Deliciosas escenas

DELICIOSAS ESCENAS

¿Crees que eso que haces está bien? Tenías ganas de follar; de follar con una mujer que poseyera un enorme culo, pero no creía que jamás pudieras llegar tan lejos: elegir a tu propia madre. Y está potente y buena, hay que reconocerlo.

No te ha costado mucho convencerla, has sido inteligente, teniendo en cuenta que tu padre hace ya tiempo que no le da caña has llegado tú, aprovechando que estabais los dos solos en casa y la has animado a tomar unas copitas de güisqui que sabes que a ella le gusta mucho y la vuelve loquita.

Después le has acariciado el rostro, un poco la espalda y al final su poderoso culo, diciéndole lo hermosa y guapa que es. Eso la ha derretido; ella sola se ha desnudado; ni siquiera tú eras tan optimista y pensabas que todo iba a ser tan fácil. Pues adelante, a gozar.

¿Quién te iba a decir que tu madre chupase tan bien una verga? Te has corrido en su propia cara. Eso es muy fuerte. Pero tú ibas a por su culo, a atraparlo con tus propias manos, y hasta que no lo has conseguido no has parado. Te has sentado en el sofá y ella se ha colocado encima tuya. Tu verga se pierde entre sus carnes, ¡qué placer! Gime como una perra y tú mismo se lo dices. ¡Cómo cabalga la tía! Se nota que llevaba tiempo sin que la follaran y tenía ganas. Ella lo confiesa, tenía ganas de sexo y va más allá, admite que de vez en cuando lo hace con el tío Luis, que viene a casa una vez al mes; pero ella necesita más, aunque se trate de su propio hijo.

Os animáis tanto que os resulta imposible renunciar a hacerlo durante horas y horas, rozando la perversión y el morbo. Tu propia madre te va a destrozar, esa puta no se sacia tan fácilmente. Coges una banana y se la clavas en el chocho, ¡qué guarra! ¿Por qué no te traes otra tarde a alguno de tus amiguitos hijo mío? Tu madre te lo pide tan dulcemente que enseguida piensas en mí, tu amigo inseparable de gustos sexuales tan similares a los tuyos. De acuerdo mamá, mañana mismo te daremos placer entre dos.

¿Veis a esa mujer de ahí arriba? Me pregunto qué cantidad de semen me habrá hecho eyacular en su interior y sobre ella durante todos estos meses. Soy el amigo de Nacho, su hijo.

Un día me invitó a ir a su cosa y sucedió lo más maravilloso e increíble del mundo. Montamos un trío con su madre. Llevaba años masturbándome pensando en ella y como si me hubiese tocado la lotería, su mismo hijo va y me la pone en bandeja. ¡Cómo he disfrutado perforando su coño, clavándosela en el culo o cuando me la ha chupado! Pero todo lo bueno se acaba, porque no sé como demonios mi madre se enteró del asunto.

Claro, si por follar con la madre de Nacho ni siquiera iba al instituto y mis notas eran malísimas, así que mi madre investigó y supo todo. ¡Qué vergüenza he pasado ante ella! No sabía cómo explicarle qué tenía esa necesidad de sexo. Lo peor es que me castigó sin salir a la calle durante un mes y no pasaron ni dos días cuando ya me subía por las paredes y me desesperaba por ir a follar con Nacho y su madre. Le pedí por favor a mamá que me dejara salir y me lo prohibió.

Me enfadé tanto que le grité y le dije que me daba igual todo, que me mataría a pajas en casa si hacía falta. Y eso hice, me fui a mi habitación a jugar a un cinco contra uno, a darle al calvo, a anda que te frota, a mano para qué te tengo… En eso que aparece mi madre y yo que ni me inmuto. Debió pensar mamá que aquello que hacía la madre de Nacho con su propio hijo y conmigo no habría de ser del todo inmoral y que quizá hasta se podía gozar. Además tengo una polla que ni la de un caballo y eso la impresionaría tanto que después de dudar unos instantes se inclina sobre mí y se mete mi verga en la boca.

Qué bien la chupas mami, deja que me corra en tu boca. ¿Sabes? Creo que ya no hará falta que vaya en busca de la madre de Nacho, sin embargo deja que él venga un día a casa, le debo un favor. Después pienso para mis adentros que de olvidarme de la otra mujer nada de nada. Es más ¿y si nos lo montásemos los cuatro, dos madres y dos hijos?