Deportista Dominada (13)

Patricia ahora se ve empujada a convertirse en puta, pero una propuesta a Damián la inquieta.

Deportista Dominada (13)

-No es ninguna locura. Él es mi señor y yo su sumisa y quizás tú también te conviertas en su propiedad. Estaríamos mucho más tiempo juntas.-

Unos días más tarde partían para el Hotel Nacional Golf & SPA

Luego de la recepción en el hotel, el encargado les indicó a ambas mujeres que luego vieran a Pilar. Poco después Julieta y Patricia entraban en la oficina de Pilar, la encargada de Servicios Especiales.

-¡Que gusto de tenerte nuevamente por aquí, Julieta!-

-Espero que pueda tener el éxito de la vez anterior. Lo que me preocupa es el tiempo que deberé estar en "funciones".-

-Es que este torneo participan hombres más jóvenes. Tú sabes…-

-Sí, lo entiendo, pero me van a dejar la vulva destrozada.-

-No seas exagerada. Seguro que tú puedes. A propósito, supongo que ésta es tu hermana Patricia.-

-Sí soy Patricia, Señora.-

-Damián me envió fotos tuyas. Parece que tienes un cuerpo hermoso. Por favor quítate la ropa.-

Patricia, muy a su pesar, comenzó a desnudarse. Cuando se quitó la última prenda, se paró frente a Pilar

-¿Tú también eres propiedad de Damián?-

-No… No… En realidad debía reemplazar unos días mi hermana y luego Damián me indicó que debía venir aquí.-

-Pero entiendo que todo el dinero que ganes, debo dárselo a él.-

-Sí, todo lo que corresponda por mi trabajo es de él y yo debo darle el 75% de las propinas.-

Pilar cambió de tema y prefirió no entrar en más detalles y le indicó las reglas del hotel y el comportamiento de las putas.

-Hemos inaugurado en la terraza un solarium para mujeres. Allí, de acceso solamente a mujeres, podrán tomar sol desnudas. Es para evitar las marcas de los bañadores. Fuera de los horarios de trabajo, pueden concurrir allí. Cuídense de no irritar mucho la piel, porque luego les molestará tener un hombre sobre ustedes. Voy a llamar al nuevo gerente que quería conocerte, Patricia.-

Unos minutos más tarde entraba en la oficina, Ramón, el gerente.

-Ramón, ésta es Patricia, la joven de la cual te mostré fotos días pasados. Creo que será un éxito.-

-Creo que sí. Por favor Patricia, luego que finalices con Pilar, pasa por mi oficina, Quiero hacerte algunas preguntas.-

Finalizada la entrevista de ambas con Pilar, Julieta se dirigió a su habitación y Patricia, luego de vestirse, a la oficina del gerente.

-Pasa, pasa Patricia. Soy nuevo como gerente de este hotel y quería conocerte. Por favor desnúdate que quiero mirarte mejor. En la oficina de Pilar no era el lugar adecuado.-

Mientras Patricia, nuevamente se quitaba la ropa, Ramón continuaba hablando.

-Me han dicho que Damián, Julieta y tú van a ocupar una misma habitación, pero lo harán también en una misma cama. Si quieren podemos poner una cama adicional.-

-Ha sido idea de Damián que fuera así. De esa manera nos tiene a las dos siempre a mano. Ya lo hacemos en su casa. Como debemos estar desnudas, él puede usarnos en cualquier momento.-

Ramón había gerenciado varios hoteles de cierto nivel en los que se contrataban putas, a veces de manera directa, otras a través de chulos, pero nunca había escuchado semejante cosa. Una vez que Patricia se quitó las bragas, última prenda en abandonar el cuerpo de la muchacha, Ramón se acercó y comenzó a palparle los senos.

-Muy buenas tetas Patricia. Creo que harás furor entre los hombres. Lástima que aquí no dejan pasearse a las mujeres sin corpiño. Si no, no te alcanzarían las 24 horas de trabajo. A ver, muéstrame el culo y el ano.-

Patricia se volteó presentando su trasero.

-Agáchate y sepárate los cachetes. Quiero verte bien.-

Patricia se había resignado a casi todo, pero tener que mostrarse de esa forma la avergonzaba y humillaba. Sin embargo entendía que no podía negarse. Ramón se acercó y su dedo índice tocó el cerrado agujero del culo.

-Hummm, me parece que tienes un culito no demasiado acostumbrado a ser penetrado. En las habitaciones encontrarás crema lubricante para facilitar la entrada. No quiero desgarros ni nada que afecte tu trabajo.-

Patricia permanecía en silencio mientras era investigada por el gerente. Sin embargo no pudo reprimir un gesto de sorpresa cuando Ramón le dijo que se acostara sobre el escritorio, porque quería probar su concha.

-He venido a aquí para trabajar por dinero, no para satisfacer al gerente.-

-Eso eventualmente lo debo arreglar con tu chulo, no contigo. Estás aquí para prestar tu cuerpo a quién lo solicite. Acuéstate sobre el escritorio y separa las piernas. No me hagas perder la paciencia.-

Patricia, algo asustada y muy molesta se acostó sobre el escritorio, con las piernas caídas y separadas. Su concha estaba lista para ser penetrada. Ramón se bajó los pantalones y se dispuso a cogerla. La penetró de un solo golpe, pero la delgada pija del hombre, apenas fue sentida por Patricia, que sonrió pensando que la de Damián era mucho mejor y llenaba su agujero, mucho más a su gusto. Ésta parecía la pija de un niñito.

Luego de correrse, Ramón dio por terminado el trámite.

-Puedes vestirte e irte. Te cogeré todas las veces que quiera. ¿Entendiste?-

-Sí señor.-

Patricia también se encaminó a su habitación. Allí estaban Damián y Julieta.

-¿Cómo te ha ido con el gerente?-

-Simplemente quería cogerme. Tiene una pijita bastante larga pero muy finita. Casi una risa. No se compara con tu aparato Damián.-

Julieta inmediatamente intervino.

-La pija de Damián no se compara con ninguna. Es la mejor.-

Damián cambió de conversación.

-Bueno, me ha dicho Pilar que por hoy no tiene pedido de putas, por lo cual podremos descansar y revolcarnos en la cama los tres. Mañana temprano las dos irán a tomar sol en bolas para tostarte bien parejas. Tú Patricia, tienes la piel muy blanca y debes cuidarte del sol. No olvides que debes estar en buenas condiciones.-

Cerca del mediodía siguiente llegó una nota a la habitación que ocupaba el trío. Indicaba las horas y las habitaciones a las que debían concurrir cada una de las hermanas. Ambas se sorprendieron que tuvieran todas las horas ocupadas desde las 3 de la tarde a medianoche.

-¡Que buena noticia! Ambas no tendrán tiempo de aburrirse. Recuerden que el 75% de las propinas es para mí y no traten de engañarme.-

Ambas asintieron con la cabeza. Damián llamó a Pilar.

-Hemos recibido el papel con las indicaciones para las chicas. ¡Tienen todas las horas ocupadas!-

-Nos han faltado dos de las putas que teníamos contratadas y cuando ven lo que puede ofrecer Patricia, la eligen de inmediato. Fue la primera que completó el horario. Damián, debo felicitarte por las putas que manejas.-

-Pilar, no son putas, son cortesanas y sabes que hacen este trabajo muy esporádicamente.-

-Es lo mismo, entonces te felicito por las cortesanas que manejas. Me dijeron algo así que ellas te pertenecen.-

-Es una larga historia, pero por ahora me pertenece solamente Julieta. Espero que de regreso también me pertenezca Patricia.-

-En cualquier caso te obedecen a ciegas. Te dejo porque me está llamando el gerente.-

A las 15 en punto Julieta ingresaba en la habitación 316 y Patricia en las 502 para cumplir sus respectivas tareas. Mientras tanto Damián se ubicó en uno de los cómodos sillones y leyó una revista. Poco antes de medianoche regresó a su habitación.

La primera en llegar fue Julieta.

-¿Cómo te ha ido en esta primera sesión?-

-Muy bien. Permíteme tomar una ducha para sacarme restos de semen. En mi cartera encontrarás todas las propinas. Fueron muy buenas pero no recuerdo el monto. Quédate con lo que corresponde.-

Mientras Julieta se duchaba, comentaba con Damián.

-Lo único terrible es tener tanto tiempo sin descanso. Se ocuparon todos los turnos y no pude descansar un minuto en las nueve horas. Apenas tenía tiempo para vestirme y correr a la otra habitación, para comenzar a desnudarme nuevamente.-

-Creo que has hecho buen dinero. De propinas solamente he contado mil dólares. Ya he retenido mi parte.-

-Mañana me esforzaré para lograr mejores propinas. Quiero que mi dueño se sienta orgulloso de mí.-

En ese momento entraba Patricia. Apenas traspuso la puerta comenzó a sollozar desconsoladamente-

-¿Qué te pasa Patricia? ¿Ocurrió algo malo?-

-Ocurrió que me cogieron de todas las formas posibles, en las posiciones más extrañas y sin ninguna contemplación. Me sentí más puta que nunca.-

-Ya te acostumbrarás. Mira a tu hermana, acaba de bañarse y ya está lista para que vayamos a cenar. Dúchate tú también e iremos a comer. Debes estar hambrienta. ¿Cuánto has sacado de propina?-

-No lo sé pero es mucho. Está en la cartera. Tómalo de allí. El que más me dio fue un cliente que estuvo dos turnos, dos horas. Tenía una pija enorme que le costó metérmela por el culo pero al final me penetró.-

-No llores más Patricia. Pronto te acostumbrarás a coger con distintos hombres.-

-Damián, me has emputecido. No te lo perdonaré nunca.-

-Creo que tienes mentalidad de puta. Así como tu hermana tiene mentalidad de sumisa, tú lo tienes de puta.-

-¡No! ¡No! No soy una puta.-

-No he dicho que eres una puta, todavía. Tienes mentalidad de puta. Ya verás. Toma una ducha y nos vamos a cenar y ambas me cuentan lo acontecido-

Ya más calma y luego de sentarse a la mesa, Patricia comenzó a relatar lo sucedido.

-Apenas entré en la habitación, el pasajero se me abalanzó y comenzó a tocarme las tetas y el culo. Parecía que tenía cien manos. Luego comenzó a desnudarme y cuando quedaba solamente con las bragas, el también se desnudó. Me bajó la última prenda y me tiró sobre la cama y me penetró de un golpe. ¡Un verdadero bruto! No fue capaz siquiera de hacerme una caricia para que me calentara.-

-Luego me hizo poner en cuatro y volvió a penetrarme en la vagina desde atrás y llenó el preservativo de leche. Luego hizo que se la chupara. Era un tren bala, todo rápido, todo muy impersonal. En ese momento pensé en escaparme y desaparecer del hotel. Fue un polvo inaguantable.-

-Hermanita, deberás acostumbrarte a todo. También los hay más delicados. ¿Cómo te fue con el segundo?-

-El segundo había tomado dos horas. No tenía apuro y ensayó diferentes posiciones, pero no se privó de penetrarme por los tres agujeros varias veces. Tenía una pija enorme que cuando me la quiso meter por el culo, pensé que me iba a desgarrar. Debo confesar que fue el polvo que más me gustó y me corrí dos veces.-

-El tercero y el cuarto parecían que estaban haciendo un trámite. Nada especial y bastante aburrido.-

-El quinto era un muchachito, parece que el hijo de un periodista que está aquí. Estoy casi segura que el muchacho estaba debutando. Le tuve que enseñar todo. Con decirles que hasta acercó la cara a la concha para observarla con detalle. Creo que era la primera vez que tenía una a disposición para investigarla.-

-El sexto me dijo que la vez anterior que estuvo se había cogido a una tal Julieta, muy parecida a mí, que le había gustado como cogía. Seguramente esa eras tú pero antes de despedirse me dijo que yo la había superado.-

-Luego los dos últimos. Es posible que yo ya estuviera muy cansada pero fueron dos horas terribles. Creo que no quedó parte de mi cuerpo sin ser tocado y a veces pellizcado, ambos lo mismo. Cuando me quejé, el último de ellos me dijo: -Puta, estás para hacer lo que yo quiera. No te hagas la inocente ahora y respeta a tu cliente que te da de comer.- No sabes lo mal que me sentí, por eso cuando llegué a la habitación no pude contener mi llanto.-

-Patricia, por lo que veo has tenido una variedad de clientes interesantes. No me digas que no has aprendido nada. Nuevas posiciones, nuevas caras, nuevas pijas.-

-Damián, no digas eso. Tú me has hecho llegar a ese punto.-

-¡Claro! ¿Y de qué te quejas? ¡Mira la experiencia de conocer diferentes pijas!-

-No quiero hablar más, me produce tristeza estar en esta situación. En todo caso que Julieta cuente sus experiencias.-

-Mis clientes han sido todos de lo más normal que se puede esperar. Buscaban una puta a quién cogerse, que no se quejara de nada, que pusiera sus intimidades a disposición, que la chupara bien y que se dejara coger por el culo. Todo lo que buscaban lo encontraron e hice los mayores esfuerzos para complacerlos. Creo que quedaron conformes.-

-Sí debo reconocer que quedé agotada. Nueve horas corridas, sin descanso, haciendo de puta no es tarea fácil, pero creo que salí bien.

-Pero ¿hay alguna historia en particular?-

-Lo único destacable fue un joven de unos 28 años que se especializó en mis tetas. Me las chupó tanto que empezaban a quedar rojas. Me mordisqueó los pezones una y otra vez. Hasta te diría que quería más las tetas que la concha, aunque, por supuesto, me la metió al fondo.-

-¿Alguno de los clientes les comentó que volverían a tomar sus servicios?-

Fue Julieta la que respondió: -Uno me dijo que quería volver a coger conmigo, por lo que creo que me tomará alguna otra vez.-

-¿Y tú Patricia, volverá alguno de ellos?-

-No lo sé, quizás el jovencito vuelva o busque otra chica para conocer otros cuerpos.-

-Bueno, ahora a descansar. Patricia, quiero que mañana te portes como una verdadera puta y no regreses llorando. Aprende de tu hermana que ha asumido su papel muy bien.-

El día siguiente fue similar al anterior pero Patricia, ya más preparada para lo que le esperaba, pudo superar la situación y soportó los comentarios y manoseos de los circunstanciales clientes.

Así pasaron dos días más, cuando Damián, que estaba descansando en un sillón de la recepción mientras "las chicas" estaban trabajando, se le acercó un señor a preguntarle:

-¿Usted es Damián? ¿La persona que maneja a Julieta y Patricia?-

-Bueno, ambas han venido aquí conmigo y yo las cuido.-

-He tomado el servicio de ambas días pasados. Supongo que usted es el dueño de ambas.-

-No exactamente el dueño, pero administro su tiempo y sus contratos.-

-Bien, es la persona que busco. Realmente son dos muy buenos ejemplares. Tengo tres clubes nocturnos con "table dance", bailes en el caño y también servicio de prostitutas. Quiero contratarlas por seis meses a tiempo completo para mis negocios.-

-En realidad tengo otros planes para ellas. No he pensado en alquilarlas.-

-Vea que puedo pagar una muy buena suma de dinero.-

-Como le decía, tengo otros planes para ellas.-

-¿Quiere venderlas? Yo puedo ser el comprador de ambas. Todo es cuestión de discutir el precio.-

-No tengo pensado ni alquilarlas ni venderlas por ahora.-

-Téngalo en cuenta. Yo estoy en la habitación 507. Cuando quiera podemos conversar de las condiciones.-

-Lo pensaré. Tenemos todavía varios días aquí.-

-Piénselo, puede ser un muy buen negocio para usted. Son dos putas que me gustaría tener en mis locales.-

Así se despidieron. Damián sonrió internamente. ¡Quién hubiera pensado! Cuando sacó aquellas fotos en el consultorio del club, lo hizo casi por diversión y ahora podía convertirse en un negocio rentable disponer de ambas hermanas.

¿Disponer de ambas hermanas? Eso era presumir demasiado. Tenía asegurada la posesión de Julieta pero Patricia era un poco más rebelde y no estaba seguro de doblegar su voluntad. Por ahora solamente lograba conseguir dinero de su trabajo. Había que esperar.

Luego de la jornada laboral, ambas mujeres se reunieron con Damián y fueron a cenar. Durante la comida les comentó:

-Hoy estuvo el pasajero de la habitación 507 hablando conmigo.-

Ambas mujeres replicaron al unísono. -La tiene gruesa.-

-Es el que pidió dos horas y me la metió varias veces y en las posiciones más extrañas.- dijo Patricia

-Sí, a mí también me usó en varias posiciones y también por dos horas.- comentó Julieta.

-El caso es que hoy me habló porque quiere alquilarlas por varios meses o comprarlas a ambas.-

Las dos mujeres palidecieron. Temían que ya Damián hubiera arreglado su venta.

-Tiene algunos cabarets con baile del caño y servicio de putas y considera que ustedes podrían atraerles muchos clientes. No me he comprometido a nada. Creo que no es mi intención alquilarlas o venderlas.-

Patricia fue la primera en responder.

-Eso sí que no aceptaré. Antes de ir por allí a ponerme en bolas sobre un escenario, puedes despachar mis fotos a quién quieras, no me importa. Yo no te pertenezco ni nada por el estilo.-

Por su parte, Julieta, más sumisa respondió:

-No me gustaría esa tarea Damián. Te ruego que no me vendas. ¿No te he complacido en todo lo que mes pedido?-

-Sí y por eso le he dicho que, por lo menos por ahora, no me interesa el negocio.

La cena continuó en completo silencio. Ambas mujeres estaban temerosas de lo que pudiera ocurrir.

Continuará