Dentro del laberinto (6: el castillo)

-Mi nombre es Sarah señor guardia. Jarret me retó a llegar al castillo en menos de 13 horas para salvar a mi hermanito Tommy, y aquí estoy, quiero entrar!

-Sarah: bien, dejámos el puente atrás ogrito mío.

-Ludo: sííííí meeejoooorr. Ceeentiineelaaa caaniiinooo maalooo.

-Sarah: no tan malo (digo pensando en mis cosas) si no llega a ser por él no habríamos sabido que hay que convocar los espíritus del pantano para cruzar el puente.(digo con sorna)

-Ludo: eees veeerdaad, peerrooo buuueenooo.

Sin saber mi monstruoso amigo lo que de verdad me exigió el perro para cruzar...mejor no se lo cuente porque es capaz de volver atrás hasta el puente y comérselo. El laberinto nos ofrece ahora otra de sus infinitas facetas. Ahora las paredes no son de piedra, ni seto, ni ladrillo, ni maloliente ciénaga, como la recién dejada. Sino de relucientemente doradas, ¿oro puro quizá? quien sabe, como aquí dentro todo es mágico todo es posible. Ello me indica que vamos por buen camino, porque Jarret, el rey de los goblins, supongo que no adornará con oro la parte más alejada del laberinto de su morada, sino que estas paredes doradas son signo inequívoco de que el castillo está al caer.

-Ludo: ¡uuuuuuhhhh, eeel caaastiiilloooo!

-Sarah: ¿qué dices Ludo, donde donde?

Miro al ogro y esté está mirando hacia adelante, pero hacia delante suyo, o sea, su mirada está como un metro más elevada que la mía. Eso es que él ve un poco por encima de las doradas paredes y parece que ve el castillo.

-Sarah: ¿ves el castillo!!? levántame, que yo también quiero verlo.

Ludo me toma en brazos como si fuera un bebé y me eleva por encima de su hombro, para que pueda ver yo lo que ve él. Cuando está mi cabeza a su misma alturá veo lo que le impresionó; No muy lejos, a 2 o 3 tiros de piedra, se ve el gran castillo del rey de los goblins. Aún nos separan unas cuantas paredes de laberinto, pero ahora que sabemos en qué dirección hay que caminar, la cosa será coser y cantar. Con la nueva ayuda de que ahora vemos el castillo, retomamos la exploración del laberinto con renovada ilusión. Ahora vamos recorriendo y girando pasillos, pero siempre sabiendo hacia donde está el castillo y calculando cual trayectoria es mejor seguir. La cosa se hace también un poco pesada como antes, a razón de un par de sin-salidas que tropezamos, pero nada puede parar a dos personas ilusionadas como las que somos Ludo y yo.

Miro el reloj y me alarma que solo queda una hora para llegar al centro, me pongo un poco nerviosa y mi caminar se convierte en correr. Ludo no tiene problemas en, con sus largas piernas alcanzarme, y ahora como si estuviésemos en una carrera de relevos, nos acercamos palmo a palmo al castillo, con nuestro perder por el laberinto. Al final me parece ver la salida, en una plazita de encuentro de pasillos, veo un bocacalle singular. Parece el mismísimo arco del triunfo a escala miniatura. Tiene el mismo tamaño que el resto de bocacalles de la plazita pero está adornada con esmero, dibujos, e incluso dos regias estatuas a ambos lados de un par de leones.

-Sarah: esta es ¡vamos!

Ludo ya resoplaba a causa de la carrera y aliviado por el triunfo detiene su paso para, como yo, hacer la entrada triunfal en el jardín del castillo.

-Sarah: ¡por fin! ya estamos! ya hemos llegado al centro del laberinto, ahora supongo que todo se basará en recoger a tommy como quien recoge una pizza y volveré al mundo normal con un abracadabra.

El jardín central en precioso, y más teniendo en cuenta que llevaba más de 10 horas perdida en un aburrido laberinto. Tiene gigantescos montajes vegetales a todos lados y una gran fuente con surtidor justo delante de la inmensa puerta. Nos acercamos a ella y ahí tropezamos con los primeros habitantes del castillo. Otros dos centinelas reales pero esta vez no son perros ni estatuas ni cosa rara, sino dos verdaderos soldados reales con su majestuoso equipaje, lanza, casco y botas.

-Soldado: ¡deténgase mi señora!

-Sarah: hola, mi nombre es Sarah. Jarret me retó a llegar al castillo en menos de 13 horas para salvar a mi hermanito Tommy, y aquí estoy. Quiero entrar.

-Soldado: mmm, bien, se le está permitido, pero su mascota debe quedar fuera!

-Sarah: ¿mascota? oh oh, Ludo?

-Soldado: como se llame su mascota, la entrada al castillo no está permitida con animales.

-Sarah: ¡jopá! bueno Ludo, parece que no te dejan entrar. Creo que nuestra despedida llega aquí. Después de salvar a mi hermano volveré al mundo terrenal y supongo que nunca más te veré. Me ha gustado mucho conocerte y te recordaré para siempre.

-Ludo: loo miiismoooo diiigoooo.

Ludo y yo nos damos un pico y soltándonos las manos con melancolía me adentro en la gran puerta. Dentro el castillo es tan enorme como por fuera. Recorro una gigantesca entrada como si fuera una catedral. El sentido común me indica que debo subir, y a la que encuentro unas escaleras, también regias, las subo. Todo es enorme y bellísimo, pero en cambio no hay ni una persona. Ni criados, ni soldados, ni nada de nada, solo infinito lujo allá donde mire. Sigo mi recorrido por la primera planta pero nada de nada. Subo otras escaleras y llego a otra vacía pero lujosa tercera planta. Acabo pensando.

-Sarah: este Jarret me espera en la azotea, ¡es capaz!

Entonces abandono mi inspección y subo directamente todas las escaleras que encuentro, para llegar arriba del todo. Al final llego a la torre. Una torre inmensa que tendrá una dozena de pisos en la que por fin, encuentro signos de vida. Cuando estoy dando el paso para subir el último escalón, oigo un alegre canturreo que me es familiar. Entro en la suntuosa estancia suprema y ahí está Hagel, bajo un plato de ducha que hay dándose un humilde baño con esponja en mano.

-Sarah: ¡Hagel! ¿qué haces aquí?

-Hagel: ups, Sarah. Uy, no te esperaba tan temprano. ¿Como fue todo, algún problema?

-Sarah: como que ¿como fue todo? me abandonaste en pleno laberinto, cuando oiste los gruñidos de al que conocí Ludo, que resultó ser un ogro bueno.

-Hagel: sí, ya sé. Ya sabía que era un ogro bueno al que no había que tener ningún miedo. Solo que huí para que prosigieses sóla tu camino por el laberinto, tu crecimiento personal, sin mi ayuda.

-Sarah: ¿mi crecimiento personal? ¿ que sabías que Ludo era un ogro bueno? ¿qué significa todo esto? ¿y qué haces aquí en la torre?

-Hagel: mmmm, esto verás Sarah. Mi nombre no es Hagel. Mi nombre es Jarret, rei de los goblins.

-Sarah: ¿que tú? ¿que tú eres Jarret? ¿pero quien era ese Jarret que me acompañó a la entrada del laberinto y me impuso el reto de llegar al centro en menos de 13 horas?

-Hagel: mmm, oh ya, ya recuerdo. Ese pamplinas fue el primero de mis sirvientes que me tropezé cuando buscaba a alguien que me sustituyera cinco minutos. Creo que se encarga de limpiar las cuadras. En fin, un plebeyo.

-Sarah: ¡entonces Jarret eres tú! ¿y porqué me has hecho todo esto? ¿porqué te hiciste pasar por un jardinero y me acompañaste los primeros tramos?

-Jarret: para ti. Esta búsqueda por medio del laberinto ha significado para ti algo más que un juego. A partir de las múltiples experiencias que has tenido durante estas 13 horas, te has hecho mujer. Fue una niña la que perdió a su hermanito a causa de una bobada. Pero ha sido una mujer la que ha sacado la cabeza por ese portal y me ha descubierto en la ducha.

-Sarah: ¿niña, mujer? esto... ups..

Digo esto y me quedo con la boca embobada aún mirando al que se seca con una toalla Jarret.

-Jarret: sí Sarah. Tu hermano en ningún momento ha pasado peligro. No se iba a tranformar en goblin de ninguna manera. Te lo rapté para después traerte a ti aquí. Y hacer todas esas cosas que has hecho que... sin duda no me reprocharás.

-Sarah: pero... ¿qué necesidad había de hacer todo esto?

-Jarret: ninguna, de hecho nada en el mundo es necesario. Pero si nadie hiciera nada, ni tú existirías, ni yo, ni el laberinto, ¡ni el mismísimo infierno existiría!

-Sarah: esto.. comprendo.... mm, creo que comprendo.

-Jarret: sí claro, sé que lo comprendes.

Mientras entablábamos toda esta plática, Jarret se ha ido arreglando y secando. Ahora está fuera de la ducha como dios le trajo al mundo, si no es él mismo que es un dios, desnudo. Y se ha acercado a mi, tomándome de la mano. Hace un instante le habría mordido después de todo lo que me ha hecho. Pero ahora esa mano es como si fuera mi dueña. Notando que mi cólera se ha disipado como un soplo de humo de tabaco, me toma de ambos lados de la cadera y me levanta la falda. Descubre de nuevo ese peludito sexo que ha tenido tantas experiencias durante todo el laberinto, me acerca la cara y me mete la lengua dentro.

-Sarah: ooooh, Hagel.

-Jarret: bffff, Jarret, me llamo Jarret. Hagel fue lo primero que me vino a la cabeza cuando tramé todo.

-Sarah: ooooh, como quieras, mmmm.

Diciendo esto me vuelve a atacar la panocha con la lengua, yo no puedo hacer más que tomarle la cabeza y empujarla contra mi misma. Hagel me masturba un rato delicioso en el que yo suspiro agotada. Mientras tanto, la mujer que ahora soy se saca el vestido y me quedo desnuda como él. Mientras me come me voy acercando a la cama que también hay en la estancia, supongo que la suya particular, y me dejo tumbar en ella por su cabeza. Me come otro rato divino, en el que tumbada, siento como me mete la lengua y el dedo por turnos.

Me voy volviendo por momentos cada vez más loca, hasta que al final se lo pido.

-Sarah: Hagel, hasta que tú no lo hagas no seré mujer de verdad. Hazme mujer.

-Jarret: he estado esperando este momento durante años. Prepárate querida.

Se pone medio encima de mi y medio erguido, mientras encamina su pene a mi rajita. No es muy grande, pero sé que voy a sentir en él el valor de todos los penes que me han penetrado durante estas 13 horas juntos. Hagel/Jarret me la mete.

-Sarah: oooooh ¡Jarret!

Jarret no se detiente ante mi regocijo, y adquiere un ritmo ni muy lento ni muy rápido. Yo cierro los ojos y dejo que mi boca exale cuantos gemidos quiera. Durante el rato de follada voy pensando en todos los varones que me han amado este día. Voy pensando en el gusano que me desvirgó en la entrada del laberinto, y me parecé que el pene de Jarret vuelve a ser él. Después pienso en la escultura pétrea que también me amó, colgada de él en un rincón olvidado del laberinto, y vuelvo a sentirme sustentada en esos brazos escondidos que salieron de dos compuertas, mientras mamaba su pene superior y su pene inferior se metía en mi vagina. Y vuelvo a sentirme otra vez de forma mágica en el mismo sitio.

Pienso igualmente en el anciano consejero, Ludo el ogro bueno, y por último centinela canino. Y en todas las ocasiones los recuerdo y los vivo de nuevo como si estuviera siendo amada por ellos, cuando en verdad es el pene de Jarret, que sin prisa pero sin pausa, me penetra adentro y afuera haciéndome mujer.

-Sarah: ooooh, ooooh, oooooh, ¡Jarret! quiero quedarme aquí en el laberinto, contigo!

-Jarret: no puede ser, el laberinto es solo para seres mágicos. Cuando te entregue tu hermanito volverás al mundo terrenal.

-Sarah: ooooh, ooooh, ooooh, haz que te recuerde siempre, ooooh, ooooh.

-Jarret: de eso me estoy encargando.

Dice mientras eleva su ritmo y me folla con puro espíritu animal.

-Sarah: oh, oh, oh, oh, oh, más, más, más, Jarrettttt....

Jarret hace caso a mi lamentable súplica y retoma un más bestial ritmo que une mis gemidos entre ellos haciéndome gritar descompasadamente.

-Sarah: ¡oooooooooooh! ¡oooooooooooooh! ¡oooooooooooh!

No me he dado ni cuenta de cuando lo ha hecho, pero de pronto me encuentro girada a 4 patas siendo follada como perra.

Jarret ha conseguido adueñarse de mi cuerpo y me hace sentir absolutamente lo que quiere. Yo tomo con las mías, sus manos que me toman del trasero, para tratar de sentirme si puede más pegada a él. Me parece sentirlo, lo cojo fuerte y saltan de mis ojos lágrimas cuando noto que, también mis manos parecen ser vaginas y sus dedos, diez vergas más que se me meten dentro de cada una de ellas haciéndome lo que le he pedido.

-Sarah: ¡ooooooh, Jarrettttt! por favor ¡no me dejesssss!

-Jarret: mm, mm, está bien Sarah, cuida bien de tu hermanito, mmm, mmmm, mmmmm.

Jarret se está corriendo, lo siento en mi vagina que nota los escupitajos de semen que la bañan. Al sentirlo, yo también entro en orgasmo y pierdo el mundo de vista gimiendo y llorando de placer.

-Sarah: ¡aaaaaaah! ¡aaaaaaaaaaah! ¡aaaaaaaaaaaaaah!

En mi propio orgasmo vivo una especie de viaje en el que regresan a mi mente todos los recuerdos de mi vida. Desde que jugaba a saltar comba con 5 años, hasta jugar a maquillarme recién. Desde la regañina con vete a saber cuantos años por romper un plato, hasta la regañina recién por amonestarme la profesora. Y así vivo de nuevo toda mi vida, desde los 0 a los 18 años. Para despertar al cabo de 5 minutos o 5 horas, no lo sé ¿donde estoy? no estoy en la torre del castillo, estoy en mi habitación, y Tommy está a mi lado.

-Sarah: ¡oh Tommy!

Llorando de alegría lo abrazo y le doy mil besos.

-Sarah: ¡te quiero, te quiero!

Él no tiene ni 4 años y no entiende nada de lo que ha pasado. Pero yo estoy totalmente agotada, y abrazada a él, me duermo.

------------------- FIN ------------------

Esta serie se la dedico a dos gran estrellas; Jennifer Connelly estrella cinematográfica, y Kacey pornográfica.