Dejame soñar contigo 2

Jennifer Jareau y Emily Prentiss son compañeras de trabajo. Aunque esta última quiere que sean algo más. Personajes de Mentes Criminales.

. Dedicado a todos aquellos que leyeron la primera parte, en especial a: John Cena, HombreFX, Bonita pero cabrona, anagil y a Patiux. Un beso.

Acababan de terminar el segundo plato, cuando el camarero pregunto si querían algo de postre:

  • Yo no, gracias.

  • Oh! Venga JJ, no seas así, aprovecha ¡que hoy invito yo!- dijo Prentiss riéndose.

  • Esta bien, pero si pecamos, lo haremos bien.

JJ descruzó sus piernas y al hacerlo, rozó sin querer la pierna de su compañera. Prentiss se puso muy nerviosa. El camarero volvió y rompió aquella tensión que se había creado en el ambiente.

  • Yo quiero tarta de chocolate, ¿y tu Prentiss?

  • Yo igual.

El camarero se fue a por sus postres y las volvió a dejar a las dos solas.

  • ¿Sabes que dicen que el chocolate es el sustitutivo del sexo?

Los ojos de JJ destellaban más de lo normal y su sonrisa era una mueca pícara que se mantenía más del tiempo necesario. El vino estaba haciendo efecto en ella. Bueno y en Prentiss también. Las dos se reían sin motivo aparente.

  • Entonces JJ, tú no

  • Yo no...¿Qué Prentiss?

  • ¿Tú no tienes a nadie?

  • ¿A nadie para qué?

  • Para…tener sexo….

Prentiss y JJ se pusieron rojas las dos, una por haberse atrevido a preguntarle eso, y la otra por lo que la habían preguntado. El camarero volvió con las tartas.

Debería estar prohibido que JJ chupe así la cucharilla. Debería estar prohibida toda ella.

Cuando terminaron de comerse sus respectivos postres el camarero se llevó los platos y se fue a por la cuenta. No habían levantado la mirada más allá de los platos y no se habían hablado desde la pregunta de Prentiss. La primera en hablar fue JJ.

  • Pues la verdad es que no.

  • Oye JJ, siento haberte hecho esa pregunta, yo…lo siento.

  • No pasa nada, hay confianza, ¿no? ¿Y tú tienes ha alguien?

  • No. Hace que no ligo un montón. No te digo desde cuando no hago el amor porque me da vergüenza.

  • Pero alguna vez que hemos salido todo el equipo, he visto como se te acercaban algunos chicos y te sacaban a bailar y todas esas cosas.

  • Sí, en realidad no es que no ligue, sino que yo solo quiero que me conquiste una persona.

  • ¡Ohh Prentiss! ¿Y quién es esa persona?

  • Da igual JJ, es imposible que haya mas entre nosotros que no sea amistad. ¿Y tú qué tal andas de ligues?

  • Bueno ya sabes sin más. Estuve saliendo con Will, pero hace mes y medio que cortamos. Me di cuenta de que a pesar de que es una persona muy buena, tierno y cariñoso, no es lo que busco.

Al decir esto JJ se entristeció un poco. Prentiss puso una de sus manos encima de una de JJ y le dio un pequeño apretón.

Déjame, que mis manos rocen las tuyas.

  • Te entiendo.

JJ levanto la mirada y le sonrío. Y se quedaron mirándose a los ojos.

  • Aquí tienen la cuenta.

Las dos se sobresaltaron y desenredaron sus manos rápidamente. Prentiss quería matar al camarero por romper ese (para ella) mágico momento.

  • Quédese con las vueltas.

Prentiss acompañó a JJ hasta su casa.

  • Oye Prentiss, ¿quieres tomarte la última copa en mi casa?

  • Está bien.

Estuvieron bailando durante un buen rato. Prentiss agarraba con ambas manos la cintura de JJ, y ésta se agarraba al cuello de Prentiss. La temperatura de Prentiss estaba subiendo de una forma impresionante.

Déjame, que te tome por la cintura.

Cuando se cansaron, se sentaron en el sofá, una en frente de la otra, con las copas de vino tinto.

Empezaron a hablar de cosas superfluas y a reírse de las tonterías que acababan diciendo. El ambiente se torno serio cuando JJ dijo:

  • En realidad si tengo a alguien para tener sexo, aunque rompí con Will, alguna que otra vez, viene y bueno lo hacemos. Somos amigos con derecho a roce, pero le he dejado muy claro que no quiero tener nada más con él.

  • Creo que debería irme ya.

Prentiss no se sentía demasiado cómoda escuchando a JJ hablar de sexo con otra persona que no sería ella. Era ya las dos de la madrugada y el día siguiente era laborable, por lo que tenía una buena excusa para marcharse.

  • Prentiss creo que deberías quedarte en mi casa….Estás un poco ebria....No te dejaré mi coche en este estado, y con lo tarde que es, no deberías ir sola andando.

  • ¡Mira quien habló! ¡Aquí la sobria! Pero por otra parte creo que tienes razón.

  • Gracias JJ- dijo Prentiss mientras que se acercaba a JJ con intención de darle un beso en la mejilla, pero calculó mal y le dio un pico. Prentiss se sonrojó y JJ se rió, quitándole importancia.

  • Gracias a ti Prentiss, lo he pasado muy bien.

JJ le dejó uno de sus pijamas y volvió a dormir en la habitación del día anterior. Cada vez que intentaba dormirse y cerraba los ojos, intentaba recordar ese beso que le había robado a JJ esa noche, pero en vez de eso, se imaginaba a JJ besándose con Will, y por eso no durmió muy bien.

Cuando se levantó era ya tarde, tendría que darse prisa si quería llegar puntual. Al llegar a la cocina se encontró una nota de JJ en la cafetera.

"He salido ya de casa, le he dicho a García que pase a buscarte. Un beso, JJ."

Aún su coche seguía en el aparcamiento de la BAU y agradeció a JJ que pensara en todo. Cuando llegaron a la oficina les recibió JJ con malas noticias, habían encontrado a otra víctima en la ciudad.

Prentiss estaba más despistada de lo normal, y JJ y ella se lanzaban miraditas cómplices cada vez que sus ojos se cruzaban.

Pasó el día mas lento de lo normal para Prentiss. Era viernes, así que tenía todo el fin de semana para descansar. Cuando iba de camino a su casa en coche, se acordó que no le había devuelto las llaves a JJ. Llamó a la oficina para ver si aún su compañera estaba trabajando pero nadie le cogió.

Estará ya en casa. Me paso por su casa y con un poco de suerte me invita a entrar a tomar algo, y hablamos de nuestras cosas. O podríamos ir al cine…aunque estoy muy cansada para salir….mejor su casa….

Al llegar a casa de JJ, tocó el timbre, pero no hubo respuesta. Entró con las llaves de repuesto.

  • JJ, ¿estás ahí?

Silencio. Es lo único que había en el piso inferior de la casa.

Fue subiendo las escaleras que conducían a los dormitorios y empezó a oír, lo que le parecía un llanto. Era casi inaudible.

Se asomó a la puerta de la habitación de JJ, con intención de consolar a JJ, pero cuando abrió la puerta se llevó una ingrata sorpresa.

JJ estaba de espaldas a las puerta, de rodillas en la cama y hacía un movimiento arriba- abajo rápido y constante. Estaba literalmente cabalgando sobre alguien. Desde su posición solo veía la espalda de JJ y la sabana que tapaba el trasero de ésta, y no podía ver con quien mantenía relaciones sexuales.

Eran gemidos y no un llanto lo que había escuchado Prentiss.

Ésta se quedó agarrando el pomo de la puerta, y ante el impacto de tal imagen, las llaves que sostenía en la otra mano, se escurrieron y cayeron al suelo con un estrepitoso ruido.

JJ giró la cabeza y sus ojos se chocaron con los de Prentiss que estaban bañados en lágrimas. Se miraron un instante que pareció eterno y Prentiss salió corriendo.

El mundo que se había hecho de ilusiones, se desmoronó. Se montó en el coche y condujo hasta que no supo como volver al mundo.

Déjame, que mis manos rocen las tuyas. Déjame, que te tome por la cintura.