Dentro del Laberinto - 4
Sin saber que ha estado bajo vigilancia, nuestro héroe se pone a subir de nivel como un loco. Capítulo con mucha acción y al final también... acción.
Capítulo V: En las profundidades
Ya que mis padres ocultaron la trampilla a la mazmorra toda mi vida con una alfombra y una mesa en el sótano, a la vez que escondían la llave, mientras ellos estuvieran en casa no podía volver a bajar. No quería hablar con ellos al respecto porque si de verdad sabían lo que había ahí abajo, sin duda querrían proteger a su hijo. Eran capaces de bloquear el paso con medio metro de cemento. De modo que sólo podía bajar por las tardes después de clase mientras estaban trabajando. Lo malo era que también era cuando podía follar...
De modo que me conformé durante dos semanas con mi nivel antes de decidirme a bajar. Ya era mayo: Llevaba dos semanas haciendo tríos a diario y pero corriéndome sólo con pajas, así que estaba harto. Y echaba de menos ser aunque sea nivel 3. Mis padres todavía no habían encontrado mi arma y escudo, así que pude adentrarme con éxito. Superé fácilmente el primer piso, pero sin la planta monstruo no pude subir de nivel tan fácilmente. Tuve que hacer un auténtico control de plagas aniquilando todas las ratas. Me llevó dos horas, aunque ya no me perdía como antes. Sólo cuando estaba casi seguro de matar la última, subí a nivel 2.
-¡Por fin! Ya era hora.
Después me enfrenté rápidamente a todos los slimes. Se movian poco y los tenía localizados. No quería distraerme con ellos y que una rata me saltara por la espalda y me intoxicara o algo por el estilo. Tenía la esperanza de que cuando limpiara por completo ese piso volviera a subir, pero no sucedió. Me conformaba con llegar al nivel 3 y follar como antes, pero tuve que bajar al piso 2. No me quería enfrentar a lo que ahora sabía que eran escarabajos en vez de cucarachas sin al menos un nivel 4, y tampoco quería enfrentarme a los chacales sin al menos nivel 3. Por lo tanto me vi obligado a seguir con mi plaguicidio acabando con todas las babosas que encontré y huyendo de todo lo que fuera mayor que ellas. Finalmente, cuando pensé que no debían quedar más babosas, logré ascender.
-¡Me largo de aquí!
Dado mi nuevo proceder táctico, estaba muy pendiente de la dirección de la salida; sabía que estaba muy lejos. Tal vez en el extremo opuesto de la mazmorra. Pero si había llegado hasta allí ileso con 2/3 de mi fuerza y velocidad, debería poder escapar.
No lo conseguí.
-¡Mierda, mierda!
Un torrente de escarabajos apareció por el pasillo que llevaba hacia la salida. Eché a correr hacia la derecha y me encontré con otro.
-¡Una emboscada! ¡Pero si no tengo hechizos de control de masas!
Así que corrí hacia la izquierda; el camino estaba despejado salvo por un par de chacales. A uno lo arrollé con el escudo y lo dejé atrás. El otro se asustó al ver la masa de escarabajos cubriendo las paredes, suelo y pasillo del que venía. “Así que se pueden atacar entre ellos”, pensé. Me ignoró y huyó en otra dirección. Sin el nivel 3 me hubieran alcanzado aquellos monstruos simplemente por cansarme, pero pude aguantar el tiempo suficente para llegar a un foso y saltarlo. Al descartar el suelo, las criaturas se acumularon más en 3 de los lados. Yo solté el escudo, agarré el bate-garrote de púas, y me dediqué a barrerlos. Tiré a unos cuantos por el foso al despegarlos de la pared, pero tuve que echar a correr de nuevo dejando el escudo atrás. Una de sus pinzas mandibulares me rozó la pierna antes de escapar. Afortunadamente algunos de ellos se detuvieron ante mi ataque, y otros me persiguieron con menor velocidad, quizá por temor. Finalmente les di esquinazo tras varias bifurcaciones y pude desplomarme en paz.
-Hah, hah, hah... -No paraba de jadear.
-HAH, HAH, HAH.
-Mierda...
Abrí los ojos y justo sobre mí estaba babeando un chacal gigante equivalente al jefe escarabajo. Estaba disfrutando de su plato de comida antes de hincarle el diente. Rodé, me puse en pie y corrí. Estaba desarmado.
-Gggrrrr...
El rugido me puso los pelos de punta.
-¿Entonces tú eres el auténtico jefe de este piso? ¿El otro era un miniboss?
El monstruo caminaba lentamente hacia mí con la certeza de que su presa no podía escapar ni defenderse. Pero lo hice. Cogí una antorcha de la pared, y luego la otra. Luché y me rozó un zarpazo en el costado. Rodé y me esquivó. Le golpeé y quemé el hocico hasta que retrocedió gimiendo. Solté una de las antorchas, recuperé mi arma y me fui sin darle la espalda, apuntando hacia él con la otra antorcha todo el tiempo.
Eché a correr con dificultad por el dolor en mi costado, pero no parecía profundo. “¿De verdad tendré que ir al hospital? Y cómo explico esto? Un león del zoo?” Conseguí volver a salvo al piso 1. De nuevo paré a descansar jadeando.
-Tal vez haya entonces otro jefe por aquí. -Me dije a mí mismo. -Un jefe slime.
Pero entonces ¿Por qué no lo había visto? Estaba casi seguro de haber explorado todo el primer piso. Lo bueno era que ya sabía cómo me enfrentaría a él: Con antorchas. Los limos eran débiles a la magia y al fuego. Si al jefe princpial del piso 2 le había hecho retroceder, al limo lo tendría que matar. Por otra parte, estaba herido y se me podría infectar, aunque sangrara poco.
-Blub, blub.
-Vaya.
De repente ahí estaba. Se parecía a un emoticono de fantasma gelatinoso y verde sacándome la lengua. Entonces me escupió un chorro ácido pero lo esquivé a tiempo saltando a un lado.
-Eres peligroso.
Solté el bate-garrote y tomé una de las dos antorchas de la sala. De nuevo con doble antorcha y acostumbrado a luchar con luz escasa, lo único que tuve que hacer fue correr a su alrededor más rápido de lo que era capaz de girar. Le golpeaba y quemaba continuamente por su espalda con el tipo de arma al que era débil. Descubrí que tenía capacidad de regeneración cuando bajé el ritmo, pero no le volví a dar la oportunidad. Cuando finalmente se paró y vibró, eché a correr; tal y como esperaba se deshizo en un gran charco ácido que logré esquivar. Diez segundos después el liquido desapareció y sólo quedaba el baúl. Miré mi mano y era...
-¡Nivel 6! ¿3 niveles de una tacada?
Pensé que aunque el boss principal diera dos niveles tenía que ser por haber hecho tanta limpieza.
-Si soy el doble de fuerte ahora podría vencer al chacal...
Tuve que decidir si darme por satisfecho y olvidarme de la mazmorra e ir a que me curaran la herida, o continuar. Pero primero abrí el baúl. No iba a volver a caer en la trampa como con el espejo y pensaba leer siempre la nota primero. Pero en vez de una nota había dos, y en vez de una llave había un anillo verde:
Anillo de Slime:
Habilidad activa:
Curación menor de heridas. Requiere usar el conjuro “Corpus curare”.
Habilidades pasivas:
Resistencia menor a corte, apuñalamiento y mordedura.
Resistencia media al ácido.
Limitaciones:
3 curaciones al día.
Debilidad menor a golpes contundentes.
Debilidad media al fuego.
-Hostias... ¡Magia!
Me puse el anillo de inmediato en mi mano derecha y la coloqué sobre mi costado izquierdo.
-¡Corpus curare!
Sentí cómo algo cambiaba en la herida y luego dejó de dolerme sin más.
-¿Así de fácil?
Me levanté la ropa rasgada del costado y vi rastros de sangre seca. La quité frotando con la mano y descubrí que ni siquiera quedaba cicatriz.
-¡Esto es la polla! Aunque quizá debería dejar de usar antorchas...
El otro objeto un estuche que no toqué sin leer su nota:
Anillos de compromiso:
Poderoso vínculo entre dos personas. Ambos anillos son simétricos afectando por igual a ambos.
Habilidades pasivas:
Tu nivel será una media con el del otro usuario.
Tu karma será una media con el del otro usuario.
La subida de nivel se repartirá entre los dos.
Intensifica el amor entre los usuarios.
Comparte las sensaciones y placer sexual entre los usuarios.
Comparte el deseo y la excitación sexual entre los usuarios.
Comparte los fetiches y las fantasías sexuales entre los usuarios.
Limitaciones:
Una vez alterados vuestros niveles no podrá deshacerse.
Una vez alterado vuestro karma no podrá deshacerse.
Ponerse el anillo repartirá la subida de nivel por un año aunque se quite.
Intensifica el dolor de la pérdida del otro usuario por un año.
Tanto si se masturba como si tiene sexo con otra persona no usuaria, ambos usuarios emitirán siempre su fantasía, excitación, sensaciones y placer haga lo que haga el otro usuario aunque sea inoportuno, desde el primer uso y durante un año aunque se quiten los anillos.
Nota especial acerca de la asociación de Pavlov:
Aunque sin anillo puesto no se comparta directamente el deseo ni fetiches ni la subida de nivel ni el karma, la influencia durante un año de recibir las fantasías, excitación y placer sexual asociados de la otra persona, inevitablemente alterará los propios intereses sexuales originales.
Si los usuarios son de sexos opuestos y heterosexuales, esa influencia duradera inevitablemente transformará en bisexual sumando los deseos y fetiches de la otra persona permanentemente, como tras un lavado de cerebro de larga duración.
Esta unión como “almas gemelas sexuales” será de por vida.
-¿Pero qué es esto? ¿Para qué coño lo quiero? Y ni en broma me arriesgo a perder otra vez mis niveles.
Abandoné su estuche allí mismo, dentro del baúl sin siquiera tocarlo. Pero al cerrarlo este desapareció y en su lugar quedó un nuevo objeto con su nota.
-¿Había una alternativa?
Su forma era fina y circular y de color rojo claro. Tenía un cierre dorado con las letras K D moldeadas, y filigranas negras recorrían la circunferencia sobre el fondo rojo. Era un bonito collar.
Collar de la obediencia
Efectos:
Quien le ponga este collar a otra persona podrá darle órdenes imposibles de desobedecer.
Si el propietario le manda ponerse el collar a alguien, obedecerá y el efecto será igual a ponérselo personalmente.
La persona que lo lleve puesto no cambiará su propio karma al obedecer órdenes.
La persona que lo lleve no podrá quitárselo sin ordenárselo quien se lo puso.
Podrán darse órdenes programadas con antelación.
Podrán darse órdenes condicionales
Podrán darse órdenes preventivas.
La persona que lo lleve puesto intensificará su atractivo sexual.
La persona que se lo ponga voluntariamente hechizará con su belleza a quienes la huelan y la vean durante un minuto.
Las víctimas hechizadas sufrirán el efecto del collar como si lo llevaran puesto.
Limitaciones:
Las consecuencias naturales de las órdenes cumplidas, se obedezca o no en contra de su voluntad.
El cumplimiento de las órdenes dependerá de la interpretación de la víctima y la expresión del usuario.
El trato y órdenes que el usuario le de a la víctima afectará al karma del usuario.
Una vez puesto no se podrá quitar en ningún caso antes de un día completo.
Los efectos desaparecerán una hora después de quitarse el collar.
La duración máxima sobre una persona es de un año en total.
La duración máxima de cada orden una vez inciado su cumplimiento será de una hora.
En caso de usarse voluntariamente sólo mantendrá hechizada a una persona cada vez.
El hechizo de adoración y esclavitud se desactivará tras un día sin ningún tipo de contacto con la persona que lo use voluntariamente.
Nota especial:
Existe riesgo de efecto bidireccional: El propietario puede ser hechizado al mismo tiempo que la víctima si cuando le ordene ponérselo esta deseaba colocárselo por su propia voluntad.
El collar tiende a atraer a las mujeres, por lo que la persona propietaria corre mayor riesgo con ellas.
-¿Esclavitud? A caso los anillos eran para karma bueno y esto para el malo? ¿Entonces mi karma todavía era positivo?
Lo recogí y me lo guardé en la mochila de la universidad. Tras la experiencia del espejo afectándome a mí mismo, releí la nota pensando en sus efectos si yo me lo pusiera.
-¿Entonces me serviría para ser más atractivo? -Me imaginé llevando un collar llamativo de mujer y me dio vergüenza. -Mejor me lo reservo para un caso de emergencia en vez de usar el espejo. -Decidí.
Volví con mi nuevo nivel 6 en busca del chacal tamaño caballo dispuesto a zurrarle con mi físico duplicado, reducción de daño y magia curativa. Tras la experiencia de la primera vez, ya sabía enfrentarme mejor a él. En aquella ocasión no utilicé las antorchas, sólo mi garrote a dos manos porque mi modesto escudo de madera no me serviría contra sus zarpazos directos, así que me concrentré en esquivar.
-Uuuuf...
Se estremeció y desapareció dejando otro baúl. Tenía un anillo rojo con su nota correspondiente y otro objeto con instrucciones.
Anillo Fauces del infierno
Habilidades activas:
Envuelve en llamas el arma que sujete la mano con el anillo con el conjuro “Ignis armi”
Lanzallamas desde la palma hasta que se cierre el puño con el conjuro “Ignis jet”
Limitaciones:
El lanzallamas durará como máximo los minutos por día iguales al nivel del usuario.
El arma incendiada durará un minuto por cada uso. El número de usos será igual al nivel del usuario.
El fuego puede dañar al usuario.
-Esto ya son palabras mayores... ¡Luchar con magia!. Así, sí.
Me guardé en el bolsillo el anillo curativo y me puse el ofensivo en mi mano izquierda: Los monstruos verían mi nivel resplandecer en llamas antes de morir. Entonces tomé la nota del otro objeto, dispuesto a intentar conseguir la alternativa de nuevo si no me gustaba. Era más pequeño que el collar, circular y metálico; negro brillante como el caparazón de los escarabajos, y con diminutas campanillas. Era una especie de instrumento musical.
Pulsera de la danza del sacrificio
Atrae, tranquiliza y pone en trance ligero a todos los monstruos y humanos que la oigan sonar.
Detalles:
Número de objetivos indefinido. Afectará a cualquier criatura que la oiga.
Luchando contra monstruos su usuario será un cebo viviente.
Su usuario podría sacrificarse o atraerlos a una trampa.
Usar este objeto mejorará el karma del usuario excepto al herir o matar.
Es igual de efectiva a través de emisión de sonido mágica o tecnológica.
Limitaciones:
Duración máxima del trance pacificador: una hora por objetivo.
Tras despertar, las criaturas afectadadas recordarán todo lo sucedido.
Los monstruos tienden a redoblar su agresividad tras el trance.
Si son heridos despertarán del trance.
La poca profundidad del trance impide la reprogramación.
3 usos por día. Se considerará un uso como una danza de hasta una hora.
Detener la danza por más de un minuto desactivará el efecto a todos los objetivos.
-Esto... esto es...
Comprendí que la mazmorra me estaba diciendo que necesitaba ayuda. ¿A caso el piso 3 era demasiado para mí solo? Recordé las hordas de escarabajos y pensé en lo fácil que hubiera sido tener un ayudante que corriera por todo el piso mientras yo despertaba y mataba a los jefes de uno en uno ignorando a todo lo demás. Después estando parados todos los bichos podría matarlos a todos con tranquilidad, también de uno en uno. Era una habilidad tipo control de masas excepcional: La clase de poder que se necesita para enfrentarse a una gran cantidad de enemigos. Pensándolo bien ni siquiera necesitaba ayudante... salvo por el peligro de terminar como sacrificio si algo iba mal. Y ya sabía que no me podía fiar de la precisión de las instrucciones.
Me la guardé en la mochila y continué haciendo limpieza en el piso: Consumí todos los usos del lanzallamas masacrando escarabajos apelotonados mientras corría persiguiéndolos como un loco mientras huían de mí. Eran débiles al fuego y resistentes a armas contundentes (las púas de mi arma ayudaban con perforación). Agradecí mi nuevo nivel 8 al jefe chacal y me di por satisfecho cuando encontré la trampilla al piso 3. Eran tantos que me los reservé para otra ocasión cuando se me recargara el anillo. Ya era nivel 9.
-¡Allá vamos! -Dije bajando las escaleras. Debido a que el espejo me hizo retroceder, tenía más nivel del que me correspondía, así que no estaba preocupado. Había consumido el anillo ofensivo y tenía una pista que me indicaba que necesitaba ayuda, pero al menos quería echar un vistazo.
-¿Por qué huele tan mal?
Estaba sucio. Vi restos de barro, excrementos, comida podrida y otros tipos de basura y chatarra. Oí ronquidos y doblé la esquina con mucho cuidado. Bajo la luz titilante de las antorchas vi varias pequeñas criaturas durmiendo sobre puñados de tierra y hierba que parecía provenir del exterior. Vestían taparrabos y eran grotescas, con grandes narices y orejas. Junto a ellos estaban sus armas. Me asusté. ¿Criaturas inteligentes y armadas? ¡Eran goblins de piel verdosa!
-Zzz... Snif, snif... ¿Grrr?
Uno de ellos olisqueó, se despertó y me miró. Me quedé paralizado. Gruñó y grito con voz aguda y molesta señalándome y los demás también despertaron. Pero estaban aturdidos y no tomaron a tiempo sus armas. Pude tumbar a los 4 y luego rematarlos.
-Af, agh, ah... -Jadeaba por la adrenalina en lugar del esfuerzo. Después de todo era nivel 9. Miré sus armas: Una espada rota y oxidada; una lanza con el asta partida acorde a la estatura de la mitad de un adulto. Una daga de estilo medieval manchada de sangre y por último, un auténtico garrote más gordo que mi bate pero más corto. Era lo único que parecía en buen estado. Lo cogí y lo blandí para probar su peso con la mano izquierda, y a la vez utilice el bate en la derecha. El arma goblin era sin duda más pesada y robusta. La mía estaba agrietada y parecía que pronto se partiría en pedazos. Lamenté haber dejado el escudo atrás, porque aunque no fuera efectivo contra jefes sí que podría necesitarlo contra esas criaturas: Sabía que atacaban en manada y con emboscadas, preparaban trampas y veían en la oscuridad. Incluso podían utilizar armas envenenadas. Al menos eso era lo que decía la cultura popular, pero no había manera de saber cuanto de cierto había de ello en la mazmorra.
-Suficiente por hoy. Esto es peligroso. -Decidí. En los juegos de rol solían ser de las criaturas más débiles, pero pensando fríamente sobre sus fortalezas eran demasiado impredecibles y peligrosos para mí solo. Tan sólo con apagar las antorchas estaría jodido. Aunque utilizara la linterna me haría tener una mano ocupada. Pero entonces se me ocurrió utilizar una de tipo casco de minero. Tendría que ir a comprar materiales. De modo que volví hasta mi casa dándome por satisfecho: había subido de nivel 1 a 9, tenía el collar de la obediencia, la pulsera de control de masas, un anillo curativo y otro de ataque mágico de fuego. El día no podía ir mejor.
Eran sólo las 7 de la tarde, seguramente faltaban 2 horas hasta que mis padres volvieran. Salí a comprar en la ferretería un casco con linterna de minería y una cadena con un buen candado (para inmovilizar a algún semiboss que alguien inmovilizara con la pulsera antes de zurrarle), pero entonces me encontré a la rubia Susan, amiga de Mary, esperando junto a la puerta de mi jardín con cara de muy pocos amigos.
-Tenemos que hablar. -Me amenazó.
“Tenemos que hablar” puede tener muchas acepciones según el contexto, y aquel era sin duda de amenaza.
-Yo... Uuh...
-Te estás tirando a Vicky.
-...Pues... sí.
-¡Y también a Mary!
-Pueees... -No sabía qué responder.
-¡De modo que es cierto!
-¿Oh?
Caí en la trampa. Una trampa de la rubia tonta. Joder...
-Sabía que Mary estaba muy rara. Y no te quitaba ojo de encima. ¿Cómo puedes ser tan cerdo? ¡Has saboteado una relación!
¿Desde cuando esa pija repelente se había transformado en Vicky2 repartiendo justicia? La anterior a que usara el espejo, quiero decir.
-En realidad no he saboteado nada...
-¡Cerdo! -Me pegó una bofetada que resistí estoicamente como un campeón. Aunque reconozco que tal vez mi nueva resistencia tuviera algo que ver, porque ella se hizo polvo y se la cogió con la otra como si hubiera golpeado una pared.
-Me acuesto con las dos a la vez.
-¿Qué?
-Lo que oyes, tía. O sea. Super fuerte. Y tal. Jo. ¡No veas!
-...¿Te estás burlando de mí? -Realmente lo dudaba.
-Las dos son mis follamigas, Susan. No te metas en lo nuestro.
-Eso es mentira.
-Llama a Mary y se lo preguntas aquí mismo, delante de mí, a ver que nos dice. Cuéntale que me follo a Victoria también.
Sacó el móvil del bolsillo dispuesta a comprobarlo.
-Pero antes vamos a apostar por el resultado, ¿Te parece bien? -Saqué la moneda y la miró. Iba a callarle la boca.
-Yo no... apuesto... -La miraba embobada. Mi polla ya se estaba poniendo dura ahí mismo, en mitad de la calle, en la puerta de mi casa.
-Has venido a mi casa a acusarme de cosas muy malas y a pegarme una bofetada. Me merezco una compensación. Como mínimo acepta mi apuesta.
-Está... biennnooo, yo no apuesto... nunca. -Me gustaba su cara de rubia tonta en todo su esplendor, embobada por el trance ligero.
-Seguro que por esta vez puedes hacer una excepción.
-Nnnooo... Nunca. Mi tío es... No.
Comprendí que era inmune a la moneda por la fuerte inhibición a los juegos de azar. Y al parecer su tío debía ser ludópata.
-Mira qué bonita es esta moneda dorada... Cómo brilla... acércate y mírala mejor...
-Ssíii...
Entonces retrocedí un paso. Y otro. Marcha atrás recorrí todo el camino de vuelta hasta mi casa, y la rubia “jefa de animadoras” me siguió. Cerré la puerta interior y me reí. Mi risa era siniestra y malvada y me callé asustado de mí mismo.
-¿Qué coño ha sido eso?
-...¿La moneda?
-...Sí, Susan. La bonita moneda.
Me quité la mochila en la que pensaba guardar mis compras de la ferretería sin dejar de enseñarle el lado Juego. La abrí con la mano libre, saqué el collar y se lo enseñé justo envolviendo la moneda, con esta en su centro.
-Mira qué collar más bonito.
-...Monedaa.
-Y collar. El collar también es muy bonito. En seguida lo vas a notar.
-...¿Ooh? Ooh. Es muy bonitoo... también.
-Estarías muy guapa con este collar puesto, Susan. Y tú quieres estar guapa.
-...Lo quieroo.
-Sí, Susan. Quieres el collar.
-...Sí, dámelo.
-Voy a lanzar la moneda. ¡Si sale el lado Juego te pondré el collar!
-...¡Ooooh!
-Quieres que salga Juego. ¿Verdad, Susan?
-Síii... Collar... Dámelo.
-Ya estás en deuda conmigo por haberme pegado, así que quieres compensarme.
El cambio de tema la hizo dudar.
-...¿Sí?
-Sí. Y la mejor manera de compensarme es haciendo que me corra, Susan, así que debes hacer que me corra.
-No. -Fue rotunda. El efecto no se podía comparar al espejo.
-Entonces si sale Juego te pondré el espejo, y si sale Karma harás que me corra para estar en paz conmigo.
-...Nooo... Apostar...
-No es una apuesta, Susan. Sólo es elegir entre que te ponga el collar o hacer que me corra de la forma que yo te diga. ¿Qué eliges, Susan?
-¡Collaaar!
-Por lo tanto eliges Juego.
-¡Sí!
-Muy bien, Susan. Así que si sale Karma me chuparás la polla sin que tengas el collar puesto, pero si sale Juego tendrás el collar puesto mientras me chupas la polla.
Esperé.
-...¿Uuuh? Pero... Apuesta...
-No es una apuesta, Susan. Si sale Juego tendrás el collar mientras me la chupas, pero si sale Karma no lo tendrás mientras me la chupas. Y tú quieres tener puesto el collar mientras lo haces porque el collar es muy bonito, ¿Verdad que sí?
-...Síii... es muy bonito...
-Sí, Susan, todo eso es cierto, así que voy a lanzar la moneda para que sepamos si me la vas a chupar con collar o sin collar.
-...¿Ss-síiii?
-Porque no es una apuesta, sólo es compensarme por hacerme daño.
-...Aaah...
-Ya lo entiendes.
-...Síii... Entiendo.
-Así que tú eliges Juego y yo Karma y aceptas esta falsa apuesta porque debes compensarme.
-¿Síii?
-Sí, Susan, entiendes que tienes que aceptar esta apuesta y eliges Juego.
-...Aaah... Entiendo... Elijo Juego...
Y ahí estaba. Lo conseguí.
¡Cling!
Salió Karma.
-¡Pero qué...!
Ella ignoró mi protesta, parpadeó y salió del trance.
-Ha salido Karma. Jo, qué mal. ¡Ese collar es divino de la muerte!
Yo esperaba paralizado sin pode escapar, a expensas de su voluntad. Empezaba a comprender lo que sentía una de mis víctimas en esa situación. Quiero decir, una de mis follamigas.
-Con esto estamos en paz. -Dijo. -Sé que no era una apuesta de verdad porque sólo te estaba compensando por pegarte, pero aun así esperaba ganar.
No podía decirle que había ganado. No podía decir nada. Era como un robot sexual orgánico y empalmado a la espera de órdenes.
-Me lo he pensado y prefiero tener puesto el collar mientras te la chupo. ¡Me vería muy sexy! Dámelo.
“¿Pero-Qué-Coño?”, pensé mientras avanzaba y se lo ofrecía. Lo cogió y lo admiró como si fuera una piedra preciosa.
Lo que me desconcertó fue que ¡pretendía chupármela! Se suponía que no estaba reprogramada porque el trance era poco profundo. Entonces se me ocurrió que tal vez a cambio de tener una fuerte inhibición con el juego, podría tener una fuerte deshinibición sexual... quizá su fama de guarra era bien merecida. ¿Cuántas pollas habría chupado una tía como esa y cuánto mejor sería chupando que Vicky? ¿Habría tenido en la boca más de 30 pollas diferentes? ¿Más de 300 mamadas si cada una la chupó 10 veces, a una por día? No, eso serían sólo 10 días por pareja y 300 días. Esa tía no había sido una zorra sólo por 10 meses. Y seguramente la chupaba más de una por día de media. ¿1.000 mamadas de experiencia? ¿Si su clase fuera “Zorra” cuál sería su nivel?
Quizá mi karma todavía no era tan malo a pesar de haber perdido.
-¿Por qué no dices nada? -Yo estaba distraído otra vez. Ella seguía sujetando el collar sin ponérselo.
-Porque estoy esperando tus órdenes. Me lo merezco por mi mal karma. -Contesté automáticamente sin poder contenerme.
-Deja de bromear.
-No es una broma. Obedeceré cualquier orden que me des por haberme intentado aprovechar de tí. Por favor, castígame por mi mal karma.
-¿Es que a tí también te van los juegos de rol?
Supe que no se refería a los de niveles y hechizos.
-Nunca he jugado a eso.
-¿Entonces por qué finges ser mi juguete sexual cuando soy yo quien te la va a chupar? Bájate los pantalones.
Obedecí instantáneamente. Ella sonrió.
-¿De verdad vas a hacer cualquier cosa que te ordene?
-Todo lo que me ordenes durante una hora. No puedo resistirme. Ahora eres mi ama. -Dije como una marioneta cuyos hilos controlaba la moneda.
-Oooh...
Se acarició los pezones sobre la ropa un segundo, sin pensar, mientras se acercaba a mí. Quizá le picaban al ponerse duros.
-Entonces he decidido que me voy a poner el collar antes de chupártela. ¡Será como si hubiera ganado yo! -Y se rió.
Envolvió su cuello con delicadeza, olí su perfume, aun sin tocarla podía percibir la suavidad de su piel... Le quedaba fantástico el collar rojo brillante con filigranas negras. El broche dorado del cierre hacía juego con sus pendientes. Mi ama era tan hermosa... Mucho más de lo que nunca había notado antes. De hecho no podía haber en el mundo otra a su nivel. ¡Y cómo olía! Así debían oler los ángeles. Unió los dos extremos para cerrar por completo el mecanismo.
¡Click!
De repente quedé libre del hechizo de la moneda y pude moverme a voluntad ante mi diosa. El poder del collar prevalecía sobre la moneda. ¿Era un objeto de mayor nivel?
La miré y quedé sobrecogido por su belleza. Recordé que intensificarla era un efecto del collar. Lo que sentía por ella en ese momento tenía mucho más de asombro ante mi diosa que de calentón sexual. Luché por controlarme a mí mismo. “Resiste... Es un hechizo con interferencias... Tú puedes”, pensé.
-El rol ha cambiado. Ahora yo soy tu amo y tú mi esclava. -Expliqué.
-Nnn... ...¿oooOOhHHh..?
Se deslizó con las piernas abiertas hasta caer desordenadamente de rodillas, se llevó las manos a su entrepierna y presionó su coño.
-¡Aaaahhh...! -Gimió.
-Dime lo que te pasa.
-Sólo puedo obedecerte. Y eso me pone a cien. Lo que dices es verdad, tú eres mi amo y yo soy tu esclava... ¡Es superfuerte!
-Buena chica.
-¡¡AAAAAAAAAGGGHHH!!
Se retorció y se corrió allí mismo al decirle esas palabras. Eso tampoco lo mencionaban las instrucciones. ¿Era por sus características?
-¿Normalmente cuando follas interpretas roles como esclava o ama?
-...
-Contéstame.
-...Sss... af, agh, buuf... Síi, amo... ¡Mmmmhh...!
-¿Es lo que más te pone?
-¡Síiii!
-Pues antes me has ordenado que te ponga el collar antes de chupármela. Así que ven y déjame obedecerte. -Dije calculadamente para no causar problemas con la moneda. Tenía que evitar dar órdenes directas.
-Ooooh... ¿Me ordenas que te obedezca?
-No ordeno nada. Puedes hacerlo si quieres.
-Entonces... ¿Soy libre? -Tampoco quería causar problemas con el collar. No podía liberarla con el collar de esclavitud activado. Pero recordé que el efecto máximo de ambos objetos por cada orden o apuesta era de una hora. Elegí mis palabras cuidadosamente:
-Tengo mal karma y me merezco que me castigues. Me has dicho que me la quieres chupar con el collar puesto. Ya te lo he puesto y he dicho que puedes chupármela.
-Así que me ordenas castigarte. Muy bien. Ya sé cómo lo haré.
Se arrodilló ante mí y me hizo una mamada mucho más espectacular que las de Victoria. ¿De dónde salían esas tías? Esa sí que parecía una actriz porno experta. Era mayor que yo, 19 o 20 años, de segundo. ¿Cuántas pollas había chupado en su vida si su fetiche era jugar a ser una esclava? ¿Tal vez multitud de orgías? Siendo una rubia cachonda ¿Cuantos años llevaban los tíos entrándole y al ser tan guarra follándoselos y chupándosela casi sin pegas? Si lo hubiera sabido antes... -Me lamenté.
-...¡Aaaagh!
¡Pop!
-¡Uy! -Dijo risueña. Se la había sacado justo antes de que me corriera.
-...¿Qué haces? -Protesté.
Volvió a empezar. Chupó y chupó, girando en círculos la piel del prepucio, usó sus enormes e increíbles tetazas para hacerme una cubana mientras me lamía en círculos la punta del glande, me la lamió de abajo a arriba, me acariciaba los huevos mientras se la metía lentamente hasta el fondo de su garganta...
-¡AAAH! -No me pude contenter para hacer trampa.
¡Pop!
Vi el hilo de saliva entre sus labios y mi glande y se rió traviesamente.
-¡Jijijiji!
-¡No!
-Es tu castigo.
-Pero...
-¿Me ordenas que no te castigue?
-...No... -Me rendí. Tenía que tener cuidado con la interacción entre la magia de ambos objetos. Tuve que joderme y aguantarme.
-Uuuuuhh... -Intenté sofocar el gemido al venir el siguiente orgasmo.
¡Pop!
-¡Cerca! ¡Jijiji!
-Mierda...
-¡Casi me engañas!
¡Slurp!
Tragó hasta el fondo con un garganta profunda de profesional.
-Gaagghaahh... -Gemí con pesar.
¡Pop!
-¿Ahora qué? Si acabas de volver a empezar.
-Se me olvidaba decirte una cosa... -Me señaló con el dedo y me miró a los ojos. -¡Te ordeno que te corras por fin cuando yo te lo ordene!
-¡¿Qué?! Pero eso significa...
-¡Sí, significa sólo cuando yo te lo ordene! ¡Y aguantarás hasta entonces!
Era una maldita orden programada. Y una orden preventiva. El límite de tiempo de una hora no se aplicaría hasta que me ordenara correrme. La trampa estaba en la forma de expresarse ¡Maldito sea mi karma!
-Eso es... Tienes que obedecer todas mis órdenes, ¿verdad?. ¡Pues a partir de ahora nunca más te correrás sin mi permiso! ¿Queda claro?
-Por favor... Ama... No me ordenes eso... -No podía negarme directamente aprovechando el collar por culpa del influjo opuesto de la moneda. Entonces recordé aliviado que el efecto máximo era de una hora. Entonces mi tortura terminaría y me haría una paja hasta el final. Aunque ella también podría quitarse el collar con todas las consecuencias... Pero... ¿Qué consecuencias? A sus ojos estaba haciendo eso porque ella quería. Mi suerte no era tan mala...
En vez de metérsela en la boca me pajeó mirándome fijamente a los ojos sonriéndome. Yo intentaba poner cara de poker y eso sólo la hacía acentuar su sonrisa y acelerar. De vez en cuando hacía giros, me frotaba el frenillo con el pulgar o frotaba todo el glande con la palma mojada de saliva de la otra mano.
Bajaba el ritmo cuando me acercaba, y aceleraba cuando intentaba disimular que se me acercaba el orgasmo. Pero una y otra vez me lo robaba.
-Por favoor...
-¿Qué me pides por favor?
¿Cómo no se me ocurrió antes?
-¡Por favor, déjame correrme!
-¿Ya has tenido suficiente castigo?
-Sss... No... No lo sé.
-¿Oh? Así que soy yo quien lo decide...
-Antes sólo te ordené que me la chuparas, pero no te ordené que me hicieras correrme... -Seguía maniobrando con el choque mágico.
-Correcto. Pero yo te he ordenado que no te corras sin mi permiso. Y así seguirán las cosas. ¿Entendido?
-...Síi... Susan.
-Para tí soy tu ama. Cuando estemos solos.
-...Sí, ama. -Me lo dijo sin ser una orden directa.
-Muy bien.
Paró la paja, me hizo un garganta profunda, y muy lentamente subió apretando con sus labios hasta arriba, bajó al llegar a la punta para bajarme el prepucio, lo sujetó con la mano, y deslizó sus labios apretando con fuerza, muy lentamente, por el glande hasta el mismísimo agujero de la uretra. Entonces le dio un besito y se puso en pie.
-Hala, a vestirse. Súbete los pantalones.
-¡¿Qué? ¿Ya?!
-¡Jijiji!
-...
Obedecí a Susan y miré el reloj. ¡Había pasado una hora desde que lancé la moneda! Me había estado obedeciendo, “chupármela”, sin especificar cuando terminar ni que fuera al correrme, durante todo el tiempo que hizo efecto. Pero lo que seguía activo era el efecto de atractivo... No hubiera preferido a ninguna actriz ni modelo del mundo antes que a esa diosa para tener mi polla en la boca. Cuanto más la miraba más seguro estaba de que me daba igual esa tortura con tal de que me torturara ella. No lo hubiera cambiado por ninguna mujer del mundo haciendo que me corriera. Sacudí la cabeza y volví en mí mismo.
-¿Me devuelves el collar? -No quería perderlo de vista, era mío. Y podía ser peligroso en malas manos. Quiero decir, en otras manos.
-¿Me lo puedo quedar? ¡Porfa, porfa!
-...Con una condición.
-¿Cual?
-Antes de decírtela tienes que tener claro que es sólo un préstamo. Me lo devolverás cuando te lo pida.
-¡Vale! ¿Nada más? No es que fuera a dárselo a cualquiera!
-La condición es esta: Nunca, nunca jamás se lo prestes a nadie. Tendrás que impedir que lo usen otras personas. Mantenlo vigilado. Serás responsable de el. Hasta que me lo devuelvas, el único cuello que puede envolver es el tuyo. ¿Entendido?
-¡Síii! ¡Gracias!
Pero que hermosura, por favor. Me gustaba todo de ella. Era tan especial...
-Bien... ¿Por dónde íbamos? -Me preguntó.
-¡Ahora toca follar!
-No. Me estabas contando que te acuestas con las dos. ¿Es eso verdad?
Mi gozo en un pozo. Otra vez a discutir.
-Sí.
-Eso tengo que verlo.
-Pues llámala.
-¡¿Dónde está mi móvil?!
La ayudé a buscarlo incluso por el jardín, y finalmente llegamos hasta la puerta exterior. Y allí estaba, se le cayó al suelo al enseñarle la moneda. No lo recordaba.
-¡Lo he encontrado!
¿Pero dónde se había metido ella? Volví a investigar. Subí a mi dormitorio por si me había preparado una sorpresa, y di vueltas por toda la casa. Tampoco estaba en el baño. Por eliminación llegué a la conclusión.
-¡No!
Corrí hasta el sótano y la vi sujetando el espejo. Miré mi mano y mi nivel no había bajado. Ella estaba mirándolo como si nada.
-¿Qué es esto? Creo que oigo susurros en mi cabeza... ¿Es una cosa para Halloween o algo así?
-¿Ah? ¿Y qué te dice?
-Toma mi poder. Ven conmigo a la oscuridad. Lo repite una y otra vez.
Tragué saliva.
-A ver qué pasa... -Dijo. Sacó una llave del estuche del espejo y la reconocí: Era la de la trampilla. La sostuvo mientras miraba su propio reflejo y contestó: -¡De acuerdo espejito, iré contigo!
La trampilla se abrio sola de un portazo y un gélido viento llenó el sótano. La oscuridad nos envolvió como una niebla negra que opacó las luces.
-Las tinieblas me llaman. -Dijo ella. La vi caer en trance como una sonámbula y bajó las escaleras por su propio pie; no supe reaccionar y ella se sumergió en las profundidades. La trampilla se cerró, reaccioné y corrí... Pero no pude abrirla.