Demian & Dominic (1º)
Para vivir el presente hay que olvidar el pasado y dejarse llevar por lo nuevo que nos rodea. Eso debe aprender Dominic y cuando Demian entre en su vida gran parte de su pasado ira a la basura. Basada en hechos reales.
Para empezar este es mi primer relato, espero que os guste, he hecho lo mejor que he podido. ¡Joder! No le pidan grandezas a un chaval de 16 años. Era broma.
La historia se basa en hechos reales, claro está, algo alterado.
Hacia un par de horas la faculta había terminado. La noche caía con total normalidad en las calles de Barcelona. Me dispuse a caminar cerca al centro, siguiendo la rutina diaria. El calor del inminente verano que se acercaba me pegaba la camiseta de punto, y sentía las zapatillas apretar de mas. Todo era una patada en los cojones. La ciudad de verdad estaba bastante aburrida para ser jueves.
Seguí mi camino, mirando las luces de un amarillo ceniciento esparciéndose por todo lugar, dando una atmosfera acogedora aunque todo era inmenso. Desde algún lugar pude oler el vapor de algún carro de hot dogs, en ese momento recordé que no había comido más de una comida en todo el día. Aunque nunca he comido de ha mucho y puedo resistir sin comer hasta tres días. Me hice el de la vista gorda y continué mi camino.
No me iba para nada bien esto de vivir solo, estaba tan acostumbrado de estar con mis padres en Salamanca, con las asistentas y personas que hicieran todo por mí. Pero aquello que llaman amor tuvo que meterse en mi vida. ¡Puta madre!
Por nada del mundo regresaría a Salamanca, podría ir por un par de días, pero no viviría jamás allí. Me pueden preguntar si creo en el amor, pueden ser mil, un millón, un millardo… de personas quienes pregunten eso, y a todos le diría igual: “No creo en el amor; el amor es solo un alboroto de células y hormonas que cambian de emociones a las personas constantemente. El amor no duele, es imposible, al igual que te rompan el corazón, eso jamás podrá pasar, es que es tan improbable como que una vaca sea enviada al espacio” Diría eso, quizá más, quizá menos. El idioma me daría igual, la cosa es que NO creo en el amor.
Para tomar semejante decisión debe haber una razón, y si que la hay. Creí en el amor, tal cual como creo en Dios. Pero fui herido e hipotéticamente me rompieron el corazón. Siempre creí en que había esperanzas, en que en algún momento ella diría que todo volvería a ser como antes, pero no fue así. Siempre he sido MUY positivo antes que nada, pero con aquella relación, con aquel final no pude ser positivo, de cierto modo me derrumbe. Pero ya paso. Lo hecho está hecho.
Suspire, colocando los ojos en blanco. Un perro caminaba a mi lado, los ojos negros brillando tan inocentemente. Me incline a tocarle el lomo, sonriéndole a aquel Golden que parecía algo viejo ya. El perro me miro un par de veces, escrutándome y luego se dio vuelta, lanzando un ladrido a la luna de plata.
Me acerque a un banco en mitad de una plaza, el calor era una mierda, quise sacarme la camisa y dejar mi torso desnudo, pero no aguantaría y quizá mis pantalones irían a parar al suelo de igual modo. Mientras miraba el cielo y bostezaba de pereza, el aire soplo una brisa, una brisa cálida, llena de frescura y algo que me hizo sentir extraño. También trajo consigo un pedazo de papel que fue a dar a mi cara.
“ Fiesta de Blanco y Negro en BlingBling Center.
Jueves, 2 de junio, 2011. Avenida Diagonal…”
Solo me basto leer aquellas palabras para colocarme de pie y dirigirme a mi departamento enseguida. Genial. Una fiesta, lo que necesitaba. Estaba cerca de aquella Avenida, no tardaría mucho en llegar. Pero ir a una fiesta solo se ve tan mal, me dije. Mientras penetraba el primer rellano del edificio busque en el móvil el número de Belen, una amiga de la facultad. Le deje un texto y pasados dos minutos ya tenía respuesta. Que practica.
“ Venga XD claroo que me apunto. Nos vemos en hora y media
Fuera de tu edificio”
Sonreí para mis adentros. ¡Ja! Nadie, de hecho, se resiste a una invitación de Dominic Manzul. No es por nada, pero ser uno de los chavales ricos y guapos de la facultad es una buena, muy buena ventaja en muchos casos y para muchas cosas. No hay chica que diga que no ha algo dicho por mí… ni tío.
Subí por el ascensor, ignorando al portero que me hablaba sobre un paquete desde Suecia o algo así. Mi tiempo era oro, algo me impulsaba a ser rápido y no desperdiciar tiempo. Mi apartamento era uno de los dos Penthouse del último piso: Un largo departamento de cinco habitaciones, cuatro baños, cocina de lujo, sala de estar que ocupa casi medio departamento, jacuzzi y un baño de vapor. Vaya regalo de los viejos por aprobar el Bachillerato.
Mientras entraba al gran lugar me saque la camisa y las zapatillas y ande a grandes zancadas hasta llegar a la habitación mas grande, allí me saque el resto de la ropa y me dirigí a la ducha. Me encantaba el agua fría. Me relajaba y me hacía sentir alegre de separarme del abrumador calor. En diez minutos ya estaba frente al gran armario de la blanca habitación, rebuscando entre todas las prendas.
Decidí usar unos pantalones Burberry blancos, de esos ceñidos; una camisa negra de maga larga pero de tela fresca marca Armany y una chaqueta ligera de Zara. Los zapatos de un color negro grisáceo remataban mi buena presencia. Para tener dieciocho años recién cumplidos tenía cara de chaval de dieciséis, según, muy “inocente”, no obstante, se ser inocente cuando me conviene. Me mire en el largo espejo de la pared: La chaqueta me quedaba de puta madre, remarcando mis buenos bíceps y tríceps y un buen abdomen liso. Los pantalones acentuaban mis duras piernas por el futbol y llevar el cabello largo, desordenado con un poco de fleco me daba un estilo de chico despreocupado.
Cuando solo faltaba un cuarto para las diez de la noche escuche el llamado desde el teléfono del portal. Baje y enseguida me encontré con una Belen muy guapa con su vestido de tiras de un color blanco inmaculado y sus tacones negros. La tía tenía unos labios de muerte.
−Vaya, Dom, te ves muy bien –dijo ella, estampándome un par de besos –gracias por invitarme.
−Joder, no es para tanto –sonreí con cierto aire orgulloso.
−Vale, vale –dijo ella.
Caminamos hasta la calle y buscamos un taxi, había dañado mi auto y este estaba en el taller de mecánica, quizá nunca saliera de allí y mis padres me dieran otro. En cuanto subimos al taxi hablamos un poco sobre la facultad y los colegas. Belen era una tía muy atenta, que lastima que ahora no me apetecía nada realmente con nadie, noches y aventuras si, relaciones para nada.
−Llegamos –dijo ella en cuanto vimos el gran establecimiento que antes era la casa de un Conde y ahora la discoteca mas guay de la ciudad. –Vaya, esto está a reventar.
Una gran fila de personas esperaba afuera, todos vestidos de blanco y negro y al parecer emocionados por la fiesta a la que estaban por entrar. ¿Cómo íbamos a entrar?
−Joder, teníamos que haber venido antes –dije algo frustrado.
−Dom, no te cabrees… mirad que he aprendido de ti –siseó entre leves risas, alzando su móvil. Fruncí el ceño extrañado.
− ¿Eh?
−Conozco al hijo del dueño, él nos ayudará enseguida… es un tío genial, te va a gustar seguro –dijo ella. Belen era una de las pocas personas que sabía que no solo me molan las tías.
−Bel, ya sabes que no quier…
Nos bajamos del taxi y comenzamos a caminar calle arriba, mientras Belen marcaba a su amigo.
−No digo que te guste de gustarte, sino como colega. –Dijo y enseguida sonrío−Hola, Demian. Es Belen. ¿Cómo estás?... maravillosamente bien… eh disculpad pero ¿podrías ayudarme a mí y a un amigo?... –me guiñó un ojo –es que hemos venido a la fiesta de la disco de vuestro padre y vaya gentío que hay, ¿puedes hacer algo…? Oh… ¿de verdad? Gracias –casi salta de emoción. –Guay, te esperamos fuera. –En seguida colgó la llamada –Bueno, ya viene nuestro salvador.
−Genial –dije, sonriendo ampliamente.
Metí las manos en los bolsillos del pantalón, mirando las luces que salían desde los grandes vidrios de la discoteca. Unos minutos después, Belen me jalo del brazo, llevándome hacia una puerta de cristal oscuro con las iníciales: BB’C. Sonreí de lado. Un marroquí en la puerta se nos quedo mirando con una mirada de desaprobación. Era de seguridad.
−Mags, con permiso –dijo una voz detrás del hombre, mire a Belen.
−Demian –dijo ella y camino hacia la puerta, casi empujando al gran hombre.
En seguida pude verle a él. Fue extraño. Es lo que mejor puedo decir de ese momento. Era alto, de cabello negro y desordenado, con algo de fleco, como el mío. Sus ojos de un color negro brillante me miraron enseguida, y su rostro, oh, que rostro, era… se me paso por la mente ese personaje de Crónicas Vampíricas, Damon Salvatore. Tenía esa mirada picara y juguetona. Corpulento, y de labios finos. Pero que hombre.
Tuve que esperar unos segundos antes de apretar su mano. No escuchaba nada, todo fue extraño. De pronto me vi dentro de una multitud de personas bailando, gritando, cantando al son de cada canción.
Mire las anchas espaldas de Demian, los pantalones negros le quedaban tan ceñidos como los míos y la camisa blanca dejaba ver una espalda esplendida. Trague saliva. Yo nunca me quedaba tan flechado por un hombre tan de prisa. Pero él no parecía normal, en lo absoluto.
Belen y yo nos separamos de aquel joven y nos dirigimos a la barra.
−Te mola –dijo ella, riendo.
− ¿El qué? –masculle, mientras llamaba con la mano al barman.
−Demian –dijo, dándome un golpecito en el hombro−Dom, es hora de que olvides el pasado y vivas el presente… ¿Quieres ir por la vida estando con una y con otro para olvidar ya sabes qué?
Un nudo se hizo en mi garganta, el barman se me quedo mirando, con el ceño algo fruncido.
−Un whisky doble –brame de una vez.
−Yo un Vodka. –Dijo Belen –ya, vale, siento hablar de eso.
−Mejor –dije de forma abrupta –estamos aquí para divertirnos, así que ¡Venga! A buscar con quien divertirnos.
Me di vuelta, terminando mi whisky y en seguida un par de chicas se me acercaron. Una alta de cabello moreno y ojos claros, la otra un poco más baja y de carnosos labios rojos. Enseguida, luego de los saludos previos, comenzamos a bailar al ritmo de una canción bastante pegajosa.
Mientras bailaba con ambas tías, rozando mi paquete con sus piernas y glúteos, pasando mis manos bajo sus tops brillantes, vi como Demian se acercaba con un par de chicas también, morreandose con una, mientras la otra bailaba o casi se sobaba en él. Vaya escena.
Él alzó la mirada, sonriendo de lado con malicia. No podía cree que usará un gesto similar al que yo he usado desde siempre. Colocando los ojos en blanco continúe en lo mío, ignorando a Demian. Estuve en aquel plan un cuarto de hora hasta que sentí la garganta seca. Me dirigí a la barra, a Belen no le había visto en la última hora.
En cuanto me acerque un tío se me quedo mirando. Era bastante atractivo, pero esa noche no me apetecía nada con tíos. O ni yo mismo sabía, tenía la mente bastante llena de cosas. Me senté y enseguida el tío comenzó a rozar una rodilla con mi pierna. Era guapo, de cabello negro largo y ojos azules, con un cuerpo de vicio.
−Hola –dijo él.
−Hola –dije, mirando mi vaso. Iba ya por el quinto vaso de whisky doble.
− ¿Cómo estás? –dijo, pasándose una mano por los lisos cabellos.
−De maravilla –alcé el rostro y le sonreí ampliamente−no preguntaré por ti, veo que estás muy bien.
−Se hace lo que se puede –dijo y se coloco de pie, acercándose a mi.
Lo mire con malicia y me dispuse a colocarme en frente suyo, mordiendo mi labio inferior sin parecer muy excitado, solo un simple roce.
−Pues, me gusta lo que se puede –dije y enseguida el tío me agarro de la nuca, atrayéndome hacia él.
Su lengua se abría paso por mi cavidad bucal de una manera genial, sentir su calor me gusto, agarre su cabello y lo jalonee. Mordí su labio, mientras él me toqueteaba la espalda y los muslos, mostrando una cara llena de lujuria. Comencé a sentir su rabo en mi rodilla flexionada, mientras nos besábamos aquel tío se sobaba en mi. Que morbo, joder. Por suerte estábamos en el lugar más apartado de la barra, donde las luces más oscuras nos golpeaban.
Luego de unos minutos de morreo el hombre se saco la cazadora, me dispuse a meter mano por aquel pétreo abdomen, sonriendo, le di unas mordidas en el cuello, en plan juguetón. Pero ciertamente me gusta morder, así que clave mis dientes casi hasta sentir su sangre en mi boca. Eso puso más cachondo al tío, comenzó a jalarme el cabello y susurrar cosas en mi oído.
−Oh… Noi, ets genial, te la vull ficar –dijo, mordiendo el lóbulo de mi oreja izquierda.
No espere un segundo más, me separe, sintiendo como la sangre se deslizaba por la comisura de mis labios, casi le grite de ira, queriendo estamparle un golpetazo. Ese maldito creía que me iba a follar, estaba muy equivocado. Lo que me hace bisexual y no gay es que no me he dejado dar por el culo, mucho menos por un puto desconocido.
−Joder, ¿De qué vas? No me dejaré dar por el culo –brame inconsciente del tono de mi voz y la rabia que me embargo.
−Solo dije que quiero, no que lo iba a ser… no te alteres, noi –dijo, frunciendo el ceño.
−Te callas o te callo –exclame, la respiración acelerada, las manos empuñadas.
No podía culparle, yo seguí su juego, además, adivino nadie es para saber si te dejarás dar por el culo o no. Tome aire, tratando de calmarme, pero no podía. La ira, la rabia por recordar “mi pasado” entraron en contacto con aquella ira y enseguida me quería cargar a golpes a ese cabronazo. Pero qué hijo de puta.
Sin darme de cuenta, le estaba estampando puños al hombre. Gritándole todo lo que se me venía a la cabeza.
−Dominic, para –dijeron a mis espaldas.
La voz dura y fría de Demian me hizo frenar en seco, y aquel segundo de distracción fue bien aprovechado por el puto, en seguida, me astillo una ostia en la cara, dejándome tambaleante y cayendo en los brazos abiertos de Demian. Maldito Gilí pollas, fue lo último que pensé cuando sentí el peso del golpazo y la tranquilidad del desmayo en mi cuerpo.
Estaba acostado sobre un lecho de hojas secas, con el aroma del mar alcanzando mi olfato, sentía una mano acariciando mi rostro y la tranquilidad de una tarde de verano. Ella reía, su risa era como música para mis oídos.
Sentir la arena y las hojas debajo de mi cuerpo me decía que tobo iba bien, que estábamos juntos y que nada había pasado. El sol acariciaba nuestras pieles y yo podía sentir su mano apretando mi mano, volví la mirada y la vi a los ojos. Era hermosa. Me miraba, con sus ojos marrones brillando y su cabello ondeando.
−Isabella… te am…
−Dominic, ¡Despierta! –repicó una voz. –Venga, que solo ha sido un golpe.
−Uno muy fuerte –alguien resalto.
Fui abriendo los ojos poco a poco, topándome con la luz blanca de la habitación, el aroma a implementos de limpieza tomo el lugar del aroma a agua salada y toda la escena playera paso a ser la escena de una oficina.
−Ah… mierda –me incorpore, tocándome la cara –maldito gilí pollas… ¿Dónde está que lo mato? –dije enfurecido.
−Nada de eso –habló Belen –no matarás a nadie, ¿Estás tonto? No has debido morrearte con ese tío.
Sentí como las mejillas se me enrojecían por la vergüenza, aun mas, sentí a quien estaba sentado detrás de mí. Ahora Demian sabía que me iban los tíos, bueno, daba igual, mejor a que se enterara de otra manera, no obstante, no me gustaba eso, me daba mala espina
−Sí, ya, ya –dije enseguida –por suerte me habéis detenido o le hubiera partido la cara.
−Sí, lo sabemos –dijo Demian, levantándose de su lugar.
Bajo la luz blanca de la habitación lo contemple mucho mejor, era tan atractivo y a la vez tenía un algo que me recordaba tanto a mí. Él me sonrió, y guiñó un ojo de una manera tan natural que no supe como pensar.
−Eh –siseé. –Gracias…
Demian se acercó y me colocó un algodón en la comisura de mi labio derecho, limpiándome mientras me miraba atentamente.
−Tienes un buen gancho –dijo –me recuerda esta pelí… El Castigador –rió por lo bajo.
Abrí los ojos un poco sorprendido. Particularmente amaba esa película, era genial a mi parecer, aunque a la mayoría de mis conocidos les era un asco.
− ¿Te gusta esa película? –dije agarrando el algodón por él, mirando como se alejaba de nuevo.
−Sí, me parece genial. –soltó enseguida.
−Ostia tío, tienes buen gusto, amo esa película –reí y sentí un leve dolor.
Belen se me quedó mirando, ahogando una carcajada por lo que pude ver. Sonreí ampliamente. Quizá si me llevaría bien con este tío aunque nunca se sabe, me dije.
−Vale –asentí y me puse de pie enseguida.
−Bueno, regresemos a la fiesta –dijo Demian, sonriendo como si de un ángel se tratará.
−Venga, vamos. –Dijo Belen y salió de la oficina enseguida.
−Dominic –me llamó Demian.
Me volví enseguida, soltando el pomo de la puerta. Él se acercó a mí, mirándome a los ojos con esa mirada y esa sonrisa suya, tan picaras, tan misteriosas.
−Dime, Demian –dije sonriendo.
−Ten mas cuidado con lo que haces –colocó una mano en el cuello de mi camisa y luego otra, arreglándola. –No quisiera perder un amigo, no sin conocerle antes.
Quede algo atónito con sus palabras, sentí el nudo regresar a mi garganta, palpe el pomo con fuerza, tensándome y mirándole con seriedad. Diablos, era tan sexy, ¿qué debía hacer yo? ¿Dejarme llevar acaso?
Me acerque a él, sonriendo de medio lado, solté el pomo. Este tío me daba alas, hay que ser ciego para no fijarse.
− ¿Cuánto me quieres conocer? –le susurre.
−Más de lo que crees, Dom –dijo, sonriendo.
No pude evitar sentir miedo de la forma en la que lo decía. Demian jugaba con fuego y con fuego no se puede jugar, yo ya me estaba quemando por ello.
−No me mal interpretes –se secó la garganta y sonrió de oreja a oreja –seremos muy buenos colegas, Dominic, lo presiento.
Pestañee varias veces, sorprendido y algo enojado. ¿Solo amigos? Vale, por lo menos es claro desde el principio.
−No me van los tíos –se hundió de hombros.
Si no le iban no le iban, me dije, y deshice la idea de obligarlo a algo. Cada quien es libre de elegir lo que quiera, y si a Demian no le van los tíos es porque no le van. Pero ¿Por qué tenía que ser tan cabrón de insinuarse? Entonces recordé a alguien con esa misma maña: A mí.
−Va… vale –dije irguiéndome y riendo bajo. –Eso es genial.
Ambos nos reímos y salimos de la oficina. Aunque él quisiera solo una amistad algo más me decía que iba a caminar un largo camino con Demian, quizá solo un camino de amigos pero iba a ser muy largo.
Suspire y baje las escaleras, solo esperaba que el pasado no atacase de nuevo.
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Realmente espero que os guste, hice mi mejor esfuerzo, nunca he escrito este tipo de relatos o historias así que no se si este bien o no. Espero enardecidamente vuestros comentarios y criticas. En el próximo capítulo vienen sorpresas y no tanta charla. No quiero aburrirles, les prometo escenas candentes. Hasta la próxima, un saludo.
Adèu xD