Deje el alma
Una pequeña historia simple.
Deje pedazos de dedos
en las cortinas ponzoñosas del alma
Desplegué mi piel oscura
llena de luces nocturnas
Cabellera desgarrando la luna
Cabalgar ligero sobre tus dunas
Caer abatido por tus huesos
Sediento moribundo entre tus aguas
Playas de un sabor a soledad
Habitaciones solitarias
donde no hay ventanas
Sueños aromados por el tiempo
de relojes crucificados
Tanto desearte en las entrañas
Dolor tan sordo en la lengua
ahora que volviste a la nada.