Del chat a la cama (3)
Además de ser muy atractiva, era una bomba sexy en la cama. Muy imaginativa y con ganas de meterse un polvo más, aunque lo hubiéramos hecho toda la noche.
Del chat a la cama (3)
Me han pedido que detalle un poco más mis relaciones sexuales con Fernanda. Así que procederé a hacerlo.
Como mencioné, ella es mucho más joven que yo. Tanto que hasta podría pasar por una hija mía cuando no se maquilla. Está un poco subida de peso, lo cual compensa con un desarrollo sobresaliente en la cama.
Lo que más me gusta es cuando me cabalga. Ahí puedo apretarle las tetas cuando estamos cara a cada o darle unas nalgadas cuando me da la espalda. Además de meterle de un dedo al culo, lo cual le encanta.
En esa misma pose, suele girar la cabeza para verme con una cara de degenerada, pues le gusta verme gozando de sus atributos.
Ya dije que con ella practico el sexo anal cuando me viene en gana. Y algo que solo he podido practicar con ella, es zamparle el pene embarrado en la boca justo después de haberle llenado el recto con mi semen. Escatología del más alto nivel.
A pesar de esa práctica que a muchos les puede parecer asquerosa, ella es una de las féminas más limpias que conozco. Es fanática de la higiene y siempre huele a rosas. Incluyendo su vagina, que siempre está depilada y húmeda para mi lengua.
Hacerle un cunnilingus es un placer especia. Me encanta hacerla retorcer para luego penetrarla violentamente mientras se está viniendo. Así he podido arrancarle varios orgasmos enlazados o múltiples si es que prefieren ese término.
Ella tiene un pequeño cuarto de estudiante en un edificio del centro de la ciudad. Ahí nos reuníamos para pasar todo el sábado o el domingo, y hemos pasado más de una noche juntos.
Para que mi esposa no sospeche, yo solía fingir viajes de trabajo. Hacía que Giselle me acomodase una maleta con algunas cosas, mudas de ropa y hasta un traje. Era mi pequeña venganza por haberme tenido tantas noches sin sexo. Esa sequía se terminó desde que empecé a usar mi método.
Pasar las horas con Fernanda era un continuo descubrimiento de los placeres sexuales. Tal como mencioné, a pesar de tener muchos años menos que yo, su variedad de parejas sexuales era mucho más extensa.
Sin embargo, yo quería probar otras vaginas y la verdad es que Fernanda era buena en la cama, pero no tenía el cuerpo soñado que yo buscaba. Así que regresé al chat y seguí buscando.
Tras algunos meses de búsqueda, logré dar con Chiara. Una mujer joven y casada, que vivía en el extranjero pero visitaba el país cada verano. Desde que nos conocimos, ambo supimos que acabaríamos en la cama.
Ella era de gustos caros, así que nuestros encuentros fueron en hoteles de cinco estrellas. Con ella tuve que gastar más de lo habitual, pero valió la pena.
Además de ser muy atractiva, era una bomba sexy en la cama. Muy imaginativa y con ganas de meterse un polvo más, aunque lo hubiéramos hecho toda la noche.
Con ella no pude pasar mucho tiempo, pues solo estuvo dos meses en la ciudad. Pero la pasamos bien. En cada encuentro nos dedicábamos a todo tipo de prácticas sexuales, como si no hubiera un mañana. Siempre me dejaba exhausto y con ganas de un nuevo encuentro.
Recuerdo nuestra despedida. Ella se puso algo sentimental y le tuve que dar su merecido en forma de vergazos. Sus gemidos debieron escucharse hasta el primer piso del hotel.
Con eso dos ejemplares en mi repertorio, mis ganas de seguir probando y testeando mi método se multiplicaron. Era hora de pasar al siguiente nivel, con mayor énfasis en la belleza y el desempeño en la cama.