Deportista Dominada (11)

Patricia reemplaza Julieta. Sin embargo el entrenamiento en el Instituto es muy severo y sobrepasa la resistencia de Julieta.

Deportista Dominada (11)

-Creo que estamos todos de acuerdo que Patricia reemplace a Julieta mientras ésta tome las clases de sumisión. Tú Patricia vendrás mañana a vivir conmigo y mañana mismo acompañaremos a Julieta a la escuela.-

Al día siguiente Patricia mudó algunas pertenencias a la casa de Damián, mientras Julieta se disponía a ingresar en el internado de sumisión.

Poco antes del mediodía partieron para el lugar. Era una gran casona en las afueras de la ciudad y alejado de los caminos principales. No se observaba movimiento alguno en los alrededores. Golpearon la puerta y se presentó un hombre de fuerte contextura, de cuyo cinturón colgaba unas disciplinas.

-Soy Damián y he hablado con el director anunciándole que traía una esclava para que la eduquen en el arte de sumisión.-

-Yo soy el director y creo que podremos enseñarle muy rápido. Saben que las visitas son los días domingos de 14 a 15 y no podrá haber contacto físico entre la esclava y la visita. Sin embargo no son necesarias las visitas si el amo no quiere venir.-

Muy parcas fueron las palabras del director. Despidió a Damián y Patricia que retornaron a la casa.

El entrenamiento de Julieta no se hizo esperar. Dos hombres la tomaron de sus brazos y la condujeron a una sala en la cual ataron sus manos por encima de la cabeza. Apenas apoyaba los pies en el suelo. De inmediato desgarraron sus ropas dejándola desnuda.

Poco más tarde apareció el director que observó el cuerpo con detenimiento, Palpando las tetas y el culo. Luego se dirigió a un armario y tomó un látigo de cola corta, que hizo restallar en el aire. Se acercó a Julieta y descargó un fuerte azote en el culo de la joven. Le siguieron otros más, cada uno acompañado de un quejido de Julieta. Luego del doceavo, el director dejó el látigo y se colocó delante de la joven a fin de penetrarla en por la concha, cosa que hizo sin demora, aunque no eyaculó en la vagina.

Se ubicó detrás e ella y separando los cachetes ardientes por los azotes, la penetró por el culo, lugar en que dejó correr el semen. Luego llamó a dos de sus ayudantes.

-Pueden cogerla cuanto quieran, luego la bañan y la encierran en una jaula. Mañana debe comenzar con la lectura de los libros habituales y por la tarde se le tomará examen de lo leído por la mañana. Si no lo aprendió adecuadamente, ya saben lo que deben hacer. Yo me encargaré de ella recién maña a la noche.-

Los dos hombres la penetraron tanto por la vagina como por el ano y luego de bañarla, encerraron en una pequeña jaula.

El entrenamiento consistiría fundamentalmente en quebrar la voluntad de la mujer, sabiendo que podrían hacer con ella cualquier cosa. Cuanto más degradante fuera el tratamiento, más efectivo sería.

Mientras tanto Damián y Patricia regresaron a la casa. Apenas cerraron la puerta, le ordenó que se quitara la ropa.

-¿Me vas a tener en bolas siempre?-

-No siempre pero casi siempre. Si reemplazas a tu hermana debes comportarte como ella lo hace. Quiero cogerte pero primero te ataré las manos en la espalda.-

-¿Crees que voy a escaparme?-

-No, simplemente para que sientas que eres un objeto a mi servicio.-

-Oye, que no soy Julieta para que me trates así. He consentido reemplazarla pero para complacerte, no para que me ates.-

-Mi querida Patricia. Habrás visto en el garaje algunos ganchos y cadenas. Allí a veces castigo a tu hermana. No me obligues a castigarte a ti también por desobedecerme. Ahora cogerás con las manos atadas. ¿Te queda bien claro?-

Luego de desnudarse puso sus manos en la espalda para ser atadas.

-¡No tan fuerte que me duele!-

-Deben quedar seguras que no se desaten. Así estarás más sumisa.-

Patricia, resignada se encaminó al dormitorio y se recostó en la cama, boca arriba y separando la piernas. Damián comenzó magreando las tetas de la joven para luego pasar sus dedos una y otra ves por los labios vaginales. La muchacha se estaba excitando.

Cuando Damián Se quitó la ropa y se acercó nuevamente a la cama, Patricia separó más aun las piernas ofreciendo su rosado sexo. Una flor que parecía rociada de miel estaba a disposición del joven que prontamente tomó, introduciendo su pija en el ardiente conducto.

Patricia olvidó dónde estaba y quién la estaba cogiendo. Hacía bastante tiempo que no tenía sexo de esa manera y aunque sus manos permanecían atadas, lo único que ocupaba su mente era gozar y disfrutar de esa pija que tan bien llenaba su concha.

Con la excitación había olvidado de pedirle a Damián que se colocara un preservativo y éste, acostumbrado a coger a la hermana sin protección especial por el DIU, también lo olvidó. Patricia nunca antes había recibido la leche en su vagina, siempre lo había hecho con forro. Se inquietó algo cuando recordó la falta de protección, pero el gozo que le produjo recibir la leche, le hizo olvidar lo demás.

-¿Me vas a desatar o me vas a dejar así?-

-Voy a dejarte atada, estás más linda. Primero la chupas hasta endurecerla y luego te penetro por atrás.-

-¿Por el culo? No Damián, por el culo no. Ya te dije que una vez me metí el mango de un cepillo y me dolió mucho. No me la metas por el culo.-

-No te dolerá. Tengo crema lubricante y va a entrar sin dificultad. Además me excita mucho tenerte con las manos atadas y metértela por el culo. Es casi como una violación. Pero ahora mámala para ponerla en condiciones.-

Luego de varias lamidas y pasadas de lengua por el glande, ya estaba en condiciones. Patricia se volteó y expuso su trasero para ser penetrado.

-Allí lo tienes, para violarlo, si así prefieres. Lo tengo bastante relajado. No me lastimes.-

Damián la penetró lentamente. Por los gestos de la cara de la muchacha, le resultaba algo doloroso, pero no emitió ni un quejido. Luego de muchos bombazos y mientras le acariciaba el clítoris, ambos se corrieron. Patricia se estremeció con un ligero gemido. Estaba como transportada a otro mundo.

Lentamente Patricia, casi sin darse cuenta, estaba aceptando que Damián hiciera con su cuerpo, casi cualquier cosa.

De manera similar llegó el domingo, día de visita al instituto en cual estaba internada Julieta. Damián se dirigió al lugar sin la compañía de Patricia. Luego de identificarse, pasó al lugar en el cual estaban las internas.

Era un salón bastante amplio en el cual había seis jaulas verticales de no más de cuarenta por cuarenta centímetros en su base y alrededor de dos metros de alto. Cada jaula estaba envuelta en un alambre tejido que no permitía pasar siquiera un dedo. En cada una de las jaulas estaban las internas, desnudas y esposadas con los brazos en la espalda. Por las estrechas medidas de las jaulas, el movimiento dentro de las mismas era casi nulo.

Damián se dirigió a la que estaba ocupada por Julieta. A través del tejido pudo observar marcas del látigo en distintas partes del cuerpo.

-¿Cómo estás Julieta?-

  • Damián, sácame de aquí. Esto escucho más duro de lo que suponía.-

-¿Por qué? ¿Qué te han hecho?-

  • Me han azotado en todo el cuerpo, en especial en la concha y luego me cogieron como cinco hombres. ¡No sabes lo que he sufrido! ¡No puedo más!-

-Pero tú quisiste venir. Yo estuve de acuerdo pero la idea fue tuya.-

-Sí, lo sé pero no puedo más. Hoy nos encerraron en estas jaulas por la mañana temprano y nos han tenido aquí hasta ahora. Te pido que me saques de aquí.-

-Debo hablar con el director, que es el único habilitado para dejarte salir.-

Dirigiéndose a uno de los guardias preguntó por el director.

-Hoy es domingo y el director no viene. Si quiere hablar con él, deberá ser mañana.-

-Es que quiero llevarme a Julieta. No quiero que siga aquí.-

-Imposible que sea hoy, solamente con orden del director podemos dejarla retirarse de aquí.-

-¿Pero no hay forma de dejarla salir? Me dice que son muy duros con ella y que no lo puede soportar.-

_No hay, manera y luego que se retiren las visitas hay una sesión de castigos importantes que no podemos dejar de hacerlo.-

-¿Qué le van a hacer?-

-Primero todas reciben cincuenta azotes en la espalda y otros cincuenta en las tetas y el vientre y luego son penetradas por todos nosotros para luego ser encadenadas en sus respectivas celdas.-

-¿Ella deberá estar sometida a ese castigo?-

-No hay forma de evitarlo.-

Damián volvió junto a Julieta y le comunicó que hasta el día siguiente no se podría hacer nada. Julieta, angustiada por tener que pasar otro día allí comenzó a llorar en silencio y desconsoladamente.

-Mañana temprano te pasaré a buscar para llevarte a casa.-

-Y tú ¿cómo estás? ¿Patricia te atiende bien?-

-Razonablemente bien. Tiene que mejorar la mamada. Tú la haces mejor, pero es buena para cogerla por la concha.-

-Por lo menos no me habrás extrañado mucho. Patricia tiene un Liendo cuerpo.-

-Efectivamente, me calienta bastante. Descubrí que los pezones se le ponen turgentes con facilidad.-

-¿Se las metido por el culo? ¿Qué dijo?-

-No dijo nada, simplemente no quería pero aceptó. Creo que le dolió un poco pero no se quejó.-

-¿Piensas también prostituirla o alquilarla o algo así?-

-No, no está preparada para eso. De todas maneras espero que mañana vuelvas a casa y ella retorne a la suya.-

Así finalizaba la visita. Damián regresó y luego de comentarle a Patricia la novedad del regreso de su hermana a casa, le indicó que a partir de ese momento y hasta el regreso de Patricia, tendrían una alta actividad sexual.

Patricia, ya desnuda, se puso a disposición de Damián. Sería el último día que debería aceptar las excentricidades de ese joven.

El lunes siguiente, y luego de los trámites de rigor, Julieta abandonaba el lugar.

-No sabes lo que he pasado y encima anoche todas fuimos castigadas sin piedad. Lo podrás comprobar por las múltiples marcas en mi cuerpo y luego nos cogieron sin consideración, tanto por la concha como por el culo, e incluso nos metieron unos consoladores enormes por el ano que creía que me iban a desgarrar.-

-Fue más duro de lo que suponías cuando elegiste venir aquí.-

-Mucho más duro. Nunca pensé que sería tan terrible. Damián yo te pido perdón, pero no lo podía soportar. Estoy segura que cuando me castigues tú, aunque lo hagas de la manera más cruel, será más llevadero que estos pocos días allí.-

-Ya veremos cómo y cuándo te castigue. Apenas lleguemos a casa quiero cogerte. Si bien tu hermana lo hace bien, quiero tu concha para clavártela hasta el fondo.-

-Damián sabes que puedes hacerme lo que quieras. Las marcas de los azotes ya pasarán. Tómame como quieras.-

Al llegar a la casa Julieta vio a su hermana. Estaba desnuda. Abrazó a su hermana y la ayudó a quitarse la ropa.

-Quiero coger a Julieta, pero Patricia debe estar presente por si me ocurre un juego de tres.-

Se dirigieron al dormitorio y mientras Patricia permanecía en un costado del dormitorio, Julieta estaba a los pies de la cama esperando órdenes.

-Primero una mamada como saber hacerlo y luego te penetraré Esos anillos en los labios me excitan y me invitan.-

Julieta se arrodilló y se puso el pene en la boca, haciendo movimientos masturbatorios con sus manos y con la boca para lograr una buena erección. Damián acariciaba los pezones y los cordones en los pechos de Julieta, producto de los castigos del día anterior. Patricia no pudo resistir la tentación de llevar una de sus manos al clítoris y comenzar a masajearlo.

Cuando la tuvo bien dura recostó a Julieta en la cama y se ubicó sobre ella para penetrarla.

Julieta tenía en ese momento sensaciones encontradas. Por un lado agradecía ser cogida por Damián en logar de los guardias y director del Instituto del que acaba de salir, pero por otro el dolor que sentía en todo su cuerpo por el castigo recibido le quitaban la excitación.

Damián comenzó a penetrarla pero el dolor en su maltrecha concha no solamente no le permitió gozar sino que imploró que se la sacara. No podía resistir el dolor. Así lo hizo Damián pero estando al palo y con Patricia caliente, quedaba una sola acción por cumplir.

Patricia reemplazó a su hermana en la cama y Damián la penetró casi de inmediato. Ahora era Julieta la que miraba la escena de sexo que ella no había podido gozar. Poco después la pareja se corría casi simultáneamente.

Fue patricia la que primero habló:

-Perdóname Damián, sé que debo aceptar el dolor si eso te complace pero luego de los castigos recibidos anoche en mi concha me era imposible coger.-

-Acepto las disculpas. Mirándote la concha veo que la tienes hinchada y roja y hasta diría lastimada.-

-En cuanto a ti Patricia, mira que eres puta. Te estabas pajeando como una cortesana en celo mientras me cogía a tu hermana y cuando te la puse estabas más mojada que la costa de un río.-

-No puede evitar en calentarme. Me hubiera gustado estar antes, en la cama en lugar de Julieta. Por suerte luego me la metiste.-

Fue la misma Julieta la que respondió:

-Te hubiera cedido el lugar antes de acostarme. Mi espalda escuece horrores por los latigazos recibidos y la concha ni hablar.-

-Me lo hubiese dicho. Quizás podía cogerte parado o que cabalgaras sobre mi pija.-

-Sabes que nunca te sugeriría cómo debes cogerme. Debo aceptar tus gustos.-

-Mi gusto ahora es que mientras Patricia me la hace poner dura nuevamente con su boca, tú Julieta pones tus tetas en mi boca para que te las chupe. Estoy seguro que pronto estará nuevamente en condiciones para entrar uno de esos culitos.-

Ambas mujeres pusieron manos a la obra. Mientras Patricia la mamaba con fruición, Julieta se dejaba chupar y mordisquear los pezones. Una vez que la verga de Damián estuvo lista Patricia se puso en posición para recibirla por el culo y abría sus cachetes con las manos para dejar el ano a disposición de Damián, Julieta se encargaba de apoyar sus tetas en la espalda de Damián.

Fue un trío que funcionó magníficamente. Patricia y Damián se corrieron nuevamente mientras que Julieta alcanzaba un orgasmo con los dedos de su mano derecha.

Termina la sesión de sexo, fueron a preparar el almuerzo.

Patricia comentó que luego del almuerzo se iría a su casa nuevamente.

-Duró poco tiempo el reemplazo de Julieta. Por lo menos hasta ahora había sido placentero el reemplazo. Nunca había tenido tantas corridas juntas. Damián, me gustó tu pija.-

-Patricia, me gustó tu concha. Fue un placer cogerte.-

Allí intervino Julieta.

-Patricia, por qué no te quedas por lo menos unos días mientras mi concha se recompone. Creo que no podré coger por dos o tres día. De esta manera Damián cuenta con los servicios de una mujer.

Casi a coro Patricia y Damián respondieron que no era una mala idea.

-Eso sí, quiero que las dos permanezcan desnudas. Quiero tomarle varias fotos a Patricia. Pueden ser de utilidad en el futuro.-

Patricia no entendió muy bien eso de "ser de utilidad en el futuro". Julieta lo sospechó, pero evitó preguntar. Se insinuaban nuevas aventuras

Continuará