Dentro de la mente de mi AMO

estoy tan compenetrada con mi Amo que me meto en su mente tanto como el en la mía y podría escribir lo que el está pensando...

ENTRO EN LA MENTE DE MI AMO

He quedado a cenar con mi sumisa. Aquí llega. Viene vestida como le he pedido. Trae una camisa negra, muy fina que deja entrever su sujetador de encaje también negro. Adivino sus pezones por debajo. También lleva una falda larga negra y sandalias de tacón.

No me mira a la cara, tal y como está enseñada. Me saluda educadamente: "buenas noches, Amo". Buenas Noches Alex, le respondo yo.

Sube al coche, y se sienta, con las piernas entreabiertas, y compruebo que no lleva ropa interior.

Ya está mojada, tal y como a mi me gusta. No dice nada, pero yo se que le excita estar a mi lado. Sentirse mi sumisa.

Llegamos al restaurante. Un local pequeño e íntimo, donde vamos a degustar una estupenda carne. El dueño ya me conoce, y nos tiene preparada una mesa en un reservado.

Ella sabe que tiene que hacer. Yo pido por los dos. Se sienta en la silla, levantando su falda, y manteniendo las piernas abiertas para mi.

Toco sus pezones, incluso los retuerzo ligeramente por encima de la tela, pues me encanta sentir como se endurecen bajo mi tacto. Ella se contrae mezcla de dolor y placer.

A una mirada mía, saca un hielo del vaso y lo introduce en su coño, gimiendo. Es una zorrita, pero a mi me gusta que lo sea. Mi polla ya está dura, queriendo salir del pantalón.

Ella lo intuye y sonrie, me gusta esa sonrisa picarona, pero me pongo serio. Bajo la mano y toco su coño, donde el hielo ya se ha derretido, su clítoris aparece bajo mi dedo, lo estiro, meto dos dedos dentro. Me gusta jugar. Toco la cuerda de las bolas chinas, que sobre sale de su culo, tal y como le ordene que se metiera antes de venir. Ella me obedece porque es mía y lo sabe.

La carne está deliciosa, el vino también, pero lo mejor llegará después de los postres.

Tengo todo preparado. Empezaré con la fusta. Hoy no ataré más que sus manos. Tendrá que mantener las piernas abiertas mientras mi fusta dibuja su cuerpo, mi cuerpo ....

Mi fusta dibuja tu cuerpo. Muy despacio. Tanteando. Se desliza por tu piel despacio, haciendo hincapié en tus partes mas sensibles. Va desde tu cuello, ahí donde antes puse mi lengua. Descendiendo poco a poco por tus hombros.

Retiro la fusta. Dejas de sentir su presencia. Te preguntas donde estará. De repente impacta en tus nalgas, con fuerza. Una vez. Dos. Continua acariciando, no golpeando, tus nalgas. Despacio recorre toda tu espalda. Impacta sobre ella de vez en cuando para que recuerdes que tan próximo esta el placer como el dolor, y que solo yo decido lo que toca en cada momento. Acaricio tu espalda con la fusta. Poco a poco voy recorriendo tu espalda, la deslizo por tus caderas, por tu cintura. Desciendo muy lentamente por tus muslos. Me acerco, apoyo mi polla entre tus nalgas. Sientes su calor, mientras la fusta rodea tu cuerpo y te acaricia el vientre. Pasa por tus pechos despacio. De repente, te susurro que aguantes la fusta. Notas como tu camisa negra se desgarra. Con fuerza, casi con violencia arranco tu ropa y tu sujetador. Esto te turba. Te susurro que me devuelvas la fusta. Lo haces sumisa. Acaricio de nuevo tu vientre, esta vez sin estorbos. Subo despacio. Acaricio  tus pezones. Los golpeo alternativamente. Después los vuelvo a acariciar con la fusta. No tienes mas contacto conmigo que mi polla caliente en tus nalgas, y el aire que te llega desde mi boca cuando te susurro obscenidades.

Me separo. Golpeo con la fusta tus muslos ordenándote implícitamente que los separes. Solícita lo haces. Te estoy dando una orden, perra. Poco a poco subo con la fusta desde la cara interna de tus muslos hasta tu coño. Lo acaricio con la fusta. Lo golpeo con suavidad. Te pregunto si estas mojada. Me contestas que mucho. Dejas de notar el contacto de la fusta. Te preguntas donde estoy.

Me mantengo a tu espalda. Me acerco y me alejo alternativamente. Te susurro que eres mía. Te susurro que te voy a poseer. Me separo. Vuelvo. Mantengo mi respiración en tu oído, y de repente mi mano te toca el coño con fuerza, con violencia diría yo. Lo agarro. Lo palmeo. Introduzco varios dedos dentro de ti. Ahora en tu coño. Ahora en tu culo. ¿Vas a correrte? No, no debes, no puedes porque no quiero yo, los saco. Estas a mi merced.

Yo se que no vas a correrte, porque no te lo permito. Solo te corres cuando yo lo mando. Eres mi perra, y me obedeces, pero me gusta llevarte al límite siempre, y se que a ti también te gusta. Meto otro dedo y otro, cuatro ya dentro. Con un poco de tiempo podría meterte la mano entera, pero hoy no, hoy quiero disfrutar de ti de otras formas.

Mi polla, cada vez más dura, presiona la entrada de tu culo. Tú la rozas, tentándome a poseerlo, pero sabes que soy yo quien decido, y aún no ha llegado el momento.

Te doy la vuelta. Te siento sobre la mesa, mientras abro bien tus piernas. Te tumbo, y te exploro. Te beso, y siento tu humedad, mientras te sigo susurrando lo puta que eres, lo perra que te vuelves cuando estas a mi lado. Por un momento clavas tus ojos azules sobre mi, lascivos, pero sabes que no debes, salvo que yo te lo pida expresamente, así que te miro severamente y los apartas, pero yo retuerzo con fuerza tus pezones, porque no quiero que vuelvas a olvidar nada de lo que te explico. Cuesta mucho enseñar a una sumisa, y no debes olvidar nada. Gritas de dolor, pero no me importa. Te tapo la boca con la mano. Cuando paro, los chupo y succiono para que te relajes.

Toco tu sexo, cada vez más mojado y exclamo: !como te gusta zorra¡ Yo se que te gusta que te castigue, tanto como que te someta.

Golpeo tus tetas con la mano, primero una y luego la otra, y van adquiriendo un tono rosado.

En ese momento, te incorporo para que te metas mi polla en la boca. Quiero que chupes despacio, pero sin parar, quiero notar tu garganta.... cálida y húmeda, casi ahogándote, pero no la sacas, buena perra, saboreas la polla de tu Amo, porque para ti es un preciado manjar.

Cuando no creo que pueda aguantar más sin llegar al orgasmo, la saco. Quiero prolongar este placer, esta excitación sin límites.

Me separo de ti para admirar tu cuerpo, tu entrega, solo unos segundos. No me gusta que notes lo mucho que me gustas, aunque en el fondo, se que tu lo sabes.

Te pongo a cuatro patas, y es el turno de mi mano. Golpeo tus nalgas y tu coño, luego tus tetas. Siento como te estremeces, mezcla de dolor y placer, pero no dices nada. Solo agradeces cada golpe, tal y como te tengo enseñada. Los cuentos y me das las gracias.

Y ahora si, ha llegado el momento de sentir la polla de tu Amo muy dentro, taladrando tu culo. Quiero que lo abras bien para mí. Se que no te gusta, que te sientes mal al hacerlo, pero da igual. Tu opinión no cuenta. Esta vez quiero meterla de golpe, hasta el fondo, sintiendo tu calor. Ya estoy. Tú gritas. Agarro tu pelo y te acerco a mí, te beso el cuello, lo muerdo, noto tu dolor y tu entrega, y poco a poco, mis embestidas van excitándote, y te mueves a mi ritmo, al compás de mis movimientos. Se que ya te gusta, pero hoy no te vas a correr. No te dejaré. Hoy no, pero yo si. Estoy a punto. Paro un segundo, y tú te quedas quieta. Conoces muy bien mi ritmo. Eso me gusta tanto …. y en ese momento, volvemos a empezar, para yo derramar toda mi leche dentro de ti, en un orgasmo increíble y profundo.

Cuando me quedo quieto, sabes que debes hacer. La introduces en tu boca, y la limpias con la lengua, dulcemente. Como sabes que me gusta.

Luego te queda en el suelo, a mis pies. Sumisa, expectante, esperando las órdenes de tu Amo, porque solo vives para eso, y solo de esa forma eres feliz