Deja que mis gemidos sean tu despertador

Allí esta, tan admirable mente sexy, con su cigarro en mano y sus ojos marrones centelleantes mirando por el ventanal del apartamento, con su tatuaje recorriendo la longitud de su espalda, medio cubierto apenas por una toalla, su pelo esta mojado, recién bañado, el amanecer le sienta bien a su color de piel blanco como la leche, la de el, es bien sabrosa y caliente, sus piernas bien formadas hacen honor a su deporte, el béisbol, le planche su camisa por cierto, luego de arrugarla anoche tirándola en el suelo de la habitación, escenario de una noche mágica.

Me pidió que le ayudara a vestir y recorrí su piel desnuda antes de hacerlo. Anda, hazme el oral -me dijo con gentileza- así pues, me dispuse a lamer y comer cada parte del falo exquisito, mientras lamia los huevos, mis uñas arañaban el falo erecto por mis anteriores caricias, mi lengua saboreaba los líquidos pre seminales en la cabeza mientras mi mano hacia un recorrido de arriba y abajo.

Ahh.. buena forma de comenzar el día querida ex. -dijo mientras acababa en mi boca- sabes que eres mi favorita, debo irme.-dijo mientras me pellizcaba el culo  me mordía una teta -serán mías - dijo terminando la frase-

Solo yo te follo duro, y te se llevar en la cama a lugares donde el tiempo no pasa entre los dos, donde le damos punto final al reloj con cada muestra de lujuria, y donde ese reloj despertador son tus gemidos, eres mía no te quepa duda. -me recordó al oído mientras cerraba la puerta para irse al trabajo-