Deep Blue Sea (III)
Capítulo III
Gracias a todos por los comentarios, de verdad que animan mucho a seguir. Espero que siga gustando la historia como hasta ahora, no me gusta apresurar las cosas, sino que se den de forma natural aunque vaya un poco lento. Tenganme paciencia.
Por un instante Ava lo percibió, la tensión en el aire, el silencio que no podía calibrar detrás de esa mirada y creyó que finalmente lo diría. La razón por la cual la miraba de esa manera, la razón por la cual la había llevado a su casa, la razón que flotaba entre ellas como una corriente silenciosa. No debería existir y sin embargo allí estaba, no debería anhelarlo y sin embargo lo hacía, pero no era tan valiente para lanzarse a las aguas de algo tan profundo que amenazaba con ahogarla. Pero una vez más Amanda la decepcionó con la fría lógica apartándola, al margen de la muralla que había alzado entre ambas. Y eso la desesperaba, todas las emociones se acumularon en su pecho como un nudo y sintió como el aire se le escapaba de los pulmones. No comprendía la necesidad visceral por formar parte en el mundo de aquella mujer que apenas conocía. La necesidad de su atención, de sus miradas y de tomar lo que le ofrecía en cada una de ellas. Quería gritar, llorar y derrumbarse porque estaba sola, agotada, aterrorizada, no solo porque su vida se venía abajo, sino por la inminente locura que provocaba su atracción por Amanda. Como si toda su necesidad, su soledad, cada deseo y pensamiento solo pudiese satisfacerlo ella. Se había vuelto loca, completamente loca.
Amanda se preocupó por el abrupto silencio de Ava, un minuto antes vio asomarse la desesperación en su mirada, las lágrimas que dejaban un rastro húmedo en su mejilla y ahora nada, un vacío oscuro como si se hubiera marchado lejos de allí. Su cuerpo comenzó a temblar a pesar de estar en un estado catatónico y temió por ella, que finalmente el dique se hubiese roto ante la presión y estuviese presenciando un colapso. Se acercó, dudando si debía tocarla o no, necesitaba traerla de regreso de alguna manera.
-Ava.- susurró manteniendo la calma –Ava.- no se resistió a secar las lágrimas que fluían, a tomar el rostro ausente entre sus manos y encararla –Ava, escúchame…no estás sola y Sebástian te necesita. Vamos, hazlo por él.- y por ella que no soportaba verla así –Respira profundo y regresa, tienes un hijo que te necesita, no puedes rendirte ahora.
El nombre de su hijo hizo eco en su cabeza, era la razón de su vida le brindaba calidez a la frialdad que había entumecido su cuerpo de pronto. Eso y las manos delicadas que la sostenían y provocaban una revolución tal de sensaciones que parpadeó al instante, inspirando bruscamente el aire. Entonces se encontró con unos ojos azules cargados de preocupación, caricias suaves que secaban sus lágrimas y anhelo se transformó en un dolor punzante que fracturó su mundo. Comenzó y la impotencia se transformó en un dolor punzante que fracturó su mundo. Comenzó con un sollozo que desató el llanto desesperado y desgarrador y no tenía nada más a que aferrarse, excepto a la propia Amanda, que la rodeó con sus brazos y la sostuvo mientras su cuerpo se sacudía en temblores incontrolables. En Amanda la preocupación y la impotencia se transformaron en una rabia fría y oscura, el responsable iba a pagar porque lo destrozaría.
Ninguna se percató del tiempo, tampoco interesaba porque mientras Ava la necesitara, Amanda estaría allí. Cuando ya solo quedaban lágrimas silenciosas y suspiros, Ava se obligó a sí misma a reaccionar, considerando donde estaba y con quien, Amanda que percibió el movimiento le permitió la libertad de apartarse si lo deseaba. Pero negar lo que habían sentido en ese abrazo, sería una mentira. Protección, apoyo, la sensación de estar en el lugar correcto, con la persona correcta, emociones peligrosas que tampoco tenían garantía y podía destrozarla y que por ese instante, prefirió ignorar. Finalmente se apartó, con la sensación de pérdida absurda, que la impulsaba a lanzarse a sus brazos otra vez, estaba demasiado agotada para avergonzarse, para dar explicaciones y Amanda pareció comprender, como si la conociera de toda la vida, para ella parecía ser un libro abierto.
-Pediré a Rosa que traiga un té, o lo lleve a tu habitación.- dijo rompiendo en silencio, Ava negó, en su habitación estaría sola y sin Amanda se derrumbaría otra vez –Entonces aquí.- la llamó a través del teléfono interno y minutos después, la mujer apareció con té y galletas, un extra, intercambió una mirada silenciosa al ver el estado de Ava, pero se abstuvo de hacer preguntas y se marchó en silencio –Te hará bien, come.
Ava lo hizo, el té la relajó considerablemente y las galletas le endulzaron el paladar, un paso adelante. Amanda era una presencia sólida y silenciosa a su lado y eso la mantenía firme. Tenía la camiseta húmeda y arrugada, suspiró culpable, pero no incómoda por haberse derrumbado frente a ella, quizás porque sabía que no lo utilizaría en su contra. Como todo aquellas emociones desconocidas deberían preocuparle, porque podían hacerle mucho daño.
-Tu ropa.- logró decir en voz baja.
-Tengo más.- una respuesta relajada, simple -¿Mejor? – Ava sintió.
-Lo siento.
-Eres humana, me hubiese preocupado que la presión provocara algo peor. Ahora tendrás la cabeza más despejada para pensar, esto ha sido bueno.- otro suspiro, lo cierto era que se sentía apaleada –Puedes comenzar mañana, hoy relájate en la piscina, disfruta el día con Sebástian, hay tiempo.
-No.- respiró categórica y dejó la taza sobre la bandeja –Los números me relajan, necesito distraerme.- Amanda no estaba de acuerdo, pero no dijo nada más.
-Si no estás concentrado quiero que lo dejes, no nos podemos permitir más errores.- fue la condición.
-Lo haré.- meditó unos segundos en silencio antes de tomar valor para la siguiente pregunta –Hay algo más, ¿cierto? Algo más que…quieres de mí.- la razón le pegó una bofetada que ignoró, si se lanzaba a la boca del lobo no sería nadie más responsable que ella.
Una mirada azul llena de tormentas y oscuridad.
-Será que lo quieras dar Ava.- el tono derritió un poco el muro de hielo y desató una chispa.
-¿Tengo elección?
Amanda controló la irritación, ¿acaso estaba insinuando…?
-¿Crees que es el precio a pagar? – frialdad, la había ofendido y comprendió el error de inmediato, cuando Amanda iba a marcharse.
-No.- extendió el brazo para detenerla sin pensarlo –Lo siento, quédate por favor.- le pareció sorprenderla y sonrió –No has dudado de mí un solo segundo, me ofreciste una mano en el infierno que se ha convertido mi vida y has sido honesta en cada palabra. Te he devuelto el favor con una acusación y ha sido injusto de mi parte y cobarde.
En efecto, Amanda estaba sorprendida.
-Te he dado razones.- aceptó porque no tenía sentido mentir lo evidente.
-Por eso, has sido honesta.- le sostuvo la mirada –No entiendo por qué, no entiendo y confieso que no sé cómo actuar, pero mentiría si no digo que también quiero algo, porque lo he sentido. No puedo explicar esto, me abruma y me confunde. Yo…
Aquello era mucho más de lo que Amanda hubiese esperado, infinitamente más. Ava confiaba en ella con una confesión que la tentaba a tomarla en brazos y mostrarle, exactamente que fluía entre las dos. Pero eso sería un desastre, traicionar esa confianza, aprovechar la confusión y la vulnerabilidad, arrastrarla en algo para lo que no estaba preparada, a pesar de desearlo.
-Serás tú quien decida qué hacer con eso Ava, yo, prefiero no arriesgarme. Al parecer hay muchas cosas inexplicables en esto, demasiadas…me cuesta ser, sensata en cuanto a lo que deseo y mantener las distancias.- si le tocaba ser honesta lo sería –La primera muestra es el hecho de que estés aquí. Sebástian es una razón, la situación de la Empresa también, el resto son puramente mías y egoístas. Espero que me perdones por eso, fue inevitable. Tampoco puedo explicar el por qué pierdo el control cuando se trata de ti.- la mirada intensa fue suficiente confirmación de que era cierto –Lo que tú decidas, cuando lo decidas, lo respetaré.
¿Perdía el control?¿Qué significaba eso? No es que las palabras no fuesen claras, estaba allí porque Amanda tenía interés en ella. Manejaba la posibilidad de que fuese un capricho, seducirla, llevársela a la cama y conseguir una confesión. Podía ser parte de una estrategia bien calculada, por otro lado, era tomarse demasiado trabajo y complicaciones cuando simplemente podía enviarla a la cárcel. Sin embargo, la parte estúpida en ella que anhelaba la cercanía de Amanda, no dudaba de absolutamente nada. Ya no era una niña ingenua, aunque en aspecto de relaciones no era la más experimentada, tenía claro que con Amanda cualquier decisión podía ser un riesgo. ¿Qué estaba dispuesta a ofrecerle?¿Una aventura exótica y llena de experiencias nuevas? Trabajo, casa, ¿una relación? Ni siquiera le atraían las mujeres y allí estaba, cuestionando lo que podía ser su vida si se rendía a la curiosidad y atracción. Ya lo había dicho Rosa, no se comprometía con nadie, jamás había llevado a nadie a la casa y su situación era demasiado diferente para hacer comparaciones. No obstante, no podía negar que tener el control de lo que sucedía entre ellas le confería un poder único, aunque sabía que jamás lo utilizaría en su beneficio. ¿Lo haría Amanda? Contrario a lo que dictaba la razón, deseaba que no mantuviera las distancias. Amanda la observó en silencio, consciente de que libraba su batalla muy particular en la que no tenía derecho a intervenir por mucho que quisiera inclinar la balanza a su favor. No le haría ningún bien a ninguna. Tenía la sensación de que Ava no era de las que se conformaban con una aventura y ella no tenía más que ofrecer. Aunque la pregunta correcta era: ¿sería ella misma capaz de conformarse con tan poco de lo que deseaba?
-Creo que debo marcharme, ambas necesitamos trabajar.- dijo al fin quebrando la atmósfera y sin esperar respuesta alguna.
-¿Regresas a la Empresa?
-Sí, tengo una reunión con los accionistas, quieren un informe sobre la investigación.- le dijo poniendo distancia entre ambas, la sensación de pérdida la hizo apretar los labios.
-Oh, ¿qué les dirás?
-Que los abogados y los investigadores que contratamos y la policía están haciendo su trabajo. Tu permanencia y tú trabajo aquí es confidencial, no quiero ponerlos en sobre aviso.
-¿Crees que el estafador es un accionista?
-Será un desastre si tengo razón.- le confirmó.
-Se te da muy bien controlar los desastres, piensas en frío.- contestó Ava, que no la conociera no significa que no supiera sobre ella. Un genio financiero que había triplicado la fortuna familiar y la propia en la bolsa a base de fría lógica. Amanda le lanzó una mirada enigmática.
-Empiezo a creer que tengo debilidades.
Evidentemente.
Ava pasó el día entre papeles, comparando informes de transacciones, autorizaciones y mientras más avanzaba, más se percataba de que no sería tan sencillo. Amanda le había ordenado que se tomara el tiempo necesario para revisar cada documento 10 veces si debía hacerlo, pero que no cometiera errores, ni dejara pasar ningún detalle y eso hizo. Rosa solo la interrumpió para almorzar y fue inflexible en que lo hiciera en el comedor y no en el despacho, alegando que también debía pasar un rato con su hijo lo cual la relajó considerablemente. Después del episodio de crisis frente a su Jefa y el hecho de que ni siquiera los números hubiesen logrado distraerla de la conversación que tuvieron, le exigía el doble de concentración. Lo que sentía por ella era tan absurdo como real, surgiendo de la nada, miradas, intenciones, palabras nunca dichas, tan irónico como esas atracciones instantáneas y explosivas entre los protagonistas de sus novelas preferidas.
¿Qué dirían sus padres de semejantes pensamientos? Apenas si había cruzado palabra con ellos desde la muerte de su hermana, nunca les perdonó no haber estado allí para ella en sus últimos momentos y por esa razón no conocían la existencia de su hijo. No quería continuar su vida con las reglas que le habían impuesto, sobre como una hija perfecta debía ser y eso incluía pensamientos y una visión de la vida bastante arcaicos. Pero sorprendentemente no era eso lo que la mantenía alejada de Amanda y sus propios deseos. Sus padres y lo que pudiesen opinar no era el problema, sino el resto del universo y cada señal que le advertía el peligro y las consecuencias de ceder a los impulsos y caprichos de una relación más que prohibida. Empezando porque Amanda no tenía relaciones y ella ya no era una adolescente despreocupada a la que no le importaría ser un simple entretenimiento de cama.
A media tarde Rosa le avisó que la cena estaba lista, Amanda tenía otro compromiso y no llegaría hasta tarde en la noche. De esperarse dada la situación en que se encontraba la Empresa, aunque no pudo reprimirse el pensamiento molesto de que ese compromiso no fuese de trabajo. Tonterías, que existiera atracción no quería decir nada, no tenían una relación, ni Amanda le debía explicaciones. Así que se concentró en dar de comer a Sebástian, hasta que Rosa la sorprendió con un detalle. La habitación a su lado la habían transformado para un bebé con todo lo necesario, incluso ropa nueva. Una cuna, cambiador, juguetes, le prepararon en silencio durante el tiempo que estuvo trabajando y Ava se sintió más abrumada aún. ¿Por qué hacía todo eso?¿Por ella? Una desconocida, acusada de robo. Se sentía cada vez más atrapada y en deuda aunque el gesto fuese increíble, nadie se tomaba tantas molestias por un niño ajeno, ni siquiera los hombres se esforzaban tanto en sus intentos por llevársela a la cama. Para Ava que estaba acostumbrada a comprar las cosas de uso, en rebajas y mercados baratos, a contar cada centavo para llegar a final de mes y que Sebástian tuviese todo lo necesario y aquello era demasiado. Un derroche innecesario para solo unos días de permanencia. No podía evitar cuestionarse si Amanda intentaba comprarla a través de Sebástian.
-¿Por qué lo hace? – murmuró tensa mientras observaba la habitación –No me conocía hasta ayer. Debería haberme enviado a la cárcel y en cambio me ofrece todo esto, se preocupa por Sebástian, no comprendo.
Rosa que arropaba el bebé, la miró comprendiendo la confusión y sin respuestas, porque ella estaba igual de sorprendida. Amanda no actuaba bajo ninguna lógica conocida y eso la tenía preocupada.
-Es una respuesta que solo puede darte ella, yo cumplo lo que pide.- respondió –Es la primera vez que la veo actuar así, aunque la niña Amanda es muy justa, eres inocente y el bebé también, nunca permitiría que un niño se quede solo, sin su madre.- la respuesta intrigó a Ava, que supiera Amanda no tenía hijos, solo sobrinos –Sabe lo difícil que puede ser.
-¿Le ocurrió algo?
-Amanda es la menor, su madre murió al dar a luz, el señor Daynes quedó devastado. Por muchos meses estuvo conmigo y con su hermano Nath. Fue la consentida hasta que el señor Daynes se casó nuevamente, la niña ya no era tan joven y una mujer ocupada el lugar de una madre que nunca conoció, no fue fácil de aceptar. Por suerte la señora Laura tuvo paciencia y al menos intentó ser una madre mientras Amanda se lo permitió.
Ava tenía el corazón encogido y un nudo en la garganta. La historia de Amanda era tan similar al futuro de Sebástian, aunque ella ni siquiera lo supiera. Crecer sin una madre para una niña debió ser un golpe duro, una carencia de esas que marcan toda la vida. Nadie podía sustituir el amor de la mujer que te trae al mundo. Ni siquiera Ava, que tenía diferencias con sus padres podía imaginarlo. Se sintió avergonzada por haber imaginado todas las razones y ninguna buena. Cierto que Amanda la deseaba en su cama y no lo ocultaba, pero había mucho más en sus intenciones. Heridas profundas que revelaban a una persona, que estaba segura, el resto del mundo no conocía. En silencio abandonaron la habitación del bebé, con el monitor que Ava se llevó al despacho, trabajaría un poco más y con suerte encontrarse con Amanda, necesitaba darle el informe diario. Una excusa para el hecho de que la había extrañado todo el día y necesitaba verla.
En la mañana Amanda se obligó a marcharse a la Empresa, Ava no necesitaba su ayuda, ni su presencia, lo había dejado muy claro, que sea lo que fuese que había entre ellas, no estaba dispuesta a lanzarse a la deriva. Sensato e irritante, la lógica con la que debía pensar y no lo hacía. Cruzarse de brazos, contenerse y respetar las distancias le parecía una situación de un mundo paralelo. Huía de las complicaciones y teniendo en cuenta que la situación de Ava era la mayor de todas, la necesidad de rendirse al capricho era ajena y sorprendente. La reunión con los accionistas fue breve, todos estaban presentes, incluido su hermano Nathaniel que había aparecido de sorpresa y su primo Andrew, Vice-Presidente de la Empresa. No se irían a la quiebra porque la fuga de capital fue en cantidades manejables que se reponían cada mes, pero estaba en juego el prestigio y las acciones que podían caer si no se atrapaba el culpable y ofrecían seguridad a los clientes.
Los investigadores privados estaban sobre el rastro de las empresas fantasma, pero cada pista se quedaba en un callejón sin salida. Un pronóstico nada alentador, razón por la cual no quiso extender mucho más la reunión. Al finalizar, Nathaniel y Andrew la acompañaron a su oficina, su primo sobre todo no había estado particularmente feliz con su presencia, por supuesto, siempre creyó que su padre le cedería el control cuando se retirase. Pero eran circunstancias especiales y sabía que la intuición de Amanda podía revelar mucho más que la rigidez de Andrew.
-Estamos al borde de una pérdida mucho mayor si se revela el robo. Creí que a estas alturas tendrías respuestas.- le soltó una vez instalados frente a ella.
Aquel tipo de comentarios no era inusual en Andrew, sobre todo con ella a quien consideraba una usurpadora de su lugar por derecho. Si no le había respondido era por respeto a su padre y por evitar una situación mucho más delicada para la imagen de la Empresa, mala suerte que ese día no estuviese de tan buen humor. Nathaniel intercambió una mirada serena con ella, llamando a la paz, pero Amanda no estaba de ánimos para ser diplomática.
-Cada uno hace su trabajo como puede, no estuviéramos en esta situación si como segundo hubieses tenido control sobre la Empresa. Saber lo que ocurre aquí es tu responsabilidad, no la mía. No olvides que fui yo quien descubrió la irregularidad desde el otro lado del mundo.
Su padre le había enviado un informe para sugerencias en el mercado cuando descubrió el patrón de transacciones inusuales y las envió a investigar. Andrew que no esperaba la respuesta directa, demasiado acostumbrado a su silencio, se quedó tenso.
-No creo que ciertas actitudes resuelvan el problema.- intervino su hermano con paciencia. Nathaniel poseía la serenidad de su padre, verdadera calma, mientras ella escondía su temperamento fuerte bajo una capa de control gélido –Todos queremos llegar al fondo de esto, tenemos mucho que perder.
-La culpable continúa libre, ahora que está despedida puede desaparecer con ese dinero. Debiste consultarme, Thomas me dijo que ni siquiera le permitiste estar presente.- contratacó su primo. Amanda curvó los labios en una sonrisa fría, sabía que Thomas era el ratón de su primo, razón por la cual lo mantenía al margen.
-No se ha hecho una denuncia formal, por tanto no hay motivos para detenerla sin revelar todo el asunto de la estafa. Según explicaron los investigadores, esperan que los guie hasta los verdaderos culpables de todo esto.- contestó a duras penas manteniendo el control.
-¿Qué más necesitan? Todas las pruebas están ahí.- tanta insistencia hizo que Amanda alzara una ceja intrigada.
-Yo me limito a dirigir la Empresa y los detectives hacen su trabajo. Estoy aquí para recuperar pérdidas y evitar que ocurra otro desastre. Desde hoy todos están bajo auditoría y evaluación, cada departamento y me refiero a todos, eso te incluye Andrew, a ti y a Thomas.- anunció con frialdad, Andrew enrojeció de ira.
-Amanda.- su hermano la miró interrogante. ¿Pretendía provocar una guerra?
-No te atreverías.- fue la respuesta airada de su primo, que al parecer se creía por encima de las reglas en la compañía.
-Estamos investigando todo y hasta nuevo aviso, cada persona en este lugar es sospechoso. Tú estabas aquí en la Empresa, esto sucedió bajo tu supervisión y la de Thomas durante meses mientras mi padre estuvo enfermo.- la dureza en su tono se transformó en hielo ártico, allí se jugaba con los intereses de su familia -¿Sabes por qué no lo viste? Porque has estado demasiado ocupado en cenas y fiestas de alta sociedad con amantes nuevas. No es mi problema en que derrochas tu dinero, pero si el que se pierde en la Empresa. Las auditorías son tu responsabilidad cada dos meses, yo las hago incluso cada mes, la última fue hace 4 meses, mucho después que comenzara el desvío de dinero. ¿Cómo es que te percataste del dinero perdido? Mi padre confió en ti y se perdieron millones, por eso fue tu responsabilidad y si no estás apto para ella, entonces tampoco para la posición y el salario desmesurado que cobras.
-¿Quién te crees que eres Amanda? Llegas y cuestionas todo cuando tuve que cargar con el peso de la compañía y también ser quien daba la cara para publicidad.- Andrew se había puesto de pie y la encaraba furioso.
-Todos lo hacemos y ninguno ha perdido millones. De eso se trata, de saber llevar el control de un negocio multimillonario, trabajar bajo presión y mantenerlo a flote. ¿Thomas también olvidó la auditoría?¿Ambos? esa clase de errores cuesta muy caro, mantienes tu posición por tu capacidad, no por ser familia, estás bajo las mismas leyes que el resto.- contestó manteniendo la calma y su posición relajada en el asiento ejecutivo –No habrá preferencias.
-¡He trabajado muy duro por llegar aquí y no lo voy a perder por tu ambición sin límites! – le advirtió furioso.
-¿Mi ambición? – soltó una carcajada irónica –Tienes que estar bromeando, olvidas que no soy segunda de nadie, que me hice mi camino sola, fundé mi propio negocio y no dependo ni siquiera de la riqueza familiar. Esa acusación es tan ridícula que ni tú te la crees. Es mi última palabra Andrew, si no estás capacitado para llevar la compañía con toda la responsabilidad y sin arruinarla, te vas. Las auditorías comienzan hoy, te sugiero que pongas en orden tus papeles y los entregues. Revisaré cada departamento personalmente.
-¿La apoyas en esto? – preguntó Andrew a Nathaniel que había permanecido en silencio por algo obvio –Por supuesto, jamás esperaría otra cosa, por eso se comporta como lo hace, arbitraria y arrogante.
-Mi arrogancia no perdió millones.- una respuesta sarcástica.
-Amanda, es suficiente, ya estableciste tu punto.- la corrigió su hermano, le sorprendía que respondiese a las provocaciones de esa manera –Andrew, es el procedimiento correcto y necesario, nadie está haciendo amenazas, que seamos familia no te da privilegios, nadie los tiene en una situación tan delicada. Como tú, Amanda se ha ganado el lugar y el crédito para tomar esas decisiones y papá confía en su criterio como yo. Si se han hecho las cosas bien no veo que tu preocupación tenga sentido, ni las acusaciones tampoco.- le señaló con calma aunque estaba claro que si se habían cometido errores.
-¡Este lugar es mi herencia por derecho!!He puesto muchos años de esfuerzo en la compañía Amanda y me dices que soy un incompetente!
-No, eres socio minoritario por las acciones de tu padre, pero tu posición no depende de eso. Entiende Andrew que estás tomando esto de manera personal y no lo es. Si otra persona cometía este error, como la joven que tuve que despedir, estaría ya en la calle. Sin embargo tú conservas el puesto, incluso Thomas a pesar de ser responsables.- lo corrigió Amanda, la situación la irritaba cada vez más, ¿Quién se creía que era? Ava estaba en la calle con un bebé y él se quejaba porque no le cedieron el control de la Empresa –Pasarás la auditoría, como todos y si existen otros errores que propiciaron esto, considérate despedido. Tus datos, los espero con mi secretaria en menos de una hora.
Consciente de que la batalla estaba perdida Andrew decidió retirarse sin mediar palabra. Por el momento los dejaría creer que tenían el control de todo. La auditoría de Amanda era una inconveniente con el que no contaba, pero era muy sencillo de solucionar. La orden de auditoría aparecería entre los documentos de Thomas como que había sido emitida, pero nunca se realizó por su negligencia, aunque a los ojos de Amanda eso no lo exoneraba de nada. Perra.
-Eso, ha sido un movimiento estúpido, impropio de ti Amanda. ¿Se puede saber en qué estás pensando enfrentándolo así? – fue Nathaniel quien rompió el silencio desconcertado –Lo has puesto en sobre aviso.
-Llevo años en silencio observando como ese payaso se hace con el control y pide aumentos de salario por el trabajo que hacen otros y todo porque papá se siente responsable por la muerte del tío. Y mira donde la compasión lo llevó.- respondió con crudeza lo típico en ella.
-Y elegiste este instante para comenzar a lavar trapos familiares, cuando tenemos una espada de Damocles sobre la cabeza. ¿Qué sucede contigo? Tiene que haber algo más, de lo contrario no revelas tu plan así.
Su hermano la conocía bien, demasiado bien y era el único en quien podía confiar en esas circunstancias.
-Estoy llevando una investigación por mi cuenta, encontré una pista que me puede dar las respuestas que necesitamos.
-¿Ahora juegas a los detectives?
-No, pero no puedo permitir que esto se quede así.- que Ava fuese a la cárcel por un crimen que no cometió –Encontraré al responsable de esto, papá estuvo al borde de la muerte y lo haré pagar Nath.- fue una declaración sin remordimientos y no se sorprendió.
-¿De qué me hablas?¿No tienes ya la evidencia de un culpable?
-Los desvíos comenzaron hace 6 meses, no 5 como todos creen. Encontré dos transacciones escondidas de las que no hay registros tampoco, es muy probable que al ser las primeras sean las órdenes originales y encuentre quien firmó y autorizó todo. Quien nos robó probablemente no tenía intenciones de llegar tan lejos, pero supongo que la ambición pudo más.- le explicó –Las actuales están firmadas y autorizadas por Ava Brenner, pero ella fue contratada 5 meses atrás. Sospecho que con toda intención de ser el conejillo de indias, si escarbo lo suficiente estoy segura de poder encontrar quien la recomendó. Ella tenía el perfil perfecto para justificar el robo, deudas de hospital, de universidad, soltera, ajena a la ciudad.
-Entonces ya la juzgaste como inocente.- afirmó Nathaniel –No crees que vaya a guiarnos hasta los culpables como has dicho.
-Por supuesto que no, ella es la cortina de humo. Pero prefieren seguir su rastro porque nadie tiene idea de cómo sucedió algo así.
-La despediste para evitar que la detuvieran.- Nathaniel sonrió, esa era la cualidad que convertía a su hermana en un genio de los negocios. Siempre iba un paso adelante.
-Hice más que eso.- confesó seria, por el tono supo que estaba a punto de escuchar algo que no le iba a gustar –Es ella quien está revisando los documentos y para mantener la seguridad la he llevado a casa. Nathaniel la miró como si le hubiese salido dos cabezas, completamente serio, en su favor pudo decir que mantenía la calma.
-¿Qué hiciste qué?
-Tiene sentido, es la más interesada en descubrir la verdad, de lo contrario terminarán encerrándola y no quiero eso sobre mi consciencia.
-Ya ocultas información Amanda, algo así puede desacreditarte. No conoces a esta persona, dime que sabes lo que haces.
-Quiero atrapar al culpable Nathaniel y sabes que haré todo lo necesario.
-Eso no responde a mi pregunta.
-Lo sé, pero es la única respuesta que puedo darte.
-Si Andrew lo descubre, lo usará contra ti y ni hablar de cuánto más la vas a perjudicar a ella.
-Cualquiera que insinúe que robé el dinero de mi padre es un estúpido.
-Sí, pero será otro escándalo que no necesitamos, otro disgusto que papá no necesita.-Directo al punto en el que no le podía negar la razón, sobre todo porque estaba en lo cierto. Su comportamiento irracional hacia Ava la distraía, sin hablar de las decisiones que había tomado sobre lo que sentía por ella, la censuraría mucho más si lo supiera.
-Intento hacer lo mejor para controlar el desastre Nathaniel, ¿Crees que a los socios les importa a que mujer me llevo a casa?¿O están más pendientes de cómo les mantengo seguro su dinero y la compañía a flote? Dime, ¿de qué manera vamos a salir ilesos de esto si las acciones bajan?, será la ruina y papá, no quiero ni pensarlo. Acepto tus ideas si son mejores.- le dijo esperando con la mirada fija y la espalda recta sobre la silla -¿No? Eso imaginé. No voy a permitir que papá pierda todo por lo que ha luchado, no hago esto por mí.- quizás también lo hiciera por Ava.
-Lo sé Amanda.- aceptó y le tocó reconocer que él no tenía su visión y capacidad para manejar algo así, no a esa escala, además de la responsabilidad. Mucho tiempo atrás decidió que a pesar de ser el mayor, no le interesaba dirigir el negocio familiar y si tener una vida más tranquila, como Arquitecto en Jefe estaba perfectamente cómodo, sin embargo Amanda, era como si hubiese nacido para ello -¿Te importa si lo compruebo por mí mismo? Me refiero a conocer esta chica, revisar los informes yo también.
Amanda asintió a pesar de que estaba tensa. Si Nathaniel la veía cerca de Ava notaría al instante la atracción entre ellas. De hecho, fue él quien la hizo consciente de su atracción por las mujeres, cuando ella aún se debatía con sus dudas.
-Bien, iré mañana y almorzaré en casa, avisa a Rosa.- le dijo, era un margen de tiempo para advertir a Ava -¿Algo más que deba saber?
-No, nada más perjudica la compañía.- solo a ella y a Ava si se veía atrapada en el medio de la tormenta.