Dentro del laberinto - 9

Ella-Laraña nv 99, la prueba de la princesa elfa y nuevos ítems.

Capítulo X: Adhae Mory

Primero despejamos la zona de huargos. Yo hice la parte difícil, cebo y bloquear sus embestidas, que siempre me derribaban, y ella aprovechaba las aberturas para dispararles saetas mágicas una vez detenidos a escasa distancia. Usé llamas contra el huargo jefe por prudencia, junto a varios disparos de ella, también salté sobre su lomo y lo estrangulé cuando encontré la oportunidad. Al compartir experiencia sólo subimos al nivel 13. Fue entonces cuando decidí ir a por los goblins.

Previne a Mary sobre sus emboscadas y le insistí en que no bajara la guardia y no se confiara a pesar de que en mis recuerdos era fácil. Sin embargo tuve que salvarla empujándola a tiempo, en una ocasión de un goblin con daga envenenada que saltó a su espalda, y cuando una trampa de tronco de árbol con efecto péndulo casi la empotra contra la pared. La lucha en equipo contra el chamán piromante y sus goblins nos sirvió de práctica a los dos para coordinarnos, y subimos al nivel 14. Fue en ese piso cuando descubrí por primera vez un portal a un mundo exterior. Al parecer ambos podíamos ver ya los portales que comunicaban los pisos del laberinto, pero vimos uno adicional brillando al otro lado de un cúmulo de objetos que parecían chatarra y basura goblin. Era un pasadizo secreto fuera del laberinto.

-¿Dónde estamos? No vi nada de esto en tus recuerdos.

-Porque lo acabo de descubrir.

El cielo era rojizo al atardecer, pero no había duda de que erea otro mundo: Una luna verde y otra rosada.

-¿De verdad estamos en otro planeta? -Pregunté fascinado.

-Es imposible que sea La Tierra.

-Pero el aire es respirable... ¿Qué probabilidades habría?

-Yo qué sé, tío, no soy científica. A mí no me preguntes, sólo soy una chi... digo, una estudiante de magisterio.

La zona era de bosque montañoso, y salimos de unas ruinas de un templo antiguo. ¿Alguna civilización de aquel mundo veneraba al laberinto, o a algo en su interior?

Vimos a un oso a lo lejos, cuesta abajo, pegando un zarpazo a un árbol en el linde del camino.

-¿Qué está haciendo? -Preguntó.

-Creo que está marcando territorio. Nos ha visto pero no quiere atacarnos... todavía.

-¡Mira, allí hay marcas! -Señaló a un árbol cercano. Unos surcos tallados en la madera parecían recientes.

-Será mejor que volvamos. Creo que aquí no conseguiremos experiencia ni objetos, y además podríamos perdernos, o el portal podría cerrarse y quedaríamos atrapados en otro mundo.

-Tienes razón. Y no me siento a salvo aquí. -Vi que ella tenía sus propios presentimientos por la forma en la que se abrazaba a sí misma. Tal vez eran habilidades pasivas de la subida de niveles. Volvimos sin explorar y pensé que tal vez cada piso conectaba con un mundo diferente. ¿O podrían ser la mayoría al mismo en diferentes puntos? Volvimos a adentrarnos y justo antes de cruzar el portal de nuevo, sentí como si alguien me observara y me di la vuelta. Estábamos solos, pero me sentía inquieto. ¿Los sentidos de ella eran más agudos a igual nivel? Me apresuré a volver al laberinto y la sensación se calmó.

-Será mejor que tapemos esto. -Propuso tomando la iniciativa. La ayudé y acumulamos todos los objetos que pudimos de los alrrededores, pero sabía que si era un oso o un grupo de goblins al acecho no sería un obstáculo.

-Creo que era la via de escape de los goblins que vivían aquí. -Ella estuvo de acuerdo.

Antes de entrar al piso 4 le expliqué cómo deberíamos coordinarnos exactamente, y además recopilé otra vez algunas armas desechables. Luchamos con bastante habilidad contra los monstruos de roca a pesar de no haber ensayado, y muy pronto despejamos toda la zona gólem. Fue la primera vez que ella luchaba sin mi ayuda contra gólems, y al igual que yo, estampaba armas en las grandes joyas mágicas de la parte trasera de sus cabezas. Al poco de empezar la vi con suficiente soltura para que cada uno se enfrentara por su cuenta a un gólem, y muy pronto me lo tomé con calma. Una tras otra rompimos toda la chatarra goblin para cuando despejamos la zona, y tuvimos que arriesgar la durabilidad de la daga de aguante. Pero decidimos que ya estaba capacitada para enfrentarse individualmente a los mismos enemigos que yo.

-¿Mago o arañas? -Preguntó emocionada.

-Necesitamos los ítems de las arañas...

-Yo iré delante.

-¿No te dan miedo?

-Mucho menos que a tí. Y tenemos tus antídotos y el anillo de curación de veneno. Y somos 2 y con un arma a distancia.

-Son muy sigilosas, ten cuidado.

-...Pensándolo bien, dame el escudo y toma la ballesta.

-¿No deberías ser tú? -Pregunté.

-Tú vas a guardar la distancia. Cuando gastes el maná que tengas me la darás, y entonces a ver qué hacemos.

-Me parece bien. -Intentaba controlar mi temblor. Me sentía lleno de adrenalina. Saltamos sobre el foso trampa con telaraña, matamos entre los dos a mi vieja conocida rápidamente, y en la habitación central de las 4 bifurcaciones, tomamos las escaleras hacia arriba.

Tal y como imaginaba, atravesamos un puente de piedra dentro de un enorme espacio, parecido a gigantescas catacumbas de ladrillos de piedra con mohoo verde y penumbra por la escasa luz de las antorchas que salpicaban la oscuridad como luciérnagas sobre un lago en una noche sin Luna. Nos detuvimos en el puente y observamos la profunda oscuridad del techo de la alta bóveda.

-¿No la ves? -Me preguntó ella.

-No... Pero la siento. Todo mi cuerpo la siente. -Era como el presentimiento de ser observado por La Parca a tu espalda, pero multiplicado por 1.000 y pegándote collejas.

Se desplegó como un gigantesco molino eólico que cubrió toda la enorme bóveda; sus patas no eran lanzas sino columnas articuladas que podrían sostener edificios. Sus 8 ojos en llamas proyectaban la furia del infierno, mientras de sus fauces manaban chorros de ácido venenoso que podría llenar piscinas. El aguijón en su abdomen era como el tronco de un roble anciano tallado por titanes, y el chasquido de sus pinzas mandibulares habría helado al mismísimo Lucifer. El abismo me miró y yo le devolví la mirada.

-¡Despierta!

¡ZAS!

Sacudí mi cabeza y me incorporé sobresaltado. Ante mí la pelirroja estaba ensangrentada, con un ojo cerrado y la piel morada con pústulas. Sus labios estaban azules por la mala oxigenación causada por veneno.

-Sigues... vivo... -Cayó sobre mi regazo. Tenía jirones de telaraña y su ropa rasgada.

-¡No!-Exclamé.

Usé inmediatamente los anillos de curación de heridas y de veneno. Pude ver cómo su piel cambiaba rápidamente, sus heridas se cerraban y recobraba un buen aspecto. Ambos ítems tenían sólo 3 usos al día, pero eran sensacionales. La abracé por un momento y después ella se separó y se puso en pie, furiosa. Se puso con los brazos en jarras y su mirada tenía el juicio severo de una madre cuando le pisas lo fregado.

-¡Ya te vale! ¡Me has dejado tirada! La he tenido que matar yo sola. No he tenido tiempo ni de que mi vida pase ante mis ojos.

No pude contestar. Tan sólo me puse en pie tambaleándome y me asomé a la barandilla del puente de piedra para observar el cadáver.

-...Pues al final no era para tanto. -Dije aliviado.

-¡Pero serás cara dura!

-No te imaginas cómo era en mi cabeza.

-En fin... -suspiró y me dio la espalda. -Sigamos. -Ella lideró la marcha y la seguí. Al otro lado del puente había una bifurcación y vimos otro portal tras una puerta de barrotes.

-¡No voy a ir al “mundo de las arañas”! -Lo habría firmado con sangre.

-Yo tampoco quiero averiguar cómo se abre. El aguijón sólo me rozó el muslo y la baba ácida apenas me salpicó, pero ya he tenido suficientes arañas para toda la vida.

Continuamos y llegamos a unas escaleras de caracol que nos llevaron hasta el mismo nivel en que se encontraba el cadáver monstruoso, pero yo no pude acercarme demasiado. Observé los pelos como estacas en la pata más cercana y me estremecí. Vista de cerca parecía mucho más grande. Entonces reparé en las lianas y redes de telaraña esparcidas y colgando del puente, y algún jirón que Mary tenía pegado a su espalda, mal cortado con la daga mágica. Se agachó y abrió el baúl.

-Que sepas que me quité el anillo. Ahora soy nivel 15 y tú sigues en 14.

-...Lo siento. Tengo aracnofobia.

-Lo sé, pero en una situación de vida o muerte no puedes dejarte vencer por tus demonios.

Agaché la cabeza compungido.

-¿Qué has conseguido, Mary?

-Este carrete mágico es como un minicabrestante. -Me lo enseñó y no era mayor que su puño. -A pesar de su tamaño dice que tiene 200 metros de longitud, que puede cargar con el peso de 3 aventureros y que tiene recogida automática consumiendo maná para ascender o tirar de un peso.

-¿Con nuestro karma y suerte no tenemos nada más? Esperaba un lanzatelarañas o algo así.

-Te recuerdo que los anillos nos igualaron el karma haciendo bajar el mío.

-Oh...

-Y que

eres el que tiene el ítem de mejora de suerte y objetos, pero no participaste en el combate.

-¿Tengo que pedir perdón otra vez?

-No me queda nada de maná después de disparar 10 proyectiles.

-¿Tuviste que cegarla para vencerla, verdad?

-Sí, sus ojos eran sus puntos débiles. 8 impactos y murió, sólo fallé 2 disparos. Mientras tanto corría y corría por el puente adelante y atrás, incluso rodaba a tu manera para evitar embestidas de su aguijón y para esquivar sus patas...

Temblé imaginándomelo conmigo desmayado a merced del monstruo. Podría haber muerto en cualquier momento, completamente indefenso.

-Esto no es normal. Es demasiado pronto, las arañas deberían aparecer mucho más adelante. Son demasiado peligrosas.

-Me hubiera venido muy bien tu ayuda para dividir su atención y para quemarle todos los ojos a la vez. Creo que ese era el truco con este jefe. -Sólo pude asentir. -Así que como decía, tú tendrás que usar el cabrestante. A tí sí te queda maná. -Concluyó cruzada de brazos.

-No hay problema.

Se acercó para dármelo sin que yo me acercara a la monstruosidad y me guardé el artefacto. Ella volvió al “cofre del tesoro” y cogió la otra nota.

-”Anillo de Los Ecos de Niflheim.” -Me miró. -¡Magia de hielo! -Siguió leyendo. -Da varios hechizos: Disparar proyectiles si ya se domina un arma de proyectiles y eres al menos nivel 5... y un chorro de escarcha que congela e inmoviliza si tienes nivel 10, pero con 2 metros de alcance efectivo.

-¡Largo alcance y control de masas! A mí nunca me salió nada tan bueno, Mary.

-Pues aún hay más. Con nivel 15 puedo crear hielo resistente con la forma que imagine, como espadas, lanzas y escudos. No necesitaremos monstruos humanoides a los que robárselas cuando se nos hayan desgastado.

-Increíble. ¿Cómo ha salido algo de tanta calidad en sólo el piso 4?

-Acabas de decir que las arañas son demasiado desafío, pero la recompensa debe ir acorde, ¿cierto? También puede que me haya salido un crítico en la tirada de dados para elegir la recompensa. O ambas cosas.

-Suena lógico.

Noté que con mis recuerdos ella conocía mi suposición de que el laberinto se regía por normas como las de un juego de rol.

-Sigo: Inmovilizar congelando sólo funciona con enemigos que no sean jefes y además sean ser de menor nivel que el usuario. Duración máxima de un minuto y mínima de 5 segundos.

-Muy bueno.

-Los proyectiles de hielo gastan mucho maná y tienen 50 metros de alcance. Advierte que los escudos son frágiles y que las armas deberían ser sólo lanzas para perforar y que se evite bloquear con ellas.

-A mí nunca me dan consejos. -Me quejé.

Se puso el anillo azul donde antes estaba el de compromiso que compartía experiencia, y brilló. Estaba emocionada contemplando su mano abierta. Sentí envidia.

-¿Sabes qué es lo malo, Mary? El piso 6 es una zona helada y sus enemigos son resistentes al frío, lo que impide congelarlos. Y si tienen defensas mágicas también resistirán proyectiles de hielo.

-Joder. -Suspiró.

-Como has subido de nivel debería haberse recargado tu maná, pero mejor que yo use el cabrestante y el lanzallamas y que tú ataques a distancia con saetas.

-Ahora toca el mago de los golems al que convenciste de no luchar contigo. Estoy impaciente por llegar al quinto piso y probar a congelar kóbolds. Sus armaduras de cota de malla les protegerán contra proyectiles como las saetas, pero no contra el frío.

-A los que tengan armadura de cuero podrás dispararles hielo. -Sugerí.

Tenía la sensación de que la dulce Mary estaba cambiando rápidamente ante mis ojos. La acompañé hasta el mago y durante el camino la vi matar con agilidad y determinación las arañas que encontramos por los pasillos. Me recordó a cuando yo arrasé a los goblins corriendo sin parar buscando a Susan.

-¡Tú, mago! -Exclamó cuando llegamos. Ya había nuevos gólems preparados.

-No sois bienvenidos. Guardo el paso. Marcháos.

-Ya no tienes la máscara para defenderte. Ríndete. -Exigió.

-Todavía tengo mi maná. -Contestó. Hizo gestos con sus manos y murmuró algo, y un gran círculo de roca se elevó desde el suelo a su alrededor.

-He venido a rescatar a una amiga. Déjanos pasar.

Por respuesta los gólems avanzaron. Pude limitarme a observar apoyado en la pared y vi cómo una agresiva y decidida guerrera acababa con todos los gólems invocados hasta agotar el maná del mago. En gran parte aprovechó mis recuerdos, pero también se movía con su propio estilo más ágil y veloz. Tal vez era gimnasta en el instituto.

Al final saltó sobre la muralla circular y posada en cuclillas miró fijamente al mago a los ojos desde arriba.

-Ríndete. -Repitió.

-Apenas me queda maná y sois dos. Debería rendirme.

Ante sus palabras el premio apareció y Mary saltó hacia el baúl. Pero era diferente a todos los demás tanto en colores como en filigranas y relieves.

-¡Atrás! -Grité demasiado tarde. El baúl trampa estalló en una lluvia de pequeñas estacas de roca que apuñalaron a la chica por todas partes y la derribaron. Gracias a la distancia pude esquivar las que me pasaron cerca.

-¡Mary! -Corrí hacia ella.

-

Ahora

no me queda maná. -Sentenció el hombre al otro lado de su defensa.

Arranqué toda la metralla rocosa y afilada con paciencia y gasté el segundo hechizo de curación disponible hasta que yo subiera de nivel. La ropa de la chica estaba empapada en su propia sangre y tosía esputos rojos con un pulmón perforado.

-¿No es suficiente? -Gasté también la última cura y por fin se recuperó.

-Gra... Gracias. -Se puso en pie con dificultad, aturdida por sus sensaciones pero aparentemente sana. La ayudé a incorporarse.

-Creía que no lo contaba. Todo se oscurecía. -Apretó mi mano. -Me he asustado tanto...

-Ya pasó, Mary. Todo estará bien ahora. -La abracé y le palmeé la espalda.

-Yo sólo he cumplido con mi deber. -Dijo el guardián del piso con voz temblorosa al otro lado de la roca.

Mary se separó de mí y saltó al interior como una acróbata posando la mano en el bordillo y cayendo sobre el hombre como un martillo. Lo oí todo como si golpeara un saco de patatas con un palo: Patatas que se quejaban y gemían de dolor; patatas que lloraban y llamaban a su mamá.

Después hubo un silencio, y luego Mary volvió con una voltereta aérea y aterrizó flexionada como un gato. Me enseñó un nuevo anillo marrón sujeto entre sus dedos.

-¿Cómo es que no se lo quitaste? -Su tono era acusatorio. -Ahora es mío. -Se puso el anillo que parecía cristal color chocolate y también resplandeció.

-¿Y los hechizos?

-No podías oírlo pero me los ha dicho. No tiene usos por día sino que se basa en el maná. Los muros de roca además de defensa sirven como miniascensores, así que también da movilidad como para trepar a un árbol o saltar una muralla.

Caminó hasta el auténtico baúl que apareció mientras me hablaba. Me estremecí viendo a esa mujer bañada en sangre de monstruos con la mirada de una leona cazadora. Su mano brilló con fulgor dorado y murmuró el número 16.

-Me dí cuenta porque no habías subido de nivel, entonces le di importancia al aspecto cambiado del cofre.

-¿Intentas hacerte el listo? Me avisaste demasiado tarde. -Lo abrió y tomó la nota del objeto. Yo seguía custodiando la llave del piso.

-Emblema de hemotoxina. -Alzó otro amuleto consumible.

-¡No jodas!

-Habilidad pasiva sin consumo de maná. Siempre que esté en el laberinto mi sangre será venenosa. Los monstruos que intenten devorarme me escupirán intoxicados. Los depredadores naturales se alejarán del olor de mis heridas. Podré envenenar mis armas pagando con sangre. Debilita, causa daño progresivo, y además paraliza a enemigos no jefes que sean 5 niveles más débiles. El efecto sólo necesita una puñalada con una gota de mi sangre. Se recomienda con flechas que se reutilicen y lanzas para aprovechar la distancia antes de entrar en lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo ya debilitado.

-¿Envenenar tu propia sangre? ¿Pero qué coño?

-La nota afirma que no causa efectos secundarios al usuario y además reduce el daño de los venenos de rango bajo que le afecten.

-Yo no lo usaría.

-Piénsalo. Recuerda los osos salvajes. Podríamos necesitar salir ahí fuera, a otro mundo, donde haya más peligros que las criaturas mágicas. Por eso hace la distinción entre depredadores y monstruos.

-...Es peligroso.

-Aquí todo es peligroso. -Pronunció el conjuro y se rodeó de un aura de luz. Vi brillar una marca en la parte baja de su espalda, en el costado derecho.

-También advierte la nota que el número de emblemas por persona son limitados y hay que elegirlos bien.

-¿Kóbolds?

-Kóbolds.

Poco después estaba vestida con una armadura kóbold de cota de malla y placas pectorales. Había probado a envenenar su daga con una gota de su dedo y con cada tajo uno de esos perros bípedos quedaba paralizado. Probó a lanzar una estaca de hielo a uno con armadura de cuero y atravesó su pecho matándolo en el acto. Se dejó rodear por 3 y los congeló a todos. Cronometré 30 segundos de parálisis cubiertos de escarcha antes de que volvieran a moverse, y entonces los decapitó con un sólo movimiento con la espada de cristal de hielo que había creado, girando sobre sí misma.

-Parece que no es tan frágil.

-Les sacas 5 o 6 niveles. Nunca bajes la guardia con armas de cristal.

A pesar de mi advertencia después probó la durabilidad de un escudo de hielo bloqueando espadas y lanzas. Sólo se alejaba cuando se resquebrajaba y entonces lo tiraba antes de matarlos. Para cuando llegó al jefe kóbold ya había ascendido al nivel 17 recargando su maná.

-Ya hemos hecho pruebas suficientes. Practiquemos cómo luchar en equipo. -Dije.

-Está bien. Te estás quedando atrás, nivel 14.

Fue una lucha elegante y sincronizada, como si hubiéramos nacido para ello. Como si fuera un número de baile, una coreografía de película, un juego ensayado. El monstruo cayó y chocamos la mano.

-Aprendí de tí cómo moverme y cómo se mueve. -Parecía haberse disipado su resentimiento.

-Gracias.

Ascendí al nivel 15 pero ella no, tenía demasiado nivel y no le bastó.

Comprobé mi ítem, un brazalete de plata con inmunidad contra venenos de rango inferior, reducción de daño y duración de los de rango medio, y protección contra maldición de licantropía. “¿También hay hombres lobo?” Me lo puse.

-Llevo más bisutería que una adivina gitana en rebajas.

Ella se rió.

-Yo tengo un emblema de análisis. -Conjuró su poder y otro hueco en su espalda se completó. -Analizar.

-¿Es lo que yo creo?

-Veo palabras flotantes sobre tu cabeza y sobre la mía. Yo soy Humano guerrero nivel 17, y tú Humano explorador nivel 15.

-¿Explorador? Pensaba que en nivel 15 era de clase guerrero.

-Decías que yo era una maga.

-Es lo que indicaba nuestra evolución y que tú tengas más maná. Tal vez la clase se asigna a partir de cierto nivel según cómo hayamos progresado.

-O es porque necesitamos objetos para hacer magia, chico listo.

-Touchè. Aunque los emblemas parecen cambiar eso.

Recorrimos la zona 5-2 en busca de la elfa; todo el camino estaba despejado porque los mecanismos de las puertas seguían como yo los dejé, y era un territorio sin monstruos. Cuando entramos Mary se sorprendió por su belleza. La princesa elfa en su trono, majestuosa y brillante envuelta por la columna de luz de la sala oscura, alzó la cabeza y nos miró con los ojos cerrados.

-Bienvenidos. Para pasar al siguiente piso necesitáis superar mi prueba.

-Hola, Valystar. ¿Qué tal si nos dejas ver el foso? Sé que está abierto y podríamos caer.

-Tengo que someter a la nueva aventurera a la prueba. Si lo logra, tendrá su propia recompensa y paso libre. Tú fuiste rechazado, pero si la acompañas encontrarás el cofre robado al laberinto en el siguiente piso.

-¿Y en qué consiste la prueba? -Preguntó Mary dando un paso al frente.

-Adivinanza o desafío.

-Adi... -Intenté decir.

-Desafío.

-Como esperaba de un guerrero. -La pelirroja sonrió.

-Veo que también tienes el poder de analizar. - Dijo Mary.

-Utilízalo con sabiduría o será inútil. -Aconsejó.

-¿Eh? Contigo no funciona.

-Eso es porque no está aquí en realidad. -Intervine.

La mujer levantó su mano y aparecieron 11 puertas rojas en la habitación circular. Visto desde arriba la disposición era las horas de un reloj contando con la entrada donde estábamos. Calculé la distancia hacia la pared basándome en la vez anterior cuando tanteé con la lanza y comprendí lo que estaba pasando: Muchas puertas llevaban a una trampa... O todas. O ninguna. Dependía del lugar exacto en que estuvieran colocadas, pero no podía recordar la posición de las trampas con tanta precisión.

-Yo puedo ver muchas más cosas que tú. -Dijo solemnemente la mujer. -Puedo ver vuestro karma como un aura. El vínculo que os une como un hilo de luz. Vuestras emociones como un color.

-¿Qué intentas decir? -Se impacientó la joven guerrera.

-Las puertas que he creado podrían llevarte a la muerte o a la siguiente etapa de la prueba. Dependiendo de tu karma habrá mayor o menor cantidad de 6 que conduzcan al fracaso. Ha llegado el momento del examen de conciencia, joven aprendiz. Los mejores tienen más posibilidades. El tiempo pasa y dos minutos quedan.

-¡Espera un momento! ¡Dije que no quería adivinanzas y me pones una a contrarreloj!

Di un paso al frente y le puse la mano en su hombro.

-Significa que esta es la versión fácil. Déjamelo a mí.

Una de las puertas desapareció, la más cercana a nuestra izquierda.

-¡Deja de hacerte el listo, que me distraes!

-Esta prueba trata del paso del tiempo. Cada puerta es una hora. -Le expliqué.

Otra desapareció, la segunda por la izquierda. Como las manecillas de un reloj.

-¡Dame al menos una pista! -Se alarmó, frustrada.

-Las pistas ya han sido dadas. -Contestó la elfa con la frialdad de un juez dictando sentencia.

-¿Qué? Pe-pero... no recuerdo...

Y otra más.

-Calma. Contando la puerta en la que estamos quedan 9 puertas de un total de 120 segundos desde el principio. 10 segundos cada puerta. La entrada cuenta.

Quedaron 8.

-¡Dijo que usara analizar con sabiduría! Analizar.

- No verás nada útil. Creo que significaba que tienes que saber cuándo retirarte de un combate.

-Cállate. Intento ver algo...

Quedaron 7.

-Si se acaban las puertas tenemos que salir o perderemos. O moriremos, que para el caso es lo mismo. Hazme caso.

Quedaron 6.

-Si quisiéramos rendirnos también tendríamos que salir, así que no puede ser esa la solución.

“Mierda, tiene razón. Yo hubiera salido”

Quedaron 5.

-Examen de conciencia... -Murmuró. -Ve mi karma y vínculos y emociones... Dijo que esta elección era lo que esperaba de un guerrero...

Quedaron 4.

-Si los mejores tienen más posibilidades... Se refiere al karma. -Ayudé.

-¡Los mejores tienen más karma, más tiempo y más puertas seguras!

Quedaron 3.

Nos miramos comprendiendo y hablamos a la vez:

-¡La penúltima puerta es segura, pero si se acaba el tiempo perderemos! -Exclamamos. Ella corrió a la puerta más cercana a nuestra derecha, la abrió y la cruzó sin dudar. No llevaba a ningún lado, pero no le pasó nada.

El salón se iluminó todo de blanco. Lujosos mármoles y estatuas de mármol pulido y oro lo decoraban. Una mesa de fiestas con todo tipo de comida y tentempiés estaba frente al trono. Candelabros colgaban del techo. Un ventanal mostraba bosques, montañas y un río alejándose en el horizonte en una puesta de sol hermosa. Todas las puertas salvo la entrada habían desaparecido.

-Este lugar de celebraciones es su manera de alegrarse por nosotros. -Susurré cuando volvió a mi lado. -Tal vez un buen recuerdo.

-Segunda parte de la prueba: ¿Qué has aprendido?

-Ostras... -Mary se quedó en blanco. Puse mi mano en su hombro.

-Has aprendido la importancia de trabajar en equipo y a ser más modesta, y aceptas que me necesitabas. ¿Verdad?

-¿Eh? Pues... Sí, lo que ha dicho.

-No es suficiente. -Dictaminó la jueza.

-¿Que no le necesito? -Propuso dudando.

-Si es una pregunta no es algo aprendido.

-Yo también puedo analizar y comprender sin ayuda de nadie... aunque en equipo es mejor. Los dos podríamos equivocarnos.

-Eso está mejor. -Esbozó una sonrisa. -¿Ahora sabes qué tipo de vínculo os une?

Mary me miró como si comprendiera algo por primera vez.

-Amistad.

-Correcto. Eso descarta la dependencia, la sumisión y la admiración.

-Pero nos acostamos casi todos los días...

-¿Qué has aprendido? -Repitió. Mary me miró. Yo no supe qué responder.

-...Que debería analizar con más sabiduría. Creía que le quería aunque se acostara con más mujeres.

-¿A caso no lo amas?

-...¿Sí?

-¿Es una pregunta?

Cogí a Mary de la mano.

-Nos queremos. -Le dije a la elfa. Mary asintió.

-Pero las relaciones no son A o B, sino que hay grados intermedios, mezclas y recetas complicadas. -Completó la pelirroja.

-¿Por qué estás aquí?

-Para salvar a mi amiga Susan.

-¿Por qué estás aquí?

-Porque... la quiero.

-Bien. ¿Qué emoción sientes ahora mismo?

-...Verguenza.

-¿Te averguenzas de amar?

-Supongo que no. Hay sentimientos superpuestos. Mezclados. Otra receta.

-¿Cuál es el sentimiento más importante ahora mismo?

Mary cerró los ojos y me soltó la mano. Poco a poco agachó la cabeza y pensó. Casi parecía salirle humo de las orejas. Finalmente abrió los ojos y contestó.

-Determinación. La voy a salvar. Estoy segura. Sea como sea, lo haré.

-¿Por qué?

-Porque necesita que alguien la salve.

-¿Y tienes que ser tú?

-No, pero alguien tiene que hacerlo.

La princesa elfa sonrió con todos los dientes y el impacto me echó hacia atrás aturdido.

-¿Qué has aprendido?

-...Cuando alguien que nos importa está en peligro, cualquiera puede ser un héroe.

-¿Entonces te has convertido en una heroína?

-No. Sólo hasta que rescate a mi amiga. Sólo mientras sea necesario.

La elfa dio una palmada y la sala desapareció. La sala blanca contenía sólo una alfombra roja hasta el baúl en el centro. Mary comenzó a andar felizmente pero la retuve. No había subido de nivel.

-¿Harías cualquier cosa para salvarla?

-Lo que sea necesario.

-Mal.

-¿Debo decir lo contrario para que digas “bien”? Qué tontería.

-No, porque lo sabré si mientes. Ya has aprendido casi todo lo necesario, pero te falta algo más.

Mary me miró con una pregunta en su mirada. No tenía ni idea. Suspiré ante lo evidente.

-Mary, intenta decirte que no vale lo que sea para conseguir lo que quieres.

-Lo sé.

-Recuerda: Examen de conciencia, karma, ser juzgada...

-Me da igual. Tampoco voy a mentir.

-Entonces estamos en un punto muerto. -Me quejé.

-En realidad no. -Dijo apaciblemente la mujer caminando silenciosamente hasta nosotros. -Ella lo sabe pero no quiere fallarle a su amiga cuando más la necesita. Tienes buen corazón, joven Mary, pero asegúrate de no perderte en el laberinto. -Algo hizo click en mi subconsciente pero no le presté atención. -Ahora llega el momento de elegir con la tercera parte de la prueba.

La princesa dejó caer sensualmente su ropa y quedó desnuda ante nosotros.

-¿Pero qué coño significa esto? No tenemos tiempo que perder. -Echó a andar hasta el cofre.

-¡Para! Sigues sin subir de nivel. -Se detuvo ante mi advertencia.

-¿Qué has aprendido? -Repitió.

-¿Que esto era alguna clase de trampa estúpida? -Empezaba a enfadarse.

-Precipitarte sólo te llevará de cabeza al fracaso, Mary. -Le expliqué. -Como no haya cerrado la trampilla, has estado a punto de caer a un foso.

-Joder... -Retrocedió. Valystar habló:

-La trampa podría estar o no estar. Si pasamos un rato divertido los tres juntos, no habrá trampa y te nombraré campeona de la prueba. Si tomas el riesgo tu amiga esperará menos tiempo, pero si no, habrá las consecuencias que podría tener llegar mas tarde. Tú eliges. -Caminó sensualmente hacia ella.

-Creo que sabe que te gustan las mujeres...

-Es evidente. ¿Pero tú que harías en mi lugar?

-Yo me la follé, pero tú haz lo que quieras.

-Buf... Seguridad frente a riesgo. Pero es riesgo hipotético frente a peligro real inminente. No sé qué elegir, y no es que tenga ganas en esta situación.

-Oye, Valystar, ¿Podemos participar los 3? -Le pregunté por pura curiosidad científica para un trabajo de la Uni.

-El problema es el nigromante. -Me miró. -¿Quieres que él disfrute o volver a ganar tiempo?

-En realidad estaba pensando en follarte por el culo mientras le chupas el coño... -Me bajé los pantalones.

-Bah, ¿Por qué no? -Decidió mi compañera. -Jodamos otra vez al mago. Nos dará más tiempo. -Mary se quitó la armadura.

Al parecer la elfa era toda una experta, porque nunca había visto retorcerse de esa manera a nadie. Mientras tanto le dí lo suyo y lo de la vecina, de nuevo por el culo. Bombeaba sujetándola de las caderas a 4 patas mientras parecía obrar magia en el cuerpo de Mary.

-¡AAAAAHH! -Ya ni sabía cuántas veces se había corrido. Si me empeñaba en ello, yo podía seguir sin parar, y así lo hice. 3 veces descargué dentro de Valystar, todas por el culo.

-Pa-Para... ¡No puedo más! -Se quejó la chica, y la mujer se detuvo. Después yo decidí que también tenía de sobras.

-¿Dónde has aprendido eso? -Preguntó extasiada por el suelo.

-Incontables horas en la Sala de La Lujuria del amo de la mazmorra.

Nos preparamos para continuar y utilicé el cabrestante: Pegué al suelo su extremo, un pequeño disco a un lado superpegajoso. Podía reemplazarse por un gancho acoplado al cabrestante. El disco funcionaba como un imán pero se pegaba a cualquier cosa, de modo que lo pegué junto a la entrada y me preparé para descolgarme.

-Oye, ¿Seguro que no quieres venir conmigo?

-Valystar dijo que podría acompañarte, pero sería hacer trampas y tal vez tuvo que mentir para proteger el paso. Esto es más seguro porque no interfiere contigo, sólo aprovecho la forma en la que fui rechazado. Nos vemos abajo. -Agarré con fuerza y ambas manos el carrete de telaraña y caminé hacia el trono. Sabía que bajo la ilusión la mitad del suelo estaba abierto como una trampilla mortal. El hilo desplegado ofrecía resistencia, por lo que frenaría mi caída. Pero si me lo enroscaba me cortaría por lo fino y resistente que era. Debía confiar en mi nueva fuerza.

-Está bien. -Decidió ella.

-Alto. -La princesa levantó la mano y me detuve, probablemente al borde. Hizo aparecer un camino dorado que zigzageaba en torno a la habitación esquivando trampas hasta una nueva puerta blanca.

-Esa es la salida, joven aventurera.

-Gracias, Valystar. ¿Ya puedo abrir el cofre con mi recompensa? Sigo en nivel 17.

-Por última vez... ¿Qué has aprendido?

Se quedó en blanco.

-No tengo ni idea. Dame una pista.

-No puedo.

Me detuve a pensar por ella y repasé lo sucedido.

-Creo que intenta decirte que no confíes en los guardianes del laberinto. Tú misma acabas de decir que todavía no has subido de nivel. Aún no has ganado.

-Lo que él ha dicho. -Dijo señalándome. -No bajaré la guardia.

La elfa guardó silencio antes de continuar solemnemente:

-Has superado la prueba. -La mano de Mary por fin se iluminó. -Felicidades por completar el tutorial.

-¿Qué? -Protesté. -¿Los 5 primeros pisos son sólo el tutorial? ¿Es una broma?

-En este punto se han descartado a los débiles, los solitarios y los estúpidos. Las personas necesitan colaborar para enfrentarse a situaciones difíciles donde otros o ellos mismos están en peligro.

-Lo sé, las especies gremiales tienen más oportunidades de sobrevivir. Pero hace parecer que nuestros esfuerzos quedan en nada...

-No habéis sido educados como guerreros, sólo sois aficionados. Pero habéis demostrado que si estáis juntos podéis adentraros en la mazmorra y perserverar sin depender de la suerte.

Mary me sonrió y chocó mi mano.

-Ahora puedes obtener tu recompensa.

El auténtico cofre del tesoro apareció a nuestros pies y lo abrió.

-Brazalete dorado, previene enfermedades e infecciones naturales y mágicas. Toma. -No me quejé y me lo puse en la otra mano.

-Ahora estoy a salvo de tu sangre y otros venenos, y de enfermedades y de la maldición de los hombres lobo... Espero no no sea una excusa para que me toque a mí explorar alcantarillas refugio de hombres lobo o algo parecido.

-¿Las alcantarillas del palacio de Vhae Rhodes? -Dijo Valystar. -Todavía faltan varios pisos, ya te lo mencioné.

-...Mierda. Lo tenía apuntado, ya me acuerdo.

-Yo sí que me acordaba. -Mary me sonrió pícaramente. Qué jodía...

La pelirroja se puso en pie y me miró tras leer la otra nota.

-Cubo Adhae Mory: Cambia de tamaño, contiene 6 espacios para almacenar objetos si se despliega, alta resistencia para usarse como escudo, vuela usando maná del usuario, mayor consumo cuanto mayor peso transporte, vehículo aéreo de baja velocidad para sortear obstáculos o desniveles, escudo volador, en su tamaño mínimo cabe en una bolsa de cinturón. Y es compatible con los orbes de los sabios de Vhae Dunking.

Al parecer no sabía cómo tomarse aquello, pero yo me alegré.

-¡Un inventario! Es básico en los juegos de rol. Valystar, ¿Qué son esos orbes?

-Antes de la caída del reino Vhae Dunking sus mercaderes tenían los mejores artefactos mágicos de su mundo. Entre la nobleza los “orbes de los sabios” eran de los más populares. Son esferas luminosas muy llamativas que siguen a su propietario, muy caras para demostrar estatus social, y contenían inteligencias mágicas capaces de aconsejar y servir de enlace de comunicación, lo que permitía gobernar y hablar de asuntos importantes para sus dominios sin estar presente. Incluso podían mostrar los rostros de aquellos con los que hablaban.

Mary chasqueó los dedos al comprenderlo.

-¡myPhones con asistente Sara y videoconferencia!

-Tal cual. -Me reí.

Mary recogió la llave y el cubo: Era una especie de dado de metal blanco con bordes negros reforzados del tamaño de una naranja. Brilló en su mano al reconocerla como propietaria. Lo soltó y se sostuvo por sí solo en el aire.

-Pone que si el usuario tiene al menos nivel 10 su tasa de regeneración de maná es mayor que el consumo de volar en modo reducido, pero a medida que se llene con objetos el coste aumenta en función del peso. Y que se puede controlar su movimiento con la práctica mediante la voluntad mental.

-Qué sofisticado. Valystar, antes hemos salido fuera del laberinto. ¿El palacio de Vhae Rhodes también está fuera?

-Sus alcantarillas abandonadas están en los terrenos de la mazmorra, con un portal al exterior en su mundo. Los licántropos fueron reclutados mucho antes que yo.

-Zona de minijefes, ¿Eh?

Mary se dirigió al cubo:

-Abrir inventario.

El objeto creció en dos segundos hasta ser de metro y medio de lado, y entonces desplegó una de sus caras mostrando un interior con anclajes para sujetar armas y una redecilla.

-También dice que absorbe la inercia en el interior amortiguando objetos frágiles como pociones.

-Para eso es la red, supongo.

Lo estrenamos pasando cosas de nuestras mochilas al artefacto, incluyendo la ropa de invierno y abrigos para el piso 6, y me dijo que lo tocara.

-Cubo Adhae Mory: Le nombro usuario.

-Abrir inventario. -Dije, y se abrió también para mí. Sonreí. -Encoger. -Y también lo hizo. Me alejé unos metros. -Ven a mí. -Y lo hizo, flotando suavemente. -Esto es genial. Creo que agrandado podría servir para bajar en lugar del cabrestante, pero no sé si me quedaría sin maná a mitad de la caída.

Acordamos reunirnos abajo y la elfa reveló la auténtica puerta al otro lado del pasillo, fuera de su sala.

-Ha sido un placer veros. Os deseo suerte. -Se despidió.

-¿Qué has aprendido? -Bromeé mientras salía.

-¿Las apariencias engañan? No sé, eso se te da mejor a tí. -Abrió la puerta verdadera y se marchó. Entonces reparé en que me había quedado sin objetos.

Caminé con los ojos cerrados hasta el borde pero no noté pisar el vacío porque la ilusión también me afectaba al tacto. Simplemente de repente estaba cayendo con mi vida dependiendo de la fuerza de mis manos, rodeado de oscuridad y con el sonido del carrete desplegándose demasiado rápido para mi gusto. Caí durante mucho tiempo.