Déjate llevar

No es un relato más, no voy a escribir poesía para endulzar tus oídos, no voy a contarte un cuento para hacerte dormir. Voy a confesarte lo que deseo hacerte y a pedirte que sin ningún tipo de reservas, en la intimidad de tu cuarto, alumbrado por la luz de tu teléfono u ordenador… te dejes llevar.

Déjate llevar


Lo escribí hace un par de años, y hoy dí con él entre los archivos de mi PC... espero lo disfruten


Déjate llevar por mí, por este escritor que no conoces, por este que a veces un poco cursi termina siento el más rudo de los amantes cuando toma un cuerpo con deseo desesperado…

Déjate llevar e imagíname, visualízame, constrúyeme un cuerpo y disfrútame.

Es un placer, mi nombre es Cristóbal… soy alto, moreno, delgado con un cuerpo definido, hombros y espalda ancha, pecho abultado y trabajado con una ligera capa de vello recortado que se espesa hacia mis gruesas piernas; un cuello largo y grueso que da la antesala a mi mandíbula poderosa… mi rostro es angular y una barba espesa lo adorna, mi nariz carece de perfil pero va a juego con todo lo demás. Labios carnosos y orejas pequeñas, ojos oscuros con rasgos asiáticos; mis pestañas son largas y abundantes al igual mis dos espesas cejas negras… llevo el cabello corto, y muchas veces despeinado… en el sexo soy el activo, y en este momento estoy excitado, imaginando que estas palabras se convierten en una extensión d mis manos hasta el otro lado de la pantalla…

Déjate llevar, no te resistas… Sin importar tu rol, tu edad o tus preferencias literarias, este es un juego de tentación con la fantasía. Sólo lee e imagina… y entonces… disfruta de mis palabras…

Abre tu camisa o levanta tu franela, deja tu pecho al aire y recórrete con tus manos, repara en que no hay ningún sonido alrededor y entonces esa caricia se hace ruidosa, tanto o más que el sonido de tu corazón bombeando sangre rápidamente, ya que aunque no lo admitas, estás algo nervioso y tan excitado como yo.

Acaríciate con pasión si salir de tu pecho, y pasa sobre tus pezones que empiezan a endurecerse… pellízcalos uno a uno hasta que te provoquen dolor y luego relájate con tu cabeza caída hacia atrás mientras repasas esa sensación en tu memoria…

Acaricia tu cuello con la yema de tus dedos y libera el movimiento de tu mano hasta donde quiera ir… déjala pasearse por tus hombros, por tu pecho nuevamente, por tu abdomen y por tu erección pero sin desnudarla. Respira… lo necesitas para seguir adelante.

Dime si acaso lograste imaginarme y esa mano que te recorría no era entonces la mía… y aprovecha esta pausa para explicarme por qué te muerdes los labios.

¿Te han besado alguna vez sujetándote por el cuello, presionando sus labios contra los tuyos de tal manera que tu boca se abandona a la voluntad del besador y no puedes hacer más que dejarte llevar? ¿Te han besado para hacerte saber vulnerable, mientras sientes una barba rasposa que te lastima y te calienta cada parte del puerto al saberte tomado, besado y deseado por un hombre? Si has sido besado de esa manera y has sentido eso alguna vez, entonces revívelo y abandónate a esa sensación mientras tu mano que se moría de ganas, empieza a masturbarte por sobre la ropa que traigas puesta…

Se que suspiras ahora… No te detengas…

Si eres como yo y no has logrado contenerte, entonces dale libertad, sácala y déjala erguirse, tambalearse y alzarse para demostrar ese poder, deja que el aire tomo ese olor característico que emana de ella, y déjala disfrutar de la leve caricia que deja esa gota perlada que comienza a correr desde su cabeza…

Permíteme quitarte la ropa a través de tus manos, y dejar tu pecho completamente desnudo, sacar tus piernas una a una mientras la ropa te acaricia y postrarte en la cama para contemplarte por un momento antes de tomarte.

Déjate llevar y pon crema en tus manos, lubricante o tal vez un poco de saliva; llévala ahora a tu miembro y arrópalo con ellas y esa humedad, inicia un sube y baja lento sin apretar demasiado, y libera tu cuerpo para que reaccione a las sensaciones que ahora percibes estallar y subir por tu columna vertebral… si quieres doblar tu cuerpo hazlo, si quieres encorvar tu espalda no te detengas, si tus piernas se tensan involuntariamente hasta que pierdes el control sobre los dedos de tus pies no importa, de eso trata, déjate llevar…

Aprieta con un poco más de fuerza y comienza a masturbarte a tu ritmo, pero eso sí, con firmeza, sujetando con fuerza para demostrar que tu dominas aún sobre tus instintos animales… acaríciate la ingle y extiende la caricia hasta tus muslos… no tengas miedo ni te cohíbas. Relájate y abre un poco las piernas…Te prometo mucho placer. Acaricia tus testículos con mucha suavidad, toca levemente tus nalgas y permítete gemir un poco.

No pares de masturbarte, hazlo ahora como quieras y cada ciertos segundos aprieta tu pene en la base con tus dedos pulgar e índice haciendo un anillo, aprieta contra la base y alrededor de tu dureza… mientras lo haces acaricia con la yema de tus dedos la zona bajo tus testículos, y si eres audaz, si no tienes miedo roza tu perineo con mucha suavidad.

Siente como te acaricia la brisa, siente como te rozan las sábanas, vuelve a humedecer tu mano y esta vez un poco la otra y devuélvela a su lugar… tranquilo, no te pediré que te penetres con tus dedos a menos que tú mismo lo desees; solo quiero que sientas esa caricia, porque a fin de cuentas ese es mi deseo; pero detrás de eso mi deseo esta en darte placer, y con eso, sentir placer yo mismo, de forma egoísta debo confesar. ¿Pero por qué no aprovechar el momento y darnos placer mutuamente?

Tócate como gustes procurándote el mayor de los placeres en el favor de mi ausencia; ya que si realmente pudiera estar allí frente a ti, te tomaría salvajemente mordiendo tu cuello mientras hago que mis dedos hurguen cada vez más dentro de ti. Los introduciría uno a uno ayudados por mi saliva mientras te como la boca con desesperación y te pido que no dejes de masturbarte… te hablaría al oído casi en susurros diciéndote como muero porque des placer con tu boca y como vivo para yo darte placer con mi lengua… placer húmedo, como ese que en mi nombre te das tu con los dedos ensalivados al acariciar te palpitante entrada…

Disculpa mi confesión, pero el deseo me toma y yo me abandono a él…

Te confieso, que yo también me acaricio y me dejo acariciar por mis propias palabras… te confieso que tengo la piel erizada y el orgasmo en la punta de pene a punto de estallar… pero me contengo… me contengo porque esto se trata más de ti que de mí. Tú eres el verdadero receptáculo de mis intenciones, tú y sólo tú mereces gemir y estremecerte con un orgasmo explosivo que salpique tu mismísimo rostro y escurra por tu cuello, por tu pecho y por tu ingle…

Por favor déjate llevar y mete tu dedo, sé que lo deseas, respira y entrégate a la sensación. Poco a poco muévelo dentro de ti y ahora acelera tu masturbación, déjame llevarte al orgasmo. ¿Sientes eso? Se llama placer… Dejalo salir, grita, gime, bufa… tensa tus piernas y relaja tu vientre, imagina mis embestidas, mis besos y mi respiración tan agitada como la tuya…

¡ESTALLA!

No pienses en más nada, deja que tu corazón vuelva a la normalidad… respira cuan profundo necesites para q esa sensación en tu pecho se mitigue… no te preocupes por limpiar nada, disfruta incluso esa sensación… es tu propia esencia la q chorrea sobre ti… esto al final es un ritual de entrega y reconocimiento…

Abandónate… cierra los ojos… y por esta noche, sueña que un escritor que no conoces toma tu cuerpo sin tapujos y te hace el amor como nunca lo has vivido y te quita el sueño a partir de hoy…

Anda, déjate llevar…