Depilación placentera

Voy a depilarme las piernas como de costumbre y acabo echando un polvo mañanero espectacular.

DEPILACIÓN PLACENTERA

¿Quién dijo que ir a depilarse era una tortura? La historia que a continuación les voy a relatar es lo más raro que me ha pasado nunca. Soy un chico un joven de 20 años, me llamo Raúl, y de siempre he tenido muchísimo pelo por todas las partes de mi cuerpo. Mis familiares y algunas de mis amigas me animaron a que me hiciera la cera en las piernas y al final me convencieron y ya tengo esa costumbre. Desde que comencé a depilarme las piernas, fui a casa de una amiga de mi familia que se llama Laura y se dedica a ello. Además de hacerme la cera con el menor daño posible siempre me ha ofrecido unos precios bastante baratos. Nunca he llegado a tener amistad con ella, simplemente pues nos conocemos y hablamos de vez en cuando pero nada más. Laura tiene unos tres o cuatro años más que yo, es morena de pelo largo y onduladito y siempre me ha parecido una chica atractiva, y es que, aunque sea algo bajita, tiene un cuerpo muy proporcionado y una figura más que aceptable.

Hace poco menos de un mes la llamé para pedirle cita para depilarme las piernas y me dio cita para el día siguiente por la mañana. Así que a la mañana siguiente a la hora que me había dicho me presenté en su casa donde tiene su centro de estética. Me hizo pasar y como era muy temprano no había nadie así que no tuve que esperar y entré directamente a la salita de depilación. Me despojé de mis pantalones y quedé como siempre con mis calzoncillos de patilla a la altura a la cual debía de depilarme. Me tumbé en la camilla y ella comenzó su labor en mis piernas. Al principio estuvimos hablando de todo un poco como siempre, pero conforme iba pasando el tiempo estaba más callada. Yo no sabía muy bien por qué no hablaba pero la verdad es que tampoco me preocupaba mucho. Me di cuenta de lo que pasaba cuando al llegar a mi ingle se puso un pelín nerviosa y se le escapó la tira que se usa para quitar la cera justo cuando estaba pegando el tirón. Ahí vi las estrellas, eso me dolió muchísimo. La miré y estaba como colorada. Me pidió disculpas y continuó pero yo me di cuenta que de vez en cuando miraba mi capullo. Nunca la había visto mirar ahí abajo en todas las veces que yo había estado allí. Sin embargo ese día mi polla se despertó tonta y en ese momento estaba algo morcillona. Al ser mis calzoncillos elásticos, la visión que Laura tenía de mi miembro era bastante clara. Ni que decir tiene que hasta ese momento no me había excitado lo más mínimo, bastante concentrado estaba en el dolor de mis piernas, fruto de los tirones para arrancar el vello. Sin embargo, mi polla como ya digo, esa mañana estaba juguetona y yo al ver que ella de vez en cuando me miraba comencé a ponerme un poco cachondo con lo que mi polla comenzó a crecer lentamente dentro de mi calzoncillos. No tengo una polla descomunal todo hay que decirlo y sin ser muy larga, si que es bastante gruesecita. Las miradas disimuladas de Laura me estaban empezando a excitar y además comencé a imaginarme su cuerpo junto al mío con lo que comencé a tener ya una erección considerable. Cuando acabó con la parte frontal de mis piernas me dirigió una última mirada al paquete y me soltó: "¿Qué te pasa hoy ahí abajo?"

La pregunta me pilló por sorpresa y la miré algo desconcertado: "Sí, sí, no me mires así. Relájate anda"

Al decirme eso me hice el sorprendido y le puse una excusa absurda "Uy perdona no me había dado cuenta. No sé qué le pasa, me habrá picado algo y se ha inflamado. Gracias por fijarte."

Al decirle esto le guiñé un ojo y ella, que estaba tomando la crema hidratante para refrescar la irritación en las piernas, me sonrió de forma pícara, se acercó y comenzó a aplicarme la crema en las piernas. Con la calentura que tenía en esos instantes, en cuanto sus manos rozaron mis piernas y empezaron a masajearlas me puse muy cachondo y mi erección ya se hizo completamente notoria a través del calzoncillo. Ella se dio cuenta y me miró a los ojos y le dije: "No quiero hacerme una paja cuando llegue a mi casa".

No tuve que decirlo dos veces, subió las manos masajeando mis ingles y al llegar al calzoncillo metió las manos por debajo y tocó con sus pringosas manos mis huevos y la base de mi polla. "Vaya vaya. Sí que está inflamada. Vamos a ver qué puedo hacer".

Retiró mis calzoncillos y mi polla quedó libre en toda su extensión. Laura tenía una mirada de puta tremenda y eso me puso más cachondo todavía. Se puso a un lado de la camilla y comenzó a pajearme acompasadamente. "No sabía que gastaras una pollita como ésta…No es muy larga pero es gordita como a mí me gustan…" Y dicho esto comenzó a chupar la puntita y poquito a poco se fue metiendo más y más hasta que la tuvo enterita en la boca. Me había cogido con la mano la base de la polla y los huevos y con la boca subía y bajaba a lo largo y ancho de mi palo dándome una mamada tremenda. De vez en cuando se la sacaba de la boca, la miraba con deseo, le lanzaba un poco de saliva en la punta y jugaba con su lengua en la punta de mi nabo. Así estuvo durante unos 3 minutos hasta que vi que iba a correrme. Le dije que no quería correrme aún y ella se paró y me dijo: "Entonces juega tu conmigo ahora".

"Verás lo que es disfrutar" le dije y dicho esto me incorporé me puse frente a ella y le metí un morreo espectacular. Ella hechó sus manos sobre mis hombros y yo empecé a manosearle el culo. Después le quité toda la ropa y la tumbé en la camilla. Le abrí las piernas y me bajé al pilón. Una vez habíamos hablado sobre la depilación del vello en los genitales y ella me había dicho que tenía el coño rasuradito. No me había engañado. Daba gustito moverse por ahí abajo. Jugué con mi lengua y sus labios. Le rocé el clítoris y me adentré en su coñito. Le di un buen repaso a sus bajos mientras ella no paraba de gemir y gemir. Llegado cierto punto me dijo que la follara que no aguantaba más. Dicho esto, puse la camilla completamente plana, coloqué a Laura en el borde y, de pie, comencé a jugar con mi polla en su entrada. Ella me dijo que se la metiera ya y yo le dije que me rogara.

"Venga y fóllame ya de una puta vez, caaaaa…….", no pudo terminar su grito. Le metí la polla de un golpe y comencé a penetrarla de forma salvaje. Ella gritaba y yo no sabía si era de dolor o de placer. De repente me paré y me dijo: "Tío no tan fuerte que la tienes muy gorda y me estás reventando." Yo le contesté que si quería que la follara bien me lo pidiera con buenos modales y no a gritos. Ella pareció entender y me miró con cara de niña buena y me dijo: "Por favor, ¿me follas?". Me reí y la volví a penetrar y esta vez comencé un mete-saca mucho más despacio y acompasado. Este ritmo sí la volvía loca. Seguía gritando pero ahora era de placer. Nuestros cuerpos se unieron y la coordinación era perfecta. Nos besamos mientras seguíamos con nuestro ritmo de penetración hasta que ella dio un suspiro eterno y noté por el calor que emanaba de su coñito que se había corrido. Me dijo que parara, me salí y ella se incorporó, se puso de rodillas y volvió a chupármela. Esta vez era yo quien llevaba el ritmo de la mamada ya que le coloqué mis manos en su cabeza y la dirigía a un ritmo adecuado para prorrogar mi corrida. Me dijo que me tumbara en la camilla y ella se puso encima y mirándome a los ojos tomo mi polla y se la metió en su coñito y comenzó a cabalgarme. Al principio la tenía sujeta por las caderas para llevar yo el ritmo pero a los 5 minutos me dijo que la dejara a ella a ver cuánto le duraba a su ritmo. Se echó encima dando con sus erectos pezones en mi pecho y con su boca en mis labios y comenzó a mover solamente sus caderas de forma circular. Aquello comenzó a volverme loco, se movía cada vez más rápido y mi polla comenzaba a engordar ostensiblemente. Antes de perder el control definitivamente me incorporé y frené sus movimientos: "¿Es que quieres que acabe pronto o qué?".

Ella se calló, se levantó y se puso en popa parando el culito hacia fuera. Entendí rápidamente, me puse de pie detrás de ella y se la metí otra vez por su coñito cogiendo sus tetitas, no muy grandes pero bien puestas, entre mis manos. "Ooooh, sí Raulito por Dios que manera de follar." Durante cinco intensos minutos la bombeé en esa posición cuando caí en la cuenta de que ya llevábamos un buen rato y todavía no había terminado de depilarme las piernas. Miré la hora y vi que el próximo cliente no tardaría en venir así que la cogí del pelo y la follé salvajemente buscando correrme definitivamente. Cuando notó que mi polla se hinchaba me dijo que me corriera en su boca que si no iba a poner perdida toda la salita así que me salí y le cedí los honores. Cogió la polla y la meneó de forma ansiosa hasta que exploté con cinco fuertes latigazos en su cara y su boca en medio de un enorme bufido. Cuando acabé ella se sonrió y me limpió la polla y se incorporó. Se fue al lavabo a lavarse la cara y volvió para vestirse. Yo me tumbé de nuevo en la camilla y ella terminó de depilarme. Durante ese rato vino el siguiente cliente y al despedirme, cuando fui a pagarle me dijo con una sonrisilla: "No no me des nada. Ya me has dado bastante por hoy. Espero que repitamos pronto." Y yo también.