Del odio al amor (3)

“Espero te gusten las flores, paso por ti a las 12 para ir a desayunar. Besos”

“Espero te gusten las flores, paso por ti a las 12 para ir a desayunar. Besos”

Ese era el mensaje. Al ser sábado y tenerlo libre decidí ir, le conteste con un breve “Ok, beso”. Como apenas eran las 9:30 am salí a correr apenas 30 min y regrese para volver a dormirme. Desperté y ya eran las 11:20, debía darme prisa, por lo cual me di un baño rápido pero completo. Mi vestimenta era un pantalón pegado color azul marino de lona, una blusa blanca de algodón, un suéter y mis converse blancos, muy juvenil.

Una vez que llego mi vecino acerté en el atuendo, él iba con pantalones de mezclilla azul marino y una playera polo roja. Me pregunto a dónde quería ir, le dije que me sorprendiera. Bajamos y nos fuimos en su auto, que por suerte estaciono un poco lejos de nuestro edificio. Llegamos a la Col. Condesa, un restaurante de comida griega fue su elección, buena a mi parecer, pero con maña ya que dejo el carro en el taller que se encontraba un poco adelante.

En fin, en la entrada del lugar el mesero me pregunto que si mi papá deseaba la sección de fumadores o la normal, justo en ese momento iba llegando mi vecino, me tomo de la cintura y me dio un pico, haciendo ver que no era su hija. El mesero pidió una disculpa y nos llevo a nuestra mesa en la zona de no fumadores.

Al sentarnos tomo de mi mano y me hacía mimos, me pregunto si estaba enojada le dije que no, pero esperaba que la noche anterior durmiéramos juntos. Me dijo que como había tratado de explicarme ayer tenía una cena de negocios y ahí fue que me entere que era Ingeniero en Sistemas, con una empresa y al ser jefe era quien se encargaba de los negocios, me conto de su vida sentimental; que como ya sabía era divorciado y que su ex esposa se había quedado en Los Ángeles con su hijo de 14 años, sus hobbies, de nuestro gusto en común por el tenis y quedamos de ir a jugar algún día, en ese momento me dijo que le encantaría verme con la típica faldita de juego y me acaricio la pierna por debajo de la mesa.

El desayuno transcurrió con normalidad, antes de irnos pase al baño y en el camino el mesero me dio una servilleta con su número, francamente el mesero no estaba nada mal; hombre de aproximadamente 27 años, moreno, alto, muy buen cuerpo, barbita de 3 días, cabello negro, ojos color miel y una sonrisa divina (en otro relato contare las cosillas que sucedieron con él). Me guarde la servilleta, fui al baño y al salir ya estaba esperándome mi vecino en la entrada con el coche, antes de subir me despedí del mesero agitando mi mano, obviamente mi vecino se dio cuenta de eso y me cuestiono, bueno fue la primera escena de celos que me hizo, me dijo que esperaba que cuando estuviera con él no fuera tan descarada bla bla bla, cosa que me entro por un oído y me salió por el otro.

Me pregunto que si tenía planes o que si deseaba ir a alguna plaza, tienda o lo que quisiera. Era un hombre que estaba dispuesto a cumplir mis caprichos, pero la verdad es que son de esas cosas que no me interesan mucho, mientras tenga un buen sexo lo demás sobra.

Le dije que mejor pasáramos todo el día encerrados en mi departamento, cosa que le pareció mucho mejor. En el camino me pregunto por mi vida, la escuela, amores etcétera, le contaba de todo, en cierto momento le reclame que fuera tan grosero conmigo antes de verme tan arreglada y me dijo que la verdad es que le encantan las mujeres ultra femeninas que todo el tiempo estén de lujo con tacones y cosas por el estilo, le dije que a mí me da muchísima flojera eso y que tengo cosas mejores que hacer, comentario que le molesto un poco, pero me daba igual. La sinceridad ante todo y dejar en claro que no iba a cambiar por él, al fin lo nuestro iba a ser sexo por sexo y ya.

Una vez que llegamos a mi depa, fuimos directo a mi recamara (claro antes tuve que encerrar a mi perro que nunca dejo de ser agresivo con mi vecino). Ya en mi recamara nos besábamos, pero por la diferencia de estaturas nos tumbamos en la cama y así me acariciaba el cabello, la cara, el cuerpo, sus besos me recorrían entera y me fue despojando de mi ropa para quedar desnuda, debíamos estar en las mismas condiciones así que me sitúe encima de él y le quitaba la ropa mientras él me acariciaba y apretaba todo lo que tuviera cerca de sus manos, una vez que quedo en desnudo comencé a darle sexo oral (que hasta el momento no le había hecho).

Cabe mencionar que mi vecino ya se encontraba más que excitado, le daba besitos húmedos por doquier que hacían que me tomara de la cabeza y me la quisiera meter, con lo cual solo me resistía en principio para tener mayor emoción así pasaron unos minutos hasta que me la metí toda y ya adentro comencé a mover mi lengua, nuevamente me agarro del cabello y trataba de meterla más con lo cual me provoco unas arqueadas. Me la saque para poder tomar aire y continuar, me pidió una disculpa y seguimos, pasaba mi lengua por sus testículos y acariciaba con una de mis manos su vientre, a veces sostenía mi mano y la apretaba.

Comenzaba a mojarme mucho y ya  quería tener su rica verga dentro de mí, succionaba con un poco de fuerza y me acariciaba, se dio cuenta de eso y me dijo que lo montara, antes iba a ir por un condón y fue entonces que me dijo que se había hecho la vasectomía una vez que tuvo a su hijo ¡Perfecto! Fue así que no tarde ni un minuto en regresar con un salto a la cama, situarme encima de él, tomar su verga y dirigirla a la entrada de mi vagina. Bajaba lento, quería sentir cada cm de esa verga entrando y vaya que la sentía. Siempre he sido muy estrecha por lo cual siempre gozo con la primera entrada, pero como saben me mojo mucho con lo cual facilito la penetración que es de lo más rica.

Así fue como después de que baje por todo su tronco me quede un minuto quieta para que mi vagina se acoplara al nuevo huésped y ya después movía mi cadera de adelante hacia atrás a un ritmo moderadamente rápido. Él me tomo de la cadera y así seguíamos con los movimientos, a veces subía una mano para apretarme alguna teta o para meterme un dedo a la boca, a veces yo bajaba a besarlo, a mordisquearle el labio inferior o el cuello. Le clavaba las uñas en el pecho, en los hombros y en donde pudiera.

Aumente el ritmo de mis caderas, iban de rápido a muy rápido, hacía círculos, saltaba hasta que no aguante mucho y llegue a mi primer orgasmo con lo que me deje caer sobre él, me abrazo un momento y como él aún no terminaba me giro para quedar debajo así fue como en el clásico misionero siguió penetrándome con fuerza, me besaba y fue minutos después que me dijo que ya casi iba a terminar con lo cual abrace con las piernas y de nuevo me llego un pequeño orgasmo que al sentir hizo que terminara, dio unas embestidas más y me la saco, sentí que escurría un poco de su semen con lo cual me puse de lado y cerré las piernas.

Se coloco a mi lado y me abrazo, quedamos de frente acariciándonos hasta que nos interrumpió el sonido de su celular, era un mail de trabajo que se puso a revisar y a contestar, algo que me molesto un poquitín y me fui a la cocina por un vaso con té helado.

Entro de sorpresa a la cocina, me tomo como la primera vez por la espada y restregó su verga nuevamente dura en mi culo, lo moví como la primera vez y me coloco reclinada en una silla alta que había en la cocina tomo  su verga con una mano, con la otra abría mis carnes para la próxima penetración, puso la puntita en la entrada y de golpe me la metía y sacaba así estuvimos un rato hasta que sin aviso salió de mi abrió el congelador y saco un hielo, nuevamente me penetro pero se puso a jugar con el hielo en mi espalda con lo que hacía que las sensaciones que tenía fueran de lo más ricas, jugaba con el hielo por mis pechos lo movía de lugar hasta mis nalgas, por lo caliente de mi piel y de su mano no duro mucho el pobre cubito de hielo.

Después de que el cubito de hielo se acabo me dijo que me sentara en la silla y abriera las piernas, cosas que de inmediato hice, nuevamente me penetraba con fuerza yo puse mis piernas sobre el asiento con lo cual estaba más que abierta y sentía todo, por su parte me chupaba las tetas que no dejaban de moverse, me hizo algunos cuantos chupetones por la intensidad de sus besos y por dicho dolor no tarde en llegar a otro orgasmo con el cual sólo echaba la cabeza hacia atrás.

Me dijo que ya casi terminaba, que me bajara de la silla para que me tragara su semen y así lo hice; una vez de rodillas en el frio piso de la cocina abrí mi boca y le miraba a los ojos, él agitaba su verga y se la jalaba me daba pequeños golpecillos en la cara hasta que salió su leche que fue a parar a mi boca, una vez que se lleno mi boca y la cerré para tragarla las últimas gotas fueron a parar a mi pecho. Me puse de pie abrí la boca para mostrarle que me había bebido su semen y en seguida me beso, luego bajo a chupar mi pecho y sacar su lengua para recoger las gotas de semen que ahí habían, nuevamente nos besamos y fuimos a la sala para ver una película.

Prendimos la televisión y no había nada interesante, por lo cual me dijo que contratara una porno para entrar nuevamente en ambiente. Le dije que era un cochino, que viéramos algo más y así pasábamos los canales hasta que estaba una de producción nacional (mexicana) en las cuales siempre salen desnudos o cogiendo y no tardo mucho en la escena con lo cual nuevamente mi vecino se puso caliente y me dijo que lo volviera a cabalgar, ahí sentados la cosa era sencilla me puse arriba de él y baje luego luego, me acariciaba las nalgas, las apretaba y marcaba el ritmo rápido que quería. Pasados algunos minutos decidí parar y cambiar de posición, es decir, dándole la espalda con lo cual me tomo de las tetas para así marcar el ritmo, ya estaban muy sensibles mis tetas por lo cual las caricias me ponían más caliente y sin más termine en un orgasmo que se llevo toda mi fuerza, me eche hacía atrás con lo cual mi vecino abrazándome me beso y tomo de la cintura hasta que llego a su orgasmo.

Después de esa primer sesión que llego hasta las 11 de la noche se fue a su casa, quedamos para el domingo y el transcurso de la semana. Se dio una rápida ducha, se vistió y se fue. Iba a hacer lo mismo, tome mi ropa y estaba sacando las cosas cuando salió la servilleta con el número del mesero, inmediatamente fui por mi celular lo agregue y le mande mensaje, un sencillo “¡Hola! ¿Aún en el trabajo?” pasó unos minutos y me contesto que quién era, le dije que si acaso andaba dando su número a cada chica que atendía, fue ahí que me dijo que para nada, que seguro era la chica con su papá….