Del Opus al Narco
Chica de familia bien, con buen trabajo y desahogada economia, cambia su vida por una mala aventura sexual.
Una educación extremadamente conservadora me hizo empezar a frecuentar ambientes cercanos al Opus Dei ya muy joven. Para lo Obra de Dios era una muy interesante pieza a cazar para su causa, provenir de una familia de dinero y siendo especialmente inteligente se la ponía muy dura.
Como digo desde mi temprano me involucré en la Obra y en poco tiempo empecé a ser una de las miembros destacados de la misma en Madrid.
Cuando acabé la carrera, por un lado por méritos propios como por otro el apoyo de destacados miembros de la misma logré entrar a trabajar en un banco de primer nivel nacional en su departamento de tesorería.
Por aquellos años empecé a salir con Esteban, miembro también de la obra y con el que mantenía un noviazgo como dios manda. Cines, convivencias religiosas, algún beso robado y poco más.
Pasaron los años y después de grandes sacrificios fui ascendida a tesorera del banco. La verdad es que si no me había casado con Esteban fue por estar volcada en mi trabajo. Me sorprendió el día que me pidió matrimonio a los postres en un pequeño restaurante francés. Después de tantos años ni me lo esperaba. Más por inercia que por otra cosa le dije que por supuesto. Programamos la boda para seis meses después.
Tenía 36 años y el mundo a mis pies, y definitivamente me iba a casar con mi novio de toda la vida.
Mi banco era conocido por lo chapado a la antigua que era, el banco de la ultraderecha se venia a decir. La noticia que una de sus más altas ejecutivas al fin se casaba corrió como la pólvora.
Me acosté con Esteban un fin de semana en una casa rural pocas semanas después de la petición. Por primera vez viajábamos juntos y por primera vez pedíamos una única habitación. No me hacía gracia aquello, pero estando a punto de casarnos el Señor nos perdonaría las prisas.
Nunca me interesó demasiado el sexo, de hecho no soy una mujer para nada ardiente por lo que no me creía estar desnuda delante de él. Me penetró torpemente mientras yo le abrazaba y después de muy pocos movientes se corrió sobre mi barriga. Pasé la noche en vela atormentada por no casarme virgen y porque se hubiese corrido fuera de mi, acto de pecado mortal.
Volvimos a tener sexo durante las siguientes semanas dos o tres veces más. Cada vez me avergonzaba menos que me viese desnuda. El sexo no lo disfrutaba, pero me gustaba el ser deseada.
Entre el trabajo, los preparativos de boda y atender a Esteban no tenía tiempo para nada, aunque haciendo de tripas corazón acepte ir a una cena de despedida de soltera de mi secretaria la cual se casaba por lo civil en una semana. No me gustaban ese tipo de celebraciones, no me apetecía verme rodeada de las fuerza en vivo de las secretarias de dirección del banco, pero llevaba muchos años conmigo y yendo a esto me podría saltar la boda.
Salí del banco antes de tiempo y me dirigí a casa a arreglarme. Luisa, mi secre, me recomendó ir informal por lo que me puse unos vaqueros, unos zapatos de tacón y una camisa poco ceñida como es costumbre en mi.
No faltaba ni una de las secretarias del banco ni ninguna de las administrativas jóvenes, de las ejecutivas yo era la única.
Al principio las chicas se cortaron bastante por mi presencia, pero según iban cayendo las jarras de sangría hasta yo me fui soltando.
Salí con un puntito del restaurante y aunque pensaba irme a casa me animé a una copa. Todas se pusieron a bailar pero como aquello no era lo mío me pedí una copa y me quedé en la barra. A cada rato iba viniendo una y otra a darme cháchara por lo que cuando me di cuanta llevaba aparte de la sangría tres copas en el cuerpo y estaba realmente alegre.
- hola, vengo a ligar – me dijo un chico con aspecto rudo que se sentó al lado mía. La verdad es que me hizo gracia su desparpajo por lo que le di algo de cuerda.
- ¿Y te llamas?
- Lorenzo. ¿Y tu?
- María.
- ¿Y así saludas a todas las chicas que no conoces?
- Solo a las que me gustan mucho
- ¿Y yo te he gustado mucho?
- Eso es
Lorenzo era divertido, un poco chabacano, pero muy divertido. Me puse a hablar con él y no paré hasta que se encendieron las luces de la discoteca. Las chicas se habían ido dejándome sola con él. Me levanté para coger mi abrigo y me sentí supe mareada.
- uy, que pedo llevo – dije
- se te ve.
- Creo que no estoy como para conducir.
- Ni para andar.
- Ufff, creo que voy a dejar el coche y coger un taxi.
- Yo te llevo.
- No se si sería correcto.
- ¿Correcto?, no. Correctísimo.
Me cogió de la mano y me sacó fuera. Andamos unos metros y avanzamos hasta su coche, un utilitario del montón. Nada comparado con mi Lexus, pero andaba y me iba a llevar a casa.
- vamos a tomar la ultima.
- ¿a dónde? Si esta todo cerrado.
- Conozco un pub que estaba abiertos hasta las tantas.
Salimos de Madrid y me levó hasta Hortaleza donde efectivamente había un bar, un bar donde todo el mundo parecía conocerle. Nos tomamos un par de copas más hasta que yo perdí la conciencia.
Me despertó un placer que recorría mi espalda como nunca lo había hecho nada. Abrí un ojo y vi mi cuerpo desnudo con la cabeza de Lorenzo entre mis piernas. Me estaba comiendo el coño, cosa no es que antes nunca se me hubiera ocurrido, sino que además me hubiese parecido una atrocidad. Le intenté parar justo en el momento que el primer orgasmo de mi vida inhuncaba mi cuerpo.
Lorenzo agarró mis caderas mientras me corría y acto seguido se subió y me penetró hasta el fondo si no poder decir nada. Me intenté resistir pero para cuando me dii cuanta su polla entraba y salía de mi coño de una manera salvaje llevándome a un nivel de placer no visto anteriormente por mi. Ni en sueños Esteban había provocado en mi lo que ese macarra de barrio estaba haciendo. Mi cuerpo pudo más que mi mente y como a madre naturaleza es sabía agarre al chico por el culo clavándole mis uñas y dejando que hiciese.
Estuvimos follando toda la mañana. Me hizo lo que nunca pensé que se podía hacer en una cama. Me puso a cuatro patas, encima suya, de lado y el súmmum fue cuando volvió a bajar al pilón pero en esta ocasión metiéndome su pene en mi boca.
Me costó metérmela en la boca, pero cuando el segundo orgasmo cruzó mi espalda la boca se me fue y me la metí toda ella dentro.
Lorenzo me acompañó al coche. A pesar de lo dicharachero que era yo contestaba con monosílabos.
Pasé el peor fin de semana de mi vida. No solo había sido infiel a Esteban sino que además había dejando a Satanás llevar mi cuerpo hasta el peor de los pecados.
Volví al trabajo el lunes aún con remordimientos. Me sorprendí cuando entró en mi bandeja de entrada un email de Lorenzo.
- buenos días princesa. Me preguntaba si me acompañarías al concierto del que hablamos mañana.
- ¿Cómo tienes mi mail?
- Me diste una tarjeta tuya
- ¿Qué concierto?
- El que hablamos más de dos horas el sábado.
- No me acuerdo. Lo siento no voy a poder ir, cosas de trabajo.
Lorenzo siguió bombardeándome a lo largo de los días con propuestas de planes. Tantos fueron que decidí quedar con él para zanjar aquello.
Ni se lo había preguntado. Lorenzo era fotógrafo y me llevó a una exposición. Para cuando me quise dar cuenta estaba de nueva desnuda saltando sobre su polla y arañándole el pecho sin parar. Me la volvió a meter en la boca pero antes de correrse me volvió a penetrar dándome fuerte más de medía hora más.
Al acabar y en la sobremesa hablamos sobre sexo y le confesé que mi experiencia era poca.
- Pero… ¿te hablas pajeado como una mico todos estos años?
- Nunca lo he hecho.
- Pues follar te gusta follar.
- Me gusta follar contigo.
- ¿Y no te gustaría probar a masturbarte?
- ¿Aquí?
- Si.
- No sé.
- Déjame la mano – y cogiéndola, chupo dos de mis dedos y los puso en mi clítoris. Un poco cortada dejé que los acompañase hasta que aquello se puso como la polla de un niño de 3 años. Me estaba matando de gusto cuando el quitó su mano y me dejo hacer. Estaba a cien.
- Ufff que pasada.
- No pares – me dijo mientras desnudo como estaba y la polla ya tiesa se levantó de la cama y desapareció por la puerta.
Yo seguí masturbándome pues esperaba que volviese en un segundo. Me estaba gustando mucho y el placer no dejaba de aumentar. De repente oí un clic.
Abrí los ojos y miré, Lorenzo con una cámara fotográfica me estaba fotografiando en esa actividad. Debí de arder en furia, pero eso hizo que me encendiese aún más. Lorenzo fue corrigiéndome la postura y acaba masturbándome a cuatro patas mientras continuos clics zumbaban a mi alrededor.
Me corrí literalmente dejando hechas un desastre las sabanas de aquella cama. Lorenzo soltó la cámara y me metió a cuatro patas según estaba. Me volví a correr como una furcia, que era lo que era.
Me puse como una moto cuando vi las fotos aunque le pedí que las borrase de su tarjeta de memoria.
Volví a casa aun jadeando cada uno de los orgasmos. Al día siguiente en el trabajo estuve toda la mañana despistada porque no me reconocía a mi misma. Cuando un mail de Lorenzo entró en mi carpeta de emails recibidos no pude resistirme y volví a quedar con él como hice todos y cada uno de los siguientes días del mes.
Durante esos 30 días viví con un hombre lo que en 36 años no había vivido. Me llevó a exposiciones, me llevó a cenar a sitios impresionantes y sobre todo, me folló sin pausa ni mesura. A Esteban no sabía que decirle, pero era recibir una propuesta de Lorenzo y anular la cita cerrada con mi novio oficial.
Lorenzo taladró mi culo el día antes de llevarme por sorpresa a un club de intercambio de parejas. AL principio yo estaba reticente, pero la promesa de no compartir me hizo decidirme. Aquello era la bomba gente desnuda follando por todos lados, por un lado me dio asco, pero por otro sentía envidia de aquellas que era folladas por dos a la vez. Acabé siendo encuanlada por Lorenzo en una gran cama mientras a nuestro lado una pareja lo daban todo, no me sorprendió que la chica de al lado en un momento dado me chupase una teta en medio de polvo. LA verdad es que no pasamos a mayores a pesar que si la chica hubiera dado algún paso más yo lo hubiese aceptado.
Al día siguiente y antes del encuentro con Lorenzo entré muerta de vergüenza en un sex shop y vibrador. Esa tarde lo estrené clavado en mi culo mientras mi amante fotógrafo me reventaba el coño. Jamás me hubiese creído que se podía tener tanto placer con aquello que la gente llamaba follar.
Cada día me importaba menos que Lorenzo me fotografiase follando, ya no lo hacía solo masturbándome para él sino que teniéndome con su polla en cualquiera de mis agujeros sacaba la cámara y me hacía un reportaje. Aquello me encendía y más me encendía ver las fotos después y volver a follar como animales. A veces me olvidaba pedirle que las borrase, pero era lo primero que hacía al día siguiente cunado nos veíamos para una nueva sesión.
La verdad es que no había descuidado para nada ni mis obligaciones con la Obra de Dios ni con el banco. La única diferencia era que a la hora de arrodillarme a rezar y pedir perdón por mis pecados o al sentarme y levantarme de una silla ahora el ojete lo tenía en carne viva y antes no.
Desgraciadamente a Esteban lo tenía desatendido, él insistía en que nos viésemos pero a mi no me daba la vida. Solo una vez le vi en todo el mes y viendo que estaba más salido que el pico de una mesa me lo llevé a mi casa y allí me lo tiré. Se quedó flipando de cómo movía mi pelvis al compas de sus embestidas o de cómo en un momento dado me puse encima de él. La verdad es que no me di ni cuenta, pero aquello debió de ser lo más porno que jamás hubiera imaginado.
Salí de casa de Lorenzo con la boca aún sabiéndome a lefa. Como de costumbre puse la COPE y hablaban sobre que se esperaban movientes en el banco de España sobre ciertas entidades. Lo que en otro momento hubiese sido una noticia de las de subir el volumen, me la sopló. Simplemente me dediqué a mandar msm’s marranos a Lorenzo en cada semáforo.
En el banco había un gran revuelo cuando llegué a primera hora, desde la entrada del parking pude ver a periodistas y fotógrafos en la puerta principal. Deje mi coche y subí en el ascensor. Cuando las puertas se abrieron dos hombres de gabardina me esperaban.
- ¿María San Blas Fernández?
- Si, soy yo.
- Acompáñenos a su despacho – se presentaron como dos inspectores del Banco de España.
Entramos en él mientras toda la planta nos miraba en silencio.
Dentro del despacho había un juez, un secretario de juzgado, dos policías judiciales y ahora nosotros tres. A pesar de su tamaño se quedaba pequeño.
- queda usted detenida por operativa en contra de la regulación contra el Banco de España y de transparencia en los mercados, blanqueo de dinero, asociación ilícita para cometer fraude y seguramente otras cosas que saldrán. – me dijo uno de los policías mientras me esposaba.
- Pero…. Pero… eso es imposible bajo mi control no se ha hecho nada de esto.
Me morí de vergüenza al salir de allí esposada delante de todo el mundo. Salí ante la nube de periodistas y fui introducida en un coche de la policía sin distintivos.
En la comisaria fui introducida en una celda roñosa y tuvieron que pasar 48 horas hasta que volví a ver al juez para declarar.
Fui enviada a la cárcel de Herrera de la Mancha junto con otras seis presas cuando el juez ordenó mi ingreso en prisión mientras duraba la investigación. Lo mismo ocurrió con el presidente, vicepresidente y dos consejeros de la institución. El apoyo de mi banco a la oposición a los rojos que nos gobernaban nos estaban pasado factura y de que manera.
El consejo de dirección salió de la cárcel antes que yo, a pesa de pertenecer al Opus Dei como yo declararon que ellos no tenían conocimiento de las actividades ilícitas y que todo era cosa mía, lo cual hizo que me quedase 15 días más en prisión preventiva.
La prensa la tomó conmigo. Guapa, poderosa, religiosa, beata y estafadora fue lo más bonito que me dijeron. Titulares como “la banquera de la fe” o “Mosquita muerta mano larga” hicieron que mi cara y mi reputación cayesen por los suelos
Los abogados de la alta dirección indicaron al mío que no me preocupase que para salvar su prestigio habían tenido que apuntarme con el dedo, pero en el momento que se demostrase nuestra inocencia yo me reincorporaría al banco con mayor sueldo y atribuciones.
Pasé el día de mi boda viendo la tele en una celda de 3 x 2 metros. Me hubiese encantado un vis a vis, pero era imposible. Al final llamar a Lorenzo me hubiese buscado la ruina.
Fui puesta el libertad un miércoles por la tarde. Esteban me vino a buscar a la prisión y me llevó a casa de mis padres. Pasé el día en familia y me quedé a dormir allí. Cuando me levanté por la mañana mi padre me cruzó la cara según me vio.
- indecente, puta, furcia, ramera, has traído la vergüenza a esta familia. Prostituta, degenerada – gritaba con una revista en la mano mientras mi madre lloraba al fondo del pasillo – vente de mi casa, mala hija – seguía gritando mientras tiraba la revista al suelo y la pisaba.
Yo sin saber de que me hablaba cogí la revista y leí “escandalosas fotos de María San Blas, la beata estafadora del Banco Claret”. “aparecen las fotos escandalosas de María San Blas, perteneciente al Opus Dei y acusada de estafa en el Banco San Blas. Más fotos y videos en nuestra pagina web”. Corrí hacía un ordenador y busqué la pagina de la revista. Efectivamente decenas de videos en los que yo aparecía masturbándome de todas las maneras humanas. Vibradores entraban en mi culo, cuatro dedos en mi coño, a cuatro patas, abierta de piernas en la cama, de pie apoyada en la pared. Cientos de fotos acompañaban el articulo. El hijo de puta de Lorenzo no solo no había borrado las fotos para quedárselas en su propia colección sino además viendo carnaza y un buen fajo de billetes las había vendido seguramente de una manera anónima.
Creí morir.
Corrí a mi casa a encerrarme en ella. Mis padres no me dirigieron la palabra.
Recibí esa misma tarde una llamada de mi abogado por la que el juez de instrucción y el fiscal habían decidido no presentar cargos pues no tenía caso.
Me quedé todo el fin de semana en casa, no me atrevía a llamar a Esteban, quería morirme.
Cogí el coche a primera hora del lunes para irme a trabajar. Respiré hondo cuando paré enfrente del dispositivo para meter la tarjeta de entrada al parking. La saqué del bolso, la apoye, y nada. La puerta no se abría. Respiré hondo. Llamé por el interfono a la persona de seguridad.
- Hola, mi tarjeta no funciona.
- ¿El numero por favor?
- 787678
- Lo siento le han sido revocados los permisos de acceso al edificio. Tengo una nota que dice que esta usted despedida, que recursos humanos se pondrá en contacto con usted y le enviará sus cosas a su casa. Ahora por favor despeje la puerta.
Me quedé muerta.
Ese medió día el Banco dio una rueda de prensa en la que se alegraban de que las acusaciones contra ellos se hubiesen desestimado y muy al final comentaban mi despido por no cumplir en mi vida personal con los estándares de honorabilidad que el puesto requería.
Lloré durante días. Todo por lo que había luchado desde cría se había ido a la mierda. Esteban me dejó por SMS. Lorenzo no contestó a ninguno de mis insultos por el mismo medio. Mi abogado me dijo que no teníamos con que acusarle, estaba seguro que la revista lo había tapado todo por lo que era imposible relacionarle con las fotos. Mi familia no me hablaba, decir que estaban escandalizados es decir poco, sencillamente no sabían como reaccionar, están en shock.
Tardé 15 días en ir a una de las reuniones de los martes del Opus, fui expulsada no solo del local sino que de la obra. No fui linchada pues había gente, pero me pusieron de zorra para abajo. Intenté confesarme pero el párroco se negó a hacerlo.
Busqué trabajo en lo mío durante seis meses. A veces me masturbaba duramente sola en el salón de mi casa y tonta que es una, lo hacía pensando en Lorenzo. Era un hijo de puta, pero joder que polvos que me echaba. Me imaginaba que Lorenzo volvía a tomar mi cuerpo a su antojo y me hacía llegar a no uno, sino a mil orgasmos uno después del otro. Me sentía ridícula cuando lograba recomponerme y me daba cuenta que estaba desnuda y sudada en el salón de casa con cuatro dedos aun dentro de mi coño.
Visto que no había manera de conseguir trabajo en Madrid y aprovechando que llegaba el verano probé suerte en la costa poniendo copas.
Debido a la depre me había quedado en los huesos, por lo que no me fue difícil conseguir un trabajo bien remunerado detrás de una barra.
La verdad es que aunque mis ahorros iban menguando, aun me quedaba bastante dinero, por lo que el salario no era vital, pero si el poder salir de Madrid e intentar saber que iba a hacer con mi vida.
La respuesta empezó a llegar aquel primer día de trabajo.
Me tocó en una barra con una morena muy salada, la verdad es que trabajamos con negras, pero la chica cada vez que teníamos un rato me contaba su vida. Me contó que era de Cádiz, tenia 30 años y un novio ruso.
Cuando a las 6 de la mañana ya cerrados apareció el novio ruso, me quedé impresionada con el porte del chico y de su amigo que le acompañaba. El grupo se iba a tomar unas copas a un after a un par de kilómetros del Bananas, donde yo trabajaba. Decidí acompañarles.
Aquella noche probé la coca por primera vez en mi vida. Tanto por arriba como por abajo. Por arriba cuando dejándome guiar acompañé a Dimitri al baño a que se pusiese una raya, como por costumbre el hombre hizo dos y yo la esnifé sin pensarlo. Aquella aspiración dio paso a un largo, húmedo y marrano beso con lengua con el ruso.
Por abajo cunado ya en su casa y desnuda y a cuatro patas, Dimitri me esparció un poco de coca en mis labios vaginales y clítoris. Me estuvo follando durante horas dándome un increíble placer que nunca acababa pero que nunca se desmadraba. Disfruté toda la mañana de aquel cuerpo musculado y tatuado.
Volví a ver a Dimitri cada pocos días. A veces me follaba al acabar mi turno, a veces no me hacía caso. Me sorprendió mucho cuando me propuso acompañarle en mis dos días libres de la semana a una casa en la sierra donde se solía retirar. A pesar que cuando me lo comentó me estaba aplicando polla dura en la raja, mis pezones se pusieron duros como piedras solo del halago de ser invitada por semejante macho.
- hola, me ha surgido mucho trabajo. Voy a tener que llevarlo conmigo, espero que no te importe – me comentó por whatsapp poco antes de acabar mi jornada laboral.
- Ningún problema Dimitri, yo descasaré y veré como trabajas.
Y efectivamente, Dimitri me recogió a las seis de la mañana, me llevó a su chalet, me sodomizó duro y se quedó dormido al poco de correrse.
Me despertó antes de las 11 para que saliésemos.
Llegamos dos horas después. La verdad es que la cabaña era una preciosidad y las vistas una maravilla.
Preparé algo de comer. Dimitri me montó sobre la mesa del comedor después de apartar los platos que estallaron al caer al suelo me dio duro como ya sabía que me gustaba. Cuando me dirigí a la terraza desnuda y supurando lefa por mis piernas abajo me di cuenta de lo mucho que había cambiado en los últimos meses.
Mientras yo tomaba el sol desnuda, Dimitri también desnudo hablaba y hablaba en ruso utilizando innumerables teléfonos móviles. La verdad es que no le prestaba atención hasta que oír decir en español al ruso con el que hablaba.
- al final nos van a atrapar como a Al Capone.
- Dlya nalogov – contestó Dimitri en ruso.
- Efectivamente, por los impuestos – contestó el ruso en el otro lado de la línea usando de nuevo el castellano.
Yo me quedé mirando y me puse a pensar. Nunca pensé que Dimitri se dedicase a nada licito, era obvió y yo no soy tonta, pero aquello debía de ser muchísimo para hablar de los de Capone.
Dimitri no paro de hablar con unos y con otros hasta la hora de la cena.
Hice una cena ligera y abrí una de las carísimas botellas que allí Dimitri tenia. No hablamos de nada interesante hasta que se lo solté.
- ¿Cuánto necesitas lavar?
- Perdona?
- ¿Cuánto dinero necesitas lavar?
- ¿Eres consciente que con esa pregunta te estas jugando la vida? – me dijo amenazante y con la mirada fría.
- Yo te puedo ayudar.
- ¿Tu?, ¿una camarera con buenas tetas y una lengua revienta capullos?
- Camarera aficionada
- Encima eso.
- Yo te puedo ayudar.
- No creo que sepas ni encender un ordenador.
- Pon mi nombre en google – él, se levantó y cogió su Mac.
- ¿María?
- María San Blas Fernández. Banco Claret – le cambio la cara cuando empezó a ver fotos en los resultados.
Estaba mi vida en fotos. Salía hasta esposada entrando en los juzgados.
Las siguientes dos horas las pasé contándole quien era, que hacía allí y que podía hacer por él. Me comió el coño en medio de la explicación. No se quien estaba más caliente, él oyéndome o yo narrando.
Le pedí un 1% de la lavado y el me dijo que si lo hacía bien me daría un 2%, cuando supe la cifra me di cuenta que hablábamos de 4 millones de euros limpios de polvo y paja para mi.
Le hice dejar el teléfono el ordenador y toda distracción externa el resto de nuestra escapada. Necesitaba sentir aquella polla partiéndome sin pausa.
Le pedí un adelanto para no tener que volver a Bananas por las noches. Se le cayeron, literalmente de la cartera 10.000 euros a fondo perdido. Le mandé un SMS a mi jefe y ahí finalizo mi carrera de 15 días tras la barra de un bar.
La cosa no era fácil. 200 millones de euros en todo tipo de billetes metido en el salón de un chalet desocupado, cuando los vi en persona solté un soplido tremendo, y eso que no sabía silbar.
Me imagino que en la época de Capone y de Lucky Luciano montarían establecimientos de lavado para lavar el dinero negro, de ahí el nombre por cierto, pero en 2016, eso ya no colaba.
Sabía de sobra lo que quería hacer pero no sabía como.
Lo primero que hice fue contratar a un hacker local, un mocoso estudiante de informática que en dos mañanas me enseñó todo lo que sabía sobre el deep internet, la cara oculta de internet.
No quería mucho del chaval, solo saber como manejarme en ella pues no es fácil. Pensé en ofrecerle una mamada y ahórrame los 200 euros prometidos, pero desistí al ver el dinero estaba a punto de entrar en volandas por mi puerta. El niño no estaba mal, pero Dimitri estaba cubriéndome casi a diario y no tenia carencia de sexo en esos momentos.
Me pase las siguientes dos semanas navegando por la red, solo me interrumpían las visitas de Dimitri para aligerarme la tensión de bajos. La verdad es que aquel hombre me estaba empezando a gustar y mucho.
Finalmente encontré lo que quería. Dimitri no daba creído mientras me comía el coño y yo le contaba como iba a clarear su dinero.
Espere hasta estar cerca del orgasmo para empezarle a contar. Iba a comprar Bitcoins. A Dimitri le iba a costar un 25% sin contar mi 2%, pero iba a ser una jugada perfecta. Alguien le vendía 150 millones de euros en bitcoins con el certificado que los había comprado por 100.000 euros hacía 4 años. La operación era limpia. El vendedor se llevaba 200 millones por lo que valía 150 y Dimitri y su organización limpiaban 150 millones. Dimitri no dijo nada, simplemente sacó su boca de mi coño y me incrustó de un solo golpe su venosa polla en mi interior.
Creí morir de placer, mi cuerpo de tensó.
Esa semana follamos como adolescentes. Cada día me gustaba más el ruso. Me trataba como una reina, me follaba como los ángeles y encima me acababa de pagar 4 millones de euros en bitcoins.
Estuvimos casi un mes celebrando el éxito de la operación. Sus hombres me trataban como la mujer del jefe y a mi me encantaba. El me trataba como su diosa, su amor y su puta. Me hizo cosas a nivel sexual que nunca pude imaginar y logró sacar de mi un placer que nunca pensé que existiese.
Nunca me lo pude imaginar, pero amaba chupar su polla dura y goteante justo en el momento que la sacaba de mi recto. Era una cerdada que jamás imaginé que podría hacer, pero amaba hacerlo.
Me quedé de piedra después de dos días sin ver a Dimitri cuando me lo cruce en el coche con una impresionante rubia a su lado. Dudé que hacer pero me armé de valor y me dirigí a su casa a ponerle verde. Yo no era una mujer que compartía macho.
Cuando llegué a su chalet sus guardaespaldas no me dejaron pasar y no fue hasta dos días después que me cruce con la pareja en el paseo marítimo cuando Dimitri me presentó cortésmente a su mujer que acaba de venir de Moscú a pasar unos días con él.
Me sentí usada, sentí que me había utilizado y que no era nada para él. Aquella noche lloré en los brazos de Pili, quien si sabía que su ruso era casado y además pensaba que yo lo sabía.
Me rompía el corazón cuando veía a Dimitri con su mujer pasándolo bien. Pili me insistía que nos buscásemos a otros y a pasar de fue decirlo y hacerlo yo no podía quitar de mi cabeza la imagen del tatuado cuerpo de Dimitri dándome de lo lindo.
Algo cambió una noche de Septiembre. Pili y yo habíamos salido a cenar, pensábamos ir a bailar y después llevarnos a casa a alguno.
El dinero no era problema, por lo que fuimos aun sitio caro. Nos sorprendió que al pedir la cuenta no señalasen la mesa de dos rubios y nos dijesen que estábamos invitadas.
Los jóvenes de este se acercaron con una botella de champan en la mano y cuatro copas. Les invitamos a sentarse y desde ese momento la noche cambió radicalmente.
Nos llevaron en su Hammer a un club que ni Pili ni yo conocíamos donde era obvio que el dinero fluía en cantidades insultantes. El alcohol y la coca corrió en abundancia y para cuando amaneció ni Pili ni yo pusimos en duda que nos iban a empalar como merecíamos.
Llegamos aun precioso chalet. Ninguno de los dos rusos buscaba intimidad, de hecho no había quedado claro quien iba a follar con quien. Pili se me adelantó y para cuando me quise dar cuenta estaba de rodillas enfrente de uno de los chicos y metía su rubia polla en su boca. Me imagino que el que quedaba deseaba ser lamido al igual que su amigo, pero yo soy más de que me coman que de comer, por lo que me senté en un sillón, dejé caer mi micro mini falda y apartando mi tanga le dejé claro donde quería su lengua.
La verdad es que el tío era un hacha lamiendo coños y me mataba de placer. Ante mi sorpresa una polla apareció en mi boca, la aparté un poco con la mano y vi que su dueño masturbaba a mi amiga al lado nuestra pero esperaba que yo se la comiese. Estaba tan salida que hubiese hecho cualquier cosa por lo que me la metí en la boca y empecé a lamer. Pili se quitó la mano de su masturbador y dando la vuelta a nuestros cuerpos se puso detrás del que me lamia el coño y tumbándose empezó a lamerle sus cojones que colgaban después de quitarse la ropa.
A que le comía los cojones Pili se apartó de nosotros. El que tenía su polla en mi boca me apartó la misma de mis fauces y cogiéndome por los hombros me hizo sentarme en su tremenda polla. Era la primera vez que Pili me veía follar pero estando como estábamos, lo veía de lo más natural.
El que me encajaba su polla en mi encharcado coño me empezó a proporcionar orgasmos, uno tras otro. Estallaba de placer cuando unas manos que no era las suyas me cogieron las tetas desde detrás y después de sobármelas un poco me empezó a empujar con su polla en mi esfínter anal. Intente protestar, pero el que me taladraba el coño me metió la lengua en mi boca.
Ni pensé en Pili cuando sentí que aquellas dos pollas se encontraban en mi interior chocando una contra otra y volviéndome loca. Por primera vez en mi vida me di cuenta que follar me gustaba más que a un tonto un lápiz. En realidad lo sabía, pero no era capaz de reconocerlo.
Los dos chicos me follaron de todas las maneras y formas olvidándose de Pili por completo, la pobre chica se tuvo que masturbar al ver que nadie la hacia caso, cierto es que se corrió una buena cantidad de veces, pero desde luego nada como podía haber sido de otra manera.
Pasamos un fin de semana a todo trapo con los chicos. Pili no es que lo pasase mal, pero acabo un poco harta de ver como me follaban a mi mucho y a ella más bien poco.
El domingo antes de cenar y después de que Pili nos abandonase pues tenía cosas que hacer, o eso dijo. Estaba recibiendo una buena ración de polla en mi coño y otra buena ración de polla en mi ojete cuando justo después de correrme por quinta vez en aquel asalto, uno me dijo.
- necesitamos que trabajes para nosotros.
- Lo siento chicos no soy una puta, esto lo hago porque me gusta el sexo.
- No, sabemos que no eres una puta, necesitamos que hagas para nosotros lo mismo que haces para Dimitri.
Traté de protestar, pero cuando iba a decir algo, los dos chicos me dieron un pollazo cada uno hasta el fondo. Simplemente me deje llevar y sacándome de la cabeza su propuesta me deje hacer.
Me follaron más de una hora más y solo cuando acabaron inundándome mi interior, me volvieron a proponer hacerse con mis servicios.
No me lo pensé demasiado. Odiaba a Dimitri y haría cualquier cosa por joderle.
Negocie con los rusos un 4% aparte de gastos, el 2% seria en droga y el otro 2% en cash y poco a poco empecé a montar una estructura para ellos.
Al principio fueron 100 millones, después 200 más, luego 300 y llegamos a blanquear más de 1700 millones de Euros.
Aunque podía tener a mis pies a los hombres que quería me ponía mucho follar con los dos rusos que se había aficionado a mi y yo a ellos. Al ir en pareja no había problemas de enamoramiento. Dimitri me montó un día un escandalo en la calle medio en ruso, medio en ingles, medio en español. El desgraciado de él tenia los santos cojones de llamarme infiel, desagradecido, mala persona con su mujer de la mano.
Llegue a casa hecha un tifón y nada más cerrar la puerta llamé a Valery y a Sacha. Les conté que quería acabar con Dimitri. Les vendí el interés de la organización de quitarse a un competidor, pero no les vi nada convencidos. Finalmente me propusieron ponerme en contacto con un sicario y que me encargase yo del asunto.
Encargue la muerte de la pareja por 200.000 euros. Cuando al día siguiente los encontró la señora de la limpieza en la habitación en la que tanto había disfrutado yo, Dimitri aun tenía su polla metida en el coño de la zorra rubia. Dos tiros en la cabeza habían acabado con ambos.
Los rusos no parecieron mosquearse, y tampoco lo parecieron cuando hice mi primera operación sola. 150 millones de euros en droga de Perú que sería posteriormente desviada a Miami. Una ruta larga, pero una ruta muy segura y sobre todo una ruta muy rentable.
No había pasado un año desde que había empezado a poner copas y ya podía decir que tenía dinero para el resto de mi vida, mi idea era la de ejercer de traficante un año más y después desaparecer del mapa.
A Valery y a Sacha lo veía de vez en cuando, a pesar de haberme lanzado a los negocio por mi cuenta, blanquear lo suyo me era muy sencillo y me resultaba muy lucrativo. Cuando pasaban por España nos dábamos unos buenos atracones de sexo que me dejaban rota.
Sin ellos por aquí me aliaba a Pili para salir de caza y no había noche que no tuviese una polla dentro de mi.
La vida iba viento en popa
Mis socios rusos me pidieron que volase a Agadir para tratar un negocio. Querían presentarme a unos señores.
Llegue en avión privado pues no quería volar a Marrakech y después hacer kilómetros en taxi.
Después de dejar mis cosas en el hotel, quedamos a tomar un algo y después pasamos a cenar en el Le Petit Pêcheur Salam, lo mejor de la ciudad.
Cenamos con abundante vino. Mis socios me dijeron que conoceríamos a los señores que querían conocerme por la mañana temprano. La comida estaba buenísima, el vino increíble, pero yo solo podía pensar en aquellas dos pollas entrando y saliendo de mi dilatado cuerpo. Si me hubiesen leído la mente mis ex colegas del Opus Dei…
Después de cenar pasamos al bar del restaurante, pedimos unos cocktails y cuando Sacha pidió la segunda ronda notó por mi cara que yo lo que quería era otra cosa. Apuramos los tragos y salimos paseando hacía su hotel.
No tardó mucho en empezar el tema. Según cerramos la puerta, Valery me puso contra la pared y empezó a chuparme el cuello mientras con una mano iba metiéndome mano en mi entre piernas. Desabrochó el pantalón y me bajo el mismo conjuntamente con el tanga. Me dio la vuelta y pasó su dedo por mi ya encharcada raja. Sacha llegó por detrás y cogiéndome del pelo me beso fuertemente, como me gustaba que me besasen mientras me follan.
Me hicieron agacharme y arrodillarme ante sus dos majestuosas pollas que sin dudarlo empecé a masturbarlas y chuparlas sin cesar. Mientras tenía una en la boca, la otra la mantenía en su esplendor a base de meneos.
Valery se sentó en el sofá y espero que acabase con la polla de su socio. Yo solo deseaba tener algo en mis agujeros por lo que deje pronto la polla de Sacha y caminé hacia la minga que me esperaba dura como un mástil. Me senté sobre ella mientras me garraba las tetas y miraba al techo. Noté como algo se cerraba en mis pezones, cunado miré, vi como Valery colocaba unas preciosas pinzas coronadas con una preciosa piedra. Me apretaban pero en esas circunstancias me gustaba ser dominada.
Sacha dejó que Valery me diese un rato, me estaba encantando y dos orgasmos se encargaron de atestiguarlo, pero quería más que nunca la polla de otro en mi recto.
Sacha se acercó y cogiendo mis manos la llevó hacia mi espalda. Aquello era una novedad, me puso unas esposas apretándolas generosamente.
- no Sacha, por favor quiero tener las manos libres – le dije no con mucha convicción.
- Calla María, te va a sorprender - me dijo mientras empezaba a meter su orondo nabo en mi culo
- Aggg – gemí como única respuesta.
Esposada y sumisa como estaba los dos chicos se esmeraron de lo lindo en darme placer. Me dieron como locos cambiado una y otra vez de posición sin importarles si yo esposada como estaba, estaba cómoda o no.
Les chupe las pollas a los dos, ambos me comieron la raja, me encularon, me follaron el coño, no pararon de darme placer en toda la noche.
Después de una hora así, Sacha se tumbó en medio del salón, Valery me condujo hasta la polla de su amigo y en cuanto la tuve dentro me penetro mi ano sin mayor problema. Los dos reanudaron sus penetraciones conmigo en medio.
Yo con las manos esposadas intentaba tocar la polla de mi quien me daba por detrás o incluso arañar su barriga.
Estaba a punto de llegar al más loco de los estasis cuando la puerta de suite se abrió de golpe y por ella empezaron a aparecer policías vestidos de rambo, tanto con pinta de marroquís como de americanos. Yo me alarmé pero Sacha me susurro al oído
- somos agentes de la DEA, María San Blas Fernandez, queda detenida por blanqueo de capitales, narcotráfico y asesinato – empezó a decirme. Yo intenté moverme pero tanto Valery como Sacha me agarraron de los hombros sin dejar de meter sus pollas en mis cavidades – todo lo que diga puede ser usado contra usted en el juicio.
Ninguno de los dos supuestos rusos dejaron de follarme a pesar de mis intentos de que lo hiciesen. Me da vergüenza reconocerlo pero cuando ellos se corrieron en mi interior yo sufrí un largo y profundo orgasmo que fue bastante obvio para los policías que me rodeaban. Los tres gritamos como animales mientras nos corríamos por ultima vez juntos. Note cada una de los chorros de esperma que entraron en mi.
Sacha y Valery se retiraron de mi cuerpo. Unos agentes les dieron unos albornoces que inmediatamente se pusieron. Yo quedé tirada en el suelo supurando lefa.
Sin miramientos fui levantada y conducida desnuda a una furgoneta que me llevo a una celda cochambrosa en una comisaria. Permanecí en pelotas y esposada durante más de 12 horas hasta que llegó un americano que me comunico que iba a ser extraditada de inmediato a Estados Unidos con cargos de trafico de drogas y lavado de dinero, el gobierno marroquí había dado luz verde y no tenía ni siquiera la posibilidad de comunicárselo a mi embajada. Mucho menos oponerme. Me comunicaron también que las autoridades españolas y rusas me reclamaban por asesinato, trafico de drogas, etc.
Viajé en Estados Unidos en un avión de carga del ejercito. Vestida de naranja y fui todo el viaje esposada al fuselaje y rodeada de policías que no me dirigieron la palabra en todo el trayecto.
Mi llegada a NYC fue trasmitida en directo en España.
Fui condenada a 40 años de cárcel con un mínimo de cumplimiento de 20. Después de ello aun esta por ver si seré trasladada a Rusia o España a cumplir la condena pendiente por el asesinato de Dimitri y su mujer, pero para eso aun falta mucho.
De mis padres, ni de la gente del Opus no he vuelto a saber nada.