Delicatessen (3)

Esta vez, Pepe el carnicero hace sus 2 primeras adquisicones para el club gracias al dichoso llavero-cerdito. Y vaya dos elementos. Unos auténticos delicatessen.

DELICATESSEN (3)

Eran las fiestas del pueblo de mi mujer. Una pedanía de Avila de 2000 habitantes pero que en estas fechas de Abril triplicaba la poblacion. La verdad es que a mi no me apetecía mucho pasar el fin de semana en el pueblo pero si no quería discutir con la parienta ya sabía que estaba obligado. Además este año me habían encargado la carne de la cena del Sábado que se hacía en la casa de la asociación del pueblo. Me tocaba soportar a familiares y desconocidos. El unico aliciente que tenía ir al pueblo era parar por la taberna de Benito y echar unas birras con mi cuñado que era un cachondo.

El hermano de mi mujer era un tio separado que era más bueno que el pan pero el matrimonio le salió rana y la brasileña con la que se casó se marchó para su país. Después de una pequeña depresión volvió a ser el de antes. Tomás era un tío de mi edad, 55, que venía de vuelta de todo. Si pusieran en fila todas las tias que se había tirado llegarían hasta Madrid. Igual de alto que yo, calvo con algunas canas ya en los laterales. La cara siempre afeitada, una cabeza enorme, unos brazos herculeos de trabajar en las obras, las manos enormes con unos dedos como morcillas y una panza cervecera dura como una piedra, un culo respingón que llenaba los vaqueros como nadie y un paquete que invitaba a la lujuria. Siempre he pensado que eran los huevos lo que le abultaban porque no era normal que el tio calzara este tamaño entre las piernas.

Después de cenar con la gente del pueblo, el grupo se disolvió y las mujeres se marcharon para casa.

  • Bueno, Pepe, vamos a echar la penúltima a casa de Benito - me dijo mi cuñado con unos mofletes colorados del vino de la cena y los 3 entrecots de ternera que se había metido entre pecho y espalda.

Al entrar en la cantina dadas las horas que eran, más de las 12, solamente quedaban 5 mozos solteros del pueblo y Benito con su puro en la boca soltando guarrerías como siempre.

  • Mira quien aparece por la puerta. Tomás y su cuñado. Los más golfos de Avila. Que peligro.

  • Danos 2 dyc con coca cola y dejate de ostias. Que tu eres más putero que ninguno de los que estamos aqui - soltó mi cuñado con su cachondeo habitual.

Benito era también un retaco como nosotros. Había puesto una tarima bastante elevada tras la barra para poder llegar a servir. Junto con mi cuñado, los 3 estabamos cortados por el mismo rasero. Igualitos de altos. Benito era un poco mas joven que nosotros, rondaría los 50. Pelo corto cortado a cepillo, todo negro, un bigotón enorme y un oso desde las orejas hasta los pies. Era un espectaculo ver a ese hombre. Qué cantidad de pelo. En los brazos era imposible ver la carne y las manazas parecían las de un hombre lobo. El tio se cuidaba bastante porque iba a caminar todas las mañanas hasta el pueblo de al lado. Tenia un cuerpo atlético pero no obstante llenaba la camisa con una incipiente barriga. Cuando salía a recoger las mesas fuera de la barra me quedaba embobado viendo el cuerpazo que tenía el cabron. Unas espaldas muy anchas, un culo pequeño pero respingón y unas piernas de escándalo. Siempre con su mandil blanco.

Al final nos quedamos mi cuñado y yo con el, contando batallitas de antaño.

  • Anda Benito, cambia la tele y pon el canal porno ese que tienes que salen unas tias que te cagas - ya estaba mi cuñado como siempre.

La verdad es que había venido bastantes veces al pueblo y aunque me había hecho más de una paja y follado con mi mujer pensando en mi cuñado porque estaba como un queso, jamás se me había ocurrido pensar que los hechos que ocurrieron a continuación podrían llegar a suceder.

  • Ostias que buena esta la jodía. Mira como sabe comer polla la puta - decía mi cuñado.

  • Como se nota que hace mucho que no lo catas, jodío - le soltó Benito.

  • Este se hace mas pajas que mi hijo el pequeño - le dije yo de cachondeo.

  • Seguro que ya está cachondo - continuó la broma el camarero.

Yo, la verdad tenía bastante vino en el cuerpo, y estaba un poco desatado y no sé como se me ocurrió decir.

  • Yo creo que este no folla porque anda un poco justo de abajo. ¿No crees Benito?.

  • Ja, ja, ja - Benito se descojonaba - Yo creo que si Pepe. Este no se la ve cuando se ducha con la barriga que tiene.

En esto que mi cuñado se gira para la puerta como viendo si venía alguien, y ni corto ni perezoso se abre la brageta de botones del vaquero y saca un pedazo de tronco, morcillón, que nos dejó sin palabras. Vaya pollón gastaba el tio. De un grosor como un vaso de tubo. Parecía un salchichón. Y eso que no estaba completamente tiesa.

  • A ver que coño decís ahora cabrones - se la volvió a meter rapidamente volviendo a mirar a la puerta - Vosotros sois los que no tenéis ni para mear. Y tu cuñado, no sé que le darás a mi hermana con lo triste que está siempre pero me parece que escaseas un poco.

Yo no sabía ni donde meterme. Tenía un empalme de cojones y no quería que se dieran cuenta.

  • Pues yo creo que este no se queda atrás - suelta Benito siguiendo el rollo a mi cuñado.

Y qué coño hacía yo ahora.

  • Venga a ver que es lo que calzas Pepito - mi cuñado mirándome el paquete y yo colorado como un tomate.

  • Anda dejate de tonterías que ya vas borracho - se me ocurró decir.

  • Pues yo creo que tienes razón Tomas. Este no tiene nada - Benito también mirándome el paquete.

De perdidos al rio. Me bajé la cremalera de mi pantalón de pana y le enseñé lo que tenía entre las piernas. Duro como una piedra apuntando para arriba y encima le dí dos meneos con la mano. Me la volví a meter un poco avergonzado.

  • Pero si está cachondo el cabron - soltó mi cuñado partiendose el culo de risa.

  • Eso es que le ha gustado lo que le has enseñao Tomas - soltó Benito riendose también de la situación.

  • Ya solo faltas tu - le dije yo al camarero para cambiar de tema.

Pero Benito no se dejó convencer y nos puso otro par de cubatas.

  • Yo tengo también lo mio pero dejar de hacer el ganso a ver si va a venir alguien.

Seguimos riendonos de la situación un buen rato y esperamos a que Benito cerrara el bar.

  • Bueno, cuñado. Yo tengo unas ganas de marcha que por mi nos tomariamos otra copa en algún sitio.

Como no había que madrugar al día siguiente yo no puse objeción.

  • Vamos a tomar la última al Angel Azul. Yo invito - sugirió Benito.

Madre mia. Al puticlub del pueblo de al lado. Y con estos dos pedazos de tios. Y sobre todo y lo más importante. Con el pedazo de borrachera que tenía en el cuerpo. Pues venga. A ver que depara la noche.

Nos montamos en la furgoneta de mi cuñado. Ellos dos delante y yo detrás. Y la música de Estopa a todo meter.

"Por la raja de tu falda.....". Mi cuñado cantando y Benito como siempre con el puro en la boca. Y yo con un mareo que te cagas de los malditos dyc con cola.

Al entrar en el garito, nos fuimos directamente a la barra del fondo. El local no era muy grande pero estaba organizado para tener dos barras, una nada más entrar y otra al fondo. La iluminación era bastante discreta y no se adivinaba a ver claramente al personal. Pude distinguir a 10 o 12 clientes algunos de ellos hablando con una chica al lado. Al fondo a la izquierda junto a donde nos pusimos una escalera dejaba entrever que llevaba a las habitaciones del piso superior.

  • Danos 2 dyc-cola para estos amigos y a mí me pones lo de siempre - le dijo Benito a la camarera que por su acento debía de ser venezolana.

  • Hola mi amor. Hacía mucho que no venías por aqui. Nos tienes abandonadas - le contestó ella guiñándole el ojo.

Después de unos minutos aparecieron un par de chicas y empezaron a tontear con Benito y Tomas. Yo estaba bastante mareado y eso se notaba a la legua y por eso ninguna me dijo nada. Debían pensar que no tenían nada que hacer. En esto que mi cuñado que debía estar bastante cachondo le dijo algo al oido de una chica y acto seguido se perdieron escaleras arriba. Un poco más tarde Benito hizo lo propio y ahí me quedé yo mirando al frente para no caerme y solo como la una. Además estaba un poco incomodo en ese asiento de barra tan estrecho. Apenas me cabía el culo. Así que saqué las llaves y el movil para liberarme un poco.

  • Vaya amorcito que llavero tan gracioso llevas. Es un cerdito como el de un amigo que tengo - me habló la camarera con una sonrisa muy picante.

Y sin cortarse lo más mínimo me dice:

  • ¿No te gustaría ver como se lo montan tus amigos?. Me apuesto a que te mueres de ganas, amorcito.

  • Oye. No sé lo que dices y además estoy bastante borracho - le contesté sin saber a que venía aquello.

  • Mira, cielo, mi amigo me explicó el tema este del llavero del cerdito y yo sé lo que le gusta a él. Perdoname si me he equivocado pero solamente te estoy ofreciendo esto por si te gusta. Si no es así, yo me voy a lo mio y aqui no ha pasado nada.

Joder, el llavero. La tia me había visto el cerdito y lo había reconocido. A pesar de las copas que llevaba encima reaccioné ante la oportunidad que tenía en frente.

  • ¿Cuanto me va a costar? - le dije directamente para no andar con rodeos.

  • Nada. Es gratis. Solamente tienes que dar buena puntuación a mi amigo y ya está.

Alucinante. Ya no sé si era el alcohol o que se yó. Pero al poco tiempo estaba en una habitación solo y mirando a través de un agujero en la pared el espectaculo de la habitación de al lado.

Joder. Pero si están juntos. Benito y Tomas en pelota tumbados en la cama y las dos tias comiendoles las pollas. Y menos mal que no había visto antes la de Benito por que si no me hubiera dado algo. Si mi cuñado la tenía grande la de Benito no le iba a la zaga. Y además preciosa. Y que cuerpazo que tenía el muy cabron. Claro que lo de mi cuñado era para morirse. Que desnudo tenía. Yo de verle las manazas agarrase los huevos casi me corro.

Pero estaban los dos juntos. Que cabrones.Seguro que no era la primera vez que lo hacían así. Menudo espectáculo. Mientras tanto, yo ya la tenía fuera y me estaba empezando a lubricar de lo cachondo que estaba. No quería seguir tocando porque me iba a correr.

Los dos de repente se pusieron a follarse a las tias y darles polla pero bien de una manera bestial.

Que manera de moverse mi cuñado, Dios. La tia estaba disfrutando a tope con lo que le estaba metiendo. Benito empezó a follarsela por detrás y se movía como un maestro. La cama aunque era muy grande, apenas aguantaba con los 4 encima.

  • Me voy a correr, joder - Benito se sacó el pollón,y después de quitarse el condon, empezó a largar leche que llegó hasta la pared. Joder, que manera de echar leche que tenía el tio. Y que gritos pegaba.

  • Yo también me corro. Toma guarra. Toma pollaaaaaaaaaaaa - mi cuñado se corrío dentro y cuando se dió la vuelta se quitó el condon y siguió largando leche pero bien hasta que se quedó seco.

Las chicas se fueron al baño y al poco tiempo salieron de la habitación dejando solos a mis dos amigos en pelotas y boca arriba. Y yo viendo esos cuerpazos alucinantes, meneandomela y sin correrme. Que dolor de huevos que tenía joder. Serían las copas que me hacían aguantar pero la verdad es que tenía ganas de marcha.

Pensé que había terminado la fiesta y cuando iba a salir de la habitación oigo al otro lado de la pared movimiento de cama. Volví a mirar por el agujero y lo que vi me dejó atónito, desconcertado y alucinado. Benito encima de mi cuñado le comia la boca a base de bien con los brazos en el cuello abrazando el pedazo de cabeza que tenía Tomas.

Empezaron a hacer un 69. Madre mia. La tenian dura otra vez y que bien la mamaban los dos.

  • Dame polla Benito. Que me encanta que me la metas.

El camarero le levantó las piernas a mi cuñado y se la metió de una vez.

  • Joderrrrrrrrrrrr. Que bestia eres mamon - se quejó Tomas.

  • Callate y disfruta que estas cachondo como una perra - Benito le empezó a dar caña a base bien. Después de estar un rato en la misma posición le puso a cuatro patas y se la metió por detrás sin contemplaciones.

  • Me vas a hacer correr, cabron. Dame mas fuerte. Dame pollaaaaaaaaaaaaaa - mi cuñado se empezó a correr encima de las sabanas y Benito hico lo propio.

  • Toma rabo. Toma. Me corroooooooooooo.

Yo ahí no pude mas y empecé a soltar leche a la pared del otro lado de la habitación donde estaba contemplando la situación que me dejó traumatizado pero muy cachondo a la vez.

Al día siguiente y después de echarle mucho valor le conté a mi cuñado la situación y el tio se lo tomó de puta madre. Se rio bastante y se lo contamos esa misma tarde a Benito.

El club Delicatessen tenía dos nuevos miembros. Mis primeras adquisiciones que no estaban nada mal. Y otra vez el dichoso llavero que me estaba haciendo vivir experiencias inigualables. Y las que vendrían.

CONTINUARÁ...