Deliciosamente erótico (III)

Hasta el momento los avances solo llegan a que la suegra aferre el pene de su yerno mientras él continúa los masajes.

Retomo el relato después de muchas -demasiadas, diría yo- sesiones sin cosas nuevas que rescatar, pero lo que sucedió esta tarde sí vale la pena incluir en el relato.

Aunque parezca algo irrelevante, les comentaré que soy una persona bastante difícil de complacer en algunas cosas como la limpieza lograda en el lavado de la ropa interior, por lo que para tenerlas como a mí me gustan, tengo que lavarlas yo mismo -me gusta que brillen de limpieza. Por flojera me quedé sin ropa interior limpia y todas las lavé este mediodía, así que cuando fui esta tarde a la sesión de masajes a mi suegra, tuve que ir sin calzoncillos y sólo un short de tela suave que roza la punta de mi pene y como ya se imaginan me mantiene en una constante erección.

Me encontraba ante mi PC trabajando como de costumbre cuando sonó el teléfono; era mi pequeño hijo solicitando una sesión de masajes para mi suegra -no estaba prevista para hoy ninguna sesión de masajes-, el dolor la agobiaba y no quedó alternativa. Apagué la máquina y me dirigí a su casa, en menos de dos minutos ya estaba en el lugar, pues apenas nos separan dos cuadras de distancia -mi esposa es una mujer muy apegada a mi suegra.

Al llegar, ya me esperaba echada en la cama, la espalda desnuda y el lubricante en una de sus manos; o de verdad le dolía mucho o mi suegra se ha convertido en una calentorra, lo que sea es también para mi beneficio, así que manos a la obra -me dije para sí.

Apoyé mi rodilla derecha en el borde de la cama y comencé a esparcir el lubricante sobre la espalda; en ese momento me di cuenta que se adicionaba un nuevo elemento a las sesiones de masaje, la fricción de mi pene al rozar con la tela del short ocasionaba una inmediata reacción de mi órgano, la picha se paró enseguida y lo primero que hice fue mirar alrededor para asegurarme que los chicos no estuvieran cerca y se percataran de mi estado, por suerte los chicos se dedicaron a sus juegos y nos dejaron solos a mi suegra y a mí.

Comencé a friccionar la espalda para distender la musculatura lo más rápido que pude, y con la confianza adquirida fui directamente a por uno de los -ya tantas veces mencionados- senos de mi suegra, me apoderé del izquierdo con mi mano izquierda y comencé a masajear los trapecios, apretaba descaradamente sin un sólo comentario de mi querida suegra -quizás la excitación me hacía actuar más atrevidamente-, mi falo estaba tan duro que tuve incontenibles deseos de mostrárselo a la suegra y sin pensarlo dos veces me levanté con la picha erguida como un mástil en espera del estandarte, me puse delante de ella sin descuidarme de los masajes y ahora ella no podía hacerse la desentendida de la situación, por debajo de la tela del short mi verga apuntaba directamente hacia su nariz, desafiante, soberbio, todo un rollo de carne maciza ante sus desorbitados ojos.

Su rostro mostraba perplejidad absoluta, sus ojos se abrieron en toda su capacidad y los labios se desplegaron con la intención de hacer algún comentario, cuando en ese preciso instante entró mi pequeño hijo a la habitación dando al traste con lo que pudo haber sucedido, tuve que ocultar mi erección y me senté a un costado de la suegra, la verga continuaba visible, así que tuve que buscar algo para ocultar mi excitación a los ojos ingenuos de mi vástago y lo más cercano que tuve fue el propio brazo de mi suegra, sin pensarlo dos veces lo tomé y lo puse sobre mi pierna -directamente encima de mi erecto miembro-, apoyé mi brazo sobre el de ella y con eso logré mayor presión sobre mi verga, continuaba el masaje y obligaba a que mi suegra sintiera mi verga con la presión que iba en aumento.

Los chicos, así como entraron, volvieron a salir y continuaron sus juegos -pero el daño ya estaba hecho-, mi suegra volvió a adoptar la actitud de quien no se da cuenta de lo que esta pasando. Mi cabeza comenzó a trabajar a mil por hora y lo que se me ocurrió fue ponerme nuevamente delante de ella y tratar de revivir la situación, no tuve éxito pues ya no hubo tiempo para poner la verga en la posición anterior y ésta se había echado hacia un costado, tomé su brazo izquierdo por la parte interna del codo y con mi antebrazo la obligué a poner su mano directamente sobre mi duro miembro, sentí cómo sus dedos abarcaban por completo mi picha, la condenada apretaba y disimuladamente lo cataba en toda su envergadura pero ni una sola palabra al respecto, continuaba con la cabeza baja para no mostrar su cara.

Disimuladamente apartó su mano de mi verga y no queriéndome dar por vencido, repetí la operación con su otra mano, no se negó a catar de nuevo mi órgano pero continuaba con su actitud de desentendida; manoseo las tetazas, me hago una media paja con su mano en mi verga por sobre la tela del short, pero ella continúa como si no pasara nada.

El tiempo avanza y los chicos cansados de sus juegos se aglutinan a nuestro alrededor y ya resulta imposible intentar algo más atrevido, ni vuelta que dar, así continúan las reglas y por ahora no me conviene ser más atrevido, termino el masaje y con la verga reventando de ganas me voy al baño a saciar mis necesidades, como se pueden imaginar no basta más que unos cuantos sacudones y la leche sale expelida como por un cañón de largo alcance, y no es para menos.

Al salir del baño, la suegra ya está sirviendo té para sus nietos y yo me despido de todos, esta vez la suegra no me voltea a ver a los ojos, he salido con un fuerte olor a esperma que mi suegra de seguro reconoce y los chicos no se percatan, me acerco más a la suegra para que no quede dudas de lo que hice a su salud. "Sienta el olor de la leche que por su causa he expulsado" -me digo para sí. -Bueno, me voy... -Gracias yernito, hoy me siento hasta más joven.

Ese comentario no me lo esperaba, me doy la vuelta para buscar su cara pero la condenada mantiene baja la cabeza con una sonrisita picarona, condenada de mi suegra, pero es tan delicioso así como están sucediendo las cosas.

Es probable que la actitud de mi suegra es lo que más condimento le pone a nuestras sesiones de masajes, quizás si nos sinceráramos cambiaría la cuestión y perdería su gracia, quién sabe qué suceda más adelante, por hoy se acabaron las experiencias vividas con mi querida suegra, la próxima vez que suceda algo interesante no dudaré en plasmarlo en este relato, de antemano pido disculpas si no soy capaz de transmitir lo que estoy sintiendo.