Déjame guiarte

Marcos, mi guapo compañero de clase, me adentra en un juego sexual que acaba en algo muy cercano al amor...

Hola, soy un chico de 18 años y estoy cursando mi primer año en la universidad. Al principio me propuse que iba a conocer tanta gente como pudiese y que iba a obtener tantos amigos como me fuese posible. Para ello lo mejor era comportarme tal y como soy y eso significa ser muy cariñoso, dar abrazos y besos por doquier... bueno, por "doquier" exactamente no, porque siendo un chico quedaría un poco extraño hacérselo a los chicos también, así que me reservaba para las chicas. Hasta hoy.

Como cada día, al despedirme para venir a comer a mi casa le di un abrazo a cuantas chicas pude, una palmadita en el hombro a los chicos y me giré para salir por la puerta; entonces apareció por allí Marcos, un chico de mi misma edad con el que había adquirido bastante confianza y repentinamente me dijo: "¿y yo?¿no me das un abrazo? jajaja" y en broma le contesté: "pues claro chico" y me estrechó entre sus brazos muy suavemente con las manos muy cerca de la cintura y susurró a mi oído rozándolo con sus labios: "¿sabes que estás muy bueno? no lo digo en broma; te haría cualquier cosa...". Me recorrió un escalofrío por el pecho y me quedé helado y al mismo tiempo muy nervioso. Entonces colocó su mano en mi hombro y me preguntó si iba ya a comer y yo asentí. Rápidamente el propuso que me quedase a comer allí en la cantina con los de la clase, lo cual a mi me sonaba a segundas intenciones... guiado por mi curiosidad acepté la invitación y me quedé a comer con ellos.

Durante la comida estuvo sentado frente a mi y ya cuando estábamos tomando el postre noté algo en mi pierna, miré bajo la mesa y era su pie, descalzo, jugando por entre mis muslos. Lo subía, lo bajaba y lo deslizaba delicadamente acercándolo a mi sexo. Me estaba poniendo a mil y él lo sabía perfectamente por eso sonreía maliciosamente lamiendo con su lengua de una forma muy sensual el helado que se había comprado. Con sus ojos verdes taladraba mi mirada y se abría paso hasta llegar a mi interior agitándolo, estremeciéndolo. Sonó mi móvil y salí de mi ensoñación para leer el sms que me acababa de llegar, cuando lo miré ponía:

DE: MARCOS

"T GUSTA LO K T HAGO? PUEDO HACR MUXO +, SOLO HAS D PDIRMELO"

¡¡Diossss!! Ese tío sabía cómo excitarme y lo estaba consiguiendo. Sin apenas dudarlo le envié un sms que decía:

"HAZM LO K TU KIERS, SORPRENDEM"

Como dos niños jugando a algo prohibido, escuché el beep de su móvil y ambos soltamos una risa nerviosa. Tras leer el sms, levantó la mirada y anunció al resto de compañeros que nos íbamos a recoger unos apuntes y que luego nos veíamos en clase. Se retiró de la mesa y con un gesto me indicó que hiciese lo mismo, salió del comedor y me dijo que le siguiera. Me llevó a los aseos de la facultad contigua que estaba absolutamente vacía, cerró con pestillo y sin percatarme me cogió la mano. Entrelazó sus dedos con los míos pudiendo sentir su calor. El corazón me latía fuertemente, aún no creía que me encontrase ahí con Marcos, un tío de 1’80 (igual estatura que yo), de pelo negro y corto, tez aceitunada, poco vello, un piercing en la ceja, ojos profundamente verdes y unos labios tan bien perfilados y carnosos que besarlos era en lo único que podía pensar. Notando lo nervioso que yo estaba apretó un poco más mi mano y me dijo: "tranquilízate porque te voy a hacer sentir mejor de lo que nunca has imaginado, he pensado mil veces en este momento y sé que voy a hacer que lo disfrutes al máximo; tan solo déjame ser tu guía, para que no te pierdas". Acto seguido aproximó sus labios a mi barbilla y poco a poco fue ascendiendo hasta llegar a los míos pero lo hizo tan lentamente que me daba tiempo a sentir cómo cada milímetro de mi piel ardía. Y cuando por fin me besó, el calor se extendió por mi cuerpo y casi impulsivamente lo agarré por la cintura y lo apreté contra mi cuerpo. Hábilmente lamía mi labio inferior y mordisqueaba el superior al tiempo que jugaba con mi lengua y que con sus manos palpaba mi espalda bajando hasta introducirlas por el pantalón y colocarlas sobre mis nalgas. Yo hice lo mismo.

Cuando hubo gustado mi boca se entretuvo en mi cuello arqueando la cabeza para que yo hiciese lo mismo en el suyo. Sendos miembros estaban en erección y los notábamos rozarse entre sí conforme nos besábamos retorciéndonos de placer. Nos quitamos las camisetas y al sentir nuestros pechos desnudos y lampiños tocarse nos lanzamos ávidamente a comernos el uno al otro jadeando, sudando. Lamía mis pezones en círculos y yo los suyos y sentía cómo todo el calor, toda la energía se iba concentrando en mi pene a punto de explotar, como yo. Era tanta la excitación que sólo besarle, lamerle y sobarle no me bastaba para saciarme, necesitaba algo más al igual que él, tal y como confirmaron sus palabras: "¿me dejas hacerte lo que quiera?" a lo que respondí afirmativamente. Se arrodilló y mientras desabrochaba mi pantalón y me lo quitaba, con su boca iba sobando mi ombligo y el espacio que había entre él y mi paquete. Llegado a éste, siguió sobándolo pero por encima de mis boxers de lycra. Luego, me bajó los boxers y con tanto cuidado como me había comenzado a besar, empezó a chupármela. Primero besaba el glande y me miraba fijamente, colocó su mano sobre la mía y la estrechó cálidamente. Yo apretaba su mano conforme mi pene se iba introduciendo en su boca al tiempo que pequeños escalofríos me sacudían levemente... también quería que él disfrutase así que le dije que se levantara, extendimos la ropa en el suelo y nos acomodamos para disfrutar de un 69. Tenía un pene grueso con un glande rosado y jugoso tan agradable de besar y lamer como sus labios. Conforme nos la mamábamos el uno al otro, el placer que sentíamos nos hacía chupar con más ahínco, introduciéndola hasta el fondo, jugando con los testículos... entre nuestros cuerpos no cabía ni un alfiler y eran los movimientos propios de alguien a quien se la están comiendo contra el cuerpo del otro lo que nos encendía aún más. Me faltaban manos y boca para masturbarle con una mano mientras con la lengua recorría su sexo y su esfínter y con la otra mano acariciaba su culo apretándolo contra mí. No alcanzaba a ver lo que me hacía exactamente pero en mi cuerpo se daban cita multitud de sensaciones y estímulos que provenían de todas partes... los movimientos se sucedían incesantemente y la rapidez aumentaba por momentos; fuera de sí nos agitábamos, en nuestras bocas se mezclaba el sabor de nuestra piel... hasta que un gemido por parte de ambos indicó que llegábamos al orgasmo al mismo tiempo, estallando en una eclosión de cosquilleo, estremecimientos y semen desparramado por nuestras bocas. Sin poder contener el fuego que ardía en nuestro interior, ansiosamente buscamos nuestros labios para fundirnos en un beso que se prolongó por el pecho y por el cuello y por la espalda...Marcos me abrazó intensamente diciendo: "nunca olvidaré este momento, gracias por todo lo que me has hecho sentir" y yo me encontré con los ojos empapados, derramando unas breves lágrimas de emoción que Marcos secó con su boca. Abrazados, desnudos, piel contra piel, alma contra alma permanecimos unos minutos más, iluminados nuestros cuerpos por la cálida luz de la tarde que entraba por la ventana situada en lo alto.

En clase se sentó junto a mí y yo, disimuladamente le agarré la mano por debajo de la mesa. Marcos me sonrió y dejó allí su mano, junto a la mía, acariciándola a escondidas el resto de la hora.

Ahora me encuentro aquí en mi casa, tratando de poner en orden mis ideas porque creo que lo de esta tarde ha sido algo más que sexo, creo que estoy enamorado de Marcos... Un momento, acabo de recibir un mensaje suyo, dice:

DE: MARCOS

"AUN ME QUEDAN GANS D TI, 1 TARD NO HA SID SUFICIENT XA CALMAR LO K SIENTO. KREO K M GUSTS + D LO K IMAGINABA. 1 BESO, MAÑAN NS VEMS N KLASE".

fin