Demencia 5 (5)
La concentración de los Caballeros de Fortuna, antes del partido final del campeonato de Lasserball, ya está en todo su desenfrenado apogeo,...
Las callejuelas cercanas al hangar se llenaban cada vez más de gente. Jóvenes ansiosos de sexo y diversión, se agolpaban frente a la puerta metálica del feo edificio ruidoso e iluminado. Adentro, La "concentración" de los "Caballeros de Fortuna", antes del partido final del campeonato de Lasserball, ya comenzaba a estar en todo su desenfrenado apogeo. Chicos y chicas de toda edad, de alta sociedad y ganapanes, pugnaban por entrar a la que ya era considerada "la fiesta del año" (salvo claro, podría ser superada si ganaban el campeonato los "Caballeros")
El increíble bullicio se esparcía por toda la zona, pero no vendría la policía aún si alguien lo pidiese: el barrio es demasiado peligroso, incluso para ellos. En eso pensaba sonriente, el jefe de seguridad, contratado por los "Caballeros": Pete Amado. Algo bajo para ser seguridad, de nariz partida y ojos diminutos, disfrutaba viendo frente a él a decenas de semidesnudas (y algunas desnudas por completo), jovencitas, y tipos cargando en vilo cajas de licor: todos tendiéndole las manos, rogándoles por entrar. Dirigiendo a un grupo de fornidos ex jugadores de Lasserball como él, cuidaban que no llegue la policía, y que nadie entre, a menos que los "Caballeros" ordenasen lo contrario: de cuando en cuando salía alguno de ellos; una mirada y entraba quien era elegido: tipos con trago si escaseaba, o chicas bellas si lo que escaseaba no era la bebida.
Hola, "Culón", , le dijo Michael Zach, un flaco defensa de los "Caballeros", mientras atravesaba el cordón de guardaespaldas, acompañando por tres rubias borrachas, y portando una caja de whisky-, ¿todo bien?,...
Hola "men", -, le respondió Pete Amado, como si nada-, oye, ¿y mi propina?,
Zach se detuvo y sonrió. Pete tomó como si nada dos botellas de la caja de Michael, sonriendo: era n "tentempié", para pasar la noche.
Nos vemos adentro, "Culón", -, le dijo al introducirse al hangar.
Ya,
La cosa iba tranquila, hasta que un gracioso se quiso "colar" tras el grupo de Zach:
Hola, "Culón",
El vivo salió volando por los aires, cayendo pesadamente al piso varios metros atrás, y con tres dientes menos; un potente puñetazo de Pete Amado era lo que había dado cuenta de él. No por nada Amado tenía el puño más pesado de la ciudad. El mocoso imberbe desde el piso le miró como si quisiera saber qué había hecho mal. Pete se le cuadró a unos pasos, y le miró con fiereza:
"Señor Culón", para ti, pedazo de idiota,
Así era: sólo los "Caballeros" le llamaban por su apodo (y nadie era tan loco como para preguntarle de dónde venía ese apelativo,..) Aquella muestra de fuerza no inmutó a los que se agolpaban frente al hangar: ahora las chicas le gritaban con más fuerza, rogándole por entrar. Pete Amado sacaba pecho, mientras se escuchaban los anuncios por los parlantes, anunciando lo que ocurría adentro y mientras el "Culón" se relamía de gusto; más tarde, entraría disfrutar de la fiesta.
José Gavilán, haciendo en ese maestro de ceremonias, se encaramó sobre una de las turbinas de "El Pirata Loco" y micrófono en mano, azuzaba a la masa de juergueros ahí reunidos, que bailaba desenfrenadamente, o se revolcaban por docenas desnudos por todos lados, en medio de una desmadrosa orgía. Vestido sólo con un taparrabos y botas de cowboy, Gavilán anunciaba el siguiente espectáculo de la noche:
¡SALUDOS, JUERGUEROS Y JUERGERAS, ZORRAS Y ZORROS, CHULOS Y PUTAS: ESTAAAA ES LA CONCENTRACIÓN DE "LOS CABALLEROOOS DE FOORTUNAAAA"!!!!,
La masa apretujada y descontrolada respondió con un sonoro y alegre bramido; Gavilán estaba en su salsa. Había captado la atención de todos y ahora se apretujaban frente al escenario, hasta casi zarandearlo.
CON MUCHO ORGULLO, Y LÁGRIMAS EN LOS OJOS, DE EMOCIÓN, CLARO ESTÁ, LES PRESENTO A NUESTRAS INVITADAS DE HONOR ESTA NOCHE, ¡LA SELECCIÓN OLÍMPICA NUDISTA DE VOLEYBALL DE MEGA-BANGKOK: APLAUSOOOOOS!!!!,
El público, tanto masculino como femenino gritó aún con más fuerza, mientras las anunciadas subían al estrado: eran seis deliciosas y diminutas tailandesas, de cuerpos bronceados, senos pequeños y paraditos, coñitos depilados, desnudas y luciendo en sus apetecibles carnes, tatuados sobre el seno derecho y la espalda, sus números como jugadoras. José Gavilán se relamía viendo sus duros y apretados culitos, pensando en el concurso en que participarían.
¡Y EL CONCURSO DE LA NOCHE ESSSS,..! rugió al micrófono, degustando la ansiedad de su público-, ¡HUEVOS EN EL COÑOOOO!!!, ¡VEAMOS SI ROMPEMOS EL RÉCORD EN ESTA NOCHEEE!!!!,
El grito de furor no pudo ser más intenso, mientras las voleybolistas orientales se acostaban boca arriba en el estrado, apoyándose en sus codos, y abriendo sonrientes las piernas frente al público, hasta casi permitir que les huelan sus rajitas semiabiertas y ya húmedas. Ya armado con una bandeja rebosante de huevos duros, Gavilán comenzó casi ceremoniosamente, a introducir ordenadamente, un huevo en cada rajita, en medio de atronadoras exclamaciones de júbilo de los presentes; todos gozaban con loco deleite, viéndolos desaparecer dentro de las intimidades de las muchachas, mientras los rostros de ellas se transformaban en rictus de dolor, gozo y fuertes jadeos, aunados a las convulsiones de sus temblorosas piernas: era un espectáculo morboso, pero altamente excitante.
José Gavilán disfrutaba de su papel, mientras veía que dos nuevas participantes tomaban también posición al final de la lasciva fila: una rubia y una latina escultural saltaron de entre el público, colocándose en posición, dispuestas a participar. El récord era de 6 huevos, pensó, mientras se acercaba a la rubia: era su turno, y le guiñaba le ojo pícaramente.
Mientras afuera la fiesta rugía a más no poder, en una habitación al fondo del hangar, Rey Patton, Gennaro Hugon, Sebastian Victor y Rocco Baruc se reunían absortos y en silencio alrededor de la otra novedad de la noche: la androide Betty que, sentada en una silla frente a ellos, los observaba con su mirada artificial, mitad niña mala, mitad come-hombres, cruzando deliciosamente las piernas. Era perfecta: curvas perfectas, formas perfectas, rostro perfecto, muchísimo más hermosa que cualquier mujer que hayan conocido. Muchísimo más espectacular que cualquiera que hubiese sido holo-retratada ó conservada en esas viejas imágenes de bits y píxeles del siglo XX, y muchísimo más deseable que cualquier mujer viva o reencarnada que haya existido en la faz de la Tierra, pero era una máquina. Todos contenían la respiración en esa habitación, escrutando con la mirada cada milímetro de su cuerpo, buscando un defecto, algo que demuestre la fallida ilusión, pero esa ansiada falla no existía.
En una maravilla , dijo Baruc rompiendo el silencio y hablando por todos los presentes.
Gracias , respondió Betty sonriendo coquetamente.
¿Dices que te llamas Betty, no?, preguntó Rey Patton, recibiendo una afirmación con la cabeza como respuesta-, dime Betty, ¿quién es tu dueño?
Freddy Tomaszewski.
¿El "Gordo" Freddy? exclamó Gennaro-, sí lo conozco. Es un maldito hijo de puta que anda metido en lo más pútrido de la mafia.
Me envió por que necesito mantenimiento-, afirmó entonces la bella androide.
¿Y cuál es el problema? , inquirió Rocco Baruc.
Necesito limpieza y una revisión de funcionamiento óptimo total.
¿Cuál es tu labor?-, preguntó Rey, aunque suponiendo la respuesta.
Juguetito -, respondió con naturalidad Betty.
¿Juguetito?
Así es. Estoy programada para brindar placer en todas las formas imaginables, e inimaginables, .mmm, -, respondió con un argumento pre-programado, pero dicho con tal voz y lascivia como para antojar hasta a un moribundo.
¿Con un androide??, - dijo Patton, pensando en voz alta-, ¡que enfermo!!...
Bueno exclamó Gennaro, tras un fuerte suspiro-, enfermo o no, el "Gordo" Freddy siempre paga el cuádruple y "sin ninguna pregunta"; ¿para cuando te quiere lista el "Gordo"?....
Para dentro de dos semanas- respondió Betty-, volverá por mí tras unos negocios en Moscú.
¡Un trabajo es un trabajo!, -ordenó Patton a Sebastian y a Baruc, mientras se incorporó y se alistaba a salir-, "Súper Ratón", Rocco: métanla en el lavado automático y según como esté le hacemos la revisión cuando volvamos de Caronte.
Ok, viejo -, respondieron los aludidos al unísono.
A propósito, -le preguntó Patton a Betty antes de ir de vuelta a la fiesta-, ¿dónde te construyeron?,
En Tailandia.
¡Tailandia!; esos asiáticos son unos depravados . exclamó para todos Rey mientras salía de la habitación.
.Oye, ¿y cuándo vamos a Tailandia?....-, le preguntó Hugon mientras salía tras de él.
Una vez que sus compañeros se retiraron, Rocco y Sebastian se quedaron aún viendo un buen rato a la androide. Betty les miraba atenta, aunque en verdad más observaba a Victor, a quien no le había perdido la vista ni un solo instante. Ambos muchachos se pusieron unos sobretodos grises, de plástico muy pesado, guantes y máscaras. Ya preparados, tomaron cada uno una manguera, desplegándolas desde un agujero en la pared y se prepararon para dar limpieza a esa maravilla cibernética.
Muy bien, preciosura dijo Sebastian Victor-, camina hacia allá y ponte sobre el círculo amarillo.
Entendido amo -, respondió como de costumbre, la androide Betty.
Caminando con total desenvolvimiento y sensualidad, Betty caminó unos pasos hacia su derecha, y lentamente descendió unos escalones que se hundían en el suelo, formando un desnivel circular en el cual estaba pintado un círculo amarillo en el centro. Mientras se acomodaba, Rocco Baruc jaló una palanca adosada en la pared, haciendo descender del techo una batería automatizada de aspersores: ambos miraban con curiosidad a la espectacular androide que les miraba pícaramente desde ahí abajo.
. ¡"Amo"!, je, je, , pensó en voz alta Victor, divirtiéndose por las palabras de Betty, mientras se cubría el rostro con la máscara de plástico transparente.
¿Es necesario que me quite la ropa, amo? -, preguntó de pronto Betty, mirándolos con lascivia, lamiendo su labio superior y jugando con un botón de su apretado atuendo, situado en su hombro.
¿Desnuda?, respondió Baruc, sin prestar atención-, claro. Sería lo más conveniente.
Sin darles tiempo a reaccionar, Betty la androide, con un rapidísimo movimiento, soltó el único botón de su atuendo, haciendo que su prenda cayese inmediatamente al suelo: con otros tres rapidísimos movimientos de pies, hizo volar la prenda y sus zapatos hacia el otro lado del cuarto, cayendo limpiamente sobre una silla. Fue cosa de tres segundos para que la escultural androide estuviese totalmente desnuda frente a ellos, sonriendo y mostrando ante los atónitos ojos de ambos que su apariencia humana era absolutamente perfecta en todos sus más mínimos detalles. Aquello fue demasiado para Sebastian: simplemente se desmayó, cayendo pesadamente boca arriba. Rocco se quedó atónito, y sin saber como reaccionar.
¿Puedo cantar y bailar mientras me duchas? -, preguntó Betty, riendo y totalmente divertida por el desmayo de Victor.
..Si, claro ., -tartamudeó Rocco, tragando saliva, apenas saliendo de su asombro-, . has lo que quieras, mamacita,...
Afuera, el concurso casi llegaba a su final: cinco tailandesas ya se habían declarado rendidas, e iban de un lado para otro del escenario, pujando de cuclillas, ¡sufriendo a mares, tratando de expulsar los huevos dentro de su concha!; dicho espectáculo casi hacía al público desentenderse de las finalistas: quedaba la capitana del equipo de voley nudista, que sudaba a mares y la joven latina de enormes pechos. Rey Patton y Gennaro Hugon llegaron justo a ver el desenlace: en las últimas, los huevos dentro del coño de la tailandesa se rompieron. Ganó la latina. El récord fue establecido en 8 huevos, para algarabía general. Mientras Gavilán alzaba la mano de la ganadora, Rey Patton miró con detenimiento a la belleza de piel bronceada: su sonrisa pícara y sus pezones negros le atrajeron de inmediato. La mulata le reconoció al instante: él era el famosísimo Rey Patton, el Capitán de los "Caballeros de Fortuna".
Sabiendo que era una de las ventajas de ser famoso, Rey se acercó al escenario: ya había escogido a su compañía para esa noche.
El premio para la ganadora era algo que todos en el hangar deseaban: un viaje a Caronte, en "El Pirata Loco", para ver el Campeonato de Campeones de Lasserball con los "Caballeros", con todos los gastos pagados. Rey Patton sabía que tendría tiempo de sobra para disfrutar el delicioso coñito húmedo de la joven, pero prefería no perder el tiempo. Apenas le tendió la mano para tomarla y hacerla bajar, Rey fue interrumpido de pronto.
¡Las puertas del hangar se abrieron de par en par, dejando entrar a una ruidosa marea humana!; con un inmenso estruendo musical, casi medio millar de cuerpos desnudos, bailaban, haciendo sonar sus instrumentos a rabiar; era una "Escola do samba", con toda su parafernalia de ritmo y diversión. Los cuerpos contorsionantes y apenas cubiertos por purpurina y pintura en colores amarillo y verde comenzaron a abrirse paso, apretando sus lujuriosas y sudorosas pieles, con el gentío que ya casi rebalsaba dentro del hangar.
Al frente, y cargado en hombros, venía Tony Pappy: con su rostro coloradísimo, como siempre, el sonriente mediocentro de los "Caballeros", portando sendas botellas de cachaça en ambas manos, era sostenido por cuatro jóvenes morenos que, cual si de un emperador se tratase, hacía una espectacular entrada, trayendo para sus compañeros de equipo, toda la desenfrenada diversión del Río de Janeiro al abarrotado hangar.
¡HERMANITOOO, SALUD, JEJE!!!, - le dijo a Patton, mientras le tendía una de las botellas que llevaba en la mano-, ¡celebremos el Campeonato!!!,
¡GRACIAS HERMANO, PERO, ! le respondió Rey, mientras era levantado del suelo por otro grupo de bailarines-, ¡pero la final es mañana!, ¿no lo recuerdas?,
Por un momento, Pappy quedó completamente desconcertado: estaba tan borracho que podía jurar que, en medio de una de sus habituales alucinaciones alcohólicas, había jugado en la final y la había ganado.
¡¿EN SERIOO!!?, ¿NO HEMOS JUGADO TODAVÍA?!!!, ¡QUÉ MIERDA: CELEBREMOS HOY Y MAÑANA JUGAMOS!!,
Rey Patton bebía y se reía de las estupideces que Tony decía: como el resto de sus compañeros, él estaba completamente loco, y tal vez como él mismo lo estaba. En unos pocos instantes, la fiesta tomó carisma de una salvaje bacanal: los bailarines y bailarinas de zamba tomaban a todo el que estuviese a mano y sin ningún miramiento lo alzaban por los aires, mientras les desnudaban a la fuerza,.. si no estaba desnudo antes, claro. Así, Rey y sus amigos vieron cómo las tailandesas voleybolistas eran alzadas por la muchedumbre como si no pesaran nada, mientras ellas soltaban gritos de pavor al ser manoseadas al mismo tiempo por decenas de manos, mientras la batería de samba no cesaba en hacer retumbar el edificio con el bramido de sus instrumentos.
Abriendo un espacio en medio de la sala, las desnudas y sudorosas garotas se fueron echando en el suelo, formando una compacta masa con sus cuerpos: en medio de gritos de júbilo, comenzaron a tomar a los que estaban siendo cargados en vilo, hombre y mujeres y en rápida sucesión, eran colocados sobre los cuerpos de las garotas; lo que seguía era una loca carrera, rodando sobre los cuerpos sudorosos de las sudamericanas, de un extremo a otro de la sala.
¡La divertida rodada hizo delirar a los presentes hasta el paroxismo!; si hasta ese momento quedaban aún pudorosos, terminaron mandando todo al diablo: ¡ahora todos pugnaban por rodar sobre esas bellezas, manoseando a su antojo rajas, tetas, piernas culos y siendo a la vez acariciados por manos suaves y deseosas. Paulatinamente, la orgía se fue generalizando por toda la inmensa sala. Ya superadas todas las inhibiciones, todos iban de un lado a otro del lugar, disfrutando de todos los placeres apetecibles, y así tan disponibles. La batería ahora estaba completamente callada, pero los inmensos parlantes no, lo cual impedía que afuera alguien escuchara el fenomenal concierto de gritos, gemidos y exclamaciones de gozo que ahora inundaba el hangar.
"Por lo menos nadie se enterará hasta mañana, cuando reseñen la fiesta en algún programa de chismes de los famosos", pensó Rey Patton, mientras la latina y una tailandesa la número 8, para ser exactos-, se disputaban su verga, lamiéndola con desespero al mismo tiempo, cual si fuese un delicioso helado.
Esto es vida, ¿si o no hermano? -, le dijo de pronto Romeo Bocanegra, mostrando una amplísima sonrisa, mientras una sonriente adolescente saltaba sin cesar sobre su verga.
Y que lo digas viejo, y que lo digas.
Mientras el capitán de los "Caballeros" pensaba en que no le molestaría en vivir toda s vida de esa manera, de pronto se dio cuenta de quién estaba recostado a su lado, pasándola también de lo mejor:
Oye "Culón", ¿y qué haces tú aquí?, deberías estar en la puerta,
¿Y a quién voy a esperar, si todos ya están aquí?,
La respuesta que le dio no tenía ni pies ni cabeza, pero ya no importaba: la "concentración" era todo un éxito y a partir de ese momento no quedaba ya más qué hacer que pasarla bien, y tratar de relajarse al máximo: mañana, la final les aguardaba.
(CONTINUARÁ, )