Dejame soñar contigo

Jennifer Jareau y Emily Prentiss son compañeras de trabajo. Aunque esta última quiere que sean algo más. Personajes de Mentes Criminales.

Aviso:

1.- La letra en cursiva son pensamientos.

2.- La letra en negrita en la letra de la canción "Soñar contigo" de Toni Zenet.

Capítulo 1

Había un asesino en serie. Había matado en un mes a siete mujeres en dos estados diferentes. JJ estaba presentando el caso en la sala de conferencias, mientras pasaba las dispositivas con fotos de las victimas. Todas mujeres blancas, de 25 a 35 años y rubias. Aparentemente no tenían relación alguna, excepto el físico. Todas se parecían a JJ, aunque ninguna igualaba su belleza. En la última fotografía se veía a JJ tirada en la hierba semidesnuda, con los ojos azules abiertos sin vida.

Prentiss pego un puñetazo a la mesa y se levantó. Aun estando de pie, tenía la mandíbula y los puños apretados, y en sus ojos lágrimas que por un momento empañaron su visión.

JJ se había acercado hasta ella con cara de preocupación, la había agarrado del brazo con la mano izquierda, mientras que la derecha la depositó en la frente.

  • ¿Estás bien? Creo que tienes fiebre.

Prentiss se abrazó a ella para comprobar que JJ seguía ahí. Volvió a mirar a la fotografía y se dio cuenta de que efectivamente no era JJ. Su mente le había engañado.

  • Prentiss creo que deberías irte a casa. Vamos a formar dos equipos: el primero se quedara aquí, encargado de investigar las tres primeras víctimas. Os quedareis Prentiss, JJ y García. Rossi, Morgan, Reid y yo iremos a San Diego. En media hora en el jet. Por hoy hemos terminado. JJ que alguien acompañe a Prentiss a casa.- Dijo Hotch.

Todos salieron del despacho, menos JJ y Prentiss.

  • Termino de recoger esto, cojo unos informes de mi despacho y nos vamos, ¿vale?

  • Claro.

Ambas se encaminaron hacia el despacho de JJ. Al llegar Prentiss se fijó en que estaba totalmente ordenado, a pesar de todas las cosas que tenía. Prentiss ayudó a JJ a coger un buen montón de informes y se encaminaron hacia el aparcamiento. Prentiss se dirigió a su coche, pero JJ se lo impidió agarrándola del brazo.

  • ¿A dónde te crees que vas? No pienso dejarte conducir en este estado, además ya has oído a Hotch.

  • Pero….

  • No hay peros, hoy duermes en mi casa, aunque si quieres pasamos por tu casa a que recojas algo de ropa.

Mientras iban de camino a casa de JJ un silencio incomodo se formo entre ellas. Porque aunque eran buenas compañeras de trabajo y se contaban confidencias, después de la jornada laboral cada una hacia su vida.

Es tan guapa….me encanta sus ojos….y esos labios….la besaría hasta que….

  • Prentiss, ¿estas bien?

  • Si, perfectamente.

Contesto tan rápido que casi se atraganta con sus palabras.

JJ le mostró la que sería por un día su habitación, aunque era sencilla, también era muy acogedora, sobre todo porque lo había decorado JJ. Esa habitación era…tan JJ.

Prentiss no cenó, se cambió la ropa y se dispuso a dormir.

Unas manos rodearon su cintura desde atrás y un cuerpo se junto a su espalda. Podía notar el aliento de la otra persona en su nuca y un escalofrío le recorrió el cuerpo. Las manos fueron subiendo por sus brazos, hasta llegar a su cara. Prentiss se dió la vuelta, pues quería saber quien estaba acostado a su lado. JJ le sonreía mientras sus manos acariciaban su cara.

  • Prentiss yo

Pero Prentiss no dejó que JJ terminara la frase, no necesitaba saber más. La besó al principio despacio, temiendo el rechazo, aunque viendo que JJ no hacía nada, decidió besarla más apasionadamente. JJ respondió y con un movimiento muy grácil se puso encima de Prentiss mientras le devolvía el beso. Que bien sabían los besos de JJ.

Tanto tiempo esperando a probar aquellos labios y por fin podía hacerlo sin ningún miramiento.

Pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi-pi. De un manotazo apagó el despertador. Todo había sido un sueño. Uno más. Uno de los miles que había tenido con JJ.

Déjame esta noche, soñar contigo. Déjame imaginarme en tus labios los míos.

Capítulo 2

Se levantó y fue hacia la cocina muy dormida, solo quería una cosa (aparte de JJ claro), quería una taza de café recién hecho. Al llegar a la cocina se encontró con JJ, que ya estaba lista para salir de casa, sostenía entre sus manos una taza de color rosa, que Prentiss supuso que estaba llena de café.

  • Buenos días dormilona.- JJ le sonreía desde el fregadero- ¿Qué tal estás hoy?

  • Estoy bien gracias. ¿Por qué estás ya preparada? Tan solo son las 8:00 de la mañana y no entramos hasta las 9:30. ¿Vas a algún sitio?

  • Mi horario es diferente al tuyo, yo entro a las 8:30, ya sabes para preparar la sala donde estudiaremos el caso y todo eso…..Ponte el termómetro por si acaso.

JJ fue hacia un cajón y saco un pequeño termómetro, iba hacia Prentiss cuando se tropezó, y literalmente el termómetro salió por los aires. JJ no se había caído, pero por muy poco. Prentiss se estaba riendo cuando JJ se acercó, le agarró con las dos manos la cara y posó sus labios en la frente de Prentiss. En un acto reflejo Prentiss cerró los ojos para agudizar el sentido del tacto, para sentir mejor los rojos labios de JJ en su piel.

  • Creo que no tienes fiebre, pero por si acaso quédate hoy en casa.

  • Está bien, pero me iré a mi casa.

  • Como tú veas, pero creo que no deberías salir a la calle con el frío que hace. Me tengo que ir ya. Te dejo las llaves de repuesto, si te vas a tu casa, llévatelas, ya me las darás mañana en el trabajo. Hasta luego.

  • Adiós JJ.

Y dicho esto se giró, cogió su chaqueta y su bolso y se fue. Prentiss no sabía que hacer, si quedarse en casa de JJ o irse a la suya. Pensó que ya que JJ le había ofrecido su casa para quedarse mientras estaba enferma, debería hacerle un regalo, un detalle. Había un restaurante que le gustaba a un par de manzanas de casa de JJ, así que reservo mesa para dos.

Quizás sea muy precipitado que la invite a cenar, pero creo que le gustará. Es como tener una cita con JJ, aunque ella no lo sepa. Así podré conocerla un poco más

Bien. Vale. Ahora, ¿el vestido rojo o el negro? el restaurante es de los buenos, JJ iba elegante (bueno siempre va elegante) con su traje negro y una camisa, así que yo también me tengo que preparar, pero tampoco mucho…bien creo que me quedo con el negro.  Son las 18:00, JJ estará en un par de horas en su casa, pero antes estaré allí yo para esperarla. Y a las 21:00 iremos a cenar. Bien, plan perfecto.

A las 19:45 estaba en casa de JJ, mirando todos los discos que tenía JJ en el expositor. Cogió uno de Elvis Presley y lo puso.

JJ llegó a su casa poco después y según entro en su casa, escucho la inconfundible voz del rey. Se asomó a su salón y vio a Prentiss de espaldas con un vestido negro y bailando. Se empezó a reír. Digamos que Prentiss no tenía mucho ritmo.

  • ¿Adonde vas tan elegante Prentiss? ¿Tienes una cita?

Prentiss casi se muere del susto (bueno y de la vergüenza también)

  • En realidad estaba esperándote, he reservado mesa en el restaurante italiano para darte las gracias por tu hospitalidad. Espero que no te importe.

  • Gracias Prentiss, pero no hacía falta. ¿A qué horas has reservado la mesa? ¿Me da tiempo a darme una ducha y a ponerme tan guapa como tú?

  • Tú siempre estás guapa JJ, pero si, tienes casi una hora entera.

JJ subió a prepararse. Prentiss no se podía creer que le hubiese dicho eso a JJ.

Espero que piense que he sido amable y que le he devuelto el cumplido….aunque la verdad no es que ella esté guapa, es que ella es guapa...

JJ bajaba las escaleras despacio, haciéndose esperar, y la verdad es que estaba guapísima.

Llevaba un vestido similar al de Prentiss, que le llegaba por encima de la rodilla, que dejaban ver unas piernas bien definidas y tenía el escote en forma de corazón, el cual dejaba volar la imaginación.

¡Dios mío! Podría morirme aquí mismo….Que escote….mas sugerente

Prentiss estaba en el marco de la puerta observando como bajaba JJ las escaleras, moviendo sensualmente las caderas. Prentiss estaba con la boca abierta, vale sabía que JJ tenía un cuerpo de diosa, pero los trajes que se ponía solo dejaban que lo intuyese, pero ahora podía ver parte de ese cuerpo que tantas veces se había imaginado.

Que mi piel sea el forro de tu vestido. Déjame que te coma solo con los ojos.