Dentro de la 64-44
Lo que me ocurrió es algo fuera de la rutina.
Es increíble lo que sucedió, una mañana que empecé mi jornada laboral en una de las calles del norte de la ciudad. Las casas de este sector eran muy lujosas pero algunas presentaban esa apariencia campestre de una típica casa de finca, había por allí también edificios bien modernos, en los balcones la gente solía tender su ropa. Recuerdo que esa mañana yo bien alegre solo con mis herramientas de trabajo en la mano, una escoba, un recogedor y una carreta donde estaba una bolsa, veía que la gente se dirigía a su trabajo, con sus maletines y en sus autos que acababan de sacar de sus garajes. Eran aproximadamente las 6:22 a.m. el clima era típico de los lugares donde predomina el templado, era delicioso estar disfrutando de este ambiente, acompañado del canto de los pájaros.
Mi obsesión desde hace dos meses se centraba en Libis, era una mujer madura de muy bello aspecto pero con unos grandes, pero firmes nalgas que la caracterizaban, siempre que sus hijas se iban, porque venía el chofer escolar a recogerlas en el auto, ella salía con una bata que cubría su usada piyama de noche, daba un beso a su hijita y a su otro hijo y luego de unos minutos y recorrer con sus pantuflas el jardín volvía a entrar en la casa nuevamente. Pero definitivamente el espectáculo que me ofrecía la seda que bordeaba su aspecto físico corporal me calentaba de una manera firme por debajo de mi uniforme de trabajo, pero cuando iba a pensar que ella se fijaría en mi, aunque la obscenidad aumentaba, porque en mis días pasado veía como bellas mujeres deseaban meterse en sus cuevas penes de hombres desconocidos, aunque fueran estos de oficios humildes. Eso era lo que presenciaba yo, en ver ciertas películas X que se transmitían en un canal brasilero.
Esa mañana me conforme con un leve sueño de varios minutos, mientras el movimiento de la escoba ya no era tan regular, pues me había entregado a la fantasía de ver a Libis, haciendo señales al parecer disimuladas para decirme luego, que en la casa había una rata y que si podía llevarla a fuera, entre y cuando vi el lujo interior de su morada me excitaba aun más de lo que ya estaba, pues imaginaba que en esos momento ella se desprendía de la parte superior de su cuerpo, y solo veía sus sostenes que tenían aprisionado sus tetas, solo veía la parte superior de estas, pues ella ya se había hincado a desabrochar mi mugriento traje en la parte de abajo, pero recuerdo que como era enterizo, solo pudo bajar el cierre que mantenía cautivo un suave pero duro pene que era surcado por unas venas enormes que eran la fuente de endurecimiento del miembro.
Ella sollozando y dilatándolo con sus suaves manos observaba atónita, pues al parecer tenía ratos de no ver una verga, mientras al parecer pensaba en introducirlo en su boca, sus ojos contemplaban la majestuosidad de su rey de pasión. Ella me decía don Manuel que gran pene tiene, puedo saborearlo un poco, yo como sorpresivo, pero manteniendo una mirada de picaron combinándola con un poco de mirada lujuriosa, le hice asentir que si, yo empecé a observar como esa carnosa mujer, pero de piel muy suave daba muestras de gran placer, asintiendo como si dijera si en el movimiento de vaivén de sus labios con mi glande, era una sensación fantástica sentir la humedad de su lengua en el interior de su boca con unos pocos líquidos que expulsaba mi semen con los cuales se establece la lubricación en las penetraciones vaginales.
Ella mantenía su mano izquierda apoyada en mi muslo mientras que la derecha la utilizaba para agarrar la base de mi pene, esa mano izquierda ella parecía moverla en el rozar con mis vellos, era algo fantástico que combinara con la humedad de su lengua en mi pene. Estaba yo solo con la cabeza apoyada en el espaldar del sofá, y mi cuerpo tendido en aquel acolchonado recostadero, cuando suavemente empieza a engullir el miembro de una forma majestuosa de tal manera que yo me sentí en el cielo, era algo que me queda muy difícil describir, pero sus manos sostenían movimientos circulares sobre mi muslo, parecía que era muy placentero para ella rozar su palma de la mano contra mi muslo velludo.
Ella se paró en un instante en que parecía absorber con más fuerza mi pene al compás de su levantar, mientras esto hacía un hilo de semen se mostraba entre sus labios y la cabeza de mi miembro que se estiraba de tal manera que formaba como una apariencia de chicle y de esa forma se iba adelgazando en un excitante recostar contra su carnoso labio inferior, ya era hora me dijo, entonces tomo mi falo duro y húmedo, al que también se le notaba enrojecido, porque debes en cuando cerraba mis ojos para gozar de los indescriptibles momentos de excitación que sus labios, su lengua y sus dientes me proporcionaban. Ella tomaba mi miembro por última vez en un momento pues se dedicaba ahora a despojarse de su ropa de noche inferior y veía unos panties que parecían querían forzar la liberación de mi semen y ser bañados desde la distancia.
Su raja con bueno bellos alrededor se notaba húmeda y ella mientras me encontraba en la misma posición ensuciaba ahora mi cabeza con sus líquidos vaginales mientras ella apoyada todavía con la palma de su mano derecha sobre mi muslo dirigía mi pene a la entrada de su sexo. Finalmente sentí una explosión de humedad y estrechez producto del abandono en la que se encontraba esa cueva, ella expiro un suspiro profundo y ahogado que le quiso trasmitir a su macho, como muestra de su entrega, y luego de dos o tres entradas de mi miembro que se sentía apretado en su vagina, expreso un aullido un poco apagado para no alterar a la vecindad, el roce de sus muslos carnosos con los míos casi iguales de volumen parecían ser los cómplices perfectos del efecto de penetración que lo sentía como nunca antes, era maravilloso y placentero.
En la bajada veía como la humedad de sus vellos se pegaba alrededor de los vellos de mi miembro formando un clima de unidad nunca antes visto. De repente vi como ella me tomo por alrededor de mi cabeza para buscar el apoyo del espaldar del mueble, mientras asentía un arco de su tronco, y veía a través de un espejo ubicado lateralmente hacia nosotros como era la mecánica de su movimiento que estremecía todo el sillón. Acelero la marcha de tal forma que sentí que iba a disparar una carga de semen muy grande, y ella aumentaba sus aullidos de tal forma que pude ver que sentía que también se acercaba su torrente que acompañaría un descomunal orgasmo dentro de ella y así fue cuando se vio caer apoyando el resto de su humanidad contra mí, mi pene en su interior empezaba a descargar enormes cargas de semen que sentí que se confundían con las de sus líquidos.
Nos quedamos como unos minutos así mientras mi miembro permanecía lentamente recobrar su tamaño normal, pero mostrando gran presencia para una chica repleta de deseo como lo era ella. Vi por ultimo que ella con sus líquidos en su interior y que goteaban en el suelo se le escapaban en la entrepierna mientras divisaba el recorrido ejercido por ella hasta el baño, mientras mostraba unas nalgas que a cualquiera le provocan un desenfreno de entrega de placer. Yo me vestí y trate de seguir en mi oficio, pero fue en ese momento cuando desperté, era solo ilusión.
Me sentí muy bien, pero lo raro de todo es que cuando me disponía a proseguir con mis escobadas afuera, ella salió y se asomo, no sé a quién buscaba, pero cuando me miró, picaramente me guiño su ojo con el aspecto que siempre soñé ver en ella.