Dejas la mente en blanco y...

Lo que pasa al dejar la mente volar...

PRELUDIO

  • Vente…
  • ¿Estás seguro?
  • Creo que sí
  • Voy… Llego en 15 minutos
  • Venga espabila que llevo meses esperándote

[…]

¿Se puede una cagar encima de los nervios? Pues igual hoy lo descubrimos porque estoy cagá y es que en lo que tardas en abrir la puerta se me pasan mil cosas por la cabeza. ¿Qué estoy haciendo? ¿De verdad va a pasar? Is this the real life? ¿Y si salgo corriendo? No, mejor esto último no lo hago que te va a gustar salir a perseguirme y me niego a darte ese gustazo, después de tanto tiempo el gustazo hoy me lo llevo yo.

  • ¿Me vas a abrir ya o esperas a que me desmaye?
  • Uy, si que tienes prisa, ¿no?
  • ¿Tú no?

Y no hace falta decir nada más. No da tiempo a que se cierre la puerta detrás de mí, ya la has cerrado tú con mi culo y tu mano agarrándome el cuello. Me sobra el bolso, me sobra la chaqueta y sobre todo… me sobran las putas bragas, ¿por qué he venido con ellas puestas? Nos estamos comiendo, no, nos estamos bebiendo como si lleváramos 30 días en el desierto. Tu boca es ahora lo que una bombona de oxígeno a un buzo (tan anti-sexy pero tan necesario). Chocamos, nos faltan brazos y nos faltan manos pero la ropa vuela y el ansia nos puede.

  • Pues ya iba siendo hora de verte desnuda.
  • Pues me muero de la vergüenza…

Me miras… joder que calor.

  • ¿Te vas a quedar ahí mirando o vas a venir ya?
  • ¿Y a qué quieres que vaya?
  • A comerme el toto entre otras cosas, ven ya.
  • Hazme ir…
  • No, el que me va a hacer irme eres tú, ven ya que te estás muriendo de ganas.

Sabes que hoy, ahora, gano yo y vienes pero que mal perder tienes… lo vas a hacer, pero a tu manera… como siempre.

Me empujas sobre la cama.

  • Abre las piernas

Te sonrío porque esta vez, y solo esta, voy a ceder porque tengo más ganas de las que tú tienes. Se me escapa un suspiro, sigo nerviosa a la par que perrísima y no sé qué vas a hacerme porque sé que me miras pensando en alguna tortura. ¡Eres un puto brat!

Te presentas a mis muslos

  • Hola qué tal, voy a morderos hasta que os duela rozaros

Se me escapa la risa… ÑAM! Se me corta la risa, el aire y la vida. Que me ha mordido, ¡¡¡que me ha mordido de verdad!!! Jo-der, ¡me encanta! Me encanta el primero, el segundo… el sexto ya empieza a ser tortura. Mi pepitilla reclama atención, me subo por las pareces y sé que lo hace a propósito, para ver si se lo vuelvo a pedir… Pos no, mi ciela!

  • Lo de morder nada más es el calentamiento o es que se te ha olvidado cómo comer coños?

Se ha picado, se lo noto, mis muslos lo notan porque agarra que mañana tendré marca. Me vuelvo a reír.

  • Se te ha acabó reírte, bonita.

Tiene razón. En el momento que me toca con la lengua se me olvida hasta cómo se respira. ¿Y este cómo sabe dónde están mis botones? ¿Brujería? Pero que gozadera, oigan. Y si no fuera poco la lengua, venga dos dedos. Uno no, eso es de parguelas. Y a todo esto mis muslos siguen inmovilizados, no me puedo mover nada de nada así que sólo me queda clavar uñas en los hombros, gemir, gruñir y gritar. Y gritar porque joder, ¡no aguanto más!

  • Para, para, que me voy a correr.
  • ¡Ha! Aquí se para cuando yo digo

Y me corro, me corro cosa fuerte, hago nudos en las sábanas con los puños, se me arquea la espalda y me quedo sin oxígeno. Y con una sonrisa de ganador, porque sea lo que sea, acaba de ganar, sale de entre mis piernas, me mira y me dice:

  • Y ahora te voy a pegar la follada de tu vida y quiero que me mires a la cara mientras lo hago.

ROJA, me he puesto roja, ¡más roja que mi alma de roja! Tengo cara como de susto, de conejito a punto de ser atropellado.

  • ¿Y esa cara?
  • Se me acaba de hacer el chichi pepsicola otra vez.

Nos reímos... pero no va a durar mucho, pronto tendremos las bocas ocupadas otra vez.

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Mil sonrisas!