Del diario de un amante

Laura nos cuenta los escritos que le mando un amante de un dìa. Esos que las mujeres usamos para pasarla bien.

Era la mujer de mi vida:

Los primeros días del verano modificaba levemente el andar de gacelas de esas mujeres más cercano a felinas figuras , más sensuales, las hormonas en sus cuerpos levantaban sus mamas y sus pinturas ya no dejaban duda, el celo estaba efervescente, algunos dicen que la cultura no incide , ¡ Cuan equivocados están ¡ vieron esas minifaldas que tapan las nalgas acariciando el atractivo trasero, esas blusas trasparentes que muestran los senos y hacen innecesario el viagra. ¡Eso es cultura! prendas hechas para seducir, mostrar y movilizar.

Ese sábado Laura mostraba su contorneante cuerpo enfrente del clásico bar del centro de la ciudad, todos los hombres (incluido) libidinosos babeaban ante su andar , en su mayoría muchachos jóvenes un poco menor que ella. Las facie de bronca en rictus indisimulables produjeron un rumor apenas audible al verla subir al auto de un conocido profesional casado, solamente uno hablo, ¿Dando esperanzas? explicando que era el jefe de ella y aparte era bastante mayor, otro los volvió a la realidad, era sábado y esa oficina trabajaba de lunes a viernes. No hubo besos, mientras la veían alejarse y doblar hacía la costanera .

Trabajar en la oficina de al lado me llevo a querer desentrañar esa relación, ¡Era mucha hembra para ese gordo ¡ Gracias a la empresa de mi padre me fue fácil acercarme y preguntar por un presupuesto sobre procesos de calidad, que era la especialidad de su trabajo. En verdad era más sexi de cerca y hablando, era más mujer, mi calentura reprimida me llevo a tratar de llegar a una cita y algo más. ¿¡Me estaría enamorando!? , tengo 26 años , ella 29 (lo averigüe con una empleada , de esas que les encanta batir a la otra), con la excusa de que visitara la empresa antes de conformar el presupuesto , la pude trasladar unos kilómetros hasta la planta, charlar y sentirme más y más atraído, seguramente no paso inadvertido puesto que cada movimiento de ella que analizaba desde mi primer visita a ese momento se morigeraba sensualmente, era evidente que el momento de invitarla estaba a punto. Eso hice, su cara no denoto sorpresa, acepto que la pasara a buscar a las 8 p.m para cenar y charlar.

Mis expectativas eran de sexo, las cuales fueron prontamente anuladas, la conversación empezó como de costumbre , hablando vanalidades, gustos, juventud, ideales, al llegar ligeramente a temas íntimos, ella muy diplomáticamente me indico la hora y su ¡Hay que trabajar! Me elimino toda posibilidad. Volví a mi pubertad cuando le robe un pequeño beso correspondido y promesas de seguir charlando, ese momento iniciaba algo que no vislumbraba en su desarrollo para nada.

Por temas de trabajo recién el viernes pude verla, mi invitación a cenar choco con una negativa directa seguida ni hoy ni mañana, ¿ Pero el domingo a la tarde te espero? ¿Me pasas a buscar? Mi afirmación adolescente no fue más que un ¡Si! Casi infantil. Llegué ese sábado al bar un poco más tarde fue un amigo que me informo preguntándome, ¿Te acuerdas de esa mina que vimos como la levantaba el vejete? Mi sonrisa nerviosa y tapar mis oídos con un velo invisible y hermético de celos impensados, me hizo sentir que se me había arruinado el día . En nubes pasaron mis horas solamente pensando en ese cuerpo y sus labios llegué a su departamento.

Como un niño llevaba un presente , un Champagne y bombones , una diosa frente a mí me invito a pasar , su casa , su burbuja era como ella de rasgos fuertes y sensuales, puso el champagne en el freezer y me invito con una copa de whisky en las rocas. Me deje seducir , me entregue a su juego, mis celos se esfumaron, y la idea fija de poseerla fue avasallada , la melodía que surgía de vaya a saber donde unió nuestros cuerpos en una danza erótica, los besos y caricias mutuos pasaron a los hechos queridos, en un salto en el tiempo estaba en su dormitorio, ambos desnudos, era su juguete y me gustaba.

Cuando su lengua abrazo mi pene y sus labios chuparon mis jugos lubricantes , me di cuenta que no sabia nada de sexo, el placer de ese juego endemoniado me puso en éxtasis, un mástil de carne sobresalía sobre el ras de mi cuerpo, ella en cuclillas me montaba, me envaino en su vagina , dando pequeños gritos de goce, un frenético juego de sube y baja , hizo de ese momento algo maravilloso, en mi vida , una relación sexual me había satisfecho tanto, mi leche y sus flujos encharcaban nuestros sexos y pubis, el goce mutuo , nos unió en caricias , se recostó a mi lado y con su mano acariciaba mi cuerpo , no dejaba de mirarme , dulcemente, sensualmente, de sus labios escuche una invitación a bañarnos juntos, estaba en sus garras y me gustaba, enjabonados mutuamente las manos en nuestras entrepiernas y sexos eran acariciadas por una lluvia de agua caliente , que no impidió nos uniéramos nuevamente, ahora ella apoyada en la pared y penetrada, mis besos en su nuca, sus pechos en mis manos, me fundían en ese cuerpo , ¿Estaba loco de sexo? ¿Estaba enamorado? , la química entre nosotros por lo menos para mí era perfecta, ¿Que pensaba ella? Nos secamos con unos enormes toallones que nos sirvieron de toga, abrí el champagne de la heladera , ella acerco las copas, de sus labios en toda una definición de lo que significaba ese momento ¿ Lindo polvo ¡NO!? Hablando un poco más con ella me di cuenta que detrás de su aparente fortaleza había una dulce mujer, una leona real del sexo. Y en verdad yo había su partenaire, nada más, comprender eso me llevo a preguntarle ¿Porque no se había casado? Sopesando la respuesta , su explicación fue sencilla .

Mi amante no se quiere divorciar, pero creo va a ser el único hombre que aceptaría como esposo.

Haber sido usado , no me satisfizo , igual disfrute esa noche fue donde comprendí que enamorarse, ser joven, apuesto con plata , y buen amante, no alcanza para tener a la mujer perfecta para toda la vida, recordé las palabras del libro Betsy, ¡ Una sola vez no alcanza! Hay mujeres que están marcadas con relaciones impensadas y debemos saber que nuestra época de machos dominantes ha cedido a la decisión de ellas.

N.R. del diario de un amante.