Del pueblo a la ciudad (3)

El desenlace.

Del pueblo a la ciudad (3)

Bueno...llegó el momento de la verdad. Estaba parado frente al portal del bloque donde vivía Mar, no se porqué me vino a la cabeza que mi apuesta podría terminal mal para mi. Forzar de ese modo a una persona tan influyente y poderosa como mi viciosa tía política, si lo pensaba ahora con la cabeza fría era casi una locura. Además, ya había sufrido en mis carnes como se las gastaba cuando se sentía amenazada. De no tener la fuerza de los videos grabados, mi actual situación sería sin duda muy delicada.

  • Hola Lina, ¿está mi tía en casa?.

  • Hola Jesús, si, está en el despacho. Creo que te está esperando – Lo dijo con una sonrisa enigmática en la boca. Me dirigí hacia allí bastante abatido, mis piernas parecían que les constaba andar, cada paso que daba me recordaba la burrada que estaba haciendo. Mira que extorsionarla así..., tomé una decisión, me planté frente a la puerta y llamé con los nudillos.

Cuando entré, ella me miró con una intensidad que no supe leer lo que me quería transmitir pero que no auguraba nada bueno para mí.

  • Hola Jesús... creo que debemos hablar con algo de tranquilidad de todo lo que está pasando, siéntate por favor – Su expresión era cada vez más seria e irritada.- Sabes que me estás haciendo chantaje, verdad, eres consciente de lo que me estás exigiendo... que pague tu silencio con mi cuerpo. Eres un cerdo, quiero que lo sepas. No es suficiente castigo que mi marido sea un marica y me tenga abandonada sino que además mi sobrino me va a poder violar con total impunidad cuando le apetezca. Esa parece que es la mierda de vida que me espera a partir de ahora, eso o supongo que el escándalo y la humillación ¿verdad? – Sus ojos, empezaron a inundarse de lágrimas. Se tapó con rabia la cara con las manos. Se ve que le jodía que la viera llorar.

  • Mar...lo siento de verdad, me he portado como un cretino y te pido perdón. No tendrás que convivir conmigo mucho tiempo más, te lo prometo, me pondré a buscar un apartamento y entre los dos ya se nos ocurrirá algo para que la familia trague con la excusa que queramos darles. Te repito que lo siento, yo no soy así y ni siquiera por el morbo que tu me produces voy a convertirme en un rufián, siento que ha sido un juego estúpido que no me preguntes ahora porque lo comencé – Abrí frente a sus ojos mi portátil y en un gesto espontáneo, busqué la carpeta y le dejé seleccionado un archivo con el nombre de "Mar". – Si borras ese video y quemas el Cd que te di, no habrá más copias de esa escena en todo el mundo. Te dejo el ordenador aquí, cuando termines, por favor me lo dejas en el hall. Me voy a mi habitación, no cenaré hoy...ya he tomado algo fuera. Buenas noches.

Se quedó mirando fijamente el portátil. Parecía ausente, como si yo en ese momento no existiera en su dimensión. –Gracias... – Lo dijo sin dejar de mirar la pantalla. Está claro que no se esperaba mi reacción y estaba sorprendida. Cerré la puerta y me dirigí a la cocina para beber un poco de agua, cogí un periódico y estuve leyendo los titulares. Al cuarto de hora recordé que tenía que enviar aun un correo electrónico, busqué en el hall y no vi mi portátil por ninguna parte, entonces me dirigí de nuevo al despacho, seguro que lo había dejado allí. Joder...al aproximarme a la puerta, me pareció que escuchar de nuevo gemidos, volví a mirar por mi ya familiar cerradura y me quedé atónito. Mar no dejaba nunca de sorprenderme.

Se estaba masturbando con furia, su cara desencajada y el meneo de sus tetas ocupaba todo mi campo de visión. Mientras de fondo, podía escuchar los gemidos grabados en el video que se estaba reproduciendo. La muy zorra se pajeaba mientras disfrutaba de una película porno con ella de protagonista principal y el musculitos cachas de mamporrero mayor. Me alejé de allí con una sonrisa en la boca, estaba claro que mi tía era una mujer muy, pero que muy caliente. Vaya desgracia vivir con un varón que no le hacía ni puto caso, todo por salvar las apariencias y la religión, que hipócritas. Le estaba bien empleado. Bueno, su vida ya no era mi problema, debía dedicarme a planificar mi salida de allí. Además, sentía que debía hacerlo rápido. No me apetecía seguir en esta casa. Me daba que mi tía era tan orgullosa que el sobresalto que le había dado no iba a quedar fácilmente sin castigo. Este tipo de gente siempre les gusta tener la última palabra. Aun conservaba un as en la manga por si en el último momento cambiaba de opinión e intentaba joderme, si se comportaba, con borrar la follada campestre, la cosa se quedaba en una vía muerta. Visto lo visto, podía pasar de todo.

Durante los siguientes dos días, apenas nos cruzamos. Dormía allí pero comía casi siempre en el comedor de la facultad. Ella me observaba con cara seria y molesta, mientras tanto, mis idas y venidas se espaciaron cada vez más, vamos...que procuraba llegar a la hora de dormir para no cruzarme con mi tía. No había comunicación alguna entre nosotros. Mi tío llegaría en una semana y no veas el panorama que se iba a encontrar.

Esa misma tarde, Carmen, una compañera bastante atractiva y marchosa me acompañó a preparar un trabajo. Mi querida tía no se metía ya en mi vida privada. Bueno, algo es algo pensé, ese ha sido parte del beneficio de la catastrófica situación. Le pedí a Lina si nos podía subir unos bocadillos y algo de beber, insistió en que bajáramos a cenar, pero no queríamos perder la concentración.

Carmen llegó ataviada con un chándal muy bonito y superajustado, de una conocida marca. Era de color gris medio con unas rayas blancas dibujadas con tan mala leche que resaltaban más aun sus poderosas tetas. La niña se machacaba una hora todos los días y así estaba de buena y dura. Te podía pegar un polvo o una buena hostia con la misma facilidad. Le vi una vez darle una leche a un sobón no autorizado y le dejó la cara como un bebedero de patos. Tenía fama de devoradora y juro por Dios que si se lo proponía, te dejaba en los huesos. Yo la ayudaba frecuentemente en una materia que se le atragantaba un poco, ella me compensaba con su compañía y de vez en cuando me dejaba echarle un polvo, pero ojo, Carmen era la que siempre llevaba la voz cantante. No era el único que le metía estopa, intuía que se la follaban al menos dos tíos más, a los cuales por cierto puteaba bastante, pero reconozco que la situación me iba como anillo al dedo. No nos exigíamos nada el uno del otro y creo que eso nos hizo ser mucho más que amigos. De hecho, yo en esos momentos estaba algo mosca porque mi gata viciosa de un tiempo a esta parte estaba siempre demasiado accesible para mí y por algunas situaciones que había podido presenciar, no tan accesible para los otros dos. ¿Se estaría encoñando conmigo la niña? No creo, vamos no soy un ligón...soy un tío normal, de físico agradable y bastante educado, pero nada del otro mundo. No era un badboy como los que acostumbran a frecuentarlas.

Sobre la media noche noté como la mano de Carmen se posaba encima de mi paquete. Di un respingo, estaba en ese momento embobado observando de reojo el pedazo de tetas que se gastaba y me pilló mirándole el canalillo. Llevábamos ya dos horas resolviendo problemas, los dos teníamos los ojos enrojecidos y personalmente yo, estaba hasta las mismas pelotas de darle al intelecto tanto rato con semejante hembra sentada a escasos centímetros.

  • Sabes una cosa Jesús...ya he cenado...pero me he quedado con algo de hambre... aun me tienes que dar el postre. A ver que tenemos por aquí...hummm....vaya Jesús... hoy toca plátano, anda sácate los pantalones que te va a explotar. No veas como se te ha puesto la polla, deja que te relaje un poquito – Me empujó y caí de espaldas sobre la colcha de la cama. Se subió encima de mí y comenzó a desnudarme con entusiasmo. Le daba mucho morbo hacerlo, se le hacía el coño agua por lo visto, no me dejaba nunca quitarme la ropa. Tenía que ser ella...por cojones. Apoyó su depilado coño sobre mi rabo y empezó un vaivén frotando sus labios sobre toda su longitud, desde la punta hasta los testículos. Su boca se apoderó de la mía y la sentí gemir mientras me besaba. Noté como sus jugos encharcaban por completo mi pubis. En uno de los movimientos, se la incrustó hasta el útero de un solo envite. Entró como un cuchillo en la mantequilla. Su bramido fue realmente escandaloso y asustado, me apresuré a taparle la boca. Joder...debía haberse enterado del aullido todo el barrio.

  • ¿Estás loca o que?, baja el tono coño que van a venir hasta los bomberos.... - Se puso a reír flojito mientras jadeaba con más discreción, - Perdona, se me ha escapao, jijijiji – por lo visto le hacía gracia ver mi cara de espantado, siguió cabalgándome sonriente con una fuerza y una presión que me cortaba hasta la respiración. Decidí cambiar rápidamente de postura antes de que sus poderosas caderas me trituraran como a un vulgar insecto.

Entonces la vi, a pesar de la semi penumbra que había en ese momento en la habitación, al girarme, la cara de Mar se me presentó con claridad reflejada en el espejo de la cómoda. La puerta estaba entreabierta, yo recordaba con seguridad haberla cerrado antes. Me hice el despistado y puse a Carmen a cuatro patas pero buscando un ángulo que le permitiera a la oculta y excitada espectadora ver lo que pensaba hacerle a mi caliente amiga. Me recreé como nunca antes lo había hecho. Comencé a comerle el coño con ganas y sin prisa alguna, Carmen se retorcía de placer mientras se sobaba los pezones y gemía con la cara hundida en la almohada. Los tenía gorditos y de un bonito color rosado emplazados en dos pedazos de tetas de primera especial. La penetré con fuerza y ella respondió de nuevo con gritos destemplados, pero ya me daba igual todo, podía venir el alcalde en persona, total, solo faltaba que mi anfitriona se uniera a la fiesta y montáramos un trío.

Reconozco que me esmeré con ganas en hacer gozar a mi bella amazona. Mis dedos prepararon el camino con penetraciones anales impregnadas de abundante lubricante. En uno de los orgasmos de Carmen aproveché para cambiar de agujero. Si cuando la follaban por el coño sus expresiones y gritos eran de 1ª división, cuando notó la cabeza de mi polla dilatar su ano, sus gritos ya eran de Final de la Copa de Europa. Que manera de aullar y decir guarradas.... Me dediqué a aguatar mentalmente como un jabato para exprimir de su coño hasta el último orgasmo antes de dejarme ir. Terminé casi arrastrándome de cansancio. Estaba como si acabase de correr veinte kilómetros...Dios...que máquina de follar estaba hecha la Carmen. Ella me miraba recostada, con la mano aun presionando su pubis para evitar manchar aun más la colcha. Estaba realmente bella y seductora. Me sonreía con los ojos entrecerrados y cara de satisfecha. Mi cara pálida y demacrada le devolvió con cansancio otra sonrisa.

  • Jesús, joder como estás hoy...me has dejado el culo que no me voy a poder sentar en una semana, pero...no veas que polvazo, me ha gustado un montón, te confieso que cada día aprecio más tu compañía, no solo en la cama, quizás no me estoy explicando bien, (cambió de tema como si no quisiera continuar insinuando sus sentimientos ) bueno.... va, ven que te doy un masajito, venga que se que te gusta bribón – Eso de "cada día me gusta más..." me sonó a posible compromiso y me acojoné un poco bastante. Me comenzó a repartir aceite por la espalda y sus experimentadas manos me trabajaron la musculatura con suavidad pero con fuerza. Era una caña dando masajes, lo hacía casi tan bien como follar y eso, lo hacía mejor que los ángeles. Ladeé la cabeza y miré hacia la puerta con disimulo. Mi tía aun estaba escondida detrás del marco, pero parte de su cara ocupaba el hueco de la puerta. No pude ver su expresión, no había suficiente luz, pero estaba claro que si aun no se había marchado es porque le gustaba lo que estaba viendo. Seguro que se había hecho un buen dedo a nuestra salud.

Cuando Carmen se cansó de darme el masaje, se recostó junto a mí y pasando un brazo por mis hombros se durmió al momento como una bendita. La estuve observando un buen rato. Era realmente hermosa y encima con la cabeza muy bien amueblada. Lástima, no me importaría ser su chico, pero no estaba yo muy convencido de que fuera buena la idea de comprometerme en estos momentos. Estaba muy disperso y no me convenía para mis estudios. Además, ella supongo que le gustaba estar conmigo porque no soy de agobiar a nadie y todo o casi todo me viene bien. Por lo que podía apreciar, mis trabajos manuales le encantaban, quizás porque siempre he procurado follar como si cada uno fuera el último polvo de mi vida, hasta la fecha tampoco había echado tantos, ya hacía tiempo que me había dado cuenta que eso era un plus a mi favor cuando trataba con las señoras.

Me desperté sobre las diez de la mañana, Carmen dormía boca a bajo encima de la sábana con las piernas algo entreabiertas. Sus dos complacientes y elásticos agujeros estaban cubiertos de restos apelmazados de semen y fluidos. Un pequeño hilo de semen escurría de su culito en dirección a su ingle, estaba petrificado. El calor corporal lo había secado mientras bajaba por su piel.

Me levanté totalmente desnudo y sin hacer ruido me fui al baño del corredor. No la quería despertar duchándome en el de mi habitación. Casi choqué con Lina al girar la esquina del pasillo. Las toallas que llevaba en las manos fueron a parar al suelo. Mis manos taparon con torpeza mi amorcillado miembro. Seguro que se me puso la cara roja como un tomate.

  • Joder Lina...que susto me has dado.

  • Perdona Jesús, iba con prisa y ...lo siento.

Se agachó al momento para cogerlas y al quedar de cuclillas se situó involuntariamente a pocos centímetros de mis partes. Observó como yo intentaba tapar mi polla, entonces me miró con los ojos entrecerrados y con estudiada parsimonia, se dedico a separarlas poco a poco para verme totalmente desnudo. Me dejó alucinado, no me esperaba su reacción, pienso que me quedé en ese momento algo bloqueado. Me dejé hacer, quería ver hasta donde ella pensaba llegar. Su manos retiraron las mías y mi rabo la apuntó con descaro mientras comenzaba a desperezarse con inusitada velocidad.

-Jesús... esta noche te he escuchado follar con tu amiga. No se que le has hecho, pero por los gritos que daba, ha tenido que ser algo bueno...muy bueno. Solo quiero que me dejes ver al causante.

Me la cogió con sus manitas morenas y la giró lentamente como si fuera un cambio de marchas. Me sopesó los huevos unos instantes y levantándose me la meneó un poco mientras se sonreía con picardía.

  • No me extraña, veo que tienes una buena verga, por cierto, te huele bastante a chochito...jajajaja...anda lávatela. - Me dejó las toallas en las manos y se marchó riéndose por lo bajito. Vaya con Lina...me había sobado el rabo descaradamente y a conciencia. Me puso tan caliente que decidí volver urgentemente a mi habitación, necesitaba una cura rápida de sexo. Carmen era mi medicina favorita.

Seguía dormida como la dejé, con su culito en pompa y las piernas abiertas. Me subí encima de ella, le cogí de las caderas y le hundí la polla en su sabroso y mojado coño. Gruñó como una gata en celo al notarse repentinamente invadida y se empezó desperezar mientras la culeaba cada vez más rápido. Era deliciosa, de un tiempo a esta parte nunca me ponía pegas para echar un polvo. Me descargué mientras ella arrasaba media cama lanzando los cojines en todas direcciones...que manotazos pegaba la muy bestia. Volvió otra vez a escandalizar a todo el edificio. Joder...habría que insonorizar la habitación donde esta fiera follaba o seguro que Protección Civil se presentaría cada dos por tres al rescate.

Cuando se marchó, me duché rápidamente y aproveché para bajar y beber algo, estaba realmente sediento y aun tenía que estudiar parte de una materia. Me temblaban las piernas, seguro que había perdido algún kilo en el ejercicio. Me puse un pantalón corto y me dirigí a la cocina. No se escuchaba ningún ruido en toda la casa. Cuando entré vi que Mar estaba de espaldas, cortaba naranjas por la mitad. Llevaba puesto un albornoz de baño y una toalla envuelta en la cabeza. Aun sin maquillaje, estaba muy natural y bonita. Se giró al escucharme entrar y me miró con picardía.

  • Hola Jesús, ¿quieres un zumo? Me estoy preparando uno y creo que te debe hacer falta a ti también, la chiquilla esa te ha dejado bien seco, vaya escándalo de muchacha. – Coño con Mar, el comentario tenía su guasa. Si no se había perdido detalle del show la jodida voyeur. Le sonreí con suficiencia y me apoyé con algo de fuerza en la mesa de la cocina. Ni se movió, debía pesar 100 Kg. de madera maciza de primera calidad. Pensé en ese momento que era cojonuda para echar un casquete en plan "aquí te pillo y aquí te mato". Normalmente las que yo conocía no habrían durado sin moverse del sitio ni tres golpes de polla.

  • Seguro que aun me queda algo de líquido, ya sabes que estas fábricas trabajan las veinticuatro horas del día Mar, todo es cuestión de probar a ver si sale algo. ¿Tu ya te has lavado el coño? Lo digo porque con la de pajas que te has hecho mientras me espiabas, lo tienes que tener empapado. - Se giró con cara de mala leche... empezó a abrir la boca y ... parece que se lo pensó mejor, girándose de nuevo se puso a preparar el zumo sin dignarse en contestarme.

Me acerqué silenciosamente a ella y la cogí con delicadeza por la cintura. Se resistió algo al principio pero desistió el forcejeo cuando comencé a besarle en el cuello. Poco a poco su resistencia se tornó en complacencia, su respiración empezaba a ser más sonora y profunda. Mi mano quedó totalmente empapada de sus flujos cuando le acaricié el coño a placer con todos mis dedos entrando y saliendo de su cálida raja. Bajo el albornoz no llevaba nada de ropa. Me puse de rodillas y empecé a besarle y a pasarle la lengua por el culo. Era bonito, me fijé que su ano parecía una flor con muchos pequeños pétalos rosáceos, lo llevaba depilado y limpio. Empezó a gemir con más fuerza.

Era para mearse de risa, con la comida de coño y culo que le estaba haciendo yo en esos momentos y la muy capulla se puso de nuevo a intentar exprimir las naranjas mientras mi lengua sorbía con ansia sus ricos jugos. Como era de esperar, su descontrolado brazo no consiguió acertar y acabó espachurrando convulsivamente el cítrico contra el canto del mármol de la cocina. Por su brazo inclinado vi que bajaba un pequeño rió de zumo, aproveché para sorberlo y luego depositarlo en su boca mientras la subía en el canto de la mesa y la empezaba a penetrar sin piedad. Me sentía un animal, esa mujer me ponía a mil por hora, su olor, su perfume, me alteraba hasta la última célula de mi cuerpo. Empezó a jadear y se abrazó a mí con una fuerza increíble. Madre mía...parecía un cepo para osos. Se estaba corriendo descontroladamente y yo no pude aguantar ni un segundo más, se la clavé con todas mis fuerzas hasta el fondo y sentí como mi semen inundaba su cálido interior. Se quedó abrazada durante un buen rato, mi amiguito seguía aun muy duro en su interior. Notaba como un buen goterón de líquido descendía por mis huevos y se iba depositando en mi muslo para bajar casi hasta mi rodilla. Me excitó su tacto en mi piel, empecé a moverme de nuevo, con suavidad, ella al ver mis intenciones, supongo que le entró remordimientos por lo que había pasado e intentó separarse de mi, pero no la dejé, comencé a acelerar las penetraciones y me la estuve follando un buen rato hasta que puede de nuevo correrme, la dejé reposar sobre la mesa. Estábamos los dos sin respiración. Pensé sorprendido como después de recibir la paliza de Carmen, estaba claro que solo el morbo que me producía esa bella madura me había permitido sobrepasar mis propios límites, nunca había follado tanto en tan poco tiempo. Tenía el capullo casi en carne viva y un dolorcillo persistente en todo el tronco del aparato.

Se separó jadeando y apoyó las dos manos en la mesa. Levantó la cabeza y se apartó un mechón que tapaba sus ojos.

  • Por favor Jaime....vete, déjame sola, por favor. Debo de estar loca por dejarme penetrar por mi propio sobrino. Que verguenza...

-¿Verguenza Mar? No te entiendo... te follas a tu hermano cuando te parece y ahora me dices que sientes remordimientos por joder conmigo. Desde luego eres un poco rara...¿no?

-Pero...¿ pero que estás diciendo? Se puede saber de donde has sacado esa fantasía. Tu crees que me acostaría con gente de mi propia sangre? - Me lo decía gritando mientras su linda cara empezaba a ponerse de un color púrpura muy preocupante.

  • Mar...querida, vale ya por favor, mira, el fulano que te visitó en la finca esa noche era tu hermano... no me lo niegues, siento que insultas mi inteligencia y eso me cabrea mucho. Lo he reconocido en una foto familiar que tienes en la cómoda del salón. Se la he mostrado a la chica y Lina me ha confirmado el parentesco que tiene contigo. Deja ya de hacer teatro conmigo joder, no soy ningún niño para que me quieras torear tan burdamente. Trátame como a un hombre y quizás te respetaré más. - Mi tono fue lo más comedido que pude y acompañó a mi cara seria y sincera.

-Perdóname Jesús, pero te pido que me dejes sola... me haces sentirme sucia, es una sensación ... realmente muy desagradable para mi. No eres quien para juzgarme, te recuerdo que aun tengo tu corrida dentro de mi coño y no te veo muy arrepentido por haberte tirado a tu propia tía. - Se cerró la bata con rabia y abandonó la cocina. Al llegar a la puerta se giró y apoyando el brazo en el marco me dijo: - ¿Has encontrado ya algún apartamento que te guste? Creo que es mejor que te marches cuanto antes. Si quieres te busco yo uno y me hago cargo del alquiler durante al menos un año. De verdad acepta mi propuesta, seguro que sales ganado. Creo que es bueno para los dos que te marches de aquí. No quiero que te enfades conmigo pero como bien dices, debes empezar a vivir tu vida y yo debo seguir con la mía, por muy aberrante y sucia que te parezca. No puedo cambiar...es mi naturaleza y no puedo luchar contra ella.- Miró en la dirección que en esos momentos yo estaba observando, siguiendo mi vista, contempló consternada como un pequeño charco de semen había aparecido de repente en el suelo, entre sus descalzos pies. Algunas pequeñas gotitas caían salpicando de vez en cuando su centro. Cerró con rabia las piernas y se marchó andando cómicamente como si fuera un pingüino en dirección al aseo.

Un año de alquiler, vaya... un apartamento para mi solo. La verdad, la oferta era muy tentadora y como ella misma había dicho antes, era conveniente para los dos poner algo de tierra de por medio. Carmen cuando conociera mi nueva situación, seguro que me visitaría aun con más asiduidad. Estaba algo mosqueado con ella. La chica me gustaba mucho pero empezaba a sentirme algo acorralado. Parecía que no solo era sexo y buen rollo, había algo más en el ambiente que me erizaba la piel. Que hago yo con ese pedazo de tía como novia. Seguro que me pasaría el día a espantando moscones.

Aun tiemblo cuando recuerdo las intensas y difíciles negociaciones que sufrí con buena parte de mi familia, incluido mi castizo tío, suerte que Mar, por la cuenta que le traía, se batió a fondo argumentando en mi favor y consiguió convencerlos de que me consideraba una persona responsable y preparada para vivir de forma autónoma. La verdad, lo consiguió por los pelos y mis padres al final se dieron por vencidos. Mi tía les dijo que ella se hacía responsable de visitarme para ver como me iba la vida.

Por fin llegó el ansiado día en que me trasladé a mi nuevo domicilio. Estaba que reventaba de contento. Mi querida tía se portó como una campeona y me hizo instalar en un coqueto y moderno apartamento integrado en una especie de grupo de edificios circulares. No estaba nada mal, incluso estaba equipado con piscina comunitaria y un jardín interior muy bien distribuido con amplias zonas de césped.

Me puse a colocar mis cosas. Me apetecía un montón llamar a Carmen e invitarla a dormir conmigo. Creo que empezaba a asimilar que su compañía cada vez me estaba enganchando más, vamos que me estaba empezando a enamorar de esa leona insaciable. Pensé que quizás era mejor idea quedar mañana por la noche e invitarla a cenar en condiciones. Crearía un ambiente íntimo, con muchas velas y luces indirectas. Buena música de fondo y una mesa llena de viandas compradas en un pequeño obrador que se dedicaba a vender exquisiteces a domicilio. Un buen vino blanco bien frío para empezar, luego, uno dulce para rematar los postres. No podía faltar una buena botella de cava, aunque... pensándolo bien, después de las primeras dos copas, tenía pensado darle un uso mucho más excitante.

Había visto un video porno donde el actor introducía la botella con más de la mitad de su líquido dentro del coño de la actriz para luego follarla repetidas veces y sacársela de golpe, me quedé flipado del chorro a presión que salió de su coño mientras la tía ponía los ojos en blanco...solo le faltaba babear de gusto, los gritos que pegaba eran de escándalo, el fulano se amorró a la fuente y su cara quedó totalmente bañada con la rica mezcla. Había que probarlo...seguro que a Carmen le iba a entusiasmar la idea. Menuda era innovando en el folleteo. Le gustaban los cambios más que a los ingenieros japoneses.

Sonó el timbre. Me quedé algo perplejo. ¿Quien podía ser? Seguro que algún vecino a presentarse o quizás el portero. Me dirigí hacia la puerta. De pasada miré el reloj del recibidor, eran las ocho y media de la tarde.

Abrí la puerta y me encontré a mi querida Mar embutida en un largo abrigo de visón rematado con medias negras de seda y zapatos de tacón alto. Llevaba el habitual bolso a conjunto y una bolsa de nylon que parecía a pesar de su regular tamaño, algo pesada a mi entender, mi tía tenía los nudillos blancos de la presión del asa.

  • Hola Jesús ¿Me dejas pasar? – Me dio un casto beso en la mejilla y se metió dentro como pedro por su casa. La seguí algo sorprendido y cogiéndola del brazo la frené casi en seco.

  • ¿Se puede saber que pasa ahora Mar? Me gustaría que respetaras algo más mi intimidad. ¿Y si estuviera acompañado? - Estaba empezando a perder los nervios. Ella se giró y con cara seria y severa me dijo:

  • Perdona Jesús, tienes razón, pero debo recordarte que una de las condiciones para que puedas vivir solo es que te supervise de vez en cuando. He venido simplemente a traerte algo de comida, no a averiguar con quien te acuestas, que por otra parte hace tiempo que lo se, - Mi cara lo dijo todo- si...veo que ahora has caído en la cuenta de que no has comprado nada para comer ¿Verdad? Si es que...todos los hombres sois iguales.- Se puso a desempaquetar el contenido de la bolsa encima de la mesa del comedor. Le dije que estaba a punto de ducharme cuando llegó y que en 5 minutos volvía, que sentía mucho haberla tratado así, pero que su irrupción repentina me había descolocado un poco.

  • Venga, deja ya de excusarte y dúchate rápido, mientras, yo te preparo algo de comer y me enseñas como tienes el apartamento, ya sabes... no para criticar, sino por si te puedo ayudar en algo.

Me duché bastante mosqueado con ella, si empezaba a revolotear a mi alrededor, la lujuria se apoderaría de mi sin remedio y cometería alguna locura de la que me tendría luego que arrepentir. Creo que Mar me estaba castigando con su presencia pero negándome la posibilidad de poseerla de nuevo. Esa era claramente su forma de vengarse. Con lo caliente que me ponía esa mujer, me iba a putear de lo lindo.

Entré en el comedor y me quedé gratamente sorprendido. Había una lata de caviar iraní tan grande como un plato de postre. Salmón ahumado, foie de pato con sus tostadas y una gran cubitera donde reposaban en agua y hielo dos botellas de champán francés. Joder con Mar, había que reconocer que sabía quedarse conmigo cuando quería.

  • Mar...estoy abrumado. Que detallazo por tu parte dejarme estos manjares. Seguro que te han costado mucho dinero. Gracias...de verdad.

  • Va... no ha sido nada, pensé que valía la pena gastarse algo de dinero para inaugurar tu nueva vida como solitario habitante de este sitio, salvo claro está las visitas que quieras aceptar. – Su voz sonaba con algo de eco desde la cocina. La escuchaba revolver dentro.

  • Además, he tenido hasta el detalle de traerte el postre. Para que veas lo generosa que puedo ser contigo si te portas con algo de educación y respeto.

  • Vaya...no paras de sorprenderme...por cierto ¿que has traído de postre?- Empecé distraídamente a untar un poco de paté en una tostada.

  • Yo soy el postre.- Me giré y al mirarla me dio tal impresión que solté lo que tenía en las manos. Mi tostada, ejecutando una perfecta maniobra de caída, (inspirada sin duda en la Ley de Murphy), se estrelló llena de paté contra el empeine de una de mis zapatillas.

Mi caliente tía política me observaba socarronamente mientras se recostaba contra el marco de la puerta. Estaba vestida únicamente con un diminuto conjunto negro satén y sus largas piernas se ofrecían enfundadas en unas delicadas medias de seda con bordados. Sus zapatos de tacón alto levantaban más aun su ya de por si redondo trasero. En una de sus manos sostenía su caro visón.

  • Solo me he puesto encima el abrigo. Hoy al venir hacia aquí, me he sentido como si estuviera desnuda caminando entre la gente, me he excitado tanto que tengo el coño chorreando...ven...te voy a dar tu regalo.

En ese momento comprendí claramente su jugada. Dios...que lista era.

Crome