Delicia

Versión extendida y modificada. Sexo en la universidad y algo de exhibicionismo también...

6.15 de la mañana. Suena el despertador lo apagas rápidamente para no despertarme y te levantas tras acariciar mi espalda y besarla con suavidad. Ducha, desayuno. Dejas el tuyo casi preparado solo tengo que encender el horno y la cafetera. El zumito está listo, así no pierdo tiempo en ir a la universidad y puedo dormir más. Me dejas una nota en la mesa y sales de casa. Vas conduciendo como un autómata, recordando nuestra deliciosa noche. Hoy tienes una importante reunión con Alemania, estas muy nervioso, tienes que explicar... ¿¿Qué era?? Empieza la reunión. Expone un compañero la parte fácil, a ti te toca la técnica. Poco antes de terminar recibes un mensaje. Miras y es mío. Te extraña muchísimo, no suelo hacerlo a esas horas. Me levanto y leo tu nota se despiertan mis instintos tomo una de mis braguitas esa de las que tanto que te gustan, con un diseño un tanto infantil de las que te ponen a mil. No me decido pero elijo una con elástico rosa y puntos rosas de diferentes tonalidades. Sé que hoy tienes una reunión importante, que desde hace días estabas estresado, comienzo mandando una foto de ellas mientras caliento el desayuno, uno de tus desayunos que tanto me gusta. Lo abres y te quedas pálido. Una fotografía mía, con unas preciosas braguitas puestas. Un escalofrío recorre tu cuerpo al tiempo que todo el mundo te mira... es tu turno. Te levantas y miras a todo el mundo, pero solo ves mis braguitas flotando delante de tus ojos y no puedes pensar en otra cosa. Pero de forma extraña estas calmado, tranquilo, pero suavemente excitado. La disertación es perfecta.

Continuo una nueva foto esta vez más explícita para que veas hoy me depile y sigo...  A mitad de la tanda de preguntas, otro mensaje. Miedo te da abrirlo. Esta vez mis braguitas están en mis rodillas y puedes ver mi depilada rajita abierta por mis manos. “(¡¡Te matare!!)” Pero de nuevo tras la excitación llega la calma. La tercera una que me costó algo tomar pero lo consigo para que veas. Espero no liártela jajaja pero me conoces bien, lo que no me espero es que me busques A punto de terminar la exitosa reunión, otra foto más... esta no la abres, pero el mensaje previo reza: ábreme. Y lo haces nada más terminar. Una boba sonrisa aparece en tus labios cuando ves la foto de mis nalgas abiertas mostrando mi culito.... metes tus manos en la chaqueta buscando un pañuelo... y sacas las braguitas parecidas a las de la foto, que inmediatamente te llevas a la cara y olfateas... huelen a mí... Con la reunión finalizada, das una excusa y sales del trabajo en mi búsqueda, “Esta me la pagas...”

Salir de la oficina ha sido fácil horario "flexible". Me mandas un mensaje diciendo que se complicara tu regreso hoy. La mañana pesada, hoy toca a primera hora de física el profesor habla y habla expone el tema con certeza y seguridad, pero mi mente no está en ese lugar mi mente se transporta a la noche anterior, los besos y las caricias el deseo desenfrenado, trato de concentrarme para no andar perdida después en el tema, copio mis apuntes. Según la hora estaré en la facultad. Tienes que entrar allí, pero las medidas de seguridad son estrictas. En tu cabeza se trazan varios planes en segundos. Llegas a las inmediaciones de la escuela y estacionas. Lo primero que haces es cambiar tu ropa por unos jeans y camiseta que de suerte tenías en el maletero, para no llamar la atención con el traje de la reunión. Entras en el hall de la escuela enseñando tu carnet al de seguridad y diciendo que tienes una cita con un profesor. Una nota es lanzada a mi escritorio los chicos invitándome a tomar un helado a la salida, si bien mi grupo de amigos es reducido me he sabido crear buenas amistades, reviso con cuidado mi móvil no hay mensajes tuyos, creo que lo del día complicado va para largo y yo con estas ganas... Bueno intercambio señas con los chicos y las chicas sin que el profesor se dé cuenta. Estas dentro y buscas los horarios y las aulas, crees saber dónde estoy pero primero hechas un vistazo a la sala común de estudios... y los recuerdos inundan tu mente... recuerdos. Te tomas un café mientras esperas cerca de la puerta de mi aula, hasta que dan las 12 y empiezan a abrirse las puertas y te sumerges en la marea de estudiantes. Allí estoy radiante, preciosa, riendo con mis compañeros... ¡Las doce! Al fin la hora de la salida, como siempre todos salen corriendo de la clase como si su vida dependiese de ello, recojo mis cosas con tranquilidad, checo nuevamente el móvil, nada...

Te ríes por dentro... no sospecho nada. Todo está preparado en tu cabeza. Empiezas a escribirme un mensaje: “mi niña, problemas. Hazte perdida cuando estés TOTALMENTE SOLA y te llamo.” Con la intención de que me acerque al baño de la planta y allí.... justo cuando tenías tu dedo en el botón de enviar suena tu móvil a todo volumen con mi melodía. Salgo con los chicos platicamos reímos, tomo mi móvil y te escribo deseándote una feliz tarde... Escucho inmediatamente el sonido de tu móvil siempre lo reconozco, me doy la vuelta y te veo con una vestimenta diferente al traje que dejaste preparado la noche anterior. Por supuesto, alzo la mirada y la dirijo hacia ti... Adiós al plan A. Te acercas con una pícara sonrisa en la cara, esa que tanto mi gusta y los brazos abiertos buscando mi abrazo. Cuando nos fundimos en él, el perfume de mi cabello desata tú ya desbocada pasión y buscas mis labios...

Nuestro beso apasionado intenso, risueño. Algunos se quedan mirando envidiosos, mis amigos no te conocían así que se quedan pensativos. Mis brazos se entrecruzan aferrados detrás de tu cuello. “¿Te he dicho que me encanta tu colonia?” Tus manos se aferran a mi cintura pero algo juguetonas rozan mi culito. Cargo unos jeans bastante ajustados, algo rasgado y un sweater de Iron Maiden ese que me regalaste. Mi boca busca a la tuya insaciable inquieta, traviesa. Te encantan mis besos, podrías pasarte la vida besando mis labios. Te encanta tener mis brazos rodeando tu cuello. Mmm te embriaga mi aroma. Tus manos se aferran a mi cintura pero no puedes evitar la tentación de rozar mi apretado culito por encima de tus ajustados pantalones cuando el sonido ambiente te devuelve a la realidad y recuerdas donde estamos, rodeados de estudiantes y profesores. Ves varias caras observándonos y vuelves a besarme deslizando tu mano por mi preciosa cara, apartando un mechón de mi pelo, colocándomelo detrás de las orejas y te quedas mirándome como un tontito cuando mi sonrisa te hace reaccionar. Sabes que mis clases han terminado y como he truncado tu plan, improvisas.

El beso te está sabiendo a gloria, multiplicado por mi dulce fragancia. Cuando abres de nuevo los ojos, ves pasar al viejo Zeferino, y te mira con desaprobación como tantas veces en el pasado, pero se llevan bien. Una sonrisa aparece en tu cara cuando te transportas al pasado, pero la tibieza de mis manos te trae de vuelta a una época mucho mejor, al estar conmigo.  Tu mano grande fuerte acaricia mi rostro, tomas entre tus dedos ese mechón algo corto que se encarga de cubrir mi rostro, sigo besándote pero el ruido nos hace retomar la realidad, algunos nos ven con mirada de desaprobación entre ellos mi profesor de física que en años anteriores también fue tu maestro. ¿Cómo no recordarte? Tiene esa impresión de ti... Cuando con tus compañeros quisiste robarte los apuntes para el examen. Al final sigue caminando, me despido de mis amigos insisten en apuntarte al plan pero sé por qué has venido. Una sonrisa lobuna aparece en tu cara cuando declino la invitación de mis amigos. Habrá más visitas por descontado y te apetece conocerlos, pero has venido con siniestras intenciones. Me tomas de la mano y me invitas a seguirte. Es la primera vez que me visitas así, las fotos de la mañana son el motivo... Conoces los pasillos mejor que yo...  Te sigo aferrada de tu mano... Hasta irnos alejando de la multitud.

La gente circula por los pasillos mientras subimos un piso más y hablamos de mi clase de física. Finges una idea y dices que quieres mostrarme algo, pero mi sonrisa te dice que no cuela. La planta 5 suele estar más tranquila a estas horas. Sueltas mi mano odiándote por ello y me susurras al oído que te siga. Avanzas un pasito delante de mí, con decisión. Nos detenemos ante el aula 53, un pequeño laboratorio de informática. Miras los horarios en el tablón adjunto.”¡¡ Perfecto!!” Me miras con picardía, miras al pasillo aun con gente. Mi respiración es tranquila mientras te platico de mi clase mientras cada vez nos adentramos más en la soledad, a esta hora no hay casi nadie en este nivel, sonrió porque se cuáles son tus intenciones, te miro mientras abres la puerta a decir verdad sabes que me daría más morbo si cargaras el traje puesto, pero esta situación de peligro me excita.  Abres la puerta con decisión y un rápido vistazo te dice que esta vacía, me invitas a pasar dentro y cuando cruzo la puerta la cierras con suavidad. En segundos sacas un adhesivo que aplicas a la puerta y su catalizador. El ligero humo que aparece te dice que estamos a salvo. No es que te importe que nos vean, pero por nada del mundo quisieras provocar mi expulsión.

No lo sabes pero cargo puestas otras braguitas diferentes a las de más temprano unas blancas con puntos azul celeste. Al cerrar la puerta me siento en el escritorio busco en mi bolso algo te quedas pensativo, no sé por qué pero hoy me las traje... Las braguitas de las fotos... Las acerco a tu rostro, las olfateas y cierras tus ojos por el aroma

Puerta cerrada. Te das la vuelta y sorpresa. Me vea sentada en el escritorio con las braguitas en la mano. Te acercas a mí y te las acercas a la cara sé que eso es tu debilidad. Las olfateas, cerrando los ojos obnubilado por su olor... por mi olor. Te encantan mis braguitas. Besas de nuevo mis labios mientras tus manos acarician mi cuerpo. Con rapidez, retiras mi sweater dejando a la vista mi sostén, que desaparece en segundos. Tu boca se lanza a mis pechos, a besarlos, mamarlos, chuparlos mientras mis manos se aferran a tu cabello. Cuanto me deseas. Veo de reojo la puerta por si alguien se acerca pero me doy cuenta de que está bien asegurada, tus manos se escurren entre mis ropas te vas deshaciendo de ellas, pero tú no te quitas nadas, me vas desnudando poco a poco, quedo completamente desnuda y tú sigues con toda tu ropa esta situación me erotiza aún más, bajas a mi rajita y retiras con tus dientes las braguitas, miro a la puerta me excita esta situación, dentro de la universidad. Sacas tu miembro del pantalón, me doy la vuelta andas muy caliente, tanto como yo que no dudo un instante en ofrecerte mi culito y mi rajita para que decidas lo que más te apetece.

Tu excitación es enorme. Desde que recibiste la primera foto, no has podido pensar en otra cosa. Me ves allí, desnuda, en un aula de la universidad y tus más bajos instintos toman el control. Los tejanos oprimen una potentísima erección y liberas tu verga. Me volteo, ofreciéndote mi rajita, mi culito. Mi lasciva mirada lo dice todo. Bajas por completo tus pantalones y te arrodillas en el suelo para comerme. Tu lengua se mueve frenética desde mi prieto culito hasta mi dulce rajita. Habitualmente eres suave, muy cuidadoso, pero hoy estas desatado. Metes tus dedos en mi interior y te sorprendes. Estoy empapada. Lames, chupas, absorbes mis deliciosos flujos. No hay nada que te guste más. Escuchas mis gemidos. Tus manos arañan suavemente mi espalda y ves cómo se eriza mi piel, como se encrespa. Tu lengua se cuela dentro de mi rajita, sintiendo su calor, saboreando los labios de mi coñito y se desliza con rapidez de nuevo a mi delicioso anito que intenta penetrar y se abre paso unos milímetros ayudada por un dedito.

Tus lamidas aumentan mi libido, gimo tratando de controlarme para que no nos escuchen afuera, pero es difícil no hacerlo al sentir como me lames, hoy de manera frenética con desespero sé que es por mí, por las fotos. Lo deseo, anhelo tenerte adentro, te miro de una manera lasciva esa mirada descarada que se te pone loco. Me ves dando una lamida más, incorporándote me das a lamer unos de tus dedos y los chupo, posicionas tu verga en mi rajita al igual que tu dedo en mi culito, me apoyo a la mesa, en la pizarra se lee lo impartido por algún profesor más temprano. Eso aumenta mi morbo y el tuyo y siento como entras en mí. Los suaves gemidos de mi dulce voz, mi lasciva mirada, el aula 53... Te descontrolas. Sientes como el calor de mi rajita invita a tu verga a seguir avanzando. La humedad de mi almejita te hace estremecer y permite un deslizamiento perfecto. Tu verga desaparece lentamente dentro de mí hasta que sientes el contacto de mis nalgas. Tu dedo, presiona mi estrecho culito al tiempo que comienzas un lento movimiento. La visión de mi cuerpo desnudo, de mi perfecta espalda, mis nalgas firmes y abiertas aumentan tu excitación. Intentas controlarte mirando hacia otro lado y te topas con la pizarra llena de  líneas de programación que evocan tus recuerdos de estudiante y ahora... Ahora estas con la niña de tus sueños ¡haciendo el amor en la mesa del profesor! El morbo se multiplica, tu lujuria también, al igual que el ritmo de tus embestidas lubricadas por mi empapada rajita, que funde tu verga con su calor.

Gimo despacio mordiéndome un poco el labio para no ser escuchados, ese ritmo que llevas me está matando, continuas en esa posición alimentando el deseo, pero te detienes. Me doy vuelta, sentada sobre la mesa del profesor, tu verga se pierde nuevamente en el interior de mi humedad rajita, tus labios buscan mi cuello atacas mi debilidad, me besas cuando escuchamos afuera a varias personas hablando, tu lengua se hunde en mi boca impidiendo que gima mientras aumenta el morbo de estar haciéndolo en plena universidad en un aula solitaria. No puede haber nada mejor. Si disfrutar juntos viendo mi espalda te encanta, hacerlo viendo mi preciosa carita y mis deliciosos senos aún más. Sobre todo porque tienes mis dulces labios a tu alcance. Cuando el ritmo de tu corazón no puede estar más desbocado, se para de golpe al escuchar voces afuera. Yo también lo he oído y silencias mi voz con un profundo beso que me te devuelve los latidos a tu corazón. La puerta está cerrada y te aseguraste que no había clases en esa aula hoy. Posiblemente, sean alumnos tomándose un café, disfrutando de la tranquilidad de ese pasillo y te lo susurro al oído para tranquilizarte, pero el morbo de estar allí, con gente fuera, se dispara para los dos.  Tu excitación sigue en aumento, al igual que la mía, puesto que me sientes cada vez más empapada, más caliente, más prieta. Inicias de nuevo la penetración, lento, maravilloso...desquiciante. Mis uñas se clavan en tus hombros, y mi mirada en tus ojos apremiándote.

Una de tus manos sujeta firmemente mi culito y la otra toma mi seno dirigiéndolo a tu boca, te miro veo como me devoras, muerdo mi labio otro poco para no explotar en gemidos, sabes que me encanta gemir bastante alto pero en esta situación el sigilo es lo mejor, eso no evita que mis uñas se clave en tu espalda, hacen juego con las del día anterior. Mi morbo aumenta cuando veo que el lado de mi trasero está un grupo de exámenes precisamente el que presentaron a primera hora en esta misma aula... Contraigo las paredes de mi rajita para que la sientas aún más estrecha. Tu excitación y la mía aumentan, tu boca libera a mi seno y se dirige a mi boca mientras que tu mano baja a hacerle compañía a tu otra mano, sujetando mi terso culito, me elevas y logras darme un azote. Pierdes el control, y no debes hacerlo, pero el aula, la situación... YO. No has podido evitarlo y me has azotado mi culito. Ya lo has hecho más veces, lo sabes, pero ha sanado y esperas pase desapercibido. La situación es dantesca. Desnudos, encima de la mesa del Señor Maguna rodeados de papeles, y con la clase de esta mañana aun apuntada en la pizarra. Tus manos se aferran a mi culito, apretándolo, sujetándolo, abriendo mis nalgas. Tu verga desaparece dentro de mi rajita, apretada, cálida y empapada como nunca. Aumentas el ritmo y la fuerza dejándote llevar por el momento, entrando por las puertas del cielo. Pegas tu cuerpo al mío, me besas, besas mi cuello y de nuevo mis labios. Tus manos, presas de la excitación, no pueden evitar otra pequeña nalgada.

Te miro, estas demasiado excitado, me cobrare cada azote. Me haces calentarme mucho más no puedo evitar soltar un gemido algo sonoro cuando me vuelves a dar otro azote, mi boca busca la tuya y te muerdo el labio mientras mis uñas se pasean por tu espalda dejando unas marcas considerables, estoy sumamente mojada hemos empapado algunas de las hojas que estaban sobre el escritorio, suspiro y jadeo en tu oído sé que eso te pone más, el escucharme tan cerca, con mi respiración. Mis uñas en tu espalda es algo que te vuelve loco, escuece, pero multiplica tu lujuria y te divierte exhibirlas frente a tus compañeros de vestuario. Mi boca pegada a tu oreja te hace cosquillas y te vuelve loco. Mis jadeos aumentan tu potencia, y la humedad de mi rajita multiplica las cotas de placer. Esta tan mojado, tan apretado, mis gemidos son tan sensuales, tan eróticos que a duras penas logras contenerte. La velocidad y la fuerza de tus embestidas están descontroladas, casi salvajes.  Estas perdido en el placer. Cierras tus ojos, pero eso es peor. Tus manos siguen aferradas a mi culito y uno de tus dedos busca juguetón la entrada de mi agujerito. Mis gemidos aumentan... el murmullo de la puerta no cesa...

Las voces se sienten cerca, demasiado en realidad. Al parecer tenemos algunos espectadores, aunque el aula está cerrada creo que se puede divisar nuestra silueta debido a la ubicación del escritorio, antes de darme cuenta dos de tus dedos están moviéndose de manera circular en mí culito, gimo al compás de tus embestidas, colaboro en los movimientos, dando rienda suelta a mis caderas, te aprovechas de mi elasticidad y llevas mi pie a tu hombro, tu otra mano sigue sin tener piedad atacando mi culito ahora son tres dedos ya. Tu mente no puede creer lo que a gritos le transmite tu cuerpo. Delirio, éxtasis, el auténtico nirvana.  Tus dedos perdidos dentro de mi culito, deslizándose a la perfección, tu verga invadiendo la intimidad de mi vagina, caliente y húmeda. Mis gemidos están diezmando el escaso control que te queda y me besas de nuevo fundiendo nuestras lenguas en una sola. Cuando te separas lentamente, cierras tus ojos, consciente de que si se cruzan nuestras miradas será el fin, que de todas formas presientes como se aproxima. El ritmo es frenético y salvaje. El morbo es total.

Mis caderas se acoplan perfectamente suspiramos jadeantes perdidos en el deseo, en la excitación del momento. Vuelvo a mirar a la puerta el parloteo se detuvo. ¿Estarán escuchando? o ¿se abran ido? Regreso la mirada a nosotros, tus ojos cerrados pero sigues sin parar en tu intenso movimiento, aprieto mis paredes quiero tu leche en mi rajita la necesito y mi orgasmo, que tampoco está lejos. Cada vez que tu verga penetra en mi interior me arranca un suave gemido. “Dios mío, tu dulce voz me vuelve loco”. Te concentras al máximo en darme placer, en satisfacerme por completo. Tus dedos se mueven dentro de mi apretado culito, que ahora mismo deseas lamer y devorar, pero si te sales de mi interior no crees que me guste. Mueves tus dedos, deslizándolos suavemente, buscando mi excitación máxima, mi delicado punto secreto que tanto te gusta buscar.  Fuera ya no se escucha nada, pero es porque en esos momentos, no existe nada más, que nosotros. Sientes acelerarse mi respiración, al igual que la tuya, acompasadas, rítmicas, frenéticas. Mis uñas se deslizan por tu espalda, pasan a tus brazos y rozan tu pecho, clavándose con suavidad. Muerdes tus labios. La presión de mi vagina sobre tu pene es deliciosa, te inunda de placer y abres los ojos, que se conectan con los míos. Con esos preciosos ojos cafés en los que adoras perderte. Con esa dulce mirada que ahora es lasciva y lujuriosa. Mi preciosa mirada de pantera, que te catapulta al éxtasis.

Mis piernas rodean tu cadera, ambos aguantamos lo que podemos pero ese ritmo no da para mucho. No creo resistir mucho más, lo noto en tu mirada tu tampoco, aceleras el ritmo y emites un quejido ahogado tus manos sujetan firmemente mi culito gimo el éxtasis del orgasmo mutuo. Tu leche sale disparada a mi interior siento las contracciones potentes, al igual que las mías, mis paredes apretando a un más succionándote sin perder nada, tu boca besando a la mía primero muy intenso y luego con más tranquilidad al sentir los últimos espasmos. El orgasmo conjunto ha sido apoteósico, multiplicado por la excitación del momento y del lugar. Multiplicado por mí. A pesar de la infinita excitación, has sentido cada una de las contracciones de mi orgasmo, apretando tu palpitante verga y mezclando mis flujos con tu caliente esperma. Con los últimos espasmos, comienzan a ralentizarse nuestros corazones. Nuestras bocas, continua unidas en un apasionado beso que no quieres que finalice nunca. Con suavidad, retiras tus dedos de mi culito y los acercas a tu boca. Chupeteas uno y parte del otro, pero me robo el tercero, metiéndolo dentro de mí boquita con una picara mirada. Nuestras bocas vuelven a unirse una vez más. Nuestros cuerpos nunca han dejado de estarlo.

Tu verga ya flácida sale por si sola de mí rajita, y una mezcla de nuestros fluidos da a parar a la mesa, con tus dedos recoges algo de esa mezcla, un poco para ti y otro poco para mí... Nos besamos cuando a lo lejos no se escucha nada más que nuestras respiraciones, saco el móvil de mi morral para ver la hora te miro el tiempo se ha idos volando. Solo faltan unos cuantos minutos para que el aula tenga una clase, Me visto rápidamente mientras te deleitas de mi cuerpo sudado no hay tiempo para nada, con cuidado salimos. Te deleitas mientras me visto y por ganas volverías a atacarme, pero no hay tiempo. Me he vestido de forma inmaculada cuando tú aún sigues calzando tus deportivas. Mientras arreglo mi cabello no puedes evitar corregir un error en el diagrama de flujo “(adoro tus flujos)” anotado en la pizarra, pero luego recapacitas y lo dejas como estaba, cambiando un par de signos más. Te apremio y tomo tu mano, retiras el adhesivo de la puerta y salimos con cautela. Nadie nos ha visto. ¡Éxito! Nadie nos ve pero el aula 53 queda cargada al aroma de nuestras y nuestros fluidos en el escritorio como una escena del crimen Cuando bajamos por las escaleras, nos encontramos con el Señor Maguna. El profesor que da clases en la 53.

Precisamente nos saluda y pregunta que hacíamos arriba antes de ser descubiertos le explico que lo estaba buscando para una consulta acerca de la próxima clase, pero que no pudimos entrar al aula porque estaba cerrada y luego nos topamos con un par de adolescentes curso. Levanta la mirada en un gesto de desaprobación y ambos miramos regresándole la mirada. No perdemos tiempo y salimos a buena marcha Salimos de la escuela cogidos de la mano. Ya fuera sugieres ir a comer algo juntos. Conoces un sitio estupendo cerca. Un lugar esplendido donde combinan una buena comida con una ambientación excelente, pues todo el recinto está ambientado en la tierra media con sus mapas dibujados a lo largo de las paredes. Después de comer me propones un paseo, lo que sea por prolongar mi compañía y caminamos durante un buen rato mientras te cuento que tal me ha ido el día. “¿Ya te he dicho que me encanta escucharte?” Después me invitas a un helado. Ya que no he podido ir con mis amigos, es lo mínimo que puedes hacer. Un delicioso helado de avellana y crema tostada que hace mis delicias... y las tuyas pues adoras ver cómo me como los helados. Yo me doy cuenta y con una pícara sonrisa muevo mi lengua juguetona,  lasciva, mientras degusto el rico helado.

No pierdo tiempo para calentarte en la manera como disfruto de mi helado, para aumentar tu morbo a otro nivel. Nos adentramos en un parque y seguimos caminando hasta un lugar apartado donde está un banco, nos sentamos desde ese lugar somos imperceptibles. Una idea se me ocurre, al terminar mi helado... Busco otra cosa que chupar… Antes de que puedas decirme algo he sacado tu miembro de tu pantalón y lo meto en mi boca, te excitas de inmediato, mi lengua juguetea con la cabeza de tu verga no lo puedes evitar y tomas mi cabeza empujándola y metiendo todo tu miembro. No te das cuenta pero gruñes de placer Sentados en el banco, observando con deleite como chupeteo mi helado. Mi siguiente movimiento te descoloca y sorprende por completo. Sin darte cuenta tu verga esta fuera de los pantalones y mi boca sobre ella, aun con restos del frio helado. La erección es inmediata, su potencia desmedida. Sientes el frio de mi lengua en la cabeza de tu miembro y tienes que morder tus labios para no gritar de placer. El frio se transforma en un calor abrasador cuando mi boca rodea por completo tu pene y no puedes evitar sujetar mi cabeza y empujarla hacia abajo para invadir mi boca por completo.

Mis labios se deslizan lentamente sobre el troco de tu verga apretándola con suavidad, cubriéndola de saliva. Tu mano sobre mi cabeza guía el ritmo de la lujuriosa y pública mamada que te está matando de placer. Tu otra mano, intenta compensarme abriéndose paso por mi espalda, intentando acceder a mi sexo, pero el pantalón está muy apretado y tus grandes manos se quedan atrapadas entre mis jeans y mis nalgas. La retiras de nuevo y buscas el cierre de mis pantalones mientras mi boca sigue inundándote de placer. Con el cierre abierto, se afloja la entrada y puedes, por fin acceder a mi culito y mi empapada rajita. Te inclinas para poder tocarme eso hace más profunda la mamada que te estoy realizando, tienes suerte soy una experta en tragarme todo tu miembro. Algo que he logrado con mucha práctica, gimo suavemente al sentir tus dedos, no soporto más La mamada te vuelve loco, la estas disfrutando como si fuera la última, cada vez más rápida y profunda. Tus dedos tocan mi culito y eso me hace estremecer, tanto que me levanto y te colcas junto a la pared de piedra de detrás.  Me coloco delante de ella, bajando un poco el pantalón para que la metas en mi culito y tus dedos en mi rajita. No puedes creer lo que ven tus ojos, mi precioso cuerpo apoyado contra ellas bajando sutilmente mi pantalón, ofreciéndote mi culito. Mi lasciva mirada te atrae como un canto de sirena, hipnotizado por mis preciosos ojos y por mi delicioso culito.

Confiesas que es  la primera vez que haces algo similar en la calle, a la vista del todo el mundo, pero eso es lo que consigo de ti. Desatar toda tu pasión, todo tu fuego y toda tu lujuria. Te acercas con decisión y besas mi boca, al tiempo que tus manos nerviosas, bajan un poco más mis pantalones y abren ligeramente mis nalgas. Apuntas tu pene tantea la entrada de mi delicioso anito, cerrado, apretado, cálido y rosado. Lo lames durante unos minutos antes, para lubricarlo y te sitúas de nuevo en posición. Sondeas la entrada, y con suaves movimientos circulares y firme presión te cuelas una vez más en mi delicioso agujerito del cielo. Tus manos ya buscan, rodeando mi cuerpo, mi botoncito para poder estimularlo. Buscas tu placer. Siempre buscas mi placer. Respiras en mi oído. Preguntando si estoy lista te digo que sí y te adentras poco a poco, exhibicionistas ahora... Presas del placer mutuo nos dejamos llevar pues el morbo roza otro nivel que ninguno conoce, nos pervertimos a cada paso y siento como tu verga se apodera de mi culito... De mi voluntad y tus dedos presionan mí botoncito provocándome gran placer, ese que sentimos al lado del otro.

No puedes dejar de desearme a cada segundo y preparas un ataque múltiple a mi sentido del placer. Tu boca se pega a mi cuello, besándolo, dándole suaves mordisquitos, como sabes que me gusta, me susurras cositas al oído, provocando mis cosquillas. Tus dedos presionan mi botoncito, y lo mueven en círculos manteniendo la presión para deslizarse después hacia mi monte de venus. Estoy muy excitada. Tus dedos pellizcan muy muy suave mi clítoris y de nuevo lo estimulan con suave presión. Tu verga ya se mueve lentamente dentro de mí, deslizándose con suavidad hasta lo más profundo de mi culito. Volteo a ver y algo me sorprende... Parece que tenemos un espectador, un chico entre los matorrales, se nota excitado pero no por ello te digo que te detengas, que vea lo que puedes disfrutar... Siento tu miembro taladrando mi interior, tu respiración agitada me pego a ti moviéndome en círculos, tus manos se cuelan por debajo de mi ropa sujetando mis pezones, me acerco a tu oído para decirte que tenemos compañía, no lo habías notado, eso solo logra excitarme más... Este día más temprano en el aula 53...

La situación no puede ser más excitante, más morbosa. Tus manos aferradas a mis pezoncitos, tu boca en mi cuello, tu verga moviéndose frenética dentro de mi delicioso culito. Estamos disfrutando al máximo, gozando sin límites. Cuando susurro en tu oído, delatando la presencia del mirón, el morbo se multiplica. Es algo totalmente nuevo para ambos, saber que estamos siendo espiados, y tampoco puedes evitar un fugaz latigazo celoso por saber que otros ojos me están viendo desnuda. Susurras en mi oído, bajito, haciéndome cosquillas. Mordisqueas mi cuello aumentando mi excitación. Vuelves a estimular mi botoncito que mueres por lamer, y por nada del mundo bajas el ritmo, que se vuelve más enérgico y rápido. El sudor de nuestros cuerpos delata nuestra excitación la ropa se pega a mí cuerpo se nota el deseo, te lo imploro sabes cómo masturbarme y enloquecerme. Tus dedos no tienen piedad, tu verga tampoco me da respiro sigues a toda marcha el mirón también nos acompaña con una paja lo noto por el movimiento de su mano, sé que te celas porque otro contemple mi cuerpo así. Pero te beso para calmar tus instintos y darte seguridad esa de saber que soy tuya. Quiero tu leche así que aprieto mi culito estimulándote.

Tus dedos se mueven frenéticos. Presionan mi botoncito con movimientos circulares provocándome temblores. Lo presionas suavemente con dos dedos y pego un respingo. Deslizas tus dedos presionando mi clítoris y acariciándolo hacia el monte de venus mientras un escalofrío recorre nuestros cuerpos. Estamos pegados por el sudor, que empapa nuestras ropas y hace que se marquen mis pezoncitos a través de la ropa. El ruido entre los arbustos re distrae “el puto mirón”. “(Me excita la idea, pero tendré que sacarle los ojos por ver tu cuerpo desnudo. Ya puede correr por que…)” Interrumpo tus pensamientos con un beso, tierno y lujurioso que te devuelve a mi lado. Tus dedos se pierden dentro de mi rajita arrancándome un suspiro y notas que aumento la presión de mi delicioso culito que tanto te apetece devorar. La excitación es máxima. Aceleras los movimientos de tu mano y la velocidad de tu penetración. La excitación es máxima... y el nirvana se acerca. Presiono con mis paredes... Siento la potencia de tus clavadas, te quiero conmigo no distraído por aquella presencia que disfruta de sobremanera el espectáculo. Mi cuerpo y el tuyo fundidos por el placer siendo uno mismo, la unión Mágica de nuestros sexos y el placer que ello nos produce llega a su clímax.

La presión de mi culito te enloquece, el sabor de mis labios te enamora, el sonido de mis gemidos te catapulta al cielo. Pegas tu cuerpo más al mío al tiempo que aceleras los movimientos de tus dedos, que se desplazan dentro de mi conchita, presionando y girando. Buscas frenético mi punto de máxima excitación, ese que me hace gritar de placer y que tanto adoras escuchar. Lo buscas con pasión, con frenesí y terminas por encontrarlo. Mi cuerpo se estremece, tiembla y se agita a pesar de estar en contacto total con el tuyo. Mi apretada almejita se contrae una y otra vez empapando tu mano en un potente orgasmo que me hace flaquear y mágicamente coordinados, en una unión mística sin precedentes, de un último golpe de cadera te cuelas totalmente dentro de mí, descargándote en mi interior de forma abundante, al tiempo que entierras tu cara en mi cuello, besándolo con fuerza, ahogando un grito de placer y felicidad. La eyaculación ha sido muy potente y los espasmos muy intensos. Con lentitud, nuestros acompasados corazones recuperan su ritmo pausado, al igual que nuestras respiraciones. Continúas totalmente abrazado a mí, puesto que no quieres separarte por nada del mundo. Sientes como tu verga pierde poco a poco su vigor y se escapa de mi interior, acompañada de un pequeño reguero de semen, que recoges con tus dedos y lo acercas a mi boca, que chupo golosa para fundirnos en un fantástico beso blanco que tanto nos gusta a ambos. Poco a poco te retiras de mi interior me aferro a ti para no perder el equilibrio ha sido muy intenso, con tus dedos tomas los hilos de tu leche que salen de mi culito para llevarlos a mi boca y luego besarme. Volteo a ver ya el mirón se fue. No escuchas ruidos, por lo que entiendes que el mirón se ha pirado... mejor para él. Con mucho cuidado, tomas uno de tus pañuelos y limpias mi culito antes de colocar mis braguitas en su sitio y ayudar a vestirme. Después es mi turno. Solo nosotros en este sitio público, la tarde empieza a caer, nos arreglamos un poco me acurruco entre tus brazos mientras nos sentamos en una banca, solo respiro lentamente cerrando mis ojos te siento en total plenitud. Una conexión perfecta Después es tu turno. Minutos después, sentados en el banco contemplando como la noche se adueña de todo, perfectamente acoplados el uno con el otro, sin decir nada, disfrutando de nuestra mutua compañía.

La noche toma el poder, brillan las estrellas, y bajo esa luz me miras embelesado disfrutando de mi belleza. Te pones en pie y me invitas a hacer lo mismo. Me tomas del brazo y caminamos muy pegados, puesto que el frescor de la noche empieza a ser patente y no quieres que me resfríe. Caminamos hasta el coche hablando de nuestro día. Me hablas de la reunión y de la sucesión de fotos que te envié, te narro de mis clases de sistemas, física y calculo mientras escuchas, atento cada palabra. Ya en casa, me pongo a repasar mis apuntes en el estudio mientras tú preparas la cena. Cuando te acercas a mí, observas como estudio, concentrada y no puedes evitar recordar viejos tiempos. Te acercas a mí,  me abrazas por la espalda y abres el tercer cajón del escritorio. Sacas una vieja y polvorienta calculadora programable que me confiesas es la razón de todos tus éxitos en la escuela. Uno de tus mayores tesoros... y me la entregas. “Ahora tú la necesitas más que yo.” Tras besarnos de nuevo, nos acercamos a cenar. Que te puedo decir el hecho me enternece demasiado, me enamoro más de ti y de tus gestos. Abandono los apuntes de la clase de cálculo a medio estudiar. Me invaden los sentidos. Al parecer al que se le da bien la cocinada es sin duda a ti... Beso tu cuello, ese aroma... ¿No es la colonia que te regale? Sin duda poder sentirte es una experiencia mágica sin comparación

Tras la deliciosa cena, recogemos de forma rápida y nos vamos a la sala, donde nos sentamos en el sofá. Esta vez, me siento primero, acomodada en el respaldo y tú te apoyas acomodándote sobre mí. Tu cabeza descansa apoyada en tu pecho, escuchando los potentes latidos de mi corazón y mi sosegada respiración. Me rodeas con tus brazos, abrazándome con fuerza. Cuando termina el capítulo, me coges en brazos al tiempo que me  sujeto a tu cuello. No puedes quitar la vista de mis preciosos ojos, como tampoco puedes evitar volver a besarme con suavidad. Me llevas en volandas hasta la habitación, donde me colocas con suavidad sobre la cama, y me ayudas a quitarme la ropa, al igual que yo la tuya. Nos metemos en la cama, perfectamente acoplados. Es increíble como, nuestros cuerpos encajan a la perfección. Mis manos sujetan las tuyas con fuerza, apretándolas contra mi pecho. Te pegas más a mí, sintiendo cada parte de mi cuerpo. Buscas mi esencia, mi aroma con tu nariz que roza mi cuello. “¿Ya te he dicho cuantísimo me gusta tu esencia?” Y, mientras te dejas embriagar por mi perfume, los recuerdos del día acuden a tu mente, y no puedes evitar que una lagrima de felicidad absoluta se deslice por tu mejilla. No puedes estar más enamorado de mí... Me encanta sentirte así, respirándome nosotros un solo ser mágicamente unidos ha sido un día sumamente especial para ambos, nada como dormirme entre tus brazos así nosotros solo nosotros...