Degradada en mi terreno 2

Todo lo cruel que se puede ser con una criada se puede volver en contra cuando encuentra un aliado.

DEGRADADA EN MI TERRENO 2

Anterior entrega (resumen fragmentos: …Todo comenzó cuando contratamos mi marido y yo a una chica rumana, Alexandra, para limpiar la casa, yo era ama de casa pero una operación mía obligo a permitirnos ese lujo…;…Mi marido encantado con ella en casa, cada vez las miradas eran más arriesgadas y mis celos se incrementaban, por lo que cada vez iba más vestida a mi antojo para quitar su lado sexy…;…mi marido tuvo que salir una semana a trabajar fuera y nos quedamos solas, la situación estaba normalizada, vamos obedecía sin rechistar mis ordenes absurdas y sibaritas, excepto un día que la mande arreglar el aire acondicionado , era verano ya y me asaba de calor, ella me dijo q no sabía pero que conocía a un rumano que hacía arreglos de ese tipo…)

Seguía allí en el salón de mi casa, desnuda con un tanga ridículo para mi edad, nerviosa pero excitada, tirada en el suelo ante Adrián y Alexandra, mi criada rumana y su compatriota que encontraron a una madurita amargada necesitada de un correctivo, no se si el trato severo que la dispensé a ella fue la causa o que debió llegar esa situación, pero la verdad, llegó y dentro de ella, nada podía hacer; mientras ellos bebían yo miraba estupefacta, empezaba a sentir cosas que antes no había imaginado, me gustaba sentirme objeto sexual, pero eso era lo de menos, estaba cumpliendo ordenes y estaba un poco aterrorizada de donde podía acabar la cosa.

El alcohol transformo a Adrián, no era el chaval atento que iba a arreglar mi aire acondicionado, le salió su lado más duro, su pose chula de gamberro de barrio, ya no miraba con cara de respeto sino de dominante, no sentía estar en una casa respetable y ante una mujer casada, era para él una obligación ponerme en mi sitio y sabía como hacerlo.

Cuando empezó a comprobar que tenía a una guarra a su disposición, no dudó en darme el trato que me merecía, indicó con su mano su paquete, y Alexandra me dijo, creo que debes usar tu boca para contentarle, no salía de mi asombro : hacer una mamada a un chaval¡¡ podía ser mi hijo… la tensión sexual era evidente, pero cuando Alexandra me agarro del pelo y dirigió mi cabeza a una enorme polla descapillada para sin darme tregua tragármela entera, eso rozo todos mis limites; ambos me sujetaban del pelo para hacer con mi cabeza lo que ellos querían sobre esa polla, hasta q el rumano se corrió, Alexandra mantuvo mi cabeza apretada de tal manera q la asfixia invadió mi cuerpo, no podía más, el semen hizo un tapón que no me dejaba ni intentar respirar con lo que comenzaron las arcadas, no podía más, me iba a desfallecer cuando me soltó para caer al suelo de rodillas y no parar de aspirar aire corriendo, mientras el semen me rondaba por toda mi garganta y boca, mis ojos lloraban y no era capaz de ver nada, tan solo oir sus risas.

Me habían degradado e iban dándose cuenta de mi potencial, podía y debía darlo todo, es decir, soportar degradaciones, con la boca llena de semen buscaba el servicio para expulsarlo pero Adrián me agarro la nariz y dijo trágatelo…es lo mínimo que puedes hacer para agradecerme lo bien que te tratamos, y mi cuerpo le obedeció y cuando me inspeccionó comprobó que su semilla ya estaba en mí.

Entonces Alexandra le dijo que ella quería sexo, Adrián la beso con cariño y la indico mi habitación, mi cama de matrimonio sería para ellos el mejor lugar para dar rienda suelta a sus instintos y yo estaba fuera de juego para pedir nada y mucho menos prohibírselo; antes de entrar al cuarto Adrián me ordeno quedarme en la cocina preparando algo para picar.

Mientras intentaba montar unos sándwich los gemidos invadían la casa, estaban disfrutando, la rabia de que mi cama fuera su nido de amor y a partir de ese momento ella pudiera mirarme de por vida por encima del hombro, era muy duro, pero superado por la voz de Adrián de ven ahora mismo con la comida.

Entre con la bandeja pero rápidamente Adrián se levantó y me la quitó, pensé que volvía el chaval caballeroso de antes, pero mucho menos… me dijo al oído, creo q hay un coño con mi semen que debes limpiar, que pena que ahora seas tú quien recibes ordenes.... no puedo describir la sensación, no podía soportar la idea como para hacerlo, la cara fue de horror y no pude más q quedarme petrificada, ante mi actitud Adrián procedió a cogerme del pelo y darme una lección de lo que debía hacer, puso mi cara en si coño y no tardo en comprobar como lamía, limpiaba su semen, sabor que no había olvidado desde la última vez, pero que con la mezcla de jugos de su raja, hacían de eso la mayor humillación imaginada, limpie con detalle todo para acabar tragando todos los líquidos; cuando levanté la cabeza no había nada más humillante que ver la cara de indiferencia pero de satisfacción de Alexandra, le falto de decirme si había disfrutado, pero se lo ahorro, sería Adrián quien supo hurgar en esa herida diciéndome que la diera las gracias, así comprobaron que era un pelele a su antojo.

Comenzaron a comer los sándwich cuando fui a coger uno, el me dijo apártate, tu sirves no pienses en más cosas; se acercó acto seguido para tocar mi coño, mojado por todo lo vivido, que crees que ahora voy a follarte y por eso estas en celo, pues no, tu eres una guarra y como tal te vamos a ver y tratar, así q por ejemplo, para no hacerme sentir culpable de tu humedad súbete a la cómoda, siéntate y ábrete de piernas y mastúrbate, quiero verte disfrutar de tu nueva condición.

Lo peor fue mirarles a ellos mientras mi masturbación me hacía alcanzar un orgasmo bestial, era una mujer en celo y no podía remediarlo, el estar abierta de piernas en esa situación mientras ellos tirados en la cama gozaban con esa degradación me incitaba a más excitación; mis movimientos me hacían perder el norte y me veía cayendo al suelo, cuando me iba a correr una orden d Adrián me paró, cogió mi brazo para evitar q me tocara y me dijo, vas a ver como se ha sentido Alexandra con tus ordenes, y sin mediar palabra comenzó a dar golpes con su cinturón en mi coñito, lo que me hizo gritar desconsoladamente, fue un horror soportar mientras sus argumentos de culpabilidad: que si esto es por tocar lo que no es tuyo, que esto por lo zorra que eras y no querías mostrar… todo hizo que me llevaran a un punto que cuando me autorizó a terminar de masturbarme, fue instantáneo el orgasmo

Lo habían conseguido, ya me tenían en su terreno, degradada pero convencida de que esa era mi posición, nada de juegos, tenía un papel que se ajustaba a la perfección, me sentía tal y como ellos querían, que su juventud hiciera todo más degradante no hacía sino encender pasiones que desconocía, me ardían las entrañas cuando sus dedos tocaban mis partes para testar lo excitada que estaba y dicha constatación suponía el inicio de una nueva perversión.

Cada vez que le miraba, veía a un macho de película, abdominales marcados, tatuajes que insinuaban lo dura que había sido su vida y que perfectamente sabía ser duro porque así había sido su vida, su polla al aire captaba toda mi atención, la mamada forzada no había sino abierto todo mi cuerpo a la entrega, sentirme su esclava era lo más fuerte que me podía pasar y gozar era mi obligación para con el semental que tenía allí; sabía que dejarme tocar sin reparos y adoptar la pose que él o ellos querían les dejaba a las claras que aceptaba todo, que disfrutaba con ello, pero no podía hacer otra cosa ante tal excitación, iba camino de ser una puta de las que Adrián había conocido en el puticlub que trabajó, no quería acabar así pero la situación me llevó a ello.

La duda era saber que harían ahora, no parecía que fuera a acostarme con Adrián en una demostración de vuelta a la normalidad, su indiferencia me asustaba y lo peor su falta de escrúpulos conmigo, no valía nada, eso no podía traer nada bueno, pero no me frenaba tanto como el principio, sentía como si ese fuera mi camino, tan solo una llamada d mi marido para preguntar que tal el día me permitió unos minutos de libertad, alargue la conversación todo lo posible, pero cuando colgué recibí la orden de ir al baño.

Allí estaba Alexandra metida ya en la ducha y Adrián dijo desde el wc que me tocaba limpiarla, así que ella me acercó una esponja y esperó que empezara a frotar, para darme golpes si no lo hacía a su gusto, allí en tanga intentando no mojarme mientras ella se relajaba debajo del agua caliente, un cuero joven delgado y que atraería a cualquier chaval era limpiado por una cuarentona algo entrada en carnes aunque bien conservada, sus miradas de superioridad no me causaban sino sensación de erotismo sin ser consciente de lo q me estaba ocurriendo.

Tras salir de la ducha la seque cuidadosamente, la ayude a ponerse ropa cómoda de estar por casa, nada de trajes para servir y mantener un nivel, ella era allí otra cosa, y prueba de ello fue cuando salí que ella me ordeno quedarme a recoger todo, los papeles habían cambiado.

Cuando acabé salí con la sensación del deber cumplido, para recibir la felicitación, pero fue verme Adrián y me dijo: quién te ha dicho que dejaras el servicio, me miró con cara de maldad y me cogió un pezón, para que aprendas a no hacer lo q te de la gana Alexandra va a tener q ponerte unas pinzas en los pezones, así recordarás lo que eres para nosotros; el dolor que sentí al tener las pinzas de la ropa en mis pobres pechos fue cruel, tan solo las tortas que me daba Adrían en ellos cambian el dolor de sitio y me permitían sobrellevarlo. Fui devuelta al baño, donde podía oir como disfrutaban ellos solos hasta que llamaron a la puerta, mis nervios se pusieron a mil, el anonimato de la perversión podía saltar por los aires, al menos ellos fueron a abrir y cuando esta tranquila oí: ven aquí ahora mismo… (pronto seguiré con él)