Deporte en el parque
Correr en un parque con una desconocida que conocí... aquí.
Nos habíamos puesto en contacto porque uno de los dos escribía relatos en esta página.
Bastaba dejar un correo y si ella escribía y los dos querían nos veríamos sería una realidad y menuda realidad.
Hay un parque grande en Madrid cerca de IFEMA que es una pasada.
Los dos practicamos deporte los dos nos cuidamos. El parque inspira.
Mido 1,80 y me cuido y me encanta que una mujer se cuide.
Me escribió al correo y… quedamos un día…
Uno puede quedar con gente que conoce en su círculo de actividades o quedar con un desconocido o una desconocida y lanzarse a la aventura. Probé suerte y funcionó.
Corrimos a un ritmo pausado pero constante por el parque. Alguno de los dos a un momento dado queríamos parar pero aguantamos. Seguimos una ruta corta que era un kilómetro doscientos. Decidimos seguir la ruta pero al pasar por una zona con césped, uno de los dos no me acuerdo si fue ella o yo quería para un rato.
/ ¿Molesta algo?.
/ Llevo una temporada muy mala, dándole vueltas a muchas cosas, me duele el hombro y creí que estaba más en forma.
-/ Tu dirás lo que quieras pero estás que te sales.
-/ Tú tampoco estás mal.
-/ ¿Si quieres nos sentamos y te doy un masaje?.
-/ Es que me duele.
-/ Tengo una idea…
-/ ¿No será que quieres pillar cacho? ( ella decía mientras me miraba y se reía)
-/ No te quepa la menor duda…Si no lo pruebas no sabrás si es o no bueno.
Ana se rió.
-/ Qué atrevido eres.
-/ ¿Entonces?. Sigues aguantando el dolor o dejas que te ayude…
-/ ¿Dónde nos ponemos?.
-/ Puedo empezar aquí mismo de pie, date la vuelta y te aflojo los hombros.
-/ Más cómodos estaremos si nos sentamos sobre el césped. Hay unas laderas por ahí que están muy bien.
Me puse detrás de Ana, en cuclillas y empecé a masajear los hombros. Estaban bastante duros. Primero martilleaba los hombros con las manos y luego los masajeaba con suavidad y luego paulatinamente con más fuerza.
-/ Si. Qué gusto. ¿Cobras mucho?.
-/ No tengo dinero, estoy mal muy mal.
-/ Ya, yo también estoy mal.
-/ Como no te pague en especie….Pero no se me ocurre qué.
Yo tenía una idea.
Dejé de masajear la espalda y besé el cuello, abriendo los labios para trazar círculos con la lengua. Ana se quedó en silencio. De hecho no noté que se pusiera tensa, no noté reacción de ningún tipo.
-/ Estoy toda sudada y pegajosa.
-/ Mejor. Sabes muy bien. Me gusta la salsa.
Ana se descojonó.
-/ No estoy nada cómoda
-/ Ni yo.
-/ El masaje me gusta, pero me duele la espalda.
-/ Vamos hacia allá, me siento y apoyas la espalda sobre mí.
Cambiamos de sitio, nos colocamos, seguí masajeando los hombros, siguieron los besos. Mis manos estaban libres así que acariciaba sus brazos. Ella levantó las manos para acariciarme la cabeza. Mis manos empezaron a masajear sus senos, tenían la forma perfecta. Colocó sus manos sobre las mías para que gozará del masaje.
(Se aceptan ideas para seguir)