¿Del odio puede surgir amor?

Entonces me besaste. Me besaste como nunca lo habían hecho. Sentía como la pasión acumulada durante años se personificaba en ese beso. Esa noche hicimos el amor en mi casa, en el suelo de aquel apartamento, bajo la luz de la luna llena que entraba por la ventana.

*Hola a todos. Antes que nada lamento haber dejado a medias mi saga

A través del tiempo

. Estaba teniendo mucho éxito debido a los invitados especiales y las referencias. Esa saga es el crossover que siempre he soñado (de hecho estoy pensando en reescribirlo enfocado a todos los públicos aunque se que jamás será publicado). He decidido empezar a escribir relatos más independientes mientras me vuelve la inspiración para continuar A través del tiempo y No te cierres al amor.*

Querido Johny:

Lamento mucho que lo nuestro no haya funcionado. Te he querido con todo mi alma y sé que tú también me querías mucho. Aunque no siempre fue así. Recuerdo los tiempos en los que éramos unos estudiantes de Derecho. Éramos rivales en todo. En ser el mejor de la clase, en ver quien ligaba más (tu con mujeres y yo con hombres), incluso somos de equipos rivales. Yo te apreciaba mucho porque el hecho de que tu compitieras conmigo me hacía dar lo mejor de mí mismo y me hacía superarme.

Pero el tiempo pasó y nuestra rivalidad se empezó a convertir en odio. No recuerdo como pasó. Lo que sí sé es que se hizo evidente aquella noche en el bar de Gunter. La noche que ambos cumplimos 30 años. Porque es curioso que los cumpliésemos a la vez. Estaba yo con mis amigos Joe, Carlos, y Roberto jugando a los dardos y entonces llegaste tú y nos dijiste de muy malas maneras que nos fueramos, que tu y tus amigotes ibaís a jugar. Yo educadamente  (dado que estaba de muy buen humor) te dije que no, que nosotros estábamos primero y que tendríais que esperar. Entonces te pusiste chulito y me quitaste los dardos de la mano y antes de que pudiera reaccionar los lanzaste a la diana, marcando una mala puntuación, haciéndome perder la mejor racha de anotación que había tenido hasta ese momento.

Fue entonces cuando me empezó a arder la sangre. Y si no llega a ser por mis amigos te hubiera estampado contra la pared. Carlos y Roberto me sacaron a rastras del bar.

-No merece la pena- dijo Roberto.

-No entres en su juego-dijo Carlos- es lo que quiere. Ponerte nervioso y que pierdas los papeles…

-…entonces tu quedarás como el malo.-termino Joe, que en ese momento salía por la puerta del bar.

-Vale- dije respirando- Ya estoy más tranquilo. Volvamos dentro. Necesito una copa.

Entonces volvimos dentro y nos sentamos alrededor de una mesa, en unos sillones tipo Men in Black (nunca llegué a preguntar a Gunter donde los compró). Yo me ofrecí a ir a por la bebida. Tras un rato en la barra y pagar casi 50 dólares por 4 copas noté que tropezaba con algo y  caí al suelo, tirando las 4 bebidas justo encima de una chica. Entonces levanté la cabeza y vi desaparecer entre la gente una figura con una chupa roja, la misma que me ganaste en aquella partida de mus y que yo te entregué como buen perdedor (al contrario de como eras tú entonces). Me levanté dispuesto a perseguirte y pedirte explicaciones no sin antes respirar pero entones se acercó el novio de la chica y me pegó un puñetazo en la cara que me volvió a tirar al suelo.

El tipo  no se conformó con un solo puñetazo,. Se me subió encima y me siguió pegando hasta que alguien le sujetó. Yo intenté disculparme. Su novia le decía una y otra vez que no pasaba nada, que había sido un accidente y que había visto como me ponían la zancadilla. Todos los que nos rodeaban no hacían más que comentarlo (según me contaron mis colegas,pues yo estaba recibiendo una brutal paliza). Cuando nos separaron, Gunter se acercó a  mí y me dijo que no me preocupara, que iba a vetarte la entrada en su bar de por vida junto al tipo que me había pegado. Luego me llevó a su despacho a curarme las heridas. Es lo bueno que tiene que un ex cirujano monte un bar de copas. Que si hay una reyerta, puede atender a los heridos. Me preguntó si quería denunciar a aquella bestia, pero yo le dije que no hacía falta.

La verdad es que estaba un poco incómodo, porque como sabes, Gunter y yo habíamos tenido un comienzo de relación que no llegó a funcionar. Como bien sabes no fue una relación larga. Solo duró unas semanas. Al final se hizo evidente que  no estábamos hechos el uno para el otro. Maldito el día en el que le pedí una cita, por estar los dos solteros.

Aunque habíamos quedado como amigos y nuestra ruptura había sido hacía meses, cada vez que estábamos a solas siempre había una tensión. Yo intenté relajarme. Había sido una semana muy larga en el buffete. Habíamos perdido un importante caso de derecho medioambiental. Aunque es ya lo sabes. Tu representabas a la compañía que incendió aquel bosque.

Bueno cuando ya se me había bajado un poco la inflamación, Gunter  y yo empezamos a hablar. La verdad es que fue lo único bueno que pasó en su bar aquella noche. Hablamos de nuestros sentimientos y nos dimos cuenta de que, aunque no fuese fácil siempre podríamos volver a ser amigos y algún día recordar lo felices que fuimos juntos aquel breve periodo.

En fin que Gunter terminó de coserme la cara (sí, me tuvo que dar unos puntos por tu bromita) y me fui a casa, dejando a mis amigos plantados. Cuando entré por la puerta y miré el móvil vi que tenía un montón de mensajes y llamadas de mis amigos. No tenía ganas de hablar con ellos. Necesitaba estar solo. Y me tumbé en el sofá.

Al rato llamaron a la puerta. “perfecto” pensé “estos han venido a buscarme para que  vuelva con ellos”. Me levanté torpemente, pues estaba medio dormido. Y al abrir la puerta me encontré contigo. Me pediste pasar y yo acepté. Sabía que podrías intentar volver a las andadas. Otras veces que me picabas lo hacías una vez y dejabas  pasar al menos un día. Nunca intentabas liarme más de una vez seguida.

Sabías y sabes que yo soy  muy competitivo y aunque nunca te lo haya dicho te doy las gracias por ello. Gracias a ti me saque la carrera siendo el mejor alumno de nuestra promoción, lo que me dio de premio la pasantía en el mejor bufete de la ciudad, junto a uno de los mejores abogados medioambientales del país, que me ofreció trabajar a su lado. Y al año me convirtió en socio de la empresa. Tengo que agradecerte que gracias a nuestra rivalidad, ahora sea el mejor abogado medioambiental del país desde que don León se jubilase. No fue fácil trabajar a su lado, pero él vio algo en mí. Y la verdad es que también le estoy muy agradecido a él, por confiar en mí. Cuando tu y yo lo dejamos me presentó a  su hijo. Bueno en realidad ya lo conocía.

Bob es arquitecto. Lo que no sabía es que a su hijo le gustasen los hombres y que don León fuera una persona tan abierta de mente. Bueno, yo sabía que don León era muy moderno, ideológicamente hablando dado que las nuevas tecnologías no eran lo suyo, pero nunca pensé que llegaría a liarme con  su hijo. Bob y yo habíamos coincidido en una fiesta del bufete y enseguida nos hicimos amigos. Pero cuando don León me dijo que saliese con su hijo yo no supe como contestar. Entonces se puso como se ponía el en los juicios. Me dio un montón de argumentos  para salir con Bob. Digamos que si hubiese sido un juicio, yo hubiera perdido. No encontré argumentos para no salir con  Bob. Y bueno la verdad es que salió bien. 6 años después estábamos casados y con dos hijos, por los que daría la vida. Bob también te aprecia. Sabe todo esto. Y te manda  recuerdos, allá dónde esté.

En fin, creo que me he ido de la historia. Entraste en mi casa y yo estaba preparado para oír una pulla y preparado para no reaccionar como casi había hecho con lo de los dardos. Entonces te pusiste a llorar. La verdad es que me chocó bastante. Y te abracé. Fue la primera vez que lo hacía, dado que hasta ese momento habíamos sido rivales. Entonces te ofrecí una infusión caliente. Estabas muy raro. Aunque yo seguía en alerta máxima por si intentabas algo y las lágrimas y los abrazos eran parte del plan. Tras sentarnos y tomarte tu bebida, te derrumbaste y me contaste la verdad.

A ti desde siempre te habían gustado las mujeres. Cuando  nos conocimos con 18 años llevabas con tu novia unos 3 años. Pero al poco de conocerme y antes empezar nuestra rivalidad fue cuando te diste cuenta que te habías enamorado. Y entonces empezaste a competir conmigo. No podías soportar haberte enamorado de un hombre. Dejaste a tu novia sin explicación ninguna y pasaste los años de la carrera sin pareja. Me contaste que me odiabas porque había hecho, que te enamoraras de mí a primera vista. No fue evidente claro, al principio te caía genial pero todo llegó cuando empecé a aparecer en tus sueños y luego cuando te follabas a tu novia. Y te gustaba, aunque en esa época no lo admitieses.

En fin que me odiabas porque me amabas. Y que estabas muy confuso. Llevabas un tiempo queriendo decírmelo pero tu orgullo no te lo permitía. Yo supe en ese momento que no mentías. Y bajé la guardia. Entonces me besaste. Me besaste como nunca lo habían hecho. Sentía como  la pasión acumulada durante años se personificaba en ese beso.

Y luego no sé explicar lo que pasó a continuación. Esa noche hicimos el amor en mi casa, en el suelo de aquel apartamento, bajo la luz de la luna llena que entraba por la ventana.

Cuando acabamos me preguntaste si te perdonaba y yo te dije que sí. Entonces me contaste la cantidad de veces que habías soñado con ese momento y luego te habías arrepentido. Incluso la cantidad de pajas que te habías hecho. Y lo que lamentabas todo lo que me habías hecho pasar. A lo que  yo te contesté que lo que acababa de pasar era un comienzo para compensarme.

Después de aquella noche estuve sin verte un año. Cuando cumplimos 31 te presentaste en mi casa y me dijiste que me querías. Entonces iniciamos una relación que duró bastante. Estuvimos juntos 10 años. Parece, por lo que he contado hasta ahora que lo nuestro no duró. Pues sí. Duró y al final acabamos rompiendo porque tú te fuiste a trabajar a otro país y no querías obligarme a dejar a mi familia, mi trabajo, mis amigos, mis contactos laborales que con tanto esfuerzo me había costado conseguir. La verdad es que fue una ruptura muy amistosa. Nunca hubo reproches, ni discusiones.

Han pasado 40 años desde aquella noche. Y estoy publicando mis memorias. Estoy a punto de jubilarme. Ahora mismo soy juez del tribunal constitucional. Y repasando mi vida me alegra haberte conocido. Una vez más te doy las gracias.

Supongo que te preguntarás porqué te escribo esta carta. Como sabrás (no lo vayas a negar) hace 10 años me quedé viudo. Bob murió, pidiéndome un solo favor en su lecho de muerte:

“Si tienes la oportunidad de volver con Johny, aprovéchala. Vuelve a ser feliz una vez más. Sé que lo hemos sido. Y sé que lo fuiste con él. Se feliz una vez más. Hazlo por mí.”

Y por eso te escribo. Quería saber si  te gustaría que lo volviésemos a intentar. Mis hijos ya son mayores. Josh está triunfando con su banda y Drake tiene una importante cadena de restaurantes. (nota del autor: los nombres de los hijos son pura coincidencia, me di cuenta cuando estaba revisando el relato y decidí dejarlo así. Comenta si entiendes la referencia inconsciente) .

Sin más que decir se despide tu amigo y rival.

Teo.

Increíble. No  me lo creó ni  yo. Una hora he estado escribiendo este relato, sin parar. Sin descansar y sin dudar. Gracias por leerlo.