Depravando a Livia: Presentación
Disfruta de la segunda entrega de la trilogía "Inocencia y Perversión", donde el sexo, las mentiras, la traición y la depravación, te sumergirán en una vorágine de fantasías inimaginables.
"Me niego a vivir en un mundo ordinario como una mujer ordinaria.*A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis.Soy una neurótica, en el sentido de que vivo mi mundo.No me adaptaré al mundo, me adapto a mí misma.”***
Anaïs Nin
PREFACIO
No sólo de pan vive el hombre, sino también de placeres, los que despiertan en el ser las pasiones más siniestras y extravagantes que las provocadas por el amor: los placeres son incontenibles, frenéticos y voraces, se asoman a hurtadillas, a pos del alma, como pretendiendo no hacer daño, mas tan pronto se posesa sobre nosotros hacen estremecer.
Hasta las rosas más finas se corrompen por igual cuando la plaga las alcanza como dedos de niebla. Los placeres a veces están colmados de umbría, rebosantes de impudicia y otras de lenidad, lo cierto es que hacen vivir, hacen llorar, reconfortan las inquinas bajezas y nutren la avidez de todo pecado.
Incitan escandalosos deseos de permanecer felices, pero también se vuelven rebeldes y tempestuosos, de un modo tan irracional que, si somos incapaces de domeñarlos, también nos hacen matar.
Los placeres, cuando son incontrolados, nos envuelven en un viento avinagrado que nos arrastra al infierno donde despiertan todos nuestros demonios.
C. Velarde
PRELUDIO
LIVIA ALDAMA
Hacía tanto tiempo que no me sentía mujer en brazos de mi novio, producto de su rechazo, distanciamiento, egoísmo, reproches y altanerías, que tuve que recurrir a meter los dedos en mi entrepierna para calmar los ardores de mi vulva.
Para forzar mi estimulación pensé en un hombre ficticio, (pues cada vez que pensaba en Jorge mis deseos se desvanecían, y no porque no me atrajera, si era guapísimo, sino porque últimamente su recuerdo lo asociaba a sus recriminaciones, y me sentaba mal) uno que fuera varonil y fibroso, velludo, de piernas largas, que exudara testosterona, que se describiera musculoso y con un buen trozo de carne (como los arquetipos de modelos masculinos que había visto en internet de recientemente).
Imaginé sus venosas y ásperas manos acariciando mis gruesos muslos, recorriéndome desde las rodillas hasta el preludio de mi jugosa vulva, que en ese momento ya estaba destilando miel después de varios días de abstinencia sexual.
«Fantasear no hace daño a nadie Livia» me dije para mis adentros a fin de calmar mi culpa «fantasear que un hombre folla como si fueses una guarra, en todas las posturas habidas y por haber, no es infidelidad.»
Mis pequeños dedos, índice y medio, se enterraron en mi carnosa y húmeda vagina, cuyo clítoris ya se había hinchado y clamaba ser acariciado por una boca jugosa. Y entonces comencé a masturbarme con un intenso mete y saca que me arrancó eróticos alaridos, experimentando cómo cada uno de los pliegues mojados de mis labios inferiores y superiores activaban un hormigueo que me provocaba sensaciones placenteras en todo mi cuerpo. El hombre ficticio metió su lengua en mi coñito, raspándome con su delicada y fina barba mis labios mayores y menores, y con mis manos lo cogí de su pelo y lo restregué contra mis paredes vaginales, cosquilleándome, poniéndome cachonda, haciéndome sentir una zorra, empapándolo de mis flujos de mujer excitada, de modo que su jugosa lengüita se resbalaba en mi caverna de carne, con habilidad, regalándome un irreprochable cunnilingus que me hizo estallar en un orgasmo.
—¡Ahhh, sí… ufff… vamos… así…! —gemí entregada, despojándome de mi sostén para que mis enormes senos cayeran pesados en mi pecho, con mis desmedidas aureolas asalmonadas y ese par de pezones inhiestos que apuntaban al cielo.
Lo que nunca esperé fue que, de un momento a otro, ese hombre ficticio que me acometía como si fuese su puta manifestase su voz, su mirada y su nombre. Un rostro antes difuminado por mi incapacidad de reconocerlo, un nombre prohibido que sólo pronunciarlo arruinaría mi vida por completo. Cuando menos acordé abrí los ojos en un ipso facto, y entonces mi respiración se aceleró. Su rostro se posó en mi mente y en mi lujuria.
—¡Por Dios! —me horroricé… cuando advertí que Aníbal Abascal, el cuñado de mi novio y esposo de mi peor enemiga… estaba anidándose muy dentro de mi alma.
PRIMERA PARTE
“EN CAÍDA LIBRE”
Narrada por Livia Aldama
LIVIA ALDAMA
1 de enero
—¡Liviaaaa! —gritó Leila cuando se apareció en mi casa y me encontró con los frascos de las pastillas vacíos—. ¿Qué hiciste? ¿Qué…? ¡Por Dios! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Llamaré a una ambulancia!
—¡Fuera de mi casa, rastrera! —le gritonee, empujándola hacia la puerta, aunque casi incapaz de sostenerme por mis propios medios—. ¡Nunca más quiero verte! ¡Largo de mi casa y de mi vida!
Mi pecho siguió retumbando mientras mis ojos se ensombrecían y los dolores corporales que sentía eran suplidos por uno que surgió de adentro de mi alma. Cuando menos acordé la taquicardia me había tirado al suelo, el aire me faltó.
—¡No me iré! ¡No me iré!
—¡Pues entonces… Llámalo…! —grité apenas con el aire que me quedaba—, ¡dile… que… me estoy… Muriendo…! ¡Sólo… sólo… así… vendrá… hacia… m…í…!
—¿Lo hiciste por esto, estúpida? —gritaba Leila horrorizada, que se había echado al suelo junto a mí, anegada en lágrimas—, ¿estás intentando matarte para que vuelva contigo? ¿Qué clase de….?
—¡Llámalooo! —insistí de nuevo, perdiendo el aire, arrastrándome en el suelo.
—¡Auxilio! —gritaba Leila llorando, intentando levantarme—. ¡Por Dios, ayudaaa!
Sentí un ardor en el vientre que me ascendió precipitadamente hasta quemarme la faringe, ahogándome, como si litros de lodo quisiesen expulsarse por todos mis orificios hasta matarme.
—¡Pide… pide a Dios que me muera…! —lloriqueé casi perdiendo todas las fuerzas, ahogándome entre mi propia babaza—. ¡Porque si vivo…! ¡Juro… que no seré la misma…! ¡Juro… que… todos… me la pagarán…!
—¡Livia por Dios! ¡Respira… respira!
—¡QUE LE LLAMES, LEILA!
—¡No vendrá, él no vendrá!
—¡Vendrá…! ¡Tendrá que hacerlo…! ¡Aunque sea para enterrarme! ¡También me la debe, él también me la… debe…!
—¡AUXIL…!
—¡Es mío! ¡Él es mío! ¡Completamente… mí…o…!
Todo estaba a punto de cambiar en mi vida.
La muerte me vendría bien para evitar enfrentarme a las consecuencias de mis actos. Cobardía, le llaman algunos, prevención, lo llamé yo.
Tuve que haber muerto esa noche para evitar las tragedias que se avecinaban; sin embargo, el destino me dijo que no podía dejar asuntos inconclusos.
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FICHA TÉNICA DEL LIBRO:
TÍTULO: DEPRAVANDO A LIVIA
SERIE: INOCENCIA Y PERVERSIÓN.
TOMO 2
42 CAPÍTULOS.
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Toc, toc, ¿hay alguien ahí? Bueno, después de algunos meses, aquí vengo de nuevo a perturbarles un poco. Vi todo muy tranquilo y quise que tuviesen a un autor al cual odiar durante las próximas semanas. Espero que disfruten de este segundo libro que ¡vaya si me costó escribir!
Puesto que el libro ya está disponible en la tienda amazonica, les pido de favor a quienes lo adquirieron, que en los comentarios no den spoilers (por respeto a mí y al resto de los lectores), sino que se desmenucen la historia capítulo por capítulo, sin avanzarnos en acontecimientos.
¡Gracias por estar aquí!