Deportista Dominada (7 de 9)

Ya de vacaciones en el hotel Julieta comienza con éxito el desempeño de su tarea.

Deportista Dominada (7)

-Que me ates y me cojas por todos los agujeros y que me hagas correrme, gritar y gritar de placer.-

Ese sábado ninguno de los dos fue al entrenamiento en el club. Tenían mucho que hacer juntos

Pasaron los días hasta que se acercó la fecha de las vacaciones. Tomaron un vehículo que los llevó hasta al hotel. Cuando se registraban, quién los recibía preguntó:

-¿La señorita está contratada por el hotel?-

Sí, yo he arreglado las cosas y estaremos aquí hasta la finalización del torneo.-

-OK. Luego que se acomoden, que la señorita Julieta vea a Pilar, que es la persona encargada de los servicios especiales. Ella le dará algunas instrucciones.-

Poco después Julieta entraba en la oficina de Pilar.

-Buenas tardes Julieta. Soy Pilar, la encargada de distribuir el trabajo y cuidar el orden. Quiero date algunas instrucciones.-

-Escucho atentamente.-

-Me imagino que no tienes mucha experiencia en este trabajo. Las conozco enseguida. Es una de las cosas que cuidamos en el hotel, que las chicas no parezcan… putas. Quién no vea el álbum de las chicas que se ofrecen, no tiene que sospechar que tú eres una de ellas. Debes vestir elegante pero discreta. En la piscina usarás el bañador que quieras pero no debes quitarte la parte de arriba, aunque otras mujeres sí lo hagan.-

-Cuando debas ir a una habitación a prestar un servicio, lo harás con ropa normal, pero que sea muy fácil de quitar. Siempre debes concurrir con bragas y sostén. También disponemos de habitaciones para aquellas personas que comparten habitación y no pueden llevar mujeres allí.-

-Por supuesto nada de escándalos ni beber de más. Por tu juventud y el cuerpo que tienes que he visto en las fotos, seguramente tendrás mucho trabajo. Sabes que tu horario es de 18 a 24 y no puedes tener clientes ni fuera de ese horario ni que no presenten la tarjeta de haber abonado el servicio. Aquí no podrás ejercer por tu cuenta. Tampoco se brinda este servicio a mujeres, solamente a hombres.-

-El joven que te acompaña será el que reciba el dinero que corresponde por tu trabajo. Las propinas que recibas directamente, las reparten como ustedes hayan arreglado.-

-A pesar que tienes puesto un DIU todas las penetraciones se harán con preservativos. Fuera del horario de trabajo, puedes disfrutar de todas las instalaciones del hotel libremente. ¿Está todo entendido?-

-Sí señora. No tendrá dificultades conmigo. Entiendo que me pueden solicitar penetrarme por el ano y debo concederlo ¿no es así?-

  • Pueden pedirte que uses tu boca, tu vulva o el ano y todo está incluido en la tarifa que se paga.-

-Si me surge alguna duda la consultaré. ¿Algo más?-

-Una más. Hay dos pasajeros que han pedido tus servicios para hoy. ¿Estás cansada del viaje o puedes prestar el servicio?-

-Puedo prestar el servicio.-

-Bien, antes de las 18 te diremos las habitaciones a las cuales debes concurrir.-

Julieta salió conforme y volvió a su habitación para contarle a Damián la conversación.

-Parece que ya hoy tendré por lo menos dos servicios. Así me lo anunció Pilar, que se encarga de nosotras.-

-¿Nosotras? ¿No será de las cortesanas? Tú no eres una puta, quizás una cortesana. Es mucho más elegante decir cortesana que puta.-

-¿Quieres coger esta tarde antes de "tomar servicio"?-

  • No quiero cansarte. El viaje no fue muy cómodo y debes estar fantástica, como siempre, para dar placer. Así tendrás mejores propinas.-

Yo también estoy algo fatigada por el viaje, pero creí un deber ofrecerme a ti.-

-Cuando quiera tu cuerpo, simplemente lo tomaré ya que es de mi propiedad.-

Poco antes de las 18 le llegó un papel que decía:

Primer servicio, 19 horas, Hab 564, Es un periodista

Segundo servicio, 20 horas, Hab. 1217 solicitó dos horas, es secretario de un club de golf

No hay más servicios por el día de hoy.

-Mira Damián, tres horas ocupada esta noche, hasta las 22. No me extrañes.-

-Cuando finalices a las 22 podemos cenar en el restaurante. Te bañas, te pones elegante y perfumada y orgullosamente iré acompañada de la mejor sumisa del mundo.-

El primer cliente era un periodista de unos treinta años. Acostumbrado a seguir torneos en hoteles de lujo, también estaba acostumbrado a coger putas de lujo. Fue desnudando lentamente a Julieta que dejaba hacer con una sensualidad digna de una actriz.

El joven periodista encontraba a la joven mejor aun de lo que había apreciado en las fotos. Chupó sus tetas con ganas, acarició una y otra vez su concha depilada hasta que finalmente se puso el preservativo y dispuso a penetrarla. Julieta se tendió en la cama y separó las piernas mostrando la más deliciosa flor que una mujer puede ofrecer. El hombre no se pudo contener y se la clavó hasta el fondo.

No demoró mucho en correrse producto de su gran calentura al tener a su disposición una joven como Julieta. Era mucho más placentero de lo que había supuesto. El tiempo volaba y se acercaba la hora en que finalizase el turno. Le pidió a Julieta que le permitiera meterle un dedo en el culo.

-Mi culito es todo tuyo. Si se te para otra vez, puedes metérmela también en el culo.-

-El tiempo me pasó volando. Hoy solamente te meteré un dedo, pero prometo tomarte otro día para hacerte también el culito y la boca. Me gusta que me la chupen.-

-Será un placer ser requerida por un hombre tan guapo.-

Así casi finalizaba la conversación de Julieta con su primer cliente del hotel. Estaba satisfecha pero más lo estuvo cuando luego de vestirse para retirarse de la habitación, le puso entre la teta y el corpiño un billete de cien dólares.

Salió de la habitación y se dirigió a la 1217 dónde la aguardaba un hombre de unos 50 años, algo gordo. Julieta le preguntó si él la iba a desnudar o prefería que ella lo hiciera.

-Quítate la ropa tú misma, ofreciendo tu cuerpo con sensualidad. Así me gusta coger a mí.-

Julieta lentamente y con movimientos sensuales comenzó a quitarse la ropa. Finalmente le quedaban solamente las bragas. Comenzó a bajarlas pero luego las subió nuevamente y se dio vuelta mostrando el culo. Entonces sí comenzó a bajarlas hasta la altura de las rodillas y, muy lentamente comenzó a voltearse para mostrar su concha depilada.

El secretario creía que se iba a desmayar. No era la primera vez que se cogía a una puta en un hotel de los que organizan torneos, pero esta jovencita era, sin duda, acorde con la categoría del hotel. Se acercó y luego de quitarle totalmente las bragas comenzó a magrearle las tetas. Julieta observó el bulto y decidió bajarle el cierre para hacerle una mamada.

Era una pija muy gruesa aunque no muy larga. Luego de colocarle el preservativo, pasó la lengua por el glande que ya dejaba escapar las primeras gotas de semen que quedaban detrás de la goma y luego se la introdujo totalmente en la boca. No demoró mucho el señor secretario en descargar su leche que infló el preservativo. Julieta lo retiró con cuidado y tomando una toalla, limpió pija gorda que acababa de ponerse en la boca.

Nuevamente el secretario comenzó a acariciar el cuerpo de Julieta y a chuparle las tetas, pasando sus dientes por los pezones. Julieta no pudo evitar calentarse al sentir la lengua y los dientes sobre sus pechos y notó que se mojaba. Quizás, ante su sorpresa, el hombre ya estaba nuevamente en condiciones de cogerla.

La recostó sobre la cama. Se puso un nuevo preservativo y le separó las piernas. La gruesa pija no entraría con facilidad. Sin embargo la lubricación por la calentura hizo que su vagina fuera un conducto por el cual se deslizara sin dificultad.

La muchacha se sentía un poco agobiada por el peso del hombre pero disimuló esa incomodidad y se movía cual un felino en celo. El hombre jadeaba mientras la metía y la sacaba. Julieta levantó las piernas para que penetrara más en ella. Quería correrse.

Luego de unos minutos sintió cómo el hombre se estremecía mientras nuevas cantidades se semen llenaban la goma. Julieta no alcanzó a correrse, aunque simuló un orgasmo.

El hombre se volteó a un costado y comenzó a acariciar nuevamente el cuerpo de la joven, mientras pensaba para sí que hubiera estado bueno tomarse la pastilla azul, para asegurarse aprovechar ese cuerpo al máximo. Mientras pasaba sus manos por el culo de Julieta la besaba con dulzura. Poca después se levantó para quitarse el preservativo y lavarse.

Regresó a la cama y comenzó a chuparle los pezones nuevamente. Poco después notaba que la pija de su cliente se estaba endureciendo.

-¿Que quieres que te haga? ¿Usarás mi culito? Con esa pija tan gruesa que tienes me harás doler, pero quiero complacerte. Tus caricias son tan suaves

Julieta estaba asumiendo un papel realmente profesional y si alguien no supiera que sus servicios eran pagos, podría pensarse que estaba enamorada.

-¿Me dejarás que te ponga en el culo? Hace mucho tiempo que no logro ese objetivo y lo que menos imaginé que una jovencita como tú con ese hermoso cuerpo, con ese culito tan redondito, me dejara metérsela por atrás.-

-Si papi, rómpeme el culito con tu magnífica pija que me encantará.-

Solamente de escuchar a Julieta en esos términos, su miembro se endureció y parecía listo para empalarla. Sin embargo la hizo poner boca abajo y comenzó a acariciar los glúteos una y otra vez, adentrando algún dedo en el ano. Mientras tanto Julieta dejaba hacer. Si Damián le había encargado el trabajo de ser "cortesana" como a él le gustaba decir, cumpliría su rol.

El hotel pensaba en todo. Justamente en la mesita de noche había un pomo con gel lubricante tanto para vaginas (algunas putas difícilmente tuvieran la vagina húmeda) y para culitos como era éste el caso.

El secretario dejó caer unas gotas en la entrada y comenzó a masajearlo con los dedos, introduciendo apenas la punta. Poco después le pidió que se arrodillara en el suelo con el cuerpo sobre la cama y arrodillándose él también, apuntó la pija enfundada en un preservativo al ano.

Julieta estaba un poco tensa. Por supuesto ya la había recibido muchas veces por el culo pero no una pija tan gruesa. Esperaba que no la desgarrara. La delicadeza del secretario era tal que luego de lubricar la entrada comenzó a dilatar el agujero con dos dedos y cuando consideró que estaba suficientemente relajado y abierto comenzó a empujar su pija.

Julieta hacía esfuerzos para pensar en otra cosa como una manera de disminuir la sensación de dolor que seguramente sobrevendría. No había entrado la punta cuando la muchacha sintió el dolor de la dilatación forzada pero hizo el máximo esfuerzo por no quejarse. Cuando ya la tuvo toda adentro, sintió alivio. Había sido menos doloroso que lo que pensaba.

Por su parte el secretario no cabía en su alegría de sodomizar a una jovencita con ese cuerpo y con ¡ese culito! Le hubiese gustado que se tomara alguna foto para mostrar a sus amigos lo que había sido capaz de hacer. Pensaba que nadie podía pensar que la joven que la recibía por el culo, lo hacía por dinero y manera profesional.

Pero todo llega a fu fin. El secretario se corrió, Julieta sintió alivio cuando se la sacó del culo y el tiempo estaba llegando a su fin.

-Ha sido el mejor polvo que me he echado en muchos años. Te agradezco mucho que me hayas ofrecido el culo. Ninguna mujer me lo ofrece y cuando lo pido siempre se niegan por el grosor de la pija. Verdaderamente te mereces un premio. ¿No te ofendes si de doy trescientos dólares? ¿Te parece aceptable?-

-Sí señor me parece fantástico, pero lo que más me gusta es que usted haya quedado conforme con el servicio. Si me permite me visto para retirarme.-

-Sí por supuesto, vístete aunque desearía tenerte toda la noche desnuda, en mis brazos.-

-Es usted muy amable. Gracias y hasta cualquier momento.-

Julieta no podía creer lo que estaba ocurriendo. No solamente pagaban mucho dinero por una hora de su servicio sino que había sido compensada con importantes propinas. Corrió al encuentro de Damián.

-Mira, tengo que bañarme y enjabonarme bien, pero ven al baño que quiero contarte todo.-

-Por lo que veo, estás contenta.-

-No es para menos. Me han felicitado por el servicio brindado y me han dado cuatrocientos dólares de propina. ¿Te imaginas? Es mucho dinero.-

Me alegro que estés contenta.-

-Damián, debo reconocer que tienes visión para las cosas. Nunca se me hubiera ocurrido venir a este hotel para un torneo.-

-Me gusta que sea así, que te sientas protegida cuando yo elijo algo para ti aunque sea la tarea de cortesana.-

-Mira, he asumido que te pertenezco y por lo tanto todo lo que me sugieres está bien. Si quieres que sea una cortesana, pues seré una cortesana, porque mi dueño así lo quiere.-

-Veo que has asumido completamente que me perteneces. Si bien lo aceptabas, creo que ahora eres más enfática.-

-Sí lo soy. Ya me visto y vamos a cenar. Damián, nunca te lo he dicho, pero te quiero.-

¿Sería el síndrome de Estocolmo? ¡Quién sabe! La mente humana tiene muchas vueltas.