Definitivamente Begoña

Ya como fantasía, o no, se narran las aventuras y desventuras de Begoña 6 semanas despues de su mas o menos violación por parte de su amig@.

Segunda vez:

Seis semanas transcurrieron desde lo acontecido en el relato "Porqué Begoña?" cuando recibí otra llamada de Ángel, que ya ni siquiera usaba la trampa de llamarse Ángela.

Cuando vi su numero en el móvil me quede paralizada, quería colgar el teléfono, llamarle mentiroso, decirle cuatro burradas y pasar de el. Pero por alguna razón descolgué:

-Begoña? Estás sola, puedes hablar?

-Sí, dime.

-Quería disculparme por todo, espero que leyeras el mail que te envié.

Ciertamente, a los tres días de lo acontecido me llego un mail de su alter ego "Ángela" diciéndome que esperaba que me encontrase bien, que no pudo despedirse de mi por mi huida a primera hora de la mañana y que ya hablaría conmigo para explicarme su comportamiento.

-Sí, lo leí. ¿Qué quieres?- alcancé a decir, con mas miedo que rabia.

-Volver a verte. Quiero que vengas a mi casa el próximo fin de semana. Me gustaría hablar contigo sobre nuestro último encuentro, por favor.

Ese por favor fue lo que realmente me descolocó. Estaba siendo amable y no me lo esperaba, no podía ser desagradable con alguien amable.

-No sé, creo que estoy ocupada (¿ocupada? ¿he dicho ocupada?) una visita familiar

Ni yo misma llegué a creerme esa mentira, y lo más fuerte es que hablé de mi misma, en femenino.

-Bueno, no te creo, así que te espero. Te he comprado un vestido y un juego de lencería. Te mando unas fotos al mail para que los veas. Te espero el viernes por la tarde a la misma hora que la última vez, solo confírmamelo antes con un mensaje ok? Ciao.

-Ciao…respondí mientras pensaba: Está loco si piensa que voy a volver allí después de lo de la última vez. La primera y única vez que he ido a su casa acabé engañada, violada y drogada. Por ese orden, vamos, ni loca vuelvo. Me voy a buscar a mis amigos a ver si nos tomamos unas copas o algo.

La cena con mis amigos fue un desastre. No pude concentrarme en ella ni por un momento. Estuve ausente, distraída y me di cuenta de lo poco que tenemos en común y de cómo alucinarían si supieran las cosas que le hice a Ángel… No! Las cosas que me hizo Ángel… ¿Qué me estaba pasando? ¿Estaba simpatizando con él? Es cierto que me quedé esa noche en lugar de irme, pero fueron las drogas, el frasco ese que me dio a oler, en condiciones normales nunca se lo hubiera permitido. Aunque al principio de la noche no estaba drogada, y realmente no opuse resistencia…¿Cómo será el vestido que me ha comprado?¿Y la lencería? Seguro que son preciosos

Cuando quise darme cuenta estaba en casa, aburrida y con la convicción de no tener ya nada en común con mis amigos. Todos emparejados, con trabajo estable y pensando en hipotecas y ascensos. Yo solo podía pensar en las cosas que le hice a Ángel y en como seria el vestido que me compró.

Así que nada mas llegar encendí el ordenador y abrí el correo. Ahí estaba, un vestido oriental en seda natural, dorado de cuello tipo mao, y adornos bordados de flores. La lencería era un corsé de raso rosa, con braguita a juego y ligas. Me estremecí nada más verlo. Y realmente estuve a punto de enviarle un mensaje a Ángel para confirmar mí llegada el viernes.

Pero no lo hice, afortunadamente mantuve mi cabeza fría y me quité esos pensamientos de la cabeza. Es más, ni siquiera me masturbé esa noche, como todas las anteriores, pensando en como Ángel doblegaba mi voluntad y me penetraba sin compasión una y otra vez

El jueves por la tarde envié un mensaje confirmando mi llegada. Al final esos días sin tocarme me condujeron a un estado de excitación tan grande que no pude resistirme al vestido y al corsé. Leería el mail como diez millones de veces.

El viaje a málaga se hizo eterno. No podía dejar de pensar en nuestro último encuentro, en el vestido nuevo, en su cara, que miraba mientras le mamaba su enorme pene y sobretodo en mi propia cara, que miraba en el espejo mientras era penetrada. Al fin llegamos a málaga.

Cuando ví aparecer su coche apenas podía mantener la vista levantada. Entré en el coche con la cabeza gacha, muerta de miedo y vergüenza. Él parecía más grande aún que la última vez, y yo más pequeña aun. No podía ni mover los brazos, y al escuchar su cariñoso saludo sólo acerté a sonreír tímidamente. El trayecto a su casa se me hizo eterno, y creí morir cuando puso su mano en mi muslo y me dijo sonriente, tranquila princesa, no te arrepentirás de haber venido.

Una vez en su casa tomó mi bolsa de viaje y me condujo al dormitorio principal donde me ofreció un precioso kimono de raso, dorado y negro y me dijo:

-Lo primero afeitarte claro, y ponerte las uñas. Date un maquillaje suave y ven a verme al salón. Vamos, no tardes.

Sin decir una palabra tome el kimono, un juego de uñas nuevo que me ofreció y me dirigí al baño. Sorprendentemente estaba bastante relajada, el baño me sentaba bastante bien y repasé mi depilación para que todo estuviera perfecto. Crema hidratante corporal, coloqué mis uñas y me aplique un poco de colorete y máscara de pestañas. Un poco de brillo de labios y lista.

Al llegar al salón el estaba vestido con un kimono de seda, de corte masculino de color negro. Me ofreció una copa de vino y me indicó que le acompañara en el sofá. Dudé un instante, recordando lo acontecido en ese mismo sofá, pero acepté esa copa y me senté con él cuando dijo:

-Por favor Begoña, me gustaría hablar contigo, me dejas?

Que el hombre que me violó me pida permiso me dejó un poco descolocada, así que le dije que claro que me gustaría oír su explicación. Me ofreció un cigarrillo, me dio fuego y me dijo:

-Begoña, corazón, nos conocemos desde hace 6 meses casi. Nos vimos cuando llevábamos más de cuatro hablando noche sí, noche no. Y te debo una explicación. En tu última visita te traté así porque pensé que era lo que necesitabas.

¿Como? ¿Que necesitaba ser violada? Pero bueno, este tío delira

-Y creo que no me equivoqué contigo precisamente porque estás otra vez sentado en ese sofá, vestido de mujer.- Me trató en masculino otra vez, y realmente me dolió.- Verás, no te engañe cuando te hablaba como Ángela, es mi nombre de chica. He sido travestí en la intimidad durante mucho tiempo. Casi como tú. Cuando hablamos por Chat, e intercambiábamos emails me di cuenta en seguida de tu sensibilidad, de tu dulzura, no eres como muchas otras chicas TV. Fantasiosas, embusteras y embaucadoras. Tú tenías algo especial, y te lo digo porque me reconocí en ti desde el primer día. Tus fantasías, tus pensamientos, tus gustos y maneras. Eres como era yo con 20 años, exactamente igual.- Yo no podía más que sonrojarme y fumar mientras escuchaba esas palabras tan bonitas. Pero, si tanto se identificaba conmigo, ¿por qué ese trato tan vejatorio?¿Por qué el abuso?...

-Y precisamente, con 21 años yo pasé por una experiencia similar a la tuya. Una persona, a la que recuerdo con un intenso cariño sacó a relucir toda mi feminidad. Lo que en un principio pensé que era una violación, no fue más que pulir un diamante en bruto. Hacerme ver lo que realmente quería y deseaba. Lamentablemente mi época era otra y tuve que casarme, más por obligación que por deseo, aunque creo que realmente amaba a mi mujer, no la deseaba. Creo que deseaba ser ella. El caso es que mi matrimonio destrozó mi cuerpo andrógino y transformó mi apariencia en la que ves ahora, demasiado masculina para una mujer. Así que recordé mi experiencia anterior, y al no poder ser yo misma una como desearía, mi ilusión es ayudar a jóvenes travestís como yo, como tu Begoña. Que buscáis una luz, una guía, y te aseguro que haceros felices es lo que me mueve. Y tranquila que no es sacrificio, que lo disfruto plenamente- dijo mientras me guiñaba y ponía una mano sobre mi muslo. Yo le sonreí. Y acerté a decir:

  • Pero,¿y la violación? Me violaste Ángel, ¿Cómo justificas eso?

  • ¿Seguro que fue una violación Begoña? Cuantas veces me habrás contado tus fantasías? Y en todas ellas aparecían hombres, y en todas el hombre te tomaba sin tu aprobación. Te conozco, conozco tus fantasías y tus deseos. Y además, no hiciste siquiera un amago de rechazo. No moviste tus manos, no moviste tus pies, solo decías:"..no, no…" con la boquita pequeña. Y aceptaste todo como una niña buena, y lo disfrutaste, que bien lo sabes.

-Pero, yo

-Shhh…-dijo poniendo su dedo en mi labio. No digas nada cielo, vamos a cambiarte. Esta noche tienes una cita.

-¿Cómo?¿Una cita? ¿Vamos a salir? Esto va muy rápido, a salir no me atrevo aún, no sé

-Tranquila, no saldremos de casa.-dijo tranquilizándome.

Nos dirigimos al baño donde me quitó el kimono dejándome desnuda frente a él. Me escudriñaba cada centímetro de piel, buscando vello que quitar o repasar con la cuchilla.

-Bastante bien.-me dijo- Apenas hay vello salvo en el culete, ábrete bien.-dijo mientras me abría las piernas y aplicaba gel de afeitar en la zona del ano. Pasó la cuchilla suavemente, con mucha delicadeza. Un par de retoques en las rodillas y el pecho, los pezones sobretodo. Crema hidratante y lista.

-A maquillarse reina.-me dijo.

Cada vez estaba mas relajada, él estaba comportándose de forma realmente dulce y me sentía muy segura.

-Ups! Se me olvidaba, lo primero esto.- dijo mientras saco de una cajita plateada preciosa un plug anal plateado, con una joya dorada en el mango. Sin poder articular queja o palabra ya lo tenía introducido. Era una sensación extraña, pero agradable, y una incipiente erección dejo constancia de mi excitación. Cuando se dio cuenta me miro, y pensé que iba a "solucionarlo" pero me dijo, tranquila, ya mismo bajará ya lo sabes.

Yo apenas pude abrir la boca para no decir nada cuando comenzó a pintarme las uñas en un color dorado muy brillante. Mientras se secaban me sentó frente al tocador y preparó todo para maquillarme. Me agradaba y me confundía al mismo tiempo, se estaba comportando como una amiga, como una mentora. Esta si es la Ángela que conocí por Chat, y no el bruto dominante que apareció el viernes. Espero que se porte así en "nuestra cita".

El maquillaje fue espectacular, realmente sabía lo que se hacía. Base del tono de mi piel, de la que no dejo ni un asomo de barba, y con el afeitado que me dio mi piel parecía la de un bebe. Colorete en dos tonos, más bien ocres que dibujaron mis mejillas dándoles brillo y volumen. Delineó mis ojos con cuidado, y aplicó la sombra de ojos en tonos dorados y oscuros, que junto a la máscara de pestañas hicieron mis ojos felinos, dorados y preciosos. Los labios en un cereza oscuro, muy brillante. El primer día pensé que estaba preciosa, pero hoy estaba realmente espectacular. Decoró una de mis mejillas con un lunarcito falso hecho con el lápiz de ojos. Y ya de pie volvió a aplicar una crema suavizante que dejaría un efecto brillante en mi piel cuando se secara.

-¿Qué te parece reina? ¿Te gusta?

-¿Estás loca? Estoy increíble, ¿es mi cara de verdad?

-Claro que si! Ya te dije que eras una preciosidad, tu cita va a estar encantada.-¿Ahora hablaba de él en 3ª persona? Igual sí que se toma en serio lo de ser Ángela y Ángel

A continuación me vistió. Medias de seda blanca, el corsé de raso y las ligas atrapando las medias por debajo de la braguita, claro. Ponerme ese vestido fue toda una experiencia, se amoldaba a mi piel como un guante. El tacto, el olor, verlo puesto. Precioso, divino. Me ofreció para completarlo unos zapatos de salón dorados, de 8 centímetros de tacón en los que no me costó nada subirme y que me hacían verme sexy, femenina y elegante. Más si cabe. Me dio unos pendientes de perlitas y adornos dorados y unas en adornos en perla y dorado también.

-Venga, por último la peluca y lista -dijo cuando sonó el timbre de la puerta.-Oh! Tu cita ha llegado.

¿¿Cómo?? ¿¿Mi cita? ¿Como que mi cita? No me dio tiempo a decir nada cuando fue a abrir la puerta y le escuché saludarse con otro hombre. Ahora sí estaba aterrada, ¿me van a secuestrar? ¿A violar entre dos o tres? ¿Me chantajearan?

-Vamos princesa, que hacerles esperar esta bien pero no mucho. Vamos la peluca.- la peluca era una del mismo color que la anterior, pero con un precioso peinado ondulado que caía sobre mis hombros y se mantenía apartada de mi cara. Mientras me colocaba un par de peinetas de adorno yo intentaba decirle:

-Pero Ángel, como que mi cita, ¿has quedado con un tío para mí? No puedo, ¿quien es? ¿Pero como no me has avisado?

-Tranquila mujer, es un amigo. Es francés, te va a encantar. Es un amor de chico.

-¿Pero de que le conoces? ¿No te irás a ir no? ¿No me dejarás sola no?

-Tranquila mujer, que todo irá bien. Yo estaré con vosotros todo el rato. Bueno, no todo, ya me entiendes.-Me dijo guiñándome el ojo.

El pelo ya esta, perfume.-dijo rociándome con un par de toques de loewe.- Toma tu bolso y lista.- me acercó un preciosos bolsito de perlitas y me acompañó al salón.

Entré en la habitación muerta de miedo, pero he de reconocer que estaba excitada y curiosa, ilusionada incluso por ver a mi cita.

-André, te presento a Begoña. Begoña, este es André.- dijo. André resultó ser un chico de unos 35 años, alto, moreno. De pelo largo y ondulado recogido con una coleta. Vestido con una camisa y un pantalón, que pese a no ser ceñidos dejaban ver su firme y bien cincelado cuerpo. El chico sonrió mientras me daba dos besos viendo como me sonrojaba como una colegiala.

-Bueno, os dejo. Nos vemos allí no André?

-Si claro.-dijo André con su delicioso acento francés.

-Allí donde?-dije yo mientras me cogía del brazo y me dirigía hacia la puerta.

-Tranquila, lo pasarás bien. Estás preciosa.-me dijo dándome un azotito en el culo mientras salía por la puerta.

Me acompaño hasta su coche, un deportivo negro de "yoqueséquemarca", en el que me indicó que subiera abriéndome la puerta del copiloto. He de confesar que para entonces ya me encontraba más segura. Ilusionada, excitada, pero el miedo ya no me afectaba. Estaba disfrutando de mi cita. Camino al restaurante hablamos de cómo se conocieron André y Ángel. Se conocieron por una página de Internet y se hicieron amigos, coincidieron en varios locales y viajes a Londres en su misma pasión común. Además creo que no es la primera vez que usaban esta estrategia de "romper primero al chico Ángel, y tomar a la chica André".

No me atreví a fumar en un coche tan limpio, pero si que busque en mi bolsito un pintalabios para usar el espejo del copiloto, o acompañante femenina en este caso. Mientras lo hacia, parados en un semáforo, su mirada hacia mi fue realmente lasciva, me devoraba con los ojos. Un hombre me estaba devorando con la mirada, llena de deseo, seguro de poder tomarme cuando el quisiera y no me sentía mal. Me sentía halagada. Empezaba a creer que Ángela tenía razón, no me violó, me enseñó qué era yo. Mientras terminaba de pintarme los labios me acorde de esa fantasía tan masculina de que les hagan una mamada en el coche. Le miré a los ojos y realmente deseé sacársela ahí mismo y hacerle la mamada de su vida. Pero afortunadamente llegamos al restaurante antes de perderme del todo.

Entramos como una pareja más y mientras íbamos a nuestra mesa noté algunas miradas. El miedo que apareció en un principio desapareció al ver que eran miradas de deseo por parte masculina, y de envidia o curiosidad por parte femenina.

Nos sentamos y tuvimos una conversación realmente agradable. Me encantaba verme fumar con tanto estilo. Amanerada, pero sin ser vulgar. André era un cielo, guapo, divertido, inteligente. Empecé a desear que me besara, justo cuando llego Ángel a la mesa.

Se disculpó por llegar tarde, me saludo con un cariñoso beso en la mejilla y se sentó junto a nosotros. Estaba en una nube. Era la chica entre dos hombres. Conversamos, reímos, me trataron realmente bien. Y las caricias de André bajo la mesa debo decir que me transportaron a otro mundo. Cruzamos miradas de deseo. Y a Ángel se le notaba que estaba orgulloso de "su obra". No sólo no estaba celoso, sino que en un momento que André fue al baño me dijo que le encantaba verme así. Que se retiraría para dejarme a solas con él, y que esperaba detalles la próxima vez que hablara conmigo. Cuando André volvió del baño pagó y nos dispusimos a irnos, no sin antes pasar por el lavabo de señoras a retocarme el maquillaje. Me tenía que ver espléndida si quería seducir a André.

Ya en el aparcamiento estábamos solos. Volver al coche me hizo sentirme y verme como una persona distinta. Me veía si no como una mujer, al menos ya no era ese chico indeciso. Era un ser femenino, dulce y sereno. Segura de mi misma, dispuesta a seducir a un hombre. Cuando abrió mi puerta para que entrara al coche me cogió de la mano y me dijo:

-Ángel tenía razón, eres una criatura espléndida. Espero que lo estés pasando bien.

-Por supuesto.-le dije.- Le miré a los ojos moviendo mis pestañas, insinuando mis labios y esperando que me besaran

André me apoyó en el coche, se inclino sobre mi y note sus labios acercarse a los míos. Sin rozarlos, cuando su lengua apareció y tocó mis labios con ella. Rápido y fugaz. Y me dijo:

-Tranquila, aún no quiero quitarte ese pintalabios.- y me guiñó de manera maliciosa.

-Uf!-yo me estremecí completamente colorada y entré en el coche segura de una cosa. Bueno, de dos cosas. Que Ángel tenía razón, y que le comía la polla a André antes de llegar a su casa.

Efectivamente las dos cosas eran ciertas. Lo primero era obvio, y en lo segundo me tomé mi tiempo, pero no mucho. Me miré al espejo para ver lo fantástica que estaba. Miré a André de la forma mas felina que supe, llevé mi mano a su entrepierna y le susurré al oído que debería dar un pequeño rodeo. Antes de que dijera nada ya tenía la bragueta abierta y su pene asomaba incipiente por encima del calzoncillo. Por segunda vez veía mis manos finas, decoradas, femeninas, sosteniendo un pene. Y esta vez lo iba a mamar por voluntad propia. Recogí mi cabello, y lo llevé a mis labios. Noté perfectamente como entraba en mi boca, rozando labios y lengua, saboreando cada textura, cada fluido. Le hice una mamada espléndida, segura. Sin muchas florituras. Directa al orgasmo, que no tardo mucho en llegar. Lo noté exactamente igual que la última vez, solo que esta vez no me retiré. Seguí haciendo lo mío hasta que soltó e inundo mi boca de leche caliente entre gemidos y contracciones. No deje una sola gota. La limpie a conciencia con lengua y labios, le di un besito en la puntita y la volví a guardar. Me incorporé y limpie mis labios con un kleenex mientras le miraba sonriente, feliz y terriblemente excitada. El estaba absorto. Creo que Ángel no terminó de explicarle todas mis virtudes.

Llegamos a casa de Ángel, donde llegué a pensar que me iba a dejar sola y encendida pero no, paso adentro conmigo, acariciándome el culo tras de mi. Culo que yo movía al andar contoneándome como una gata en celo. Eso es, estaba en celo. Deseaba ser tomada, poseída, follada. El plug que tenía había dejado de sentirlo en mi culo hasta llegar al coche y ahora me estaba matando. Quería algo bien gordo ahí atrás. Me fui al dormitorio a retocarme el maquillaje y quitarme el vestido cunado vi encima de la cama un papel que decía: "quítate el vestido y ponte esto zorrita mía. Besos, Ángela."

Así lo hice, era una camisola de gasa de color rosa a juego con el corsé. En el baño me solté el pelo, retoque mi maquillaje y fui a recostarme sobre la cama. Cuando llegué André estaba desnudo encima de ella. Frotándose el pene y mirándome lleno de deseo. Me acerque a él y me cogió de la mano para tumbarme violentamente sobre la cama. El se colocó encima de mí, mientras yo le acariciaba el pecho y arañaba sus pezones con mis uñas doradas.

-Shhh.. Tranquilo mi rey, se dulce conmigo, soy tuya, tu solo tómame.-al decir esto y sentir como se acercaba y me besaba me rendí del todo. Si llegué a albergar alguna duda de todo esto ahí se disipo. Recibí su beso y le devolví el mío con pasión, con deseo, pidiendo más. Acariciaba su cuerpo musculoso y lo comparaba con el mío. Tocaba su pene grande, duro venoso y lo comparaba con el mío. Estaba claro que yo no debería ser hombre, yo era mujer a su lado y me encantaba. La forma de moverme y tocarme era firme y decidida. Me acariciaba sin parar, por todos lados. Me quito el salto de cama y las braguitas. Se incorporó y tomo mi cabeza llevándola a su pene. Restregándomelo por la cara, permitiéndome besarlo, lamerlo, sentirlo. Mientras estaba agachada me despojo del corsé también, dejando mi pechito liso y lampiño al descubierto. Entonces me sonrojé y lo tapé cuanto pude con mis brazos. A lo que él me incorporó y me indicó que me mirara en el espejo, que no debía avergonzarme. Entonces apartó y separó mis brazos y empezó a acariciarme todo el pecho, a lamerlo, a succionar mis pezones. Yo me vi reflejada y me sentí mas excitada que nunca. Me veía divina, terriblemente femenina, desnuda, preciosa en manos de un hombre. Hombre que sacó sin avisar el plug y comenzó a lamer mi hoyito. A jugar con sus dedos, introducirlos, a prepararme. Mi miro y le asentí con la mirada, estoy preparada, penétrame.

Se situó detrás de mí, me colocó sobre mis rodillas y me abrazó, beso mi espalda, mi nuca. Colocó la punta de su pene en mi ano y empujó. Fuerte, de un golpe entró la cabeza. El dolor fue enorme.

-Para! Para sal! Me haces daño!-le grité.

-Calla. Shhhh. Cállate reina.-Dijo mientras su mano empujaba mi nuca contra la cama, dejándome completamente tumbada, a su merced.

-Cuidado, por favor!-los miedos de la última vez volvieron de repente.

-Tranquila, ya está, tranquila-decía susurrándome, cada vez mas inclinado sobre mi.

Ciertamente no me empujaba más, tan solo la cabeza entro de un golpe y paro, dejo que me fuera acostumbrando. Poco a poco le note entrar, deslizándose por mi ano, muy suave, casi sin dolor. Un placer enorme fue llenándome poco a poco y el primer gemido escapo de mis labios.

-Ya esta, ¿quieres más verdad?

-Si! Si follaje André, hazme tuya….

Su penetración fue lenta, su pene era mas grande que el de Ángel, me costó mas acostumbrarme, pero la recompensa fue mayor. Primero porque lo deseaba con ardor, luego por que André sabe como follarse un culito de travestí. Poco a poco subió el ritmo hasta que la follada fue gloriosa. Mis gemidos y mis gritos de mas se oyeron en toda la ciudad.

De repente, sin saber muy bien por que y sin poder evitarlo, la ola de placer que me inundo lleno la cama de semen. Mientras el seguía fallándome sin parar me corri dos veces. Estaba siendo follada sobre un charco de semen cuando agarró mis caderas, gimió fuerte y llenó mi culo de leche caliente, que rebosaba y me caía por la pierna a borbotones

Temblorosa, sin equilibrio, André me incorporo hasta quedar sentada e indicarme que limpiara su pene con mi boca. Sin pensarlo dos veces obedecí y lo limpié hasta la última gota de semen. Él cayó rendido sobre la cama. Quité las sábanas y me fui al baño.

Otra vez me ví llena de semen, desmaquillada y temblorosa. Pero esta vez me desnudé, me metí en la bañera y me di un baño caliente. Me limpie y desmaquillé bien. Me sequé, me perfumé, me apliqué un maquillaje suave y me puse unas braguitas rosa que encontré en el baño y el kimono dorado. Cogí el tabaco y me dirigí al dormitorio donde André descansaba rendido, desnudo sobre la cama. Encendí un cigarrillo y lo fumé mientras le observaba. Le acaricié el pecho y volví a observar mis manos, mis uñas, las pulseritas. Me fijé en su pene fláccido y lo tomé entre mis dedos.

Estaba acariciando el pene de André, pensando en todo lo ocurrido esa noche, en la primera vez que deje a Ángel violarme y en como había cambiado cuando vi a Ángel mirándonos desde la otra habitación. Lo había visto todo. Me acerqué a él, y sin decir nada le acaricié el rostro y le besé en los labios. Le tomé de la mano y lo dirigí a la enorme cama donde André descansaba.

-¿Es preciosos verdad?- Le dije.

-Claro, -dijo él- sabía que te encantaría.

Le besé en los labios y busqué entre el kimono negro que llevaba puesto su pene. Lo tomé, lo acaricié y mirándole a los ojos me lo llevé a la boca. Solo lo saqué para decirle:

-Te toca disfrutar de la mujer que has creado, no?