Derbi en la capital 1: En el camino
David pasará un placido fin de semana que no esperaba...
Este relato está completamente sacado de mi imaginacion.
Espero que les guste, comente cosas que deba mejorar para el proximo, gracias.
El día empezó con la habitual rutina de un viaje a Madrid a ver al Real Madrid. Pero todo iba a ser distinto.
Me llamo David, tengo 20 años y ese día iba a ir a ver el derbi de la capital de España con mi padre. No diré mi localidad, solo que estamos a alrededor de 3 horas de camino de Madrid.
Yo soy alto moreno y ojos azules. Tengo un cuerpo propio de hacer deporte, aunque no musculado, pero si esbelto.
Un antigua amigo de mi padre al que veía poco también iba, por lo que se pusieron en contacto y quedamos para irnos juntos, además de para quedarnos en el mismo hotel. Con lo que yo no contaba era con que, en lugar de venir su hijo, vino su mujer, a la que hacía 4 años que no veía.
Tras levantarnos a las 7 y desayunar fuimos al lugar donde nos recogerían.
Cuando llegaron nos dimos cuenta que habían cambiado el coche que tenían; ahora poseían un todoterreno negro enorme, en el cual iríamos más que cómodos.
José, el amigo de mi padre, nos saludó nada más vernos:
-Buenos días Fran! Buenas David! Como estáis?
-Muy bien, y por lo que veo tú también. Por fin te has comprado el todoterreno! Jajaja-dijo mi padre.
-Buenos días! Cuanto tiempo sin veros, sobre todo a ti Carmen-dije yo.
-Cómo has crecido David! Ya eres todo un hombre!-dijo Carmen la mujer de José-Buenas Fran! Cuanto tiempo!
-Bueno vamos a dejarnos de cháchara y vamos a ponernos en camino, que nos quedan 3 horas de camino-dijo José.
La primera parte del camino transcurrió sin sobresaltos. Carmen y yo dormidos, y mi padre desde el asiento de atrás, a mi lado, conversando y poniéndose al día con José. Para que José lo viese mi padre tenía que acercarse hacia adelante ya que los asientos eran enormes, y no se veía casi nada de atrás adelante, y viceversa.
A las dos horas de camino paramos a desayunar. Tras volver el primero del servicio, y sentarme en una mesa de la cafetería Carmen volvió del servicio. Entonces me fije en ella de forma distinta. Carmen era una mujer de unos 45 años que estaba bastante bien. Tenía unos ojos azules y un pelo moreno que sumado a sus facciones la hacía muy bella. Pero no solo eso, también me fije en el culo que tenía cuando se acercó a la barra. Un culo al que tocar y volver a tocar, que no desentonaba nada con su cuerpo, el cual estaba cuidado, según sabía yo, por horas en el gimnasio. Además tenía unos pechos bastante generosos en los que un hombre podía perderse.
Tras esto me di cuenta en la suerte que tenía José.
Volvieron los dos hombres que quedaban del servicio, y tras ello desayunamos y proseguimos nuestro camino. Pero esta vez se sentó mi padre delante de copiloto, para poder conversar con José más fácilmente.
Como ya estábamos descansados, Carmen y yo conversamos también. Me pregunto sobre la universidad, sobre mi futuro, y sobre las chicas.
-Bueno y hay chicas guapas en tu facultad? Seguro que ya tienes una novia por allí!
-No, aun no. Aunque hay alguna que otra guapa no son nada del otro mundo.
Empezó a hablar en voz más baja, de forma que, aunque no me di cuenta en ese momento, no podían oírnos adelante (ni vernos sin que se tuviesen que dar la vuelta y asomarse por encima del asiento.
-Seguro que más guapas que yo son, la edad es importante en la belleza.
-Que dices! No hay ninguna más guapa, la verdad es que tú eres bastante guapa.
No sé cómo fui capaz de decirle eso, aunque me daba morbo.
-Seguro que no, yo ya no soy una niña, y eso se nota.
Ella llevaba puesta una falda ajustada, unos tacones, una camiseta olímpica blanca y una chaqueta marrón.
En ese momento subió las piernas al asiento y se giró un poco más hacia mí, y quedo a la vista una parte bastante grande de sus muslos. Yo no pude evitar mirarlos, estaba muy buena. Ella se dio cuenta, y cuando volví a mirarla a los ojos me dedico una sonrisa cómplice.
-Te gusta lo que ves?-Me dijo tras asegurarse que los hombres de adelante no nos veían.
-Lo siento es que te has movido y no m he fijado…
-Tranquilo! Me gusta que te agrade! Me siento mejor!
Y dicho esto bajo un poco una de sus piernas y pude verle parte del tanga que llevaba, en el que no parecía que tuviese ningún pelo por debajo. Otra vez volvió a darse cuenta de que la mire, pero esta vez más embobado que antes. Empezó a reírse de nuevo.
-Vaya parece que sí que es verdad que te gusta!
Entonces me di cuenta que, no sé si por el morbo, o por el hecho de que desde el desayuno me di cuenta de lo buena que estaba, pero mi polla estaba bastante dura y se notaba por encima del pantalón.
De pronto me puse colorado y me entró una vergüenza enorme.
-Lo siento, no he podido evitarlo.
-Tranquilo David, espera.
Saco una manta de debajo de sus pies y dijo en alto:
-Que frio tenemos!
-La verdad es que hace un poco de frio, coged la manta, que si pongo demasiado fuerte el aire acondicionado nos pondremos todos bien roncos!-dijo José.
Y dicho esto nos arropamos con la manta. Cuando los dos de adelante volvieron a su conversación, Carmen prosiguió con su juego:
-Entonces parece que te gusto un poco no? Jeje
-La verdad es que estas muy bien Carmen.
-Vamos a ver cuánto te gusto de verdad!
Y entonces note como su mano, por debajo de la manta, se posaba en mi polla por encima del pantalón. Me desabrocho el botón del vaquero y bajo la cremallera y hábilmente saco mi polla.
-Creo que te gusto bastante-dijo tras notar directamente como estaba yo.
Yo no me lo creía. Esa mano agarrando mi pollo y su marido delante. Que morbo!
Entonces empezó a subir y bajar poco a poco.
-Vamos a ver cuánto duras, y así me asegurare de agradecerte este GRAN cumplido que me haces.
Carmen siguió pajeandome mientras yo solo me sentaba disfrutar. Arriba y abajo, esos dedos sabían bien lo que hacían. El líquido pre seminal lubrico bastante mi polla, ya que estaba muy caliente.
-Dame la mano-dijo Carmen
Cogió mi mano izquierda, la más próxima a ella, y por debajo de la manta me la llevo asta debajo de sus faldas, alargando su cuerpo, aparentando que para ponerse cómoda, peor en realidad para que yo llegase mejor a mi destino.
-Quiero que hagas que me corra, te seguiré pajeando, pero hasta que no me corra no hare que lo hagas tú.
Y dicho esto bajo el ritmo, pero no el nivel de placer que me daba. Yo busque su clítoris, y ahí estaba, mojado y caliente. Empecé a acariciarlo, para poco a poco apretar más y más, mientras ella ahogaba sus gemidos.
Tras un rato así empecé a entrar el dedo en su vagina. Que mojada! Pensé en lo que tenía que ser fallársela y eso hizo que me pusiese aún más caliente.
-Me tienes a mil Carmen.
-Eso quiero; sigue follándome con tus dedos-dijo mientras observaba que no nos descubriesen.
Yo le metí otros dos dedos. Los tres dedos hacían que ella vibrara de placer, y con otro le estimulaba su clítoris. Ella estaba a punto de explotar, por lo que empezó a pajearme más rápido.
-Voy a correrme David, más rápido!
Aumente la intensidad de la follada con mis dedos, y poco a poco fue tensándose hasta que sentí como se corría. Ahogo sus gemidos pero su cuerpo se puso rígido y su vagina se estrechó y empezó como a latir. Me sonrió y me dijo:
-Que gusto!
Yo sin sacar los dedos de su vagina, seguía dándole placer, mientras ella proseguía con la paja, note que yo estaba a punto.
-Voy a correrme Carmen.
-Tranquilo, tú relájate y disfruta.
Y dicho esto prosiguió. Yo que me moría del placer, y entonces note que me iba correr. Carmen también lo noto, y puso la mano de tal forma, podía seguir dándome placer, y además recoger todo mi semen con ella.
Yo empecé a soltar chorros de semen, y ella al notarlo volvió a correrse. Los dos ahogábamos los gemidos, pero nos mirábamos y nos gemíamos con la mirada. Estábamos a 1000.
Entonces tras apagarse nuestros orgasmos, ella saco la mano de debajo de la manta, con mi semen en ella, y empezó a chuparlo y bebérselo, teniendo cuidado que no la viesen adelante.
Era increíble ver como chupaba y tragaba todo el semen, disfrutaba de ello como si se la estuviesen follando.
-Vamos a tener un rico fin de semana- me dijo
Y en voz mucho más alta, dirigiéndose a todos los del coche, dijo:
-Falta mucho?
-No cariño, en 10 minutos llegaremos-dijo José
-Perfecto!-contesto ella.
Me puse a pensar en que ese fin de semana no podía acabar sin que me chupara la polla y me follara a esa mujer de 45 años que me ponía tan caliente.
Continuara…