Deep Blue Sea 25
Capítulo 25
En las semanas que siguieron se desató un caos. Amanda, Valeria y Ava como la modelo de la nueva colección, trabajaron a tope. Por supuesto, eso no impidió que la pareja continuara su luna de miel, disfrutando de momentos a solas y con la familia. Finalmente decoraron la habitación de Sebástian y Amanda visitó por primera vez una tienda de bebés con él y su madre, ese día Ava llegó a la conclusión de que no la podía dejar sola. Peluche que el niño agarraba, peluche que Amanda quería comprar, era tierno y desesperante a la vez y a Ava se le derretía un poco más el corazón cuando los veía juntos. No por nada se convirtieron en la familia favorita de la prensa, que hicieron una tormenta la primera vez que Sebástian salió con ellas, el niño reía y decía adiós a los fotógrafos que estaban encantados con él.
En el tiempo libre Ava se reunió un par de veces con su madre en un intento de al menos recuperar algo de la que fuese su relación familiar y tuvo que reconocer que había estado equivocada en muchas cosas. Cecilia también tuvo una vida difícil con su padre y no era para nada, o quizás había cambiado con los años, el ogro que su hermana describía y que ella misma tenía de imagen. Su madre las amaba, aunque no siempre lo supo demostrar y resultó ser una abuela modelo para Sebástian. La pelirroja decidió que a pesar de las diferencias, el bebé merecía tenerla en su vida. Amanda también las acompañó un par de veces, porque era así de protectora y porque apoyaba a Ava en su decisión de recuperar a su madre, hasta donde fuese posible.
El modelaje no fue la tortura que imaginó, sospechaba que mucho tenía que ver con Amanda y Valeria, pero una vez que superó los nervios del inicio, lo disfrutó. Quien le iba a decir que su experiencia como bailarina le serviría de algo. Las joyas eran maravillosas y Ava hizo todo lo posible por desplegar la elegancia y sensualidad que merecían. Una tarde en particular Amanda fue a presenciar la última sesión, una sorpresa agradable y la primera vez que Ava presenció un ataque de celos, sutil, pero aún así ataque de celos. Cierto que el fotógrafo, un joven talentoso y atractivo, parecía tener un crush repentino, coqueteaba con ella cuando tenía la oportunidad y a veces cruzaba un límite o dos con algún roce, señalando las posiciones que quería, pero nunca más allá. Ava pasó su juventud tolerando hombres más agresivos y no quería dar la impresión de ser una diva malcriada y favorecida por su novia, quejándose en su primer trabajo. Para su mala suerte no se percató que Amanda los observaba desde las sombras del set, ni siquiera ella la había visto. Los comentarios sobre el bonito cuerpo, lo sexy, hermosa y natural, más el futuro prometedor iban de foto en foto y Ava simplemente le sonreía con educación.
La paciencia de Amanda llegó al límite en un minuto, no le molestaban los halagos, pero si las libertades y los toques “accidentales” ya había presenciado más de una vez, eso de los celos era algo nuevo y bastante desagradable. La solución fue una mirada gélida de Amanda al fotógrafo que palideció y se mantuvo estrictamente profesional. Incluso sugirió un par de tomas juntas que quedaron espectaculares con el vestido y las joyas de Ava y el traje ejecutivo de pantalón que llevaba Amanda, que la sorprendió en una de las fotos con un beso al que Ava se rindió. Para la pelinegra, tan reservada y protectora de la privacidad entre ellas, ese beso era una declaración de intenciones y como no, posesivo. La verdad es que formaban una pareja atractiva y elegante.
Por otro lado la noticia de que el proceso de adopción avanzaba sin traba, su familia estaba feliz, aunque el padre de Ava no se había reunido con Hamilton el abogado, tampoco se había pronunciado en contra. La pelirroja tenía el presentimiento de que el otro zapato estaba por caer.
-Está planeando algo, lo sé.- le dijo a la pelinegra cuando Hamilton llamó para informar que Henry Brenner no respondía sus mensajes e intentos de comunicación.
Claramente el hombre se creía con el poder y jugaba con la desesperación de Ava, así que le ordenó a Hamilton desistir del contacto y simplemente esperar. Dos podían jugar ese juego. La respuesta llegó una semana más tarde cuando Brenner solicitó reunirse con ella, ni siquiera con Ava, primero en su oficina, a lo que Amanda se negó y le dijo que si quería un encuentro que llamara a su secretaria e hiciera la cita. Y así se encontraban cara a cara en el despacho de Amanda que lucía relajada en su silla bajo la mirada inquisitiva y calculadora del hombre. Tenía que reconocer la presencia intimidante y la frialdad en sus ojos, pero Amanda se enfrentaba a hombres como Henry todos los días y para beneficio propio, este era un suegro del que no necesitaba ganar aprobación ninguna. Evitó la sonrisa satisfecha y esperó paciente a que Henry revelase los motivos de su visita, mientras el intercomunicador anunció una llamada entrante que respondió ante el silencio.
-¿Sí? – era su secretaria.
-El Presidente de Tiffany confirmó su llegada dentro de 30 minutos.- le anunció por el altavoz, Amanda decidió que no iba a posponer sus negocios por nada del mundo.
-Que sean 45 minutos, te disculpas de mi parte. En cuanto llegue me avisas.- cortó la llamada y regresó la atención al abogado. Su expresión no delataba nada, pero el que intencionalmente le hubiese puesto un límite de tiempo a su visita de seguro que no le asentó bien –Su turno.- le indicó y su suegro comprendió que estaba frente a una persona que no lo consideraba digno de su tiempo.
-Seré directo. Tengo intenciones de disputar la custodia de mi nieto, considero que mi esposa y yo podemos darle una mejor vida, una familia.- entonó con la misma emoción de quien habla del clima. La mención de Cecilia en todo eso apuntaba a dos opciones. Que la mujer estuviese mintiendo a Ava, o que el imbécil era lo suficiente arrogante para creer que tenía control sobre su esposa. Decidió ir con sus instintos y como en el póker, reconocer el comentario por lo que era, una cortina de humo para obtener el control de la situación.
-Ya, ¿una familia y una vida como la de sus hijas?- respondió con el mismo tono desinteresado.
-No creo que nadie pueda cuestionar eso. Mis hijas tenían todo y decidieron marcharse, fue su decisión.- dijo con dureza y Amanda hubiese creído el acto de padre abnegado, si no fuese capaz de leer la frialdad calculadora en su mirada.
-Un padre más preocupado hubiese buscado a sus hijas menores de edad y las llevaba a casa.- cruzó las manos sobre la mesa –En 30 minutos tengo una cita, ahora dígame, ¿por qué está aquí realmente? Los dos sabemos que nunca le importaron sus hijas más allá de la imagen que daban, menos el nieto que no sabía que existía y su esposa lo dejó. Lo sé porque almorcé con ella ayer, en resumen, muestre las cartas de una vez, mi tiempo vale oro.- le soltó sin contemplaciones y con provocación deliberada, no iba a manipularla.
-Bien, 5 millones para mi campaña, ese es el precio.
-Ah, ya ve que no fue tan difícil.- y es que no podía evitar el sarcasmo -¿Y qué le hace pensar que voy a darle ese dinero? – preguntó con el mismo desinterés –Tenía la impresión de que me encontraba frente a un hombre inteligente, hasta hoy al menos lo ha sido. Imagine como influirá un escándalo familiar en su nueva campaña.- le regresó la mirada fría, no le gustaba el chantaje, de hecho, reaccionaba muy feo –Le sugiero que se mantenga lejos de mi familia, porque Ava será mi esposa y Sebástian mi hijo y haré lo que sea necesario para protegerlos. Busque otra causa para su campaña.- la advertencia fue clara y directa, no iba a obtener dinero porque de ese ella tenía uno más. Sin embargo, obtuvo una reacción interesante, no le asustaban las amenazas, pero si se había puesto tenso cuando afirmó que Ava sería su esposa.
-No voy a permitir que un nieto mío crezca en un ambiente como el suyo.- dijo con desprecio.
-¿Un ambiente como el mío?¿De amor y familia? No sabe lo que es eso ni aunque le baile en la cara.- contestó con inocencia deliberada, iba a resultar que su suegro era homofóbico.
-De perversión.
-Buena suerte alegando la carta discriminatoria en una corte, siendo abogado asumo que sabe el efecto que tiene.- dijo casi divertida y miró el reloj de pared. Hora de ponerse seria –Su tiempo se terminó, ya hice las sugerencias necesarias, si no las toma está advertido. Valora que vale más, si su ego o su carrera. Porque si ataca a mi familia, así sea con una mala frase, los 5 millones serán para hundirlo. Que tenga un buen día.-lo despidió sin mirar y atendiendo la llamada que anunciaba la llegada de su próxima cita. Su Secretaria se merecía un aumento por lo oportuna. Sin mediar otra palabra y claramente furioso, Henry Brenner se marchó. Amanda no abusaba de su posición y dinero si podía evitarlo, pero cuando se trataba de las personas que amaba no dudaba en lo absoluto. Y a pesar de su arrogancia Henry entendió que tenía el poder de arruinarlo si se lo proponía. Ese día más tarde en la casa y con Ava entre sus brazos, a la que sorprendió con una sesión intensa de besos cuando llegó, le contó sobre la conversación.
-No me sorprende lo que hizo.- comentó la pelirroja resignada -¿Crees que intervenga?
-No.- fue la respuesta absoluta –Lo de hoy fue una prueba, quería medir a quien tenía de adversario. Creo que imaginó que por ser mujer podía intimidar más fácil. Advierte a tu madre que quizás vaya contra ella.
-Mi madre conoce muchos secretos.
-Supongo que si sobrevivió todos estos años junto a él es porque sabe protegerse. De todas formas, si necesita algo que no dude en pedirlo.- ofreció Amanda, su suegra daba la impresión de ser una esposa de adorno, frágil y manipulable, lo cual estaba convencida de que era una imagen fabricada muy a propósito.
-De todas formas la llamaré para que sepa.- Ava hizo una pausa y depositó un beso en el cuello a su alcance -¿Es posible que este sea el inicio de una vida tranquila y feliz? – preguntó esperanzada. Amanda la miró con una sonrisa y la besó en los labios, luego mordisqueó y tomó su boca por asalto hasta que Ava olvidó las dudas y preocupaciones.
-Esa vida comenzó en el mismo instante en que decidí que fueras mía.-contestó con una sonrisa satisfecha.
-Que arrogante.-se burló Ava, pero no tenía argumentos contra eso porque era cierto. Al inicio de su relación podía haberle molestado un comentario así, ya no, no cuando Amanda la miraba como si fuese lo más preciado en su mundo. Las narices rozaron juntas en un juego y besos robados porque era imposible no tocarse.
-Te amo.- dijo Amanda y el corazón de Ava saltó varios latidos, porque ese susurro estaba cargada de absoluta devoción. Le acarició el rostro con ternura a esa mujer que era suya, hermosa, leal y protectora. De pocas palabras pero con un corazón enorme, que la amaba y la hacía sentir la persona más afortunada del mundo.
-También te amo, siempre.- respondió con la misma intensidad.
…………………………….
Meses de trabajo, desvelo y estrés, pero todo había valido la pena por estar en ese instante. Ava estaba radiante en la gala de presentación de la nueva colección, de la cual ella era la modelo. Con un vestido blanco sin hombros y el cabello recogido en un dibujo elegante que lucía el cuello, un collar de la colección a juego con brazalete, pendientes y por supuesto, su anillo de compromiso. Estaba abrumada por la atención y a la vez encantada por los elogios, aunque algunos no fuesen tan sinceros le daba igual. Nada podía empañar esa noche cuando tenía muchos motivos para estar feliz. La adopción de Sebástian estaba completa, su padre no intervino y se mantuvo lejos de la familia y su madre que la acompañaba esa noche, con toda la familia Dayne, tuvo mucho que ver con eso además de Amanda. Amanda tenía que cumplir su papel de anfitriona y mujer de negocios, pero cuando no estaba a su lado, sus miradas se buscaban y encontraban cada vez que tenían la oportunidad. Además de que nunca estaba sola, siempre se las arreglaba alguno de ellos para estar a su lado.
En ese instante Valeria, Andrea la esposa de Nath y Ontari la rodeaban monopolizando el espacio para darle un respiro. La cantidad de personas que se acercaban a saludar, presentarse con propuestas de trabajos futuros y halagos era increíble. Actrices, cantantes, políticos, escritores, J.K Rowling la había saludado y Ava se contuvo para no dar saltos como una adolescente. Aquello la superaba y es que el impacto de ver por primera vez su rostro en una valla gigante fue un golpe de realidad, era conocida en el mundo entero, una celebridad y todavía le costaba asimilarlo. A veces se sentía como voyeur cuando miraba alrededor del salón y su rostro estaba por todas partes, Amanda se había reído cuando se lo comentó, además de que su respuesta de apoyo la derritió.
-Eres hermosa, yo lo sé y ahora el mundo lo sabe. Te mereces eso y mucho más.- le dijo con un beso discreto en la mejilla porque había prensa y personas importantes y a pesar de todo, preferían mantener su relación privada. Y todo seguía siendo increíble.
Ontari que acompañaba a Valeria a la gala, le entregó una copa de agua con limón para refrescar. No se vería bien si terminaba ebria, le agradeció con una sonrisa y observó como de inmediato la mujer se posicionaba junto a Valeria, que se colgó de su brazo en un gesto natural. Las dos progresaban en su “amistad” a paso lento pero seguro y a nadie engañaban con las sonrisas cómplices y las miradas de anhelo. Amanda estaba particularmente feliz porque Valeria era feliz y viceversa. Su vida de pronto se había transformado en una novela romántica y llena de clichés.
-Ah, Amanda va a dar el discurso de apertura.- anunció Andrea y acto seguido la pelinegra, en un traje de pantalón y chaqueta blanco, subió al pequeño podio improvisado. La música y las conversaciones se detuvieron al instante.
-Buenas noches a todos y gracias por estar aquí.- saludó de inicio y comenzó los agradecimientos a la Empresa, los trabajadores, el equipo de preparación y en general los involucrados –En este caso, la diseñadora que soy yo.- bromeó y causó risas entre el público –A mi familia, papá, quien me ha guiado hasta donde estoy hoy y me enseñó cada cosa que sé. Mi hermano Nath por su apoyo, junto a Marcela y Andrea, Valeria, mi hermana, socia y compañera en crímen.- alzó la copa en dirección a la rubia que respondió de igual manera -Y por último, a mi hermosa prometida que me ha acompañado en este viaje y ha sido la musa que ha inspirado mucho de lo que verán hoy. Ava.- agregó con una sonrisa conectando sus miradas –Por ella y para ella, les traigo una sorpresa.- se escucharon murmullos en la multitud de sorpresa, Valeria sonrió divertida y Ava alzó una ceja intrigada –Ava tampoco lo sabe, lo siento cariño.- se disculpó nada arrepentida pero por el término cariñoso ya estaba perdonada. Otra sorpresa.
-¿Tú sabías sobre esto? – preguntó Ava a Valeria que le dio una sonrisa enigmática -Por supuesto que sí.- afirmó la propia pelirroja.
-Quizás.- respondió la rubia.
-Por ahora disfruten de la colección y más tarde revelaré la sorpresa.- concluyó riendo cuando se alzó un coro de protestas –Créanme que valdrá la pena, mujeres, que sus esposos que preparen la chequera.- se despidió e hizo una línea recta hacia Ava que la esperaba impaciente.
-¿Una sorpresa? – inquirió cuando la tuvo de frente.
-Sí, una sorpresa.-contestó rodeando la cintura con un brazo y atrayéndola –Quiero marcharme a casa.- le susurró al oído –Con ese vestido te ves hermosa.- besó el lóbulo de la oreja y Ava se estremeció en un sonrojo, no pudo hacer más que lanzarle una mirada de advertencia, otro error porque Amanda la miraba con ojos oscurecidos de deseo. La mujer era un maldito peligro. Por suerte la llamaron unos invitados, pero no se alejó sin antes robarle un beso que acumuló sensaciones a las que ya le recorrían el cuerpo. Cuando miró a su alrededor, toda la familia Dayne la observaba con una expresión divertida, excepto Valeria que sonreía con pura malicia.
-Ni se te ocurra.- le advirtió y la rubia, que la molestaba incansable porque no podían mantener las manos lejos la una de la otra, soltó una carcajada y la dejó en paz por el momento. Amanda se tuvo que marchar otra vez y ella quedó en conversaciones con su madre, pero dicha paz duró muy poco.
-No puedo creerlo.-dijo Andrea a su lado entre sorpresa y enojo.
-¿Qué? – preguntó Ava siguiendo la línea de visión con todos.
-¿Qué rayos hace ella aquí? – siguió Valeria más que enojada y Ava se convenció de que lo que fuese no le iba a gustar. Localizó a Amanda de quien solo podía ver el perfil y como no, también a la rubia que se había colgado de su brazo y estaba demasiado cerca. Fue el turno de Ava para enojarse.
-Alguien explique por favor.- pidió llegando a la conclusión de que la única ignorante era ella y eso no mejoraba su ánimo. Las tres mujeres intercambiaron miradas, incluida Ontari.
-Una ex de Amanda.- contestó Valeria lo cual explicaba un poco la reacción pero no toda, así que esperó por el resto –Ella es mucho mayor, estaba casada cuando se conocieron y Amanda muy joven, 20 años. La sedujo, hizo promesas y le rompió el corazón.- el resumen perfecto para decir que esa mujer había sido su primer amor, el que la marcó de por vida. A pesar de los celos y la impotencia se obligó a respirar y observó a la pareja notando los cambios sutiles. Amanda estaba rígida y fingía las sonrisas, manteniendo las distancias, no queriendo causar una escena. Lamentablemente Ava tampoco podía hacerlo. Le dolía que Amanda no le hubiese contado, cierto que el tema de las ex nunca salió a discusión, demasiado envueltas en su burbuja de felicidad. La clase de fantasma que ninguna mujer deseaba y estaba a oscuras, además, era el pasado de Amanda y algunas batallas se tenían que librar a solas.