Del odio al amor, sólo hay... ¿¿el qué??

Continuación del relato del odio al amor. ¡¿Pero qué cojones hac...- antes de que pudiera decir nada, actué...

DEL ODIO AL AMOR, SÓLO HAY… ¿¡EL QUÉ!?

Me quedé quieto mientras él seguía gimiendo y esperando a que siguiera chupándosela. Me miró con desprecio al ver que no hacía nada.

-¿¡Pero qué cojones hac…!?- antes de que pudiera decir nada, actué.

Le di varios puñetazos en pleno bajo vientre lo que hizo que se tambaleara y se echara hacia atrás, a esto que yo aproveché para levantarme y cogiendo impulso, di un salto hacia delante golpeándole directamente con la rodilla en el vientre y empujándolo contra la puerta. Esta cedió, haciendo que mi envestida nos estampara contra la pared de en frente del urinario muy fuertemente.

Me aparté de la pared y estuve unos segundos quieto, mirando su cuerpo inerte resbalándose poco a poco por la pared. Tenía el corazón a mil por hora y sentía cómo un temblor se apoderaba de mi cuerpo. Por un instante al ver que no se movía, pensé que lo había matado o algo así y de sólo pasárseme esa idea por la cabeza, casi me da un infarto al corazón, joder. Pero de repente sonó una especie de rugido moribundo proveniente de lo más profundo de su estómago y me sacó de esa especie de ataque de ansiedad que me estaba a punto de dar. Menos mal, ese cabronazo estaba vivo.

-Ca… cabrón… ughh- dijo de repente. Mi alivio duró muy poco. Aún estando en ventaja con él en ese momento, me seguía atemorizando igual, y él lo sabía perfectamente. Pero no me quedé callado.

-Pper… perdona… Nachito por no tomar tu lechecita rancia… pero es que soy algo delicado de estómago y me hubiera sentado mal

Tras decir esto me acerqué con aire chulesco hacia donde él estaba. Me agaché y le cogí del pelo tal y como él me había hecho antes, le lamí la oreja (lo que le provocó un gemidito entrecortado por su costosa respiración) y le susurré.

-…la próxima vez que quieras una mamada, te la va a hacer tu puuuta madre, cabrón ¿estamos?-Le dije entre dientes.

-Aaaghhhh…. Ugh… mme…las pagaras…- dijo entrecortadamente.

-¡Quisiera ver cómo haces eso, chulo de mierda! No creo que tengas oportunidad alguna, pronto volveré a facultad y no sabes absolutamente nada de mí….-le cogí del mentón con fuerza y sin ningún miramiento-…a ver si lo pillas, gilipollas, no me mangonearás más en tu asquerosa existencia como hacías en el instituto…- me levanté- ¿podrás procesar esa información o eres demasiado imbécil?.

Empezó a balbucear algo que no entendí y comenzó a retorcerse del dolor que tenía en su abdomen. Yo entonces me lavé un poco la cara y salí de allí con aires de chulo, aunque por dentro estaba acojonadísimo. No sé muy bien porque, pero sus palabras resonaban en mi cabeza como un zumbido. Sabía que no me podría encontrar si me iba de allí corriendo, pero… no se… algo me olía a chamusquina

Salí del lavabo corriendo y de forma alocada, debido al temblor que tenía en mis piernas, quería alejarme de ese sitio lo antes posible. Estaba confundido y desorientado; me parecía que había estado secuestrado en ese asqueroso urinario durante un mes entero, y en verdad no estuve más de diez minutos. Fui precipitadamente hacia donde dejé a mis colegas, chocándome con todo aquello que se interponía a mi paso. Estaba fuera de mí completamente. Llegué al recinto, pero no estaban. ¡Mierda! ¿¡Donde cojones están!?. Cuando más falta me hacen, me dejan tirado, joder. A todo esto, sentí como alguien me agarraba del hombro fuertemente. Se me heló la sangre y por un segundo me aterroricé. Instintivamente me di la vuelta y empujé a mi supuesto agresor con un golpe, provocándole que cayera al suelo. Su cara de asombro lo dijo todo y me trajo a la realidad. Era uno de mis colegas, Sergio.

-¿¡Pero qué coño haces tío!? ¡¿Eres tonto o qué coño te pasa?! joder.-me dijo Juanma, uno de mis colegas, que estaba de pié mirándome y observando la cara de extrañeza de la gente.

-¡Sergio!- dije con la voz entrecortada- Pe… per… perdona, tío, no sabía que fueras tú.- Sergio seguía en el suelo, con cara de no enterarse de nada.

-¿¡Pero qué mosca te ha picado Jose!? ¿¡Acaso ves normal sea quien sea el que se acerque a ti, que le des una ostia así!?- Me dijo Juanma mientras comenzaba a acercarse a mí, iracundo. Yo no sabía que decir ni hacer.

-¡Ojú! Estas fuerte cabrón- dijo Sergio, aún en el suelo-… tío, Juanma, ya vale, ¿no?, que tu hermano mayor está en el suelo y parece que te da igual, coño.- Juanma le miró enfadado y con reproche.

-Pero

-…deja al pobre, que tiene cara de ‘acojonao’ y ayúdame, venga- dijo Sergio, divertido. Se levantó con la ayuda de Juanma y se sacudió la ropa. Yo le miraba avergonzado pero con algo de alivio. El me sonrió, complaciente.

-Sergio, lo siento. Te confundí con otra persona, no sé qué decirte

-¡Si no pasa ‘ná’, tío! Jeje. Tienes que enseñarme eso que me has hecho, que me mola un montón todo ese rollo del ‘Fumanchú’ ese, el de la tele, jajajajaja.

Juanma le miró con una expresión de asco y desaprobación (no le gustaba que su hermano fuera tan pasota y que cogiera esos ciegazos que se solía coger) y Sergio… bueno, siguió descojonándose de lo lindo y feliz en su mundo. Menuda borrachera que llevaba encima . Yo con la escena, me reí por dentro un poco, algo más calmado ya.

Entonces, proseguimos con la juerga que teníamos aunque no en la feria. Les pedí que nos fuéramos a los chiringuitos o algo por el estilo porque me "aburría" como una ostra allí. Estos aceptaron y nos fuimos lo más rápido que pudimos.

Una vez en mi coche "a salvo" de todo lo que me había ocurrido, noté como mi erección no bajaba en absoluto. Aquella experiencia fue muy intensa y nunca antes en mi vida me había sentido tan cachondo.

Durante el camino a la playa entre las bromas de Sergio y las borderías de Juanma, sólo podía pensar en la putada que le había hecho a Nacho; dejarle la polla a punto de caramelo para después irme. Seguro que tras eso intentaría bajarse desesperadamente la erección que le produje con unas míseras pajas y con la rabia en el cuerpo por no habérsela chupado hasta el final. Pobre cabrón. En el fondo me dio un poco de pena; mi forma de actuar fue un poco rastrera, atacarle de golpe y sin esperarlo… pero por otro lado… se merecía eso y mucho más el tío hijo de puta.

Y pensando esto, llegamos a los chiringuitos que había en plena línea de playa, un poco más allá del puerto de esa ciudad costera. Entramos en el local. Había mucho ambiente de marcha dentro, la barra del bar estaba hasta los topes, al igual que la pequeña pista de baile. Algo más alejada de la entrada estaba una especie de terraza en plena playa delimitada por una antorchas, unidas entre sí por unas cuerdas color café. En ésta y sobre la arena, había varias mesitas redondas rodeadas por sillones negros. Sobre las mesitas también de color café, había encendidas unas velitas de color anaranjado, que junto las antorchas y la cercanía del sonido del mar, le daba un ambientazo de puta madre.

Esta zona estaba algo mas oxigenada que el resto del local, así que nos pedimos unos cuantos vodkas y cubatas (mis primeros de la noche) y nos situamos en una de las mesitas, esperando a que la pista se vaciara de gente. Mientras tanto mis colegas estaban un poco pasaditos de copas (bueno, más bien Sergio) y comenzaron a observar y analizar al "ganado de hembras" que había allí. Yo no los soportaba cada vez que comenzaban a actuar así. De Sergio me lo esperaba ya que es un personaje atolondrado, y más cuando bebía, pero de Juanma, que iba de perfecto y de niño bueno por la vida, me resultaba más chocante. Era peor que su hermano a veces.

Yo por mi parte guardaba silencio, tal y como siempre hacía en éstas situaciones, ya que no me va ese rollo de ir con unas y con otras… aunque en ese momento se debía a otra cosa… no podía dejar de pensar en aquellos minutos que había vivido hacía cosa ya de una hora; en mi cabeza resonaban los gemidos placenteros de ese mamón, y sentía el olor de su verga, su calor y sobre todo, su sabor. Era un sabor que ningún cubata me hizo olvidar aquella noche; y para rematar esa ola de sensaciones, la polla me empezaba a doler debido a esa erección casi permanente que tenía desde ese encuentro.

Estaba yo en esto cuando mis colegas decidieron que fuéramos a la pista de baile, que estaba ya con menos gente y podía uno moverse con algo más de libertad. Yo no tenía muchas ganas, así que me quedé allí sentado, observando mi entorno. Me encontraba sólo en esa terraza, al fin. La refrescante brisa marina, la suave luz de las antorchas y de las velas, que rasgaban la inmensidad de la noche como si de unas garras incandescentes se tratasen, y el suave sonido del las olas rompiendo y disolviendo poco a poco las rocas de un acantilado cercano a allí… todo lo que ese hermoso paraje regalaba a mis sentidos. Me invadió una sensación de paz enorme, los miembros me empezaban a pesar y todo mi cuerpo lo sentía como si se hubiera fundido con aquel oscuro sofá en el que me hallaba. Casi me quedo dormido allí mismo de no ser por los gritos de mis colegas hacia las muchachas del local, estaban tan salidos que literalmente rebuznaban como burros en celo, con tal de pillar a una de esas hembras, como ellos las llamaban. Me revolvía las tripas aquello, pero en el fondo me reía por dentro por la desesperación que denotaban. Yo comencé a jugar con el hielo de mi casi acabado cubata, debido a mi aburrimiento. Me lo metía en la boca y lo devolvía al vaso, así una y otra vez hasta que sentía cómo se derretía casi por completo. Quizá fuera una costumbre algo repulsiva, pero a mí me encantaba hacerlo. También me pasé el otro hielo que me quedaba en el vaso por el cuello y por el esternón, para así intentar bajar aquella horrible erección. Se me bajó un poco… y menos mal, joder.

Fue entonces cuando me sentí la vejiga llena hasta los topes, seguramente debido a los numerosos cubatas que me tomé en aquella última hora en aquel chiringuito. Me levanté y comencé a caminar hacia los lavabos. Pasé por la pista de baile, mirando a ver si encontraba a mis colegas para avisarles, pero los muy cabrones ya estaban morreándose con dos pibitas y ni siquiera me vieron. Salí del chiringuito por medio de una pequeña pasarela puesta sobre la fina arena, que indicaba el camino a los pequeños lavabos, algo apartados del local.

Cuando entré solo vi dos retretes bastante limpios, separados entre sí por un tablón de madera oscura. Eran unos lavabos pequeños pero acogedores, no de estos que cuando caminas sobre ellos, te pegas en el suelo por la fina capa de porquería y orín entremezclados que se suele formar. Me metí en uno de los urinarios, entornando la puerta tras de mí y sacando mi aún abultado falo, comencé a mear. Entonces la entrada de los servicios se abrió de golpe y tras notar cómo entraba un individuo, escuché como la cerraban de un portazo. Yo estaba absorto en la meada y no le di mucha importancia hasta que creí escuchar el sonido metálico de una llave cerrando la puerta. Aunque estaba medio ebrio era obvio que no era normal y me preocupó. Me entró algo de miedo e intenté acabar rápido para salir de allí como fuera. Cuando abrí la puertecilla dispuesto a mandar a la mierda a aquel que me había encerrado, me recibió un puñetazo en todos los morros que de no ser por mi gran suerte me hubiera arrancado algún que otro diente. Caí sobre el urinal, ido y desorientado. Sentí de repente como unas enormes manos me agarraban la camisa y me levantaba sin ningún miramiento para luego estamparme contra la pared. Grité. No podía abrir los ojos del dolor. Sin darme tiempo a reaccionar ni tan siquiera, mi agresor me arranco la camisa por completo para luego darme incontables y pausados puñetazos en el estómago. El muy cabrón quería que sintiera cada uno de ellos perfectamente, ya que esperaba a que me recuperara del anterior para sentir el dolor del siguiente. Mi tortura paró, y tras resbalarme por la pared, escupí un pequeño borbotón semilíquido de color rojizo. Por suerte no me había hecho más daños en mi interior, si no hubiera vomitado algo más de sangre. Abrí los ojos costosamente y con desesperación… y vi a mi agresor. Estaba mirándome con los ojos llenos de furia y con el labio roto por el puñetazo que le di hace una hora. Era el hijo de puta de Nacho. ¡¡Mierda!!. Se quedó un momento quieto y jadeando levemente. Entonces cogió mi camisa rasgada y con una parte de ella me ató las manos, a modo de esposas. Me agarró un brazo y con mala leche me levantó. Yo apenas podía sostenerme en pie y por eso, no opuse resistencia.

-Por tu bien, me vas a facilitar el trabajo de atarte a la puerta. Como intentes dar un solo paso que interprete como un intento de escapar, te acabo de destrozar con mis puños el estómago de nenaza que tienes, ¿estamos?.

Yo asentí y no me moví lo más mínimo mientras me ataba con lo que quedaba de camisa al quicio de la puerta, que quedaba algo más abajo del techo. Me las ató con tanta fuerza que apenas podía sentir la sangre llegar a mis manos.

La situación en la que me encontraba era cada vez peor: inmovilizado, dolorido y completamente indefenso ante el psicópata chulazo de mi antigua clase de instituto, al cual yo antes había ridiculizado y me había burlado de él en toda su puta cara. Simplemente, me acojoné de una forma extrema justo en el momento en el que el dolor no me impedía pensar. No grité ni llore, pero seguro que me lo notó en la cara el muy cabrón, pues esbozó una de esas sonrisitas cínicas que yo tan bien conocía.

-Vaya, vaya. Pero mira a quien tenemos aquí, al machito ibérico en persona. ¡JÁ!. Aunque… ahora estás algo decrépito… y algo mas calladito…- acercó su cara a la mía-… por qué no me deleitas con algún comentario tan gracioso de los tuyos, ¿eh?.

-¡Hijo de… PUUTAaahhg!- pude decir entre dientes y ahogadamente, debido al dolor de estómago que tenía.

-Yo también me alegro de verte CHEMITO- y me dio otro puñetazo en el estómago. Rugí con fuerza y sollocé. No podía aguantar más aquellos golpes.-… pero qué desconsiderado te has vuelto, encima que te monto una fiestecita "íntima" en los baños de la feria, y tu vas y me embistes de esa forma tan patética y nombras a mi madre con tu asquerosa boca… así no van las cosas, chaval.-me dio unas palmaditas en la cara, a lo cual yo reaccioné temblando más aun, ya que creía que me iba a dar otro puñetazo.

-No me, ¡aaahgg! TOQUES…los huevos… Nachito

-Te tocaré lo que a mí me salga de los cojones, ¿estamos?- me dijo mientras me cogía el pelo y acercaba mi cara a la suya con rudeza.-…además… debemos de terminar lo que empezamos en la feria, ¿no crees?. Aunque ésta vez tendrás que estar atadito, para evitar tus posibles arrebatos de torito bravo, jeje.- me dijo mientras apartaba el pelo de mi cara con suavidad. Yo me aparté un poco.

-¿Tu eres… ugh… gilipollas, chulo de mierda?- El dolor me dio el valor y las fuerzas para hablarle- ¿cómo esperas que te la chupe estando atado a una viga? ¿a escupitajos o qué?. Ni siquiera sirves para pensar en eso

De repente enarcó las cejas como sorprendido y empezó a reír a carcajada limpia. Me esperaba cualquier reacción menos esa y la verdad es que me acojonó bastante más que todas las que tenía en mente.

-Jajajajaja, ¡Tu tranquilo Chemito! Perdiste esa honorífica oportunidad en la feria…ahora vamos a hacer algo mucho más…- sonrió de forma pícara, se puso detrás de mi espalda y acercó su boca a mi oído-…más íntimo en intenso, por así decirlo, jejeje.

Tras ese comentario me dio una torta en el culo, el cual comenzó a acariciar y a masajear repentinamente. Mi pene volvió a la vida de repente, vomitando líquido pre seminal abundantemente.

-¿A… qué te refieres con…- tragué saliva-… ccon íntimo?- le dije entrecortadamente debido a esa mezcla de sensaciones que me dio, entre terror y excitación.

-Pues es muy simple…- me susurró en el oído-… que te pienso follar este culito de gimnasio que tienes, putón- dijo mientras se agarraba suavemente a mis caderas con la mano izquierda mientras con la derecha comenzaba a jugar con el primer botón de mi pantalón. Sollocé del morbo que me dio aquello, joder.

-…pero que tu tranquilo…-me dijo lamiéndome la oreja con una suavidad estremecedora-…que no te pienso follar hasta que no me lo pidas con devoción, Chemito.

Me quedé atónito y con el corazón que se me iba a salir por la boca. Pude sentir como se me endurecía la polla repentinamente y cómo mi cuerpo temblaba de excitación. Joder, por qué me ponía así, con el odio que procesaba a ese mamón. No quería que me lo notara, así que no me quedé callado ante eso.

-Pues ser… ugh…será mejor que te sientes a esperar, Na-chi-to, porque de mi boca no saldrá nada- dije sarcástico, tras lo cual me mordisqueó la oreja de una forma muy placentera a lo que yo respondí con un pequeño sollozo y un temblor en todo mi cuerpo.

-Eso ya lo veremos, chavalín. Además, estás deseando ser la puta hembra de un macho como yo…-con la mano con la que jugaba con el botón de mi pantalón, empezó a acariciar mi abdomen con suavidad, haciéndome estremecer por completo.-... lo llevas pidiendo toda la noche, cuando te metías el hielo en la boca y te lo pasabas por el esternón de esa forma tan sugerente…- acercó su paquete a mi culo y lo empezó a frotar con fuerza-… mira cómo me tienes, cabrón…- pude notar su polla más dura que una piedra.

-…estás…ugh… completamente equivocado…suéltame, por fav… por favorr

-Te lo voy a hacer pasar muuuy bien, jeje. Ya me pedirás que te abra completamente con mi verga… y cómo disfrutaré al hacer que me lo ruegues, jejeje...

Entonces comenzó a pasar su babosa lengua por mi nuca y por mi espina dorsal, provocándome un cosquilleo muy placentero y que temblara muy notoriamente. Mi respiración se agitaba cada vez más. Fueron unas sensaciones que nadie antes me había hecho sentir, y por eso, no sabía cómo afrontarlas para que no me afectaran de la forma en que me estaban afectando.

Cuando llegó a mi coxis volvió a subir con su lengua aunque ésta vez por mi costado izquierdo, dándome a veces pequeños mordisquitos que me estaban haciéndome perder el control de mis jadeos y de mis gemiditos. Mierda. Era tan placentero, y encima el cabrón era muy bueno, para mi desgracia. Era imposible disimular ya aquel bultazo que tenía entre las piernas, y él me lo estaba notando. Entonces, giró su cabeza un poco por debajo de mi axila y atacó mis pezones que estaban duros como piedras. Me los lamió y mordió de una forma maestral hasta que me arrancó un pequeño gritito placentero. Cuando su lengua volvió a mi nuca, sus ardientes y morenas manos estaban jugando muy suavemente en mi abdomen entremetiéndose de vez en cuando por mis calzoncillos, aunque sin llegar a tocarme nada más comprometedor. Mi excitación ya era enorme… me sentía la verga que convulsionaba en mi entrepierna e incluso notaba alguna contracción de mi esfínter.

-…¿te está gustando Chemito?- tras decirme esto me empezó a morder el cuello, mientras sus manos, con una lentitud desesperante me desabrochaba el pantalón

-Uuuummmmm

Entonces me bajó los pantalones de golpe junto con los calzoncillos, dejándomelos por los tobillos. Mi polla al fin estaba libre de la presiones del vaquero y se alzaba erecta completamente y con una gotita de pre seminal saliendo por la punta. El me susurró.

-Uhff, vaya con el nenaza, ¿ya estas así de cachondo con sólo unas caricias?, jijiji- me dijo agarrándome los huevos con suavidad. Yo resoplé mientras me mordía el labio y cerraba los ojos.

-Cabrón… ahgg…- intenté liberar mi brazo de mi atadura para así masturbarme, pero me fue inútil. El se rió un poco.

  • que, ¿quieres que te masturbe?...- me apretó los huevos un poco y tiró de ellos con suavidad. Uhfff, joder.

  • No…- dije gimiendo mientras echaba mi cabeza hacia atrás levemente. Me estaba encantado aquel masaje de huevos, coño.

  • Eres un mentirosillo, putón. Estás deseando que te ordeñe y que te saque toda la lechecita que se te ha acumulado esta noche…- me agarró la polla con suavidad y rozando levemente mi piel, empezó a estirar de ésta hacia adelante, ocultando casi por completo mi glande. Luego volvió a estirar de la piel, muy lentamente hasta que me lo descapulló de nuevo. Todo mi cuerpo se estremecía con aquello, sentía mi propia piel rozar mi glande con tanta suavidad, joder. No pude contener ese placer, y resople fuertemente mientras movía mis caderas hacia adelante para aumentar el ritmo del pajeo. El quitó su mano, y me dejó con las ganas, el muy cabrón.

-Uummm, noo… uhff

-No qué… ¿Qué no quieres que siga con la paja, eh?...- me mordió el cuello levemente.

-Hijo de puta… por favor…- me volvió a agarrar con las yemas de sus dedos los huevos y me los volvió a masajear muy suavemente, mientras con la otra mano me comenzó a pellizcar el pezón, también muy suavemente.

-¿P…por qué todo esto?- sollocé. El se quedó en silencio un momento, y me dijo mientras me empezaba a masturbar de nuevo de esa forma tan placentera.

-… pues porque te quiero tener al borde del orgasmo continuamente… así con cada vez que no te puedas correr, te darán más ganas y terminarás por aceptar lo que estás deseando

-E…eso, pasará en tus sueños, ¡HIJO DE PUTAag!.- le susurré con la poca furia que me quedaba. De repente me dio un tortazo en el culo con tanta fuerza que me hizo gritar de dolor.

-Ooh si… si que me lo pedirás, nenaza…jejeje. Pero que cuanto más te resistas, más dura será tu caída y más disfrutaré cuando me lo ruegues gritando.- y me dio otra ostia en el culo.

Entonces me mordió la nuca otra vez, sacando su lengua para empezar otra vez a lamerme la espalda, aunque ésta vez de una forma mucho más pausada que la vez anterior. Me entraron unos escalofríos del placer que me estaba dando y comencé a jadear levemente y a dar pequeños gemiditos. Ésta vez, cuando llegó a mi coxis, no volvió a subir de nuevo hacia arriba, sino que puso una mano en mi ingle indicando que alzara la pierna, a lo que yo accedí de forma casi automática. Volvió a sacar la lengua y ésta vez comenzó lamerme el perineo de forma muy lenta, hasta que finalmente llegó a mis huevos. Jugó con ellos lo que se le antojó, metiéndoselos en la boca, succionándolos, expulsándolos de nuevo, así una y otra vez… joder. Yo estaba en el séptimo cielo con aquello, retorciéndome del gusto y suspirando fuertemente y aunque pude contener levemente los gemidos que esto me provocaba, no pude evitar los espasmos típicos que suelen aparecer cuando se está cerca de eyacular, a lo que él me mordió el escroto con fuerza, tirando de él hacia abajo. Yo grité fuertemente y por desgracia para mí, el semen que estaba empezando a subir por mi polla retrocedió, dejándome con las ganas de nuevo el tío hijo de puta. Ya era la segunda vez que me lo hacía, y también por desgracia para mí, ésta vez me dejó más traspuesto que la primera. Él rió levemente, y continuó lamiéndome el culo mientras me lo abría con ambas manos.

Yo no sabía qué coño se proponía lamiéndome esa zona y creía que se había vuelto gilipollas por hacerlo. Menuda forma que tiene éste de ponerme cachondo, pensé inocente e ignorante de que lo peor, bueno, lo mejor estaba por venir. Cuando llegó a mi esfínter, lo empezó a acariciar y a dar envistes contra él con su lengua. Puse todos mis músculos en tensión, y gemí de forma aguda y cómica mientras sentía como mi polla se llenaba de repente de semen. Dios… siempre recordaré esa primera sensación de placer en mi culo.

El notó de nuevo los espasmos y me pellizcó los huevos, retorciéndome de nuevo el escroto. Sollocé del dolor. Era la tercera vez que me lo hacía ese maldito cabrón.

Prosiguió lamiéndome y chupándome de forma obsesa el esfínter, cosa que provocó de nuevo la subida del semen. Sentía que me iba a morir como no me corriera ya. En ese momento paró de lamérmelo y se dispuso a abrirme lentamente el esfínter con un dedo. Cómo grité de dolor.

Comenzó hurgando con el dedo las paredes de mi recto, a la vez que lo movía en círculos de forma muy ruda, sacándolo levemente y metiéndomelo con rudeza. No sé en qué momento lo hizo, pero pude sentir en mi culo hasta dos dedos en su interior, y sin dejar en ningún momento de torturarme de forma tan deliciosa. Yo me retorcía, tiraba de mis ataduras, ponía todos mis músculos en tensión con cada centímetro de dedo que me metía, gritando, sollozando y rogándole clemencia y aunque al principio sentía un dolor horrible, mis gritos se iban convirtiendo en gemidos y alaridos de placer conforme mi culo se adaptaba a ser taladrado. No sé cuánto tiempo estuvo torturándome, pero fueron los minutos más horrorosos y placenteros de toda mi puta existencia anterior a esa noche. Pude notar cómo la polla se me volvía a llenar de semen, aunque ésta vez con mucha más cantidad que las veces anteriores y él de nuevo y sin piedad alguna, me volvió a retorcer el escroto.

-¡¡Aaaahhgg!! ¡¡uuggh!! ¡Por fav…! ¡por favorrr!.- paró de taladrarme, dejando sus dedos en mi interior.

-…Uummm, pero que culito gastas…- volvió a girar con brusquedad los dedos.

-¡¡Noo, para, para, para!! ¡Por favor!.-le rogué de nuevo.

-… ¿pero qué te pasa Chemito? ¿acaso prefieres que te meta otras cositas? Jajaja.

-… cabrón… no me tortures más… tt..te lo ruego…- le susurré muerto de placer, a lo que él me dio una torta en el culo.

  • Mientras tenga éste calentón, no pienso parar… y ya sabes que pedirme para bajármelo en un santiamén, jijiji.- me dijo riendo victorioso, mientras me propinaba otro tortazo en el culo.

-… hazlo, por favor hazlo… no lo soporto más

  • ¿Qué quieres que haga… putón?.

-… fóllame ya… por favor...- le dije susurrándole.

-¿Perdona? Es que en mi posición no te oigo bien…- me mordió con suavidad un cachete a lo que yo gemí.-… repítemelo gritándolo, rogándomelo y sobre todo con la educación que se merece tu amo, perra.

  • ¡¡Maldito hijo de puta!! no me hagas repetirt… aahhg.- me tiró de nuevo del escroto mientras seguía con la otra mano masajeándome el ano y riendo.-¡¡Vale, vale, vale, vale!! ¡uummm!... ¡¡fóllame… fóllame, por favor!! ¡Necesito correrme ya, lo necesito, por favor!- le grité casi llorando, no podía aguantarlo por más tiempo esa tortura. Se quedó mudo y al segundo empezó a reír a carcajada limpia. Yo no podía ni abrir los ojos de la vergüenza y de la impotencia que sentía. Noté cómo se levantaba, me comenzó a chupar la oreja y me dijo.

-… Así me gusta, Chemito… ¿ves cómo no era tan difícil?... te mereces esta follada, puta, por calienta pollas y por haber intentado insubordinarte a mi dominio, cabrón.

De repente me cogió de los muslos y me alzó las piernas para que las apoyara en el pequeño wáter. Entonces cogió su durísima polla, y me empezó a acariciar el esfínter mientras suspiraba. Me entró una especie de risa floja al sentir aquello. Y sin previo aviso, comenzó a meterme ese pedazo de carne duro y caliente, de forma muy lenta mientras meneaba sus caderas en círculos, y tras un momento dentro, me la volvió a sacar completamente y también de forma muy lenta, mientras suspiraba aún mas sonoramente que la vez anterior. Entonces, tras unos segundos sin hacer nada, me la hincó completamente y de forma ruda y muy rápida. Gimió muy sonoramente y yo simplemente, grité del placer que sentí, mientras ponía todos mis músculos en tensión y echaba la cabeza hacia atrás. Me corrí de forma muy abundante y sin tocarme siquiera, joder. Rió levemente en mi oído, y empezó con un mete y saca muy rápido, mientras se aferraba a mis caderas y gemía como un animal en celo. Dios, no podía parar de gritar y de sentir cómo mi polla se volvía a llenar de semen rápidamente, el cual tras otros minutos de follada, también expulsé por completo.

-¿… qué Che… Chemito? ¿Te gusta sentt..irme dentro de tu asqueroso culo, eh? ¡¿Te gusta, eh!?.

-Aaaaahhgg ¡Síííí Diosss, sííííí! Aaaahhg.

-…¿Quieres que me corra dentro de ti, eh?

-¡¡Córrete, córrete ya hijo de puta, quiero sentirlo yaahg!!.

Rió entre gemidos y rebuznos. Aceleró el ritmo de las embestidas y tras unos segundos de gritos y rugidos por nuestra parte se corrió abundantemente, llenándome de su semen las entrañas, a lo cual yo respondí con otra pequeña corridita.

Nos quedamos pegados el uno al otro, mientras recuperábamos el aliento, él apoyado sobre mi aún suspendido cuerpo y yo con la cabeza apoyada en su hombro, mientras esbozaba una sonrisita de gilipollas retomado. No sé cuánto nos quedamos así, pero no me paré pensar en eso mientras estábamos unidos. Ese encuentro desde luego, no sólo fue fortuito, y desde entonces, sabía que un algo había cambiado en mi interior

Siento muchísimo la espera para leer la continuación del otro relato, pero por motivos personales no la he podido escribir antes. Gracias por leerme, y espero que les guste para hacer una continuación. Un saludo a todos.