Deep Blue Sea (V)

Capítulo 5

-¿Y bien?¿Que tienes para mostrarme? – no le gustaba perder el tiempo y llevaba bastante sin resultados. Valeria que estaba presente se inclinó sobre los papeles que Amanda recibía.

-He conseguido desenterrar el propietario oculto tras una de las Empresas inscritas. Me costó bastante, utilicé los métodos posibles.- soborno, extorsión, amenaza, no lo dijo en voz alta pero tampoco era necesario.

-No conozco esta persona.- señaló leyendo el informe -¿Es un empleado de la compañía? – preguntó Amanda, si era un desconocido, ¿de qué le servía? Otra cortina de humo que seguramente desembocaba en un callejón sin salida.

-Ni lo será, al menos en eso no son tan evidentes, pero aun así, cometieron un error.- respondió el detective.

-Amanda…- Valeria que se había quedado mirando el informe se percató al instante –Este nombre si lo conoces.

-Por supuesto,- comentó controlando la oleada de rabia fría -¿Alguna más?¿Quién aprobó el presupuesto de las otras cuentas?

-Al parecer se percataron del error, esta cuenta fantasma solo tuvo dos presupuestos aprobados, después desapareció.- el investigador había hecho su trabajo –El resto de los créditos están blindados por más compañías fantasmas.

-Investígalas, tiene que haber un nombre, un fundador, una cuenta de banco que tenga el suficiente capital para respaldar tanto crédito.- ordenó Amanda, si sus sospechas eran ciertas, pronto tendrían al culpable.

-Estoy en eso ya, pero creía prudente anunciar el descubrimiento primero.

-Estuvo en lo correcto. Si necesita más presupuesto para su investigación hágamelo saber, será muy bien recompensado.

La reunión terminó con un intercambio de manos y que se mantendrían en contacto para el menor detalle. No comentaron el tema hasta que estuvieron en el departamento.

-¿Qué crees de todo eso? – le preguntó Valeria desde el cómodo sofá.

-Que no está solo Val y que alguien mucho más inteligente está detrás. Él no puede sostener un crédito así, sé que tengo razón en quien es el culpable, el resto solo son títeres.

-¿Tiene sentido destruir lo que tanto ambiciona?

-Por supuesto, tenía sentido en su cabeza, de hecho es casi un plan brillante. Si quedamos en la ruina puede levantarla con todo el dinero robado, eso si mi padre hubiese confiado en él y no en cederme el control. Ningún plan es infalible, todavía cree que tiene una oportunidad de sacarme. No te tengo que decir que comiences una investigación en nuestras finanzas, es capaz de ir por mi cabeza.

-Que lo intente.- contestó Valeria con una sonrisa desafiante, era su Empresa tanto como la de Amanda y no permitía que la ambición de nadie la destruyera.

-Creo que de alguna manera papá lo sospechaba, pero no quería creerlo, será un gran disgusto.

-Tú papá no es tan frágil como crees.

-Lo cuidó como un hijo Val y este hijo de p…

-Y los hijos cometen errores.

-No lo justifiques.

-Lo importante es salvar su nombre y el esfuerzo de años, que caiga quien tenga que caer.- por eso se entendían tan bien, ambas eran implacables –Por cierto, me interesa ver los documentos que estás revisando por tu cuenta.- comentó con naturalidad pero tuvo el efecto esperado, Amanda se tensó aunque no se lo negó -¿Te importa si voy? – por toda respuesta recibió silencio y un encogimiento de hombros desinteresados. La conocía mejor que eso.


Tres días antes Ava había decidido visitar a Amanda para aclarar las cosas entre ellas. Pedir disculpas por las acusaciones que había hecho, pero no había contado con la sorpresa de su vida, encontrarse con Valeria, la amiga tan especial de Amanda, de la cual Rosa le comentó brevemente. Habían estudiado juntas, eran inseparables y que si algún día Amanda se decidía a sentar cabeza, esperaba que fuese con alguien tan sensata como la niña Valeria. Ava no contaba con la dolorosa confirmación de que ella no tendría más lugar que el de un capricho pasajero, un reto quizás, aunque al parecer ni eso. Despertaba cada día convenciéndose de que con la atracción confusa que sentía por Amanda, prefería la distancia, pero lo cierto era que no podía sacarla de su cabeza. Ni tampoco las suposiciones sobre los momento idílicos que podía estar disfrutando con Valeria.

También se negaba a ponerle nombre a la sensación de amargura que acompañaba esos pensamientos, como si no fueran celos, ridículos, pero celos al fin. Todos esos días se había sumergido en el trabajo, las charlas con Nathaniel, Rosa y a disfrutar de su hijo que era un bálsamo para su ánimo maltrecho.  Pero su etapa de negación terminó en una mañana común, cuando el objeto de sus pensamientos apareció en la puerta del despacho. Un toque ligero que aceptó con un “Adelante” y Valeria apareció frente a ella con su belleza impresionante. Ava se quedó helada de la impresión, hasta que otros sentimientos más impulsivos la sacaron del trance.

-Espero no interrumpir, Rosa me dijo que podía encontrarte aquí. Soy Valeria Mazza.- se acercó y extendió la mano con una media sonrisa, obviando el hecho de que ya se habían conocido en otras circunstancias –Antes no pudimos presentarnos adecuadamente.- al parecer no lo había olvidado del todo.

Ahora ya sabía la respuesta a la sensación ácida en su estómago, el rechazo a la perfección de la mujer frente a ella, pero se obligó a extender la mano.

-Ava Brenner.- escueta y más fría de lo que había pretendido, Valeria sonrió relajada.

-Un placer.

-Igualmente.- tan mentirosa.

-Bueno, voy directo al punto, estoy aquí por los informes. Quiero verificar algunas cosas también, Amanda me autorizó, pero también quiero contar con tu apoyo, tenemos noticias en el caso.- por primera vez Ava apartó el disgusto personal por aquella mujer y se interesó en sus palabras.

-¿Algo que influye en mi trabajo?

-Sí, mucho, Amanda ha estado ocupada, por eso vine en su lugar para darte los detalles.- dijo Valeria y observó una vez más la reacción de la joven, tensa como una cuerda y si las miradas mataran, quizás Nathaniel estaba equivocado y Amanda ciega, pero ella no.

Ava se controló, no quería sucumbir a los impulsos de gritarle que se marchara de allí, Amanda le enviaba su nueva amante, a su hermano y ella se encerraba en su torre de marfil ignorándola. ¿Por qué?¿Porque no había cedido a la primera noche en su cama? En algún punto sabía que esos pensamientos eran injustos, pero no podía evitarlo. Claramente no era tan importante, Valeria estaba allí para recordárselo, que no necesitaba esforzarse tanto para encontrar a una mujer dispuesta en su cama.

-¿Qué debo saber? – se tragó el nudo de impotencia y decepción, Valeria la miró en silencio por unos instantes manteniendo la sonrisa. ¿Y si le borraba la sonrisa divertida de una bofetada? El pensamiento la sorprendió y la descolocó, esa no era ella, no lo había sido desde que Amanda entró en su mundo para descontrolarlo todo y la estaba volviendo loca.

-Que Amanda y yo no estamos juntas.- pronunció Valeria con descuido, como si hablara del clima. Ava parpadeó confusa.

-¿Cómo dice? – reaccionó con su tono más profesional. ¿A que había ido allí?¿A jugar con ella? – La vida personal de la señorita Daynes no es de mi incumbencia.- rebatió, pero el nudo en su estómago comenzaba a deshacerse entre algo parecido a la esperanza y la ilusión.

-Merecías saber que no soy tu rival, por el contrario.- continuó sin inmutarse –Sé que Amanda te interesa de alguna manera y si hay una posibilidad de que sea un buen final para todos, ten por seguro que estoy de tu lado. Es inesperado, pero piénsalo.

-Creo que se equivoca y mucho.- logró articular, continuaba sorprendida y enojada, le parecía una broma de mal gusto –No tengo intenciones de ser una más en la lista de conquistas. Si lo que pretende es suavizar el camino para su amiga, ahórreselo.

-Si fueses una más ahora estarías en su cama.- fue la respuesta tajante –En cambio se marchó y ha mantenido la distancia y el respeto. ¿No crees que si solamente le interesara acostarse contigo estarías aquí? Tienes mucho orgullo y muchos prejuicios, Amanda no necesita comprar a nadie, simplemente te seducía y ya.- hizo una pausa en que la miró fijamente y se percató de la furia que ardía en los ojos de la joven –Comprendo que tu posición es delicada, pero como comprenderás también, Amanda es mi prioridad y no me gusta verla así.- hubo una chispa de interés, ¿así como? –Distraída, de mal humor, no la culpes a ella por algo que también quieres y elegiste negarte a ti misma. Como dije, soy tu aliada, cuando estés dispuesta a reconocer lo que sientes y tomes una decisión.- suspiró negando –Amanda me matará por esto. Realmente le interesas, lo suficiente como para que te proteja hasta de ella misma, no es solamente por tu hijo, también eres tú.

La sinceridad en las palabras de la rubia derrumbó sus resoluciones. ¿Qué podía decir a todo eso? Suspiró agotada, ¿podía confiar en Valeria? No es que tuviese muchas opciones.

-Sé que fui injusta con ella, no sé qué esperar de las personas que me rodean. Al menos Amanda no me ocultó sus intenciones.- reconoció y Valeria asintió en silencio –No sé cómo llamar a lo que hay entre nosotras, nunca me había ocurrido. Sentirme atraída por una mujer, jamás, no es tan sencillo para mí y no estoy segura de que sea algo bueno para ninguna dadas las circunstancias.- puede que no tuviese las cosas claras, al menos no completamente, pero tampoco era una cobarde que huía y negaba lo que sentía.

-En eso probablemente tengas razón, pero también sé que muchas relaciones surgen de lo inesperado. Desde mi punto de vista hay algo muy diferente en ti, puede que funcione o no, nunca lo sabrás si no lo intentas. No tienen que gustarte todas las mujeres, solo ella.- sonrió de medio lado –Solo pido que te des la oportunidad de conocerla, el tiempo dirá si vale la pena explorar esa atracción o no.

-Fui con intención de disculparme ese día.

-Y me encontraste a mí, creíste que era su amante.- no era una pregunta sino una afirmación –Desconfías demasiado.

-Tengo motivos.

-¿Amanda te ha mentido, te ha ocultado sus intenciones? – Ava negó sin palabras –Entonces no la incluyas, porque no tienes motivos, no contra ella.

-No entiendo que ganas con esto.- indagó Ava.

-Esa manera de pensar tuya es la que te mete en problemas. No. Te he dado datos que desconocías, llevas la ventaja para que des el siguiente paso cuando lo decidas. Amanda no espera nada, se distanció para evitar incomodidades, la decisión de cambiarlo es tuya.

-El plan tiene una falla, ella no quiere verme, envía a su hermano por los informes. Quizás ya perdió su interés en mí.- Valeria la miró exasperada, como si hubiese dicho el disparate más absurdo del mundo. Ava era como un erizo, llena de púas y desconfianza y esperaba malas intenciones del mundo entero. No la culpaba, pero tampoco tenía paciencia para su testarudez.

-Ya todo está dicho, queda por ti. Ahora quiero ver esos informes.

Ava reaccionó con el cambio de tema, lo prefería a continuar una conversación que le ponía los nervios de punta. Le extendió el sobre con su último informe, cuando se escucharon voces y un alboroto fuera del despacho. Acto seguido la puerta se abrió de golpe. En el silencio que siguió, se podía escuchar un alfiler caer. Andrew Daynes las observaba sorprendido, con una Rosa enfadada a sus espaldas.

-¡No puede entrar así señor Dayne! Le dije que la niña Amanda no se encuentra.-lo reprendió, pero él la ignoraba, alternando la mirada de una mujer a la otra.

-¡Cállate Rosa! Tú no das órdenes en esta casa.

Ava y Valeria se levantaron de un salto indignadas.

-¡Tampoco es tu casa para entrar en esas maneras, mucho menos tienes el derecho de dirigirte así hacia Rosa! Amanda no está, pero ten por seguro que sabrá sobre esto y no le va a gustar nada.- lo enfrentó Valeria.

-Guarda tus amenazas ridículas Valeria, Amanda no intimida a nadie.- contestó arrogante, pero su mirada continuaba sobre Ava. Valeria soltó una carcajada irónica como respuesta a su fanfarronería, pero el despliegue de machismo no le preocupaba tanto como las miradas curiosas hacia Ava. Aquello sí que era un problema grave -¿Quién eres? Tu rostro me es conocido.- le preguntó directo, sabiamente, Ava eligió mantener el silencio –Debes ser importante para que te haya traído, ¿una nueva amante quizás? – Más silencio, Ava alzó el mentón desafiante, Andrew se echó a reír –Suerte con eso, cambia de mujer como de ropa.

-Aww, pobre, ¿aún no superas que tus conquistas prefieran a Amanda? – se burló Valeria.

-¿Dónde está? – El tono amenazante y el destello peligroso tensó a ambas mujeres –Sé que el detective la visitó hoy y trajo información importante de la cual tengo derecho a saber.

-Eso pregúntaselo a ella, no sé dónde está, asumo que arreglando el desastre que provocaste.

El gesto de Andrew se endureció aún más y no hizo falta mucho para comprender que ese hombre sería un peligro, para la Empresa y la familia. Ava y Valeria respiraron aliviadas cuando se marchó con un portazo, pero con la sensación de que la guerra era cada vez más inminente.

-Esto será un problema para Amanda, ¿cierto? – preguntó Ava, percatándose por primera vez sobre las verdaderas consecuencias de su estadía allí –No pensé que la situación entre la familia…

-No es la familia.- negó Valeria –Es solo Andrew, su padre, el tío de Amanda, murió cuando era un niño y desde ese entonces la madre le inculcó que había sido culpa de Harold, el papá de Amanda, porque le exigía demasiado en el trabajo. Murió en un accidente de auto, pero no porque llegaba tarde del trabajo, sino de la casa de su amante. Harold prácticamente le adoptó como un hijo, pagó los estudios, le entregó las acciones de la compañía que pertenecían a su padre y le exigió menos que a nadie por lástima. Gracias a eso ocurrió todo esto, la pérdida de dinero. Andrew cree que la Empresa debería ser suya, su padre ayudó a fundarla, como socio minoritario, pero no está preparado ni nunca lo estará. Le gusta demasiado imitar el estilo de vida de su padre, derrochar dinero en fiestas, mujeres, alimentar su fama de playboy.

-¿Y el desastre?

-El robo no se detectó a tiempo porque no hizo las auditorías necesarias, era su trabajo y el de Thomas. De hecho, se tardaron mucho más de lo estipulado, dos meses en los que la Empresa perdió millones.- Valeria la miró con curiosidad -¿Nunca lo habías conocido? – eso explicaba por qué Andrew tampoco se había percatado de quien era Ava.

-No, ¿por qué debería? Los dioses no se mezclan con los mortales.- respondió Ava con humor, lo cual en ese caso la beneficiaba.

-A veces sí, lo cual me recuerda.- marcó en el celular a su amiga que contestó de inmediato –Tienes que venir a la mansión, Andrew estuvo aquí, de muy mal humor y buscándote. Sabe sobre el detective.- una pausa –Detalles no.- otra pausa –Sí, estaba aquí, por eso mismo creo que debes venir. Ok, te espero.

Del otro lado en el enorme escritorio Ava tuvo la certeza de que hablaba con Amanda. Entre los nervios por la situación que había presenciado, las sospechas que tenía sobre la disputa familiar y la inminente presencia de Amanda, se derrumbó en la silla. Nadie le tenía que decir que era un problema sin resolver y que se vería en medio de una guerra, donde era el peón ideal para sacrificar.

-¿Sospechan de él? – era obvio después de tanta hostilidad.

-Sí, Amanda está convencida que sí.

-No tiene sentido que intente arruinar la Empresa si lo que quiere es controlarla.

-Lo tiene, con todo el dinero robado, cuando Harold le pasara el control le inyectaba el capital y quedaba como el héroe.

-¿Y qué sucedió? – preguntó Ava sorprendida, nunca se hubiese imaginado una traición así, la cual estaría pagando de no ser por Amanda.

-Pues, que Amanda encontró las irregularidades, Harold no confiaba del todo en Andrew por irresponsable y le cedió a ella total control de la Empresa. Un fallo con el que no contaba y ahora sabe que mientras Amanda esté ahí, la Empresa nunca será suya y hasta quizás lo descubra. Como presenciaste está desesperado, utilizará cualquier cosa contra ella.

-Como yo por ejemplo.

-No te preocupes, Amanda se hará cargo, es ridículo siquiera sospechar que hayas podido robarte millones.- comentó Valeria con ironía –Ahora que te conozco, sé que nunca se equivocó contigo.- Ava se sintió pésimo, confiaban en ella, porque Amanda lo había decidido así con apenas una mirada. No existían reproches, ni siquiera cuando estaba en su casa y podía perjudicarla, a los efectos, era la ladrona que aparecía en los papeles.

-Siento que le debo demasiado, de una manera que nunca podré pagar.- murmuró resignada, su vida y sus sentimientos eran un caos.

-Algo puedes hacer.- le recordó Valeria –Darte la oportunidad de conocerla y confiar en ella. El resto, lo dirá el tiempo.