Deep Blue Sea 23

Capítulo 23

La decisión fue difícil. Cuando Amanda se reunió con su padre y su hermano para discutir lo que habían encontrado, por muy indignados que estuvieran la solución era una sola. Por eso estaban los tres y Ontari como invitada especial, nuevamente en presencia de los inversionistas reunidos alrededor de la mesa presidida por Harold. Amanda no estaba contenta, pero lamentablemente a veces se necesitaban decisiones frías y convenientes por mucho que les gustaría hacerlos pagar.

-Buenos días señores, iré al punto porque todos tenemos asuntos que atender. Como ustedes saben hemos estado llevando a cabo una investigación discreta sobre el dinero perdido y finalmente tenemos un resultado sólido. Amanda tendrá la palabra.- la sala permaneció en silencio y la ejecutiva hizo el punto de mirar específicamente a Enrique Mazza –La Detective Queen se encuentra con nosotros como testigo de esta conversación y dependiendo de la decisión que tomen se hace oficial o no. En las carpetas frente a ustedes están las copias de lo que voy a presentar.- anunció y los 15 hombres alrededor de la mesa se apresuraron a leer los papeles. Amanda sonrió con placer cuando Enrique le lanzó una mirada fría, claro que había reconocido el nombre de la ex novia de su hija. Paso a paso explicó la conexión entre las dos empresas fantasmas asignadas a la cuenta de Suiza y finalmente el nombre del representante –Como pueden ver, el CEO de la última empresa y dueño de la cuenta está presente en esta mesa. Algo muy estúpido si me preguntan, pero hey, no todos los estafadores pueden ser brillantes. Gracias a Dios.

-¡Esto es falso!!No tengo nada que ver en la estafa, alguien me tendió una trampa! –gritó Charles Mazza golpeando la mesa.

-Supuse que dirías eso.- continuó la pelinegra como si la interrupción careciera de importancia –Bajo una investigación federal, le dinero que todavía está en la cuenta fue congelado y el Banco Suizo entregó los documentos con tu firma de cuando abriste la cuenta y donde figuran ambas compañías que utilizaste para estafar. Son las siguientes páginas.-los rostros alrededor de la mesa iban enrojeciendo de rabia y Charles palidecía en contraste –Las pruebas están frente a ustedes señores.- sabiamente el acusado permaneció en silencio, cualquier cosa que pudiera decir sería utilizada en su contra y estaba atrapado. También captó el intercambio de miradas con Enrique que permanecía impasible y eso confirmó sus sospechas. Estaban juntos en eso, con la diferencia de que al padre de Valeria nunca podrían probárselo –Si se comienza una investigación estoy segura de que encontraremos algo mucho más complejo y otros culpables.- esbozó una sonrisa cínica hacia la mesa –Pero nadie quiere un escándalo, sería la ruina y ya la empresa nada en deudas. Así que lo más lógico será llegar a un acuerdo dentro de esta  sala.

Cuando tomó asiento al lado de su padre las voces se levantaron y comenzó el debate. La mayoría pedía la cabeza de Charles y la devolución del dinero robado, la menos del que era responsable, pero todos estaban de acuerdo en que la noticia no podía salir de allí. Para satisfacción de Amanda, Enrique recibió su buena dosis de insultos y la mirada del hombre indicaba lo furioso que estaba. A fin de cuentas el ladrón era de su familia y más de uno intuía que también estaba involucrado. Como conclusión, Charles fue expulsado del grupo inversionista y tenía que cortar toda asociación con la Empresa. El abogado corporativo, Hamilton, le entregó los documentos a firmar para el traspaso de las acciones que tenía al fundador de la compañía y un documento para la privacidad de información. Acto seguido Amanda indicó una vez más a Hamilton que entregó otro documento.

-Todos los que estaban muy convencidos sobre la culpabilidad de mi prometida, van a firmar. Como verán, las fechas en los documentos la exoneran de cualquier responsabilidad en estas acciones. Claramente alguien aquí se encargó de desviar la atención hacia ella y ocultar el verdadero culpable.-concluyó con frialdad –Solo para que sepan, encontramos dos empresas pero al menos existen unas 10 más, lo que significa que probablemente entre ustedes existan otros estafadores.-las caras tensas fueron el indicio de que ellos también habían llegado a esa conclusión –Firmen.- sin protesta cada inversionista firmó el papel donde se exoneraba a Ava de toda responsabilidad con el dinero y les impedía tomar cualquier acción legal futura contra ella, así como liberar información que insinuara su participación en la estafa. Cuando Hamilton le entregó el documento suspiró aliviada. La noticia sería una sorpresa para la pelirroja y no podía esperar para mostrarle la prueba de que estaba libre. Su padre asintió antes de tomar la palabra por última vez.

-Ya anuncié antes que me retiro y voy a vender todas mis acciones. Como inversionistas les daré el privilegio de comenzar las ofertas, tienen hasta el final de mes. Si no llegan a lo que pido, anuncio la venta a compradores externos.-comentó Harold –Un requisito más de mi renuncia, el apellido Dayne se borra en el nombre de la empresa una vez que se concluya la compra.

Terminada su intervención, Amanda abandonó el salón con Ontari y la acompañó hasta la salida. La detective también tenía emociones encontradas sobre la reunión, pero por razones completamente ajenas a los negocios. Enrique Mazza, el padre de Valeria y responsable de que hubiesen sufrido tanto la había mirado con desprecio, Ontari no desvió la mirada y le regresó el favor. Ya no era una adolescente sin recursos a la que podía intimidar y él lo supo, que dentro de no mucho tiempo se encontrarían cara a cara y con su hija del brazo. Bastardo.

-Es increíble como los hombres así continúan libres, sin remordimientos.-dijo enojada, le hubiese encantado ponerlo tras las rejas.

-Lamentablemente, pero hoy fue tu victoria. ¿Cómo te fue en la cita del café? –le preguntó Amanda y la detective sonrió automáticamente –Ella es perfecta y cada vez está más hermosa.

-¡Eww! No, demasiada información.- se quejó la ejecutiva con una mueca y se echaron a reír –Me alegro, espero que todo funcione.

-Yo también. Nos vemos después.-se despidió Ontari entrando al elevador.

-Seguro que sí.-contestó Amanda con una sonrisa, las puertas metálicas se cerraron y Hamilton se materializó a su lado como un fantasma.

-¿Querías hablar conmigo?

-¡Joder Hamilton! No me asustes de esa manera.-se volteó sobresaltada –Sígueme al despacho de mi padre.

-Tan dramática como siempre.

-Y tú tan imbécil como siempre. Estamos a mano.-ya acomodados en la privacidad del despacho le contó la situación -¿Conoces a Henry Brenner?

-Todos los de nuestra especie nos conocemos. Escuché que tiene en camino una promoción grande y es un tipo que desaparece a quien se le cruza.

-Es el padre de mi prometida.

-Ah, vaya que el mundo es pequeño.

-Sí y el bastardo quiere entrar en una batalla legal por quitarle a su bebé.-al ver la cara de confusión de Hamilton le explicó su drama familiar, al final el abogado la miró incrédulo.

-¿Adoptarás el niño? – le preguntó.

-Por ahora solo ella, en un futuro es muy posible, depende de Ava.

-Es un compromiso serio, ¿ella tiene algún documento para que no la acusen de quedarse con el niño de manera ilegal?

-Un poder firmado por la hermana antes de fallecer donde la nombra tutora legal. Pero tú y yo sabemos que un hombre como él tiene los recursos para obviar eso.

-Es posible, ¿cúal es mi papel en esto?

-Te pagaré los servicios para que le lleves un mensaje de mi parte.-le dijo y Hamilton esbozó una sonrisa divertida, Amanda no estaba en su posición por gusto y la respetaba por eso. Tenía pantalones y era astuta.

-Eh…no te cobraré por eso, el drama está muy interesante y ya sabes que tengo una vena histriónica.-le respondió y la ejecutiva sonrió, el hombre era un hijo de puta con sentido del humor.

-Solamente hazle saber, que si obstaculiza la adopción, o se acerca a mi prometida de alguna manera, voy a encontrar cada trapo sucio que tiene escondido y se los pondré a secar en el Palacio de Buckingham con los interiores de la reina y adiós promoción. Que valore si el niño vale lo suficiente para poner en riesgo su puesto y su futuro.

-Nada agresivo.-ironizó el abogado.

-No juego cuando se trata de las personas que me importan. Déjame saber su respuesta y si puedes que te firme un papel, de que no intentará nada.

-Veré que puedo hacer, soy un abogado corporativo, recuerda eso.

-Pero tienes amigos, ¿seguro que no quieres el pago?

-Seguro, me quedarás debiendo un favor.

-No quiero deberte favores Hamilton, prefiero escalar el Everest en bikini.-gruñó Amanda –Por lo menos haz que valga la pena, intimídalo, amenázalo y tráeme un maldito papel.

-Ok, ok, hecho, ahora me voy.

-Largo.-resopló pero lo cierto es que estaba satisfecha y contenta, las cosas mejoraban para su futuro con Ava. Y hablando de la pelirroja, mejor corría a casa a darle la noticia.

…………………………………..

Cuando Amanda llegó a la mansión soltó la chaqueta de su traje con pantalón, el maletín ejecutivo, del cual solo necesitaba un papel y fue en busca de Ava con una idea bastante específica de donde podía estar. La risa y los grititos alegres de Sebástian se escucharon apenas puso un pie en el segundo piso y automáticamente sonrió también. Era imposible no contagiarse con la inocencia y frescura con que disfrutaba la vida. El sentimiento de protección a veces era tan fuerte que la sorprendía, pero por mucho que quisiera encerrarlos a ambos en una burbuja no era posible. Por eso aprendía, atesorando cada momento que podía pasar con el bebé y su madre, que últimamente habían sido muchos. Cuando se detuvo en la entrada de la habitación de Sebástian, se mantuvo en silencio admirando la escena.

El bebé se sostenía tambaleando pero de pie, al borde del sofá y huía riendo al otro extremo cuando Ava intentaba atraparlo. Ya le había dicho que le gustaba ponerse de pie solo y pasear la habitación agarrado a cada cosa que encontraba disponible. El suelo estaba alfombrado con un material especial de bebés que amortiguaba la caída por si acaso. En ese instante Sebástian se giró y lanzó otro grito de alegría delatando su presencia. La emoción que sentía cada vez que la reconocía con tanta alegría, a veces la abrumaba. Se deshizo de los tacones y avanzó hacia Ava que esbozó una sonrisa de bienvenida y se inclinó a besar sus labios cuando se arrodilló a su lado. Fue un beso casto, excepto que Amanda fue una segunda vez con un poco más de intensidad que dejó a Ava sonrojada y agitada.

-Hum, eso fue una sorpresa agradable y que estés aquí temprano. Te ves relajada.-comentó la pelirroja observando la sonrisa en los labios de Amanda y se contuvo para no besarla otra vez. No es que fuesen a traumar a Sebástian con las típicas demostraciones de afecto que un hijo no quiere ver de sus padres, pero los besos de Amanda tenían un efecto peligroso, se perdía en las sensaciones y olvidaba el mundo a su alrededor. No es que Sebástian fuese a permitirlo, ahora que una de sus personas favoritas estaba en la misma habitación. Esta vez el gritito fue de indignación, Amanda rio girando para dedicarle toda su atención, extendiendo los brazos e incitándolo a caminar hacia ella.

-¿Cómo está mi pequeño Tarzán?-olvidada la indignación inicial, el bebé comenzó otra ronda de risas, dividido entre dejarse caer y gatear hacia ella o…explorar un poco más sus nuevas habilidades. En un saltó de fe, se alejó del sofá y en una carrerita de tres pasos cayó en los brazos de Amanda que terminó pálida y con el corazón en la garganta, mientras Sebástian reía con la emoción de su nueva hazaña. Ava se echó a reír a carcajadas con la expresión en el rostro de Amanda de: ¿Qué rayos acaba de suceder? Y enternecida porque había estado presente en un momento tan especial.

-Son sus primeros pasos y los ha dado contigo.-le aclaró y vio como los ojos de la pelinegra se cristalizaban de la emoción. A ella también se le escaparon un par de lágrimas –Es tu culpa por llamarlo Tarzán, se lo ha creído.-con una sonrisa Amanda abrazó la pequeña figura inquieta, que en ese instante intentaba escalar por su cuerpo.

-Tengo algo para ti.-señaló el papel a un lado en el suelo y esperó paciente, conteniendo la bola de energía en sus brazos que se contentaba con tirar de su cabello y los botones de la camisa.

Hubo unos segundos de silencio en los que Ava leía y su rostro iba cambiando a medida que comprendía el significado de cada palabra. Cuando finalmente alzó la mirada, habían tantas emociones en el verde de sus ojos que Amanda contuvo el aliento. En ese instante iniciaba su futuro. Esperanza, gratitud, alivio, la sensación de ser libre otra vez y algo mucho más profundo que ya no podía ignorar. Ni siquiera pestañeó cuando Sebástian tuvo éxito en desprender un botón y lo lanzó quien sabe a dónde, su mirada estaba fija en Ava, esperando con un poco de esperanza para si misma. Sin una palabra de por medio Ava se acercó y tomó su rostro entre sus manos, con los ojos brillantes de emoción. Un par de lágrimas silenciosas se deslizaron por las mejillas cuando estuvieron a centímetros la una de la otra. Incluso Sebástian pausó un instante su racha de destrucción, intuyendo que presenciaba un momento importante.

-Nunca podré agradecerte todo lo que has hecho por nosotros.-comenzó Ava en voz baja y emocionada –Pero si puedo decirte que por todas y cada una de esas csas, por cada sonrisa, cada abrazo, cada palabra es…-inspiró profundo y la besó con delicadeza y cada sentimiento posible, fue breve pero suficiente para que ambas terminasen vibrando de la emoción –Te amo Amanda y ahora mismo sería capaz de gritarlo a todo Londres porque quiero que lo sepan.

Una frase que tuvo el efecto de un tren a toda velocidad que derrumbó cualquier reserva y duda que Amanda hubiese tenido de lo que significaba para Ava. No había temor ni dudas en sus ojos, solo el brillo especial que reflejaba justamente eso, amor y se esparcía en su cuerpo como una caricia que llegaba hasta el alma. La admiraba, a la magnífica mujer que le sonreía y le ofrecía el corazón sin miedo. Era su turno para responder, porque las mismas palabras habían rondado en sus pensamientos más de una vez y llevaban un significado verdadero. Pero se armaron en un nudo cuando el temor arraigado de un recuerdo las detuvo. Hizo un esfuerzo por respirar profundo, porque Ava no se merecía su silencio y ella también quería ser valiente, pero nada salió, ni un solo sonido y otra clase de temor la paralizó, ¿Y si Ava se decepcionaba?

La pelirroja observó en silencio la gama de emociones en la mirada azul, alegría, amor (que estaba allí aunque no fuese capaz de expresarlo aún) frustración y por último un destello de temor.

-Yo…-Amanda se tensó ante la incapacidad de expresar una palabra coherente que aliviara el nudo de emociones, buenas y malas que se acumulaban -¿Me amas? – fue casi un susurro maravillado e inseguro que Ava captó de inmediato. Algo le decía que esa inseguridad no tenía que ver con el presente y el flash doloroso lo confirmó. Que esas mismas palabras antes le habían causado dolor. Ava no perdió la sonrisa porque estaba feliz y porque Amanda necesitaba comprobar que era real. Asintió despacio.

-Te amo.-como respuesta las orbes azules se iluminaron, apagando las sombras –No.-la detuvo cuando la frustración de no poder expresarse empezó a ganar la batalla –No existen peros, ni porqués, no hay dudas en lo que siento.-atrapó una lágrima silenciosa en la mejilla de su acompañante –Y tampoco dudo de lo que sientes tú. Me lo demuestras cada día, en la forma en que me miras, me besas y me proteges. Un día estarás lista para decirlo y yo estaré esperando. Mientras recuerda…-alzó la mano y le mostró el anillo, Amanda pudo respirar un poco más antes de hablar.

-Es real, siempre ha sido real.-repitió recordando sus palabras junto a la escalera cuando le entregó la joya, el símbolo de su compromiso.

-Lo sé cariño.-otro beso suave y las manitas de Sebástian que intervinieron curiosas con un diálogo muy parecido al “mamamama.” Ambas mujeres se echaron a reír, repartiendo besos al pequeño diablillo, quebrando así la tensión del momento, pero nunca la intensidad.