Deporte en el parque II

Después de hacer deporte un masaje y algo más en la intimidad

Giros pequeños pero intensos, cada vez más lentos, hasta pararme y luego opté por suavemente empujar sus senos hacia arriba. Sus pechos no eran enormes pero sí tenían un tamaño genial, una forma preciosa. Gozaba haciéndola gozar, ahora su espalda estaba apoyada del todo sobre mi pecho, echaba la cabeza hacia atrás, cosa que aprovechaba para besar de nuevo su cuello.

Hice ademán de mover mi mano izquierda y Ana la dejó libre, quería masajear su vulva, quería realmente que se relajara y sobretodo quería saber cómo reaccionaría. Una mano masajeaba todavía un seno y la otra mano delicadamente saludaría su valle púbico.

-/ Espera!.

Ana se quería poner de pie…no dijo nada, se giró, me miró, acercó sus manos a las mías, como quien quiere que la ayuden, vino lo sorprendente. Se acercó un poco más, mucho más, puso una pierna a cada lado de mí, su vulva tocaba mi cara, noté un calor intenso, puso las manos sobre mi cabeza y fue bajando mientras se ayudaba de mí para mantener el equilibrio. Bajó despacio, frotando su cuerpo contra mi cara, lentamente. No olí ningún perfume, sólo una crema, no sé cuál. Tocó fondo, tenía su peso sobre mis muslos. Tenía un peso perfecto para excitarme aún más y con mayor intensidad. Nos acoplamos para estar cómodos. Ahora tendría su vulva apoyada directamente sobre mi falo que estaba ya duro, bastante duro. Movió su cadera más, creo que hacia delante y hacia atrás, su rostro parecía reflejar que quería saber cómo estaba yo. Finalmente sus piernas rodearon mi tronco y apretó. Nos quedamos mirándonos.

-/ Mejor así no?. Cara a cara. Se rió.

Frotó su nariz con la mía, abrió sus labios jugueteó con los míos, me mordisqueó un labio.

Mi falo estaba durísimo, ya dando pequeños espasmos y ella movía ligeramente la cadera. Notarla ahí, su peso, su ser y sentirla tan cerca de mí era maravilloso.

Frotó sus labios con los míos, un pico, luego otro. Mordisqueó mi labio inferior. Luego un beso profundo, largo donde tocaba explorar la boca y sus cavidades. Dejar que las lenguas juguetearan suave e intensamente. Como los dedos que se acarician con suavidad y hermosura para descubrir cada rincón. Nos dejamos llevar. Regodeándonos en un simple y hermoso deseo carnal. Mis manos curiosas se aventuraron a descubrir si la hubiera una parte de arriba de una camiseta por debajo de la cual se pudiera explorar. La había. Ana ensimismada en besos, en batallas de lenguas enredadas medio murmuró algo o se rió. Mis dedos descubrieron lo que buscaban y fueron despacio pero sin pausa a explorar la piel de sus bellos senos. Ana se dejó hacer, ahuecó. Sus pechos eran perfectos, rotundos y hermosos. Sus pezones estaban duros. Acaricié sus hermosuras femeninas. Ana dejó de besarme, separó su tronco, su torso. No sé cómo lo hizo, pero consiguió hacerse más pesada, presionó su vulva contra mi falo y echó su tronco hacia atrás agarrándome del cuello para mantener el equilibrio.

-/ Me gusta cómo me tocas.

-/ Me gustaría comerte toda entera y aprenderme tu cuerpo de memoria.

-/ Ya.

-/ Cómo que ya. Veamos. Me comería tus nalgas ahora mismo. Besas como Dios. Tus pechos son preciosos. Quiero darte otro masaje distinto….

-/ Otro masaje….?. ¿Dónde?

-/ Lo descubrirás cuando me ponga a ello.

-/ Creo que un poco de intimidad no vendría mal, no?. ¿Una furgoneta es buen sitio?

-/ Una furgoneta es excelente…¿Es grande?

-/ No es bonita, no está ordenada, pero grande sí que es. El cabrón de mi jefe no quería llevársela al taller ayer así que me dijo que me ocupase.

Antes de empezar a levantarse, Ana me miró a los ojos con una sonrisa pícara, frotó su nariz con la mía, me dio dos besos fugaces y luego empezó a devorarme los labios y a explorar mi boca. Al tiempo que me devoraba la boca, noté cómo su vulva presionaba con más fuerza contra mi falo. Mi miembro estaba deseando estar libre y ella debía notarlo.

-/ ¿Está pagada mi deuda por el masaje?

-/ Más que con creces.

-/ Es que el masaje fue de calidad.

-/ Nunca me han pagado tan bien.

-/ Y el masaje que vendrá ahora….¿Es caro?.

-/ Yo no me preocuparía de eso. Creo que el precio se podrá negociar.

-/ Ah sí?.

-/ Sin duda alguna.

Llegamos a la furgoneta que es grande, Ana abre una puerta. El interior tiene algún cable por un lado, una caja por otro y un montón de espacio en el suelo que es plano, mejor aún al tocarlo con la mano es razonablemente suave. Entramos los dos, Ana cierra la puerta. Otra gran ventaja es que creo que cuando uno se sienta en la parte de atrás los paseantes no nos ven.

-/ Es perfecto.

-/ No te pases!.

-/ Estoy con una preciosidad en un sitio cerrado, tengo la privacidad que necesito qué más puedo pedir…

-/ Por dónde íbamos?

Me acerco a Ana, la beso, le hago saber que se gire para tenerla de espaldas a mí, mantengo una mano en su estómago con suavidad para mantenerla junto a mí, voy besando su cuello, con mi lengua hago dibujos abstractos en su hombro. Ana ladea completamente el cuello y tiene los brazos relajados a ambos lados de su cuerpo. Mordisqueo su oreja que hace que salte y se parta de risa.

-/ No me gusta que me toquen las orejas.

-/ Lo siento.

-/ No pasa nada.

Me doy cuenta de que tendré que cambiar de zona ya.

Llevo mis manos a sus senos y los aprieto y subo, Ana suspira. Ahora está mejor encaminada. Una mano va a su pubis, lo toca con suavidad, está caliente pero no parece que esté húmedo. Masajeo su vulva con suavidad mientras la cabeza de Ana descansa sobre mi hombro. Llevo mis dos manos a su cadera y empujo hacia abajo. Rápidamente pongo mi cara a la altura de sus nalgas. Las beso, las lamo y trazo círculos con la lengua. Ana no llevaba bragas, mejor, tengo acceso directo a sus dos tesoros, sus nalgas y su vulva. Ana no dice nada, y apoya sus manos sobre mis hombros no le veo la cara. Se está dejando hacer. Hora de tumbarse en el suelo donde podré comenzar mi masaje.

Le quito las zapatillas a Ana y sus pantalones. Espinillas y muslos firmes, vello en los muslos que es hermoso. Su pubis tiene abundante vello. Voy besando la cara interior de su muslo, el derecho por escoger uno. Abro los labios y voy masajeando con la lengua y con los labios. Ana no dice nada, parece sólo respirar con suavidad. En sus piernas noto, expectativa, no hay ni nerviosismo, ni excitación. Sigo mi recorrido, subo por su muslo, sigo besando en mi deambular. Mi cara está de frente a su vulva, hermosos labios. Está caliente, soplo los labios, voy besando, los labios, el clítoris, el vello púbico. Mi lengua recorre la vulva de abajo a arriba. Empezamos a divertirnos…. Ana ha cerrado los muslos con mi cabeza y mis labios besando su vulva y creo que arqueando su cuerpo. No voy mal encaminado. Me coge de la cabeza, se incorpora abriendo las piernas, veo pasión en sus ojos, quiere un beso con la boca abierta y un juego de lenguas. Me rodea el tronco con las piernas y me tira hacia ella. Me va quitando la camiseta. Me besa el cuello. Luego me empuja suavemente hacia atrás, se incorpora de nuevo. Quiere ver mi falo. Primero una mano va a palparlo, al notar que está duro y bien erecto, lo agarra con la mano y lo masajea…( por qué ha tenido que hacer eso?... Estoy más que listo para entrar.. o mi verga está más que lista para taladrar…).

-/ Levántate.. Quiero verte desnudo.

Dicho y hecho. Me levanté, me quité el pantalón corto y los gayumbos y mi tema cual palo de vela saltaba a la vista.

Ana se quedó mirándome no sabiendo qué hacer.

-/ No me siento cómoda haciéndote sexo oral….

Sonreí.

No dije nada, me arrodillé al lado de ella, le besé en los labios. Nos acoplamos. Estábamos desnudos, uno frente al otro, mirándonos a la cara. Yo estaba sexualmente muy excitado y no tengo ni idea de cómo estaba ella. Me acerqué a ella. Estaba abierta de piernas y mi falo erecto estaba apoyado en su vulva.

Eyaculé líquido preseminal, se me ocurrió tamborilear su vulva con mi falo, acariciar sus labios externos con mi miembro. Ana no parecía estar lista.

-/ Estás bien?

-/ Sebi, me excitas, me gustas, pero no estoy lista….

-/ Déjame seguir dándote algo que me apetece hacerte….Quiero saborear tu vulva.

-/ No sé cómo voy a reaccionar…

-/ ¿Puedo serte franco?

-/ Si!. ( Ese sí, salió con rotundidad).

-/ Quiero comerte el coño Ana.

Ana se rió largo y tendido.

-/ Nunca me lo habían dicho así. Ningún tío me lo ha dicho así antes.

-/ Bueno cada tío es distinto. Yo estoy cómodo contigo y me encantaría hacerte gemir o intentarlo al menos.

De repente Ana se acercó, me besó, un beso largo, enrevesó su lengua con la mía, algo que parecío un buen rato. Se acercó mucho de forma que notaba sus senos contra mi pecho y su vulva presionando contra mi falo. Su vello púbico rozando mi piel. Bajó su mano, para sujetarme el falo, empezó a masajearlo. Mi verga estaba rechonchona pero no dura. Se iba endureciendo. Dejó de besarme, se quedó mirándome mientras me hacía una felación. Agarraba mi falo con fuerza y la felación hacía que mi miembro estuviera más y más duro. Su reacción me pilló totalmente fuera de juego. El que estaba extasiado era yo ahora. Y más sorprendido que estaría. Se estaba acoplando, primero masajeaba sus labios internos con mi falo, juraría que empezaban a estar más húmedos. No sé cómo lo hizo pero estaba entrando en ella. Paró un instante, cerró los ojos, respiraba entrecortadamente, jadeaba… y yo!. No sé cómo lo hice pero la levanté en el aire. El interior de la furgoneta tenía algo que se parecía un asiento en el que me apoyé mientras ella seguía acoplada. Súbitamente sus piernas se agarraron firmemente a mis caderas y con mis manos empujé su cadera hacia mí, con bastante fuerza entré en su ser aún más. Sabía que tenía que aguantar antes de llegar al orgasmo, así que daba sacudidas fuertes, espaciadas; entraba y salía de ella con lentitud y luego dos o tres con fuerza.

-/ Dios!. Sigue así, así…

Sintonizamos, nos conectamos, conseguíamos mantener una unidad energética. Sus pechos estaban firmes, sus pezones duros. Ella generaba una estocada con un golpe de cadera y sus piernas. Fue en una de esas estocadas suyas, que llegó con inusitada fuerza que ya no pude resistir más, alcancé el sumun y noté que eyaculaba. Ana se abrazó con mucha intensidad a mi torso y sus piernas me apretaban con mucho ímpetu. Yo correspondí en intensidad a ese abrazo. Sentirme dentro de ella, notar su respiración, sentir su pecho subir y bajar, notar sus pechos tan apretados junto a mí. Quería quedarme así para toda la eternidad. Abrí los ojos y ví que me estaba mirando, sonriendo. Nos dimos un pico. Mordisqueé su labio. Le besé con profundidad.

Nos habíamos estado comiendo a besos durante un rato que parecía largo, no terminábamos de estar saciados nunca.

Ana me dijo antes de continuar este hermosura de degustación labial amorosa me dijo:

-/ Quiero repetir plato. Te dejo que descanses un ratín no más, pero sólo un poco. Yo quiero repetir plato. Más de lo mismo.

-/ La señora quiere el mismo entrante, el mismo masaje?.

(Espero que los lectores disfruten)