Del líbido a la lujuria 1.
Aquel jóven de 18 años que en las garras del líbido se encontraba, no sabía que de un día para otro, ese líbido desembocaría en la más pura lujuria.
Éste relato que os voy a contar, narrará la historia de un jóven de 20 años cuya vida no le fue fácil, lo que le obligó a cerrarse al mundo, pero cierto día todo empezó a cambiar para él.
Diego es el nombre de nuestro protagonista, Diego Zapata para ser exactos, hijo único en su familia. A sus 20 años, Diego ha vivido recluído en su habitación desde los 14 años, edad en la que todo en su vida empezó a ir de mal en peor lo que desembocó en una fobia social, ansiedad, depresión y 3 intentos de suicidio.
A sus 14 años, el padre de nuestro protagonista, Fernando Zapata, un mal padre desde que tenía uso de memoria, alcohólico, violento y drogadicto murió de un shock hepático. Esto provocó que tuvieran que abandonar la casa en la que vivían para alquilar otra más barata, y para ello tuvieron que mudarse a otra ciudad. Poco después de empezar a ir al nuevo instituto, Diego empezó a sufrir bullying día tras día, lo que le provocó múltiples complejos físicos, además de depresión, lo que le llevó a itentar suicidarse repetidas veces, hasta que un día dejó de ir a clase para encerrarse en su cuarto del cual no salió hasta los 20 años. Gracias a que su madre Gabriela Zamora encontró de nuevo el amor, unos años después se mudaron al pueblo donde la vida de Diego cambiaría radicalmente.
La nueva vecina, Lorena, a sus 40 años tenía un cuerpo de infarto que trabajaba diariamente en el gimnasio junto a su marido Pablo, un descarado que no hacía más que contar las relaciones sexuales que tenía con su mujer para ser la envidia del pueblo, un hombre que solo estaba con ella por su físico y poque según él, ella era una diosa en la cama.
Fue el día 15 de Agosto de 2015 cuando por primera vez nuestro agorafóbico joven vería a aquella mujer a través de su ventana hablando con su madre. Diego se había pasado 5 años detras de un ordenador, así que ver el mundo exterior se le hacía extraño, pero ése día su instinto sexual que apagado estuvo desde los 14 años, se encendió de golpe al ver ése cuerpo divino.
Aquella imágenen se le grabó en la mente y no podía quitársela de la cabeza, pero cuando realmente cayó en las garras del líbido, fue el día 21 de Agosto de 2015, cuando otra vez, a través de su ventana, vio como en medio de la noche Lorena y Pablo volvían de una fiesta. Poco después de bajar del coche, Pablo no pudo evitar manosear a su mujer ahí mismo ante la atenta y oculta mirada de Diego, cuyo miembro se puso erecto. Pablo segía con el manoseo, ahí en mitad de la calle y Diego no pudo contenerse más y empezó a masturbarse, aquella mujer que tenía un trasero de infarto y unos pechos tan firmes que le quitarían el hambre a cualquiera, le provocó a los pocos segundos su primer orgasmo después de 5 años, el cual le hizo explotar de placer, espasmos sin cesar, uno tras otro acompañados de gemidos uno tras otro, y fue ese día en el que los aires de cambio empezaron a soplar.
Diego no se la podía quitar de la mente, su cerebro no hacía más que imaginarse a él teniedo sexo con ella, a él recibiendo sexo oral de ella, todo ella, él ya había entrado en el circulo vicioso del líbido, pero lo que no sabía es que eso pronto iba a estar en el alcance de su mano.
El día 4 de Septiembre de 2015, Lorena se dio cuenta de que su marido solo la veía como a un trozo de carne al cual se podía follar cuando quisiera, por lo que decidió divorciarse aun con todo el dolor que ello le supondría. Unos días después Lorena fue a casa de Diego a ver a su madre porque estaba destrozada emocionalmente. Diego tuvo que bajar a contemplar el cuerpo de esa bella mujer, y a fin, a escasos metros de él, allí estaba aquel cuerpo por el que Diego se había masturbado decenas de veces.
Lorena alzó la vista y se quedó sorprendida porque era la primera vez que veía al hijo de Gabriela y éste era todo un hombre de pies a cabeza.
-Hola Diego, soy Lorena, creo que nunca nos habíamos visto -dijo con una sonrisa-.
-No, pues hola Lorena, encantado de conocerte -una mirada a sus pechos fue inevitable-.
-Encantada de conocerte, a ver si un día de estos vamos al gimnasio juntos, que a tu edad hay que hacer ejercicio -seguía sonriendo-.
-Sí jaja, ya lo haremos.
Durante aquella conversación, Diego no paraba de imaginarse a él teniendo sexo con ella.
Pasaron 2 semanas hasta que el día 19 de Septiembre Diego experimentaría por primera vez, la lujuria. Lorena fue a buscar a Gabriela para que la ayudara a hacer su huerta en su casa, pero Gabriela estaba ocupada así que Lorena le dijo a Diego que fuera a ayudarla.
10 minutos después, ya estaban en el patio de Lorena manos a la obra con la huerta, pero pasaría poco hasta que el deseo de Diego se hiciera acto de presencia. Lorena llevaba unos shorts cortos y un top con bastante escote cosa que Diego no había pasado por alto y cuyos ojos se estaban dando un festín.
Una hora después, terminaron de trabajar y fueron a sentarse en la cocina.
Qué tal, ¿estás cansado ya?
Podría seguir 8 horás más Lorena -una mirada se escapó a sus pechos-.
jaja vaya vaya, tenemos a un fuera de serie -sonríe dulcemente-.
Tienes una casa muy bonita -mientras volvía a mirar sus pechos-.
Si, gracias, me ha costado mucho dejarla así, aunque me estoy empezando a sentir bastante sola aquí.
Ya... Supongo que sí, una lastima -volvía a mirar sus pechos-.
¿Te puedo hacer una pregunta -le miraba fijamente-?
Sí, dime.
¿Nunca has visto unas tetas? No paras de mirármelas chico.
... -Diego se quedó sin palabras-.
Yo hace ya más de 1 mes que no tengo sexo, pero sobreviviré.
Yo... Lo siento, Lorena, lo siento... -tapaba con sus manos su erecto miembro-.
Ya sé, como premio por haberme ayudado te concederé un deseo, ¿qué quieres?
¿Puedo tocarte las tetas? -tragaba saliva-.
Joder si que has respondido rápido... ¿Eres virgen, no? Toca cuanto quieras.
Diego se abalanzó sobre ella a acariciar sus duros pechos, le restregaba la cara, los apretaba los movía con ganas, su instinto salvaje no hacía más que aumentar, hasta que no se pudo aguantar, le agarró la cabeza a Lorena, se sacó el pene y lo metió violentamente en su boca. Notar esa humedad y calidez por primera vez le volvió loco y no pudo evitar gemir de placer.
- Ahora chupa mi polla -decía entre gemidos-.
El único ruido que hacía Lorena era el que hacía su boca mientras el pene de Diego entraba y salía, lo que le volvía aún más loco a éste.
- Chupa mi polla -no paraba de gemir-.
Diego estaba cegado por el placer y empezó a arremeter con más fuerza y profundidad su pene en la boca de Lorena.
- !Me voy a correr Lorena!, voy a correrme en tu boca -mientras miraba como su polla entraba y salía de la boca de Lorena-.
Justo después de eso, Diego tuvo el orgasmo más intenso que había tenido en toda su vida, mientras su semen salía de la boca de Lorena, él no paraba de gemir vigorosamente, mientras su pene aún seguía metido en el fondo de la boca de Lorena.
Te gusta mi corrida -mientras le restregaba el pene en la cara-.
¡Lárgate de mi casa desgraciado! -golpeándole en la cara a Diego-. No se lo voy a decir a tu madre, pero no quiero volver a ver tu cara imbecil -le escupió los restos de semen que en su boca aun permanecían-.
Ése fue el día en el que Diego pensó que todo había acabado, pero lo que no sabía era lo que le esperaba semanas depués....
¡La segunda parte será publicada pronto!