Depresión Mayor - Primera Terapia

Paciente con problemas de baja autoestima por problemas de sexo, es hospitalizado para iniciar rehabilitación.

Depresión Mayor – Primera Terapia

Estaba asignada al pabellón de Psiquiatría hacia algún tiempo. El trabajo era suave, excepto por los turnos de noche cada 5 días, eran aburridos y me desesperaba la tranquilidad, yo estaba acostumbrada a las noches en Urgencias donde no había un minuto de descanso y el turno pasaba rápido

Esa tarde recibí una llamada del Dr. Pérez para solicitarme una habitación individual para un paciente con Depresión Mayor e intento de suicidio en dos ocasiones.

Unos minutos antes de terminar mi turno llegó el paciente. Me sorprendió que era muy joven y de raza negra, "tengo 25 años", me informó. Miré la historia médica para averiguar la causa de su depresión suicida, el Dr. había escrito: "pene exageradamente grande, 23 cm. en flaccidez, dice que en erección alcanza los 35 cm., no lo comprobé por razones obvias. Dice no poder tener pareja estable por que las mujeres apenas ven su miembro lo abandonan. La única mujer que no lo ha abandonado es una mujer madura, viuda, de raza negra, obesa que lo conoce desde pequeño y sabe de su situación. Esta mujer soporta hasta 20 cm. Dentro de su vagina, aunque en una ocasión en el frenesí del orgasmo, Jacinto se emocionó tanto que empujo con fuerza y la lastimó, Teodora presentó sangrado y dejó de estar con el por dos años, después se reconciliaron y lo atiende cada dos meses a cambio de mercado para su familia, tres hijos y cinco nietos, mas ella. Tiene 48 años. Jacinto vive frustrado por no poder llevar una vida normal, con mujer e hijos. Entra en crisis por épocas y esta es una de ellas."

Me quedé asombrada de la historia de este joven. Con mis años de experiencia había visto muchas cosas súper raras e insólitas en medicina, pero esto era sencillamente excepcional. No lo podía creer.

Lo observé de reojo y lo vi sentado, tranquilo, mirando la tele, no era tan feo como los de su raza y por un instante imaginé 35 cm de carne dura y caliente… "ufff, es para matar a cualquier mujer, necesita una burra por esposa, jajaja", pensé y enseguida me arrepentí por la burla.

Llamé a la auxiliar, Francisca, y le dije que llevara al paciente a su habitación, yo había terminado mi turno, al día siguiente hablaría con el para empezar las terapias.

Leí las ordenes médicas: "brindar apoyo emocional", "dialogar con el amablemente", "hacerlo sentir bien en el pabellón", nota adicional: "si alguien puede medir su miembro en erección, favor anotar tamaño", "Gracias. Dr Pérez".

Con esta última orden me fui a casa, confieso que no pude dormir pensando en el pene de Jacinto. Al siguiente día me tocaba trasnochar. Daría cumplimiento a la orden del psiquiatra.

A las 7pm llegué a mi turno, Jacinto me saludó amablemente, "en una hora empezamos las terapias" le dije, "gracias jefe" respondió con amabilidad.

En la entrega de turno las enfermeras auxiliares hicieron algunos comentarios acerca de las dimensiones del pene del paciente y todas estaban a la expectativa de quien le tocaría medir semejante lanza en erección. Risas y bromas entre ellas. Yo guardé silencio.

Durante la terapia hicimos buena empatía y confianza, mi mente estaba exaltada y no podía evitar mirar su entrepierna, no notaba nada pues sus pantalones eran anchos. El se dio cuenta de mis miradas pero no dijo nada. Me puse colorada, seguimos y al final se puso de pie y pude ver como se marcaba un bulto en su muslo izquierdo, "barbaridad, que cosota!" pensé asombrada.

No me podía concentrar en el turno, me sudaban las manos y el pulso lo tenía acelerado. Miré el reloj, las 11pm, "estaría dormido?", me puse de pie decidida, me miré al espejo, me había colocado una falda hasta las rodillas, una blusa de botones delanteros, muy ceñido, dejaba ver mis senos enormes y mi gran trasero se veía bien parado, pasada de kilos pero bien proporcionada, nada de abdomen, carnes firmes y cintura delgada.

Fui hasta su habitación y toqué, "adelante" autorizó, entré, rápidamente lo miré y estaba en pijama, encima de la mesa de noche habían tres cintas de color amarillo, azul y rojo (la bandera colombiana), "buenas noches Jacinto", "buenas noches jefe", "como estas?", "pues bien, jefe", "ah, y esas cintas de color?", se puso incomodo, tardó en responder, "verá… es que yo me lo aseguro durante el día y en la noche lo suelto…", puse cara de no entender y me acerqué mas, el se encontraba acostado con el control del tv en las manos, no me miraba, indicio de que yo dominaba la situación, "explícame…", mi respiración era muy rápida, mis tetas subían y bajaban sin poder controlarlas, el se dio cuenta y también vió que el brasier se me marcaba y también los pezones duros, el bulto alargado se movió entre la pijama y sus piernas, "se está despertando" pensé… "muéstrame como es…", y alargue mi mano hasta tocar, osadamente, semejante cosota dormida, no le dí tiempo de reaccionar, el bulto carnoso fue tocado por mis dedos temblorosos, carne prieta y blanda, seguí el trayecto y terminaba a medio muslo.

Era increíble semejante herramienta tan grande aun dormida, palpe la cabeza, de igual grosor del pene, tomé medida y calculé el tamaño de mi boca, si, "si lo puedo mamar sin problemas", no podía dejar pasar la oportunidad de ver semejante fiera dormida, así que antes de que se diera cuenta, le baje la pijama, al hacerlo me incliné y el miró por primera vez mis tetas, cosa que me animó, dejé descubierta la gran serpiente dormida placidamente entre sus muslos, se perdía entre los piernas, la volví a tocar, ahora con mas confianza, la levanté, la boca se me llenó de saliva, se sentía pesada la serpiente, la cabeza un poco oculta por la piel, "jefe… es que…", dijo muy quedamente, la coloqué sobre su abdomen, llegaba casi a la boca del estomago, me erguí para verla mejor, "es una belleza" dije en voz alta, "que dice jefe?", "nada, que lo que hago es orden del Dr", "ah, si… el dijo que rectificara las dimensiones…", "..y eso hago..", me desabroché la blusa, el se movió inquieto, tragó saliva, me la quité del todo, mis carnes quedaron al descubiertas, el brasier blanco y de tela muy delgada mostraba mis areolas y mis pezones excitados, la serpiente se movió, me moví nerviosa, iba a presenciar como se encantaba la cobra. El me miró angustiado, "jefe… no…", "tranquilo Jacinto, tranquilo".

Empezó la transformación, se empezó a poner gruesa y las venas empezaron a dilatarse, la cabeza salió poco a poco de su escondite, se puso roja, la serpiente se enderezó, y lentamente comenzó a crecer, sobre su abdomen, se alargaba sobrepasando la boca del estomago, se acercaba al cuello, "¡ increíble ¡", inicio el levantamiento cual cobra dispuesta a atacar, "jefe… por favor… no me torture…" dijo con voz entrecortada, "trajo con que medirla?"… me incliné y la tomé con mis dos manos, la ayudé a enderezarse, por el gran peso se le dificultaba mantenerse erguida, así que la sostuve con mis dos manos, acerqué mi boca entreabierta, unas gotas de saliva salieron de ella y cayeron sobre la cabeza, la serpiente se agitó, abrí mi boca y cerré mis labios sobre el glande, caliente, delicioso!, mi saliva lo lubricó y empecé a introducirlo poco a poco, con mis dos manos sostenía el resto de la lanza y comencé a chuparla, moviendo mi cabeza de arriba abajo, frotando con mi lengua y mis labios aquella joya escasa, Jacinto continuaba quieto, con el control en la mano, conforme mamaba aquella cosa yo me iba excitando mas, me sentí mojar los calzones con mis fluidos, deseaba que Jacinto me tocara, me quitara el brasier, liberara mis tetas, acariciara mis pezones, quería colocar mi chocha mojada en su boca para darme un banquete mas completo que el que me estaba dando, pero el no reaccionaba, estaba en shock, no se esperaba este tipo de terapia.

Perdí la noción del tiempo, chupaba y chupaba, en ocasiones me emocionaba tanto que trataba de tragar mas y me llegaba hasta las amígdalas produciéndome nauseas, aumentaba la salivación y la dejaba correr por el tallo para lubricarlo y poderlo pajear con las dos manos, "ojalá se animara… ojalá me tocara… vaselina o crema… el metro…", todos estos pensamientos pasaban por mi cabeza.

Decidí parar, y hacer un alto. "Jacinto que pasa?, no colaboras con la terapia" traté de obligarlo a hacer algo; "es que jefe… así no alcanzó a tener orgasmo… ni a eyacular…, ese es uno de los problemas".

Decidí presionarlo un poco, "pero por lo menos puedes hacer el intento de colaborar, no?", puso cara de no saber, "eso hace parte de la terapia" volví a presionar, decididamente me quité el brasier y liberé mis tetas, la serpiente estaba inclinada por su peso, pero cabeceó al ver mis tetas, me saqué la falda y quedé con mis tanga hilo dental, incrustad materialmente entre mis enormes nalgas y la parte delantera mojada apretando mi vulva carnosa que se marcaba cual montaña entre mis muslos gordotes, miré la lanza y comprendí otro problema, no tenia erección firme, tenia que ayudarle alguien, así que volví al ataque, pero antes cogí crema del nochero y se lo froté, lo masturbé, pareció entusiasmarse por que gimió, ataqué con mi boca, tragué lo mas que pude y chupé, saboreé, y me deleité con mi lengua brillando la enorme cabeza, pasé mis pierna sobre su abdomen y le enseñé mi chocha, la tocó tímidamente, apoyé mis dos rodillas en la cama y así fue la única forma que me empezara a acariciar las nalgas, me animé, chupé con mas fuerza, movió sus manos sentí que me corrió la tanga y un dedo empezó a avanzar tímidamente dentro de mi vagina, gemí para animarlo y empujó suavemente su dedo que rápidamente encontró el camino. Lo deslizó despacio, sentí como me entraba por mi pasaje erótico, lubricado al máximo.

Ya estaba caliente, frotar esa gran vergota, tenerla en mi boca era una experiencia inolvidable, sentir el dedo de Jac dentro de mi era suficiente para disfrutar lo que estaba haciendo, la calentura aumento cuando por fin sentí las dos manos de Jac agarrarme de la cintura y mover su cabeza hacia mi chocha húmeda, separó mis nalgotas y clavó su lengua en mi ano, salté de emoción, chupé con mas fuerza, su pene se puso mas duro, su lengua empezó a moverse y sentí que si no me controlaba terminaría ahí mismo, no podía terminar, tenía que seguir dominando la situación, así que lo dejé un rato que me subiera las revoluciones y cambié de acción, dejé de chupar y le dije: "espera un momento", retiró sus dedo y su lengua, "que lástima", me cambié de posición y le ofrecí mis tetas, se la metí a la boca y empezó a chupar, yo le cambiaba de teta, era como un niños grande que no tenia iniciativa, era ese otro de los problemas, lo dejé chupar y me preparé para la ultima fase, me levante y me puse de pie en la cama, mis pies a lado y lado de su cadera, me corrí a un lado el panty y le mostré mi chocha húmeda y regordeta, flexioné mis piernas y poco a poco fui acercando mi cueva a la cabeza de la serpiente.

Le dije que la sostuviera con sus manos, y yo tomé la cabeza, y la froté en mi raja para mojarla y buscar con la cabeza la entrada vaginal. La encontré y la sostuve con los labios vaginales, con mi mano derecha tomé la parte de arriba y controlé la entrada, me temblaban las piernas, de excitación, de miedo de aquella cosa tan grande que me podría lastimar, fui bajando poco a poco, la enorme lanza fue separando mis pliegues y se abrió paso en mi profundidad, la cabeza se abría camino en mi interior, se deslizaba suavemente, mi vagina se dilataba al paso del monstruo, paraba para dar tiempo a que se adaptara y se lubricara el resto de carne que me penetraba ricamente, decidí iniciar un mete y saca y moví las piernas, ¡sencillamente, rico!, al entra y salir facilitaba la penetración del monstruo.

Decidí probar hasta donde me entraba, y empujé hasta sentir que me dolía en lo mas profundo de mis chocha, ahí paré, miré hacia abajo, no alcancé a la mitad, había mucha carne por fuera, ¡qué lastima!, así que decidí terminar, empecé a subir y a bajar, a follarme esa serpiente, me apreté las tetas, los pezones, me acaricié el clítoris, sudaba del calor del placer, del calor de la actividad erótica, se aproximaba el final, por instintos dije "yaaaa" y solté todo mi orgasmo, me moví cual caballo desbocado, mis tetas se movían de un lado a otro violentamente, mis caderas no dejaban de moverse, mis fluidos corrían a lo largo de la descomunal erección, hasta que grité y me fui quedando quieta, ensartada en la lanza de Jacinto, poco a poco, me fui relajando, hasta que decidí bajarme, fue la despedida placentera ideal, sacar aquella cosa de mi interior, sentir como se deslizaba hacia fuera, generaba placer en mi, ver como se inclinaba como la torre de parís, con la parte superior mojada por mis líquidos, como señal de hasta donde penetró, me senté a su lado a mirar la torre desvanecerse, lentamente se fue encogiendo y se deslizó entre los muslos de Jacinto.

"gracias jefe", dijo, "no me lo va a creer, pero si alcancé a disfrutar algo, solo lo había logrado Teodora, ya sabe, mi amiga la gordita, pero ella se consiguió un compañero que le da lo que necesita y ya no me deja estar con ella, dice que por fidelidad a su compañero, yo lo entiendo, solo quiero que me ayuden a superar esta perdida de Teodora, nuevamente gracias jefe", "de nada Jacinto, me alegra que empieces a recuperarte para eso estamos, ahora te dejo, mañana te informo cuando es la próxima terapia, hasta mañana".

Si desean saber mas de las terapias de Jacinto escríbanme al correo: albpat_01@hotmail.es , les enviaré fotos.

Chao.