por lo que busqué remediarlo temiendo su reacción, pero siempre cuando se daba la vuelta su culo refregaba ni falo, esto pasó en varias ocasiones, hasta en una de aquellas, la retuve por la cintura y, tal como lo supuse, ella no hizo nada por apartarse. Ya en ese momento mi pene esta a punto de reventar, me pegue tanto que debió sentirlo en todo su esplendor, estuvimos así solo pocos segundos… pero suficientes para que el inspector general de colegio, se nos acercara:

– Me permito recordarles en donde se encuentran y que todos aquí se merecen respeto –nos lo dijo en todo amenazante.

Pero ni por eso mi cipote perdía su erección. Continuamos bailando, pero más separados, yo pensaba en como proponerle el irnos a un hotel o algún otro lado. Tirarse una hembra así de buena no es cosa de todos los días, y en mi caso, tener una mujer que quiera acostarse conmigo solo la podía encontrar una o dos veces por año, el resto del tiempo: pajas o putas, cuando tenía con que pagar. En es estaba, cuando la chica me dijo: –Salgamos

Ella se dio media vuelta y se dirigió hasta la puerta, esperé unos instantes y salí, ella se dirigió hasta un sector solitario detrás de las oficinas de los docentes que estaban cerradas. Allí se paró en seco se dio vuelta y espero mi llegada… En el trayecto pensaba donde llevarla. Cuando llegué junto a ella propuse:

– Si quieres, vamos un hotel.

– No, todo tiene que ser por aquí cerca.

Luego pensarlo unos momentos, me llegó una idea salvadora:

– Podemos ir a la sala de los mimeógrafos.

– ¿Estará vacía?

–Eso espero

Tomados de la mano nos dirigimos a dicho salón que estaba algo alejado del resto de las edificaciones. Además que me habían indicado que el candado era muy fácil de de forzar. Al llegar, comprobé que era cierto, además una de las ventanas daba justo frente a un poste de alumbrado público, por lo que no necesitamos intentar encender la luz.

Sin decir nada, me acerqué con la intención de besarla pero me detuvo: –No puedo ensuciarme el pantalón.

Se separó de mí, se retiró los zapatos y luego se sacó el pantalón. Traía un calzonario blanco del tipo tanga, se la veía muy deseable, tenía la piel muy blanca. El solo mirarla así por poco hace queme corra, tuve hacer mucho esfuerzo para detener mi derrame seminal. Es que de verdad esta muy buena y yo estaba muy excitado. Me acerqué de nuevo y la besé, esta vez si me correspondió, me pegué para que sintiera mi paquete, continuamos besándonos, acaricié sus pechos por encima de la ropa, los sentí duritos, bajé mi mano hasta tocar su sexo, pude sentir su mata púbica a través del calzón, pues su tela era muy delgada. Ella, en este tiempo, había metido sus manos por la parte de atrás de mi espalda y las había bajado hasta mi trasero, acariciaba mis nalgas. Yo terminé de desabotonar su blusa y alcé su sostén… tenía unos senos más o menos grandes, coronados, por unos diminutos pezones muy obscuros, el mirarlos y comenzarlos a chupar fue casi una acción simultánea. Ella, entre tanto, ya me había abierto el pantalón y ya mi pantalón y calzoncillo estaban a la altura de mis tobillos, tenía mi verga en su mano, la acariciaba, la recorría de arriba abajo, masturbándome. Yo hacía verdaderos esfuerzos por no correrme en su mano, en un desesperado intento, me retiré de ella, con el pretexto de sacarme el pantalón, me tomé unos instantes para contemplarla, entre tanto ella terminaba de sacarse también toda la parte inferior de su ropa. De nuevo me acerqué, ella abrió sus piernas, nos besamos a la vez que con nuestras manos nos recorrimos los cuerpos, me detuve en su sexo que ya estaba mojado. Ella guió mi cipote hacia su gruta, puso la punta en la entrada y con movimiento de caderas se la introdujo hasta el fondo, dejó escapar un suspiro, me abrazó con fuerza, comenzamos mete saca frenético, también nos besamos sin descanso. Luego de varios minutos de estar en esta acción, casi a punto de eyacular, no quería terminar, anhelaba detener el tiempo para esta con ella así.

Ella propuso: Sí me comes mi cuca y me pasas el bigote por mi pepita, te dejo que me des por el culo

Ni tonto, ni perezoso, me arrodillé y comencé a lamerle y comerle su cuca, primero llegué con mi lengua a su clítoris, luego comencé un mete y saca en su gruta con mi lengua a la vez que refregaba con mi bigote el clítoris, en eso estaba, cuando entre gemidos y jadeos, ella soltó una gran cantidad de líquido de su sexo, lo hizo en mi rostro, por lo que un pude evitar el probarlo, era saladito, (ahora se que algunas mujeres se corren de esa manera abundante, pero para mí, aquella fue la primera vez que presenciaba aquello) pero como me agradó su sabor, seguí lamiendo y tragando aquel líquido, recorría la parte interna de sus muslos limpiándolos con mi lengua hasta llegar a su sexo, ahí me entretuve un rato hasta que ella de nuevo se vino son otra cantidad de ese líquido, que lo degusté agradecido.

Me paré y ella se dio la vuelta, levantó sus caderas esta dejarlas en posición para la penetración, (contando ese… a ver… era el primer ano que iba a penetrar) acerqué mi falo a su ano pero antes, de metérselo, el instinto me dijo que debía remojármelo, así que volví a meterlo en su vagina y luego unas pocas metidas y sacadas, ya estuvo mojado, lo puse en la entrada de su ano y empujé con toda mi fuerza, entró hasta el fondo, mis testículos toparon con su grupa:

-¡Aaayy! ¡Hijueputa, no lubricaste mi chiquito!

Sus músculos se contrajeron apretando mi falo, me quedé quieto, hasta que se relajara, después de unos minutos se aflojó, principié un lento movimiento de mete y saca, primero hasta la mitad de mi miembro, luego lo sacaba en su totalidad y se lo metía en su totalidad, esto a la vez que pellizcaba y apretaba sus tetitas. Aceleré el ritmo de la culeada, y eyaculé dentro de ella, fue una corrida como pocas veces lo he realizado, ella igualmente volvió a correrse.

Luego de fumarnos un cigarrillo, nos vestimos, yo regresé primero al salón donde estaba dándose el baile, mis amigos ya estaban algo pasados de tragos, pero igual me recibieron con una copa. En pocas palabras les puse al tanto de lo que había pasado. En eso entró al salón ella. No bien se sentó, ingresó un tipo vestido elegantemente, se acercó a ella y se besaron en la boca, yo iba a reaccionar y encarar a ese descarado que no respetaba mis derechos como novio de esa belleza, pero mis camaradas a pesar de su casi borrachera, me detuvieron y me explicaron:

-¡Ese es su esposo y con papeles! –También me contaron que era un famoso usurero, medio mafioso, que vendía drogas en el colegio y que todos le temían por que siempre andaba armado y además tenía sus guardaespaldas. Miré hacia la puerta y en verdad estaban tres tipos corpulentos, mirando atentamente a su jefe.

Debo reconocer que nunca he tenido vocación de héroe, además él tenía más derechos sobre la muchacha que yo y, por cierto, ya me la tiré.

Como epílogo terminaré diciendo que nunca más volví a estar con aquella muchacha, aunque siempre la miraba en recreos o a la entrada a clases.

FIN

Para comentarios y sugerencias escriban a: manucovi210@hotmail.com