Del cielo al infierno

Raúl y Fredo son dos amigos universitarios que experimentan una sensación que querran volver a repetir.

Del cielo al infierno.

Me llamo Raúl, soy un chico universitario que vive en Madrid, tengo 19 años, soy alto, guapo, o eso es lo que me dicen, y tengo buen cuerpo. Vengo de una familia bastante adinerada por lo que voy a la universidad a conocer a chicas guapas con las que pasar un par de noches. En la universidad tengo bastantes amigos, la verdad es que soy bastante popular, pero sobre todo tengo a mi colega del alma, Fredo.

Fredo es como yo, y sus padres también tienen pasta a si que va a lo mismo que yo en la universidad. Hemos crecido desde pequeños juntos, siempre hemos hablado de todo, de la s pivas, de las pajas de quinceañero, de todo. Hasta una noche compartimos a una chica, es decir, hicimos un trío. Yo le daba por detrás mientras el por delante, nos gusto bastante y queríamos repetir pronto la experiencia.

Las clases de la universidad son un coñazo, son los típicos profesores estirados y los alumnos empollones. Estaba en clase de física cuántica cuando sonó el timbre de salida, Fredo no había asistido a clase a si que salí de la clase sin compañía, pero al salir de aquel sitio me lo encontré sentado en un asiento.

  • Tío, ¿Qué haces aquí? – le pregunté nada mas verle.

  • Pues nada tronco, la cabrona de la profe de guardia no me ha dejado pasar a clase. Me contesto medio riendo.

  • Pues haber si llegamos más pronto a clase, que no veas lo que me he aburrido. Dije respondiéndole con la misma sonrisa con la que él me había contestado.

Dicho esto, cogimos las mochilas y nos fuimos directos a la cafetería. Nada mas llegar allí, Fredo se pidió una cerveza enorme y yo un café por que no podía ni con mi cuerpo. Nos sentamos en una mesa y al rato nos trajeron nuestras consumiciones.

  • Raúl, tío, ¿Un puto café?, serás marica. – me dijo mientras soltaba una risotada.

  • ¿Qué quieres tío? Tengo un sueño que me muero, por que aunque yo no estudie vengo a clase. – le dije con un tono chulo para intentar picarle.

  • Pero si yo estudio, lo que pasa es que los profes me tienen manía y no me quieren aprobar, es más, ¿para que me sirve la física acuática? –

Al oír esas palabras podéis imaginar que me caí de la silla de tanto reírme, ¿Qué puñetas es la física acuática?

  • Será la física cuántica ¿no? – pregunté.

  • Pues eso he dicho – me dijo él.

Tome un sorbo de mi café y cuando terminé de bebérmelo le expliqué.

  • Pues la física cuántica es una rama de la física que estudia el comportamiento de la materia tío – dije yo, contento por mi explicación.

  • Ah, pero ¿De que me sirve eso a mi? – me dijo con cara de pasmado.

  • ¡Ah!, que te refieres respecto a ti, entonces nada, porque como eres un vago…- dije riéndome

  • Y tú eres muy carbón me parece a mí – me dijo sabiendo que era una broma.

Tocó la hora de subir a la siguiente clase pero ninguno de los dos estaba por la labor de hacerlo. Estuvimos charlando un rato y la verdad es que se paso bastante rápido.

  • Tío, subimos a clase o pasamos y nos vamos a dar una vuelta – me dijo Fredo mientras se recostaba sobre la silla rota de la cafetería.

  • Pues por la hora que es, me parece que pasamos no – conteste yo algo vago.

  • Pues vámonos de esta mierda de sitio – dijo levantándose de la silla.

Salimos por la puerta de la cafetería y seguidamente de la universidad. Estuvimos toda la mañana por la calle, ya era bastante aburrido, a si que le dije a Fredo que se viniese a mi casa.

Estuvimos el tiempo que quedaba hasta la comida jugando a la play, llegó la hora de la comida y como Fredo seguía en casa le dije que se quedase a comer si le apetecía. Él me dijo que sí.

Comimos en una media hora y cuando terminamos nos volvimos a mi habitación. Estuvimos toda la tarde ay metidos y al final no sabíamos que hacer para pasar el tiempo.

  • Tío, que aburrimiento, ¿no tienes nada que hacer? – me dijo

  • Qué va Fredo, como no quieras el Internet

¡Ey!, tengo una idea, ¿nos metemos en un chat y buscamos a una guarra que quiera hacer un trío? Te acuerdas cuando lo hicimos con la Nerea, joder tío me encantó. – me dijo él.

  • Claro que me acuerdo tío, para olvidarlo – dije yo riéndome.

Pues ¿Te molaría repetirlo? – me dijo él ya algo duro.

  • Pues claro que me gustaría. – le conteste yo.

Se notaba que Fredo se iba poniendo algo duro, lo veía debajo de sus pantalones de chándal de un color naranja chillón, aunque yo también empezaba a ponerme caliente.

Entramos en un chat y nos pusimos a hablar con varias chicas a la vez.

Les íbamos proponiendo lo del trío y la mayoría nos decían que pasaban del tema pero algunas decía que les molaba la idea y que lo querrían hacer. Lo que si hicimos es pedir foto, y de las tres que nos decían que les molaría lo del trío nos quedamos con la más guapa obvio, y decidimos quedar con ella.

Habíamos quedado a las seis y media aquel día y nos fuimos hasta donde habíamos quedado. La vimos desde lejos y mi amigo dijo que bien nos lo íbamos a pasar. Nos acercamos a ella.

  • Hola, ¿Eres Miriam? – pregunté yo.

  • Sí, ¿Qué tal? – nos dijo la chica mientras nos daba dos efusivos besos.

  • Bueno, yo soy Fredo y este es Raúl. – dijo mi amigo.

Nos fuimos con ella a mi casa, ya que no estaban mis padres aprovecharíamos para hacerlo. Una vez que estuvimos allí, Fredo y yo nos empezamos a desnudar y la chica estaba temblando de puros nervios. Cuando mi amigo y yo nos quedamos en boxers la chica se puso a llorar y dijo que no podía hacerlo. Mi amigo y yo nos tuvimos que quedar con el calentón por que la piva se quería marchar, y así lo hizo.

  • Joder tronco, no me vuelvo a conectar a un chat de estos ni de coña, tengo la polla dura como una piedra por la cabrona esta – dijo mi amigo refiriéndose a la chica que ya se había ido. -

  • Ponte una porno y te alivias – dije pensando que se lo tomaría como una broma más.

  • ¿No te importa tío? – dijo, con lo cual me quedé sorprendido.

  • Lo decía como una broma, pero tío, haz lo que quieras.

Acto seguido se puso a buscar en Internet y en poco tiempo abrió una pagina porno con muchísimas fotos y videos. Escogió una película de las primeras que vio y acto seguido se abrió el reproductor del ordenador y empezó la película. Yo estaba sentado al lado de mi colega que se empezaba a frotar por encima del pantalón y me miraba con una sonrisa lujuriosa.

  • Joder, ya me esta doliendo – me dijo con una mueca entre sucia y provocativa.

  • Pues ya sabes que tienes que hacer. – le dije

Se saco la polla del pantalón y empezó a mentársela fuertemente, yo me quedé boquiabierto al ver que mi mejor amigo se sacabala una polla larga y bastante gorda, con bastante bello que le iba desde el ombligo hasta la base del pene.

  • Tío, me encanta – dijo jadeando mientras miraba la película.

  • Se nota que te gusta – dije mirando a la cara de mi amigo.

Le miraba de reojo para ver que tal iba, cada vez me ponía más caliente yo, no se si por la película o por ver esa polla de mi amigo.

  • Raúl, anímate que yo me lo estoy pasando muy bien. – me dijo mi amigo sin ni siquiera mirarme a la cara. Solo miraba a la película.

  • Tío, es que me da un poco de corte – le dije siendo sincero

  • Estamos entre amigos, colega – me dijo Fredo para intentar clamarme los nervios que tenia

  • Bueno esta bien pero solo una paja ¿va? – dije para que guardásemos las distancias.

En ese mismo momento me saque el rabo y empecé a pajearme aunque no lo tenia demasiado duro como lo tenia en ese momento Fredo. Él cada vez iba más rápido y soltaba pequeños gemidos.

  • Tío me voy a correr ya – me avisó. – Nos hacemos unas pajas cruzadas – me terminó de decir.

  • ¿Qué es eso tío? – dije yo sin tener ni idea de lo que se refería.

  • Pues yo te la meneo a ti, y tú a mí. ¿Te parece? – me dijo Fredo

Me quede un poco pensativo por que no sabia que hacer, si aceptar la proposición de mi colega, o decir que no.

  • Tío, eso ¿No es una mariconada? – dije yo con una cara de extrañeza.

  • Claro que no, chaval, lo hacen la mayoría de los colegas – concluyó él.

Entonces sin previo avisó me agarró la polla que ya tenia dura y la empezó a pajear fuertemente, yo veía como me miraba y me estaba gustando sentir la mano de mi colega agarrar mi polla dura. Empecé a gemir cada vez más fuerte. Le agarré la polla a Fredo y la agité lo más rápido que pude. Cada vez más fuerte y los dos acabamos gimiendo.

  • ¿Te gusta marica? – me dijo Fredo

  • Me encanta chaval - le dije gimiendo.

  • Creo que me corro ya – me dijo excitadísimo.

Estuvo gimiendo bastante, un poco más que yo, y después de tanto agitar ese rabo salí un trallazo de lefa que me salpicó toda la camiseta que llevaba y también me llegó a la cara. No tarde mucho en correrme yo también, pero al contrario que él yo lo hice en su mano, dejándola pringada de mi líquido blanco.

  • ¿Te ha gustado tío? – le pregunté.

  • Qué por lo que veo sí por que menudos trallazos tío, me han llegado hasta la cara. – le dije para concluir.

  • Sí, la verdad es que si me a gustado, te ha llegado a la cara pero tú tampoco te has quedado corto que menuda cantidad has soltado.

Me encantaba esa escena, yo con la lefa de mi amigo Fredo en la cara y en la camiseta y él con toda mi leche en su mano.

Nos levantamos para ir al baño a limpiarnos la lefa que yo tenia por la cara y él por la mano, cuando estábamos en el baño me dijo:

  • Tío, ¿A que sabrá la lefa? – me preguntó.

  • Y yo que coño sé chaval ¿te crees que cuando me hago una paja me como mi lefa o qué? –

  • Bueno tío no te pongas así, que era solo una pregunta – me dijo él. – pues yo tengo

curiosidad Raúl- me dijo mi colega.

Llevándose la mano llana de mi semen a la boca, se metió un poco de lefa en ella mientras yo le miraba, estaba flipando

  • ¿Qué hacer marica? – redije sorprendido por lo que estaba viendo

  • Probar tu leche o no lo ves. – me dijo mirándome a los ojos.

  • Que guarrada tío, y… ¿a que sabe? – ya que estamos yo pregunto.

  • Pues si quieres saberlo tienes de sobra en la cara para hacerlo – rió Fredo.

Me asaltaba la duda pero tampoco quería parecer marica delante de mi amigo pero ya que él lo había hecho por que no hacerlo yo. Me puse la mano sobre la lefa cremosa y blanca de mi cara y cogí un poco con mi mano. Después me la lleve a la boca y empecé a saborear el semen de mi amigo dentro de mi boca.

  • ¿Qué te parece?, te gusta eh – me pregunto con cara de vicioso.

  • No esta mal, aunque me sigue pareciendo una guarrada. – dije soltando una risa de complicidad.

  • Tu tranquilo, nadie se va a enterar. Este es nuestro secreto chaval. – me dijo.

Después de habernos comido la lefa yo de Fredo y él el mío, nos limpiábamos los restos que nos quedaban. Volvimos a la habitación y seguimos viendo películas porno hasta que se le bajó el calentón de lo del trío y de la chica que nos había dejado a los dos con la polla más dura que una roca.

Terminó la tarde y Fredo vivía bastante lejos de mi casa a si que decidimos que llamase a su casa para pasar lo noche conmigo en mi casa y ya iría a su casa al día siguiente.

  • Sí mama, sí, que me lo ha dicho Raúl, que no. – Fredo hablaba con su madre por teléfono para avisarla que ese día no iría a casa a dormir.

Después le llamarla fui a buscar a la habitación de mi hermano su cama y llevarla a mi habitación para que durmiésemos juntos, mi hermano ni siquiera se enteraría debido a que estaba en un campamento. Coloqué la cama en el suelo, pues no tenia otro lugar donde ponerla, pero tampoco dejaría que mi mejor amigo durmiese en el suelo.

  • No quiero que duermas en el suelo tío – dije yo.

  • No pasa nada colega, ya bastante que me dejas quedarme – me dijo con una sonrisa amable.

  • Que no, que no, que aunque sea tú duermes conmigo. – le dije.

  • Uy, tu has cogido gusto al frotarnos ¡eh! – me dijo riéndose.

  • No digas tonterías, que aquí el único marica eres tú. – reí yo también.

  • No te hagas el duro julandron, que se que te gustaría follar conmigo. – me dijo con tono muy chulo.

Estuvimos toda la tarde hablando de tonterías, pero no estudiamos nada, llegó la noche y estábamos viendo una película que era una chorrada pero por lo menos nos reímos, al terminar ya eran las cuatro de la mañana y decidimos que ya era hora de irnos a la cama, a si que nos metimos en mi cama semidesnudos por que yo solo tenia unos boxers blancos y el otro azules oscuros.

Mientras nos acostábamos, Fredo me agarró de la cintura y me empezó a zarandear en forma de broma.

  • ¿Te gusta pequeña zorra? – me dijo entre gemidos provocados por el mismo

  • Suelta, marica – le dije riéndome.

Al final nos metimos en la cama y nos empezamos a dormir. Cuando yo ya estaba a punto de dormirme, Fredo me llamó tocándome la espalda y me dijo:

  • Me ha gustado mucho lo de esta tarde Raúl. ¿Lo repetiremos? -

  • No se tío, me parece que ha sido algo puntual. – le dije.

Nos volvimos a tumbar en la cama. Cuando yo estaba ya casi dormido empecé a oír gemidos en mi oído y me di la vuelta y vi como Fredo se pajeaba de nuevo. Esta vez más fuerte que antes y me miró a la cara.

  • ¿Te unes o que? – me dijo con cara de vicio.

En ese momento alcé mi mano y le agarre la polla agitándola como si fuese lo último que fuese a hacer en mi vida. El gemía más y más cada vez que hacia ese movimiento que tentó le gustaba.

  • Tío, te quiero – me dijo mi amigo mientras me daba un beso con lengua en la boca.

Yo me quedé extrañado mientras hacía eso, pero tampoco me separé de él mientras lo hacia. Me imagino que ese beso sería por la excitación del momento.

  • Y yo sabes que también te quiero marica – dije soltando una sonrisa de complicidad.

Cada vez Fredo gemía más alto y más fuerte hasta que un trallazo de semen me llegó a el estomago manchándome todo el abdomen. Soltó un suspiro de alivio y se tumbo.

  • Tío, cada vez me gusta más. – me comentó.

  • Se ve que te ha gustado, menuda mancha que me has dejado.

  • Eso es fácil de solucionar, no te preocupes. – me dijo mientras se acercaba a mí.

Saco la lengua y empezó a quitarme su propia lefa de mi estomago y a tragársela. Me excitaba mucho esa situación y no se por que. Cuando terminó me miro y me sonrió.

  • Ya estas listo – me dijo.

Acto seguido se metió en la cama, esa noche no paso nada más pero me sentía muy bien, y tenía la polla dura como una piedra.

Continuara

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