Deep Blue Sea 17

Capítulo 17

Felices fiestas para todos los que celebran el fin de año y año nuevo. Que lleguen bendiciones para ud y familia.

Les dejo el último capítulo del año con un par de sorpresas. A quienes me leen acá y no tienen la oportunidad de ir a wattpad, les pido que hagan el esfuerzo porque aunque esta la terminaré  de publicar aquí, las que vienen no será así y van a perder buenas historias. Además de que wattpad esta lleno de relatos muy buenos.

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Con un suspiro resignado y un último beso, la ejecutiva se puso de pie.

-¿Qué sucede? – preguntó irritada porque sabía que Valeria no estaría allí de no serlo.

-Angela Jacques apareció de la nada en la recepción y pidió verte de ser posible.- anunció y Amanda la miró incrédula.

-¿Qué hace aquí? No es que la pueda rechazar y ella lo sabe.

-Evaluar y no, no puedes.- respondió y ante la mirada curiosa de Ava que se había instalado en el sofá, agregó –La representante de Cartier con la que se reunió en París está aquí. No avisó a nadie pero no me extraña. Está subiendo y probablemente contando los minutos que tardamos en recibirla.

-Pues que mal, no acostumbro a besar los pies de nadie, ni siquiera a Cartier.- respondió irritada. Valeria rodó los ojos pero no dijo palabra porque su amiga tenía razón. En el medio donde se movían si cedías el más mínimo control estabas acabado –Aprovechen ustedes dos para conversar mientras yo resuelvo esto. Después iré  a buscarte.- le dijo a Ava con una caricia en al brazo –Lo siento, no tenía previsto la interrupción.

-No es tu culpa, nos veremos más tarde.- le dio un beso en la mejilla y siguió a Valeria que abandonaba la oficina.

Cuando Angela Jacques entró a la oficina Amanda la saludó con un apretón de manos firme y la invitó a sentarse. Lo primero que notó fue que vestía más al estilo, salida de una revista y no como una mujer de negocios. Decidió no mostrar reconocimiento al detalle, a veces funcionaba mejor jugar al tonto.

-Me disculpo por no recibirte personalmente. ¿A que debo el placer de la visita? – preguntó con cortesía.

-No es necesario, he sido yo el inconveniente. Sé que debes estar ocupada con el lanzamiento de la colección.- concedió con una sonrisa –Me hubiese gustado ver algo del proceso.

-Voy a deberte eso. Los diseños ya se enviaron, si se está preparando la gala de presentación aunque con un par de cambios.- Amanda esbozó una sonrisa divertida –Mi director de marketing ha estado a punto re renunciar pero lo he convencido.

-Ya veo.- Angela le devolvió la sonrisa -¿Planeas alguna sorpresa?

-Quizás.

-¿Puedo sobornarte para que me reveles algo? – el tono de voz y la mirada de la mujer detuvieron a Amanda. Sin quererlo se había metido en un terreno peligroso y Angela estaba enviando todas las señales que no necesitaba. Buscaba algo más que negocios con la visita sorpresa y ese eran el tipo de situaciones que terminaban en un problema porque no estaba interesada.

-No sería una sorpresa si lo hiciera. ¿Has pensado en la propuesta? – cambió el tema sutilmente y la mujer lo permitió, por el momento.

-Quieren ver la colección primero.- contestó y Amanda contuvo el impulso de alzar una ceja. La calidad y popularidad de sus diseños y joyas estaba más que comprobada. Expertos de todo el mundo la valoraban como una diseñadora moderna, fresca y que representaba un reto para los gigantes de la industria que mantenían lo clásico, pero que también debían innovar en las nuevas tendencias. Cartier la mantenía al margen de estudio como la competencia y no como posible aliada y Angela lo sabía. Además de tener motivos personales para aparecerse allí.

-Comprendo.- respondió con una sonrisa brillante. Si así querían jugar.

-Pero tengo algunas ideas para nuestro futuro acuerdo. Si es posible y podemos discutirlas en la cena.- ofreció Angela casualmente y la pelinegra asintió despacio. No lanzaría el posible trato por la ventana, aún y tal vez pudiese obtener más información -¿A las 8PM? El restaurante del hotel me han dicho que es magnífico.- claro y su habitación estaba a un elevador de distancia.

-Que sea a las 8 entonces.

-Perfecto.- confirmó la mujer y logrado el objetivo se puso de pie con una sonrisa –Hasta más tarde.

-Te acompaño al elevador.- ofreció Amanda cada vez más convencida de que tenía razón. Lo que le faltaba.

En el camino hablaron de nimiedades y Amanda pretendió no notar la sonrisa seductora y los accidentales roces de manos mientras caminaban. Para su exceso de mala suerte, Valeria y Ava estaban detenidas frente a los elevadores conversando con la secretaria de la rubia, una joven agradable y bastante inocente que estaba encantada con su amiga. Angela lanzó una mirada curiosa al grupo y por supuesto que reconoció a la pelirroja, quien esbozó una sonrisa amable para Amanda, sonrisa que fue correspondida. Si la presencia de Ava en su lugar de trabajo no era indicación de lo sería que era su relación, entonces no sabía que podía disuadir a Angela de sus intenciones. La mirada de superioridad con que escaneó y desechó a Ava como posible competencia le aclaró al instante que no estaba intimidada ni iba a desistir y eso la irritó. Cartier podía irse a la mierda si la mujer mantenía la actitud.

Angela extendió la mano en forma de despedida y se aseguró de que estuvieran a la vista cuando acarició con el pulgar la mano de Amanda que había correspondido el saludo. Con el doble de irritación la retiró sin importarle ser brusca. No podía hacer una escena ni ponerla en su lugar como se merecía, pero en la cena si lo haría. Cuando el elevador se cerró y se volteó, Valeria la observaba con la ceja alzada y Ava estaba visiblemente tensa y muy seria. ¿Es que no iban a tener un momento de tranquilidad? En silencio entraron a la oficina de la rubia. Intuyendo lo que la escena había causado, Amanda se acercó a Ava mientras Valeria fingía interesarse en unos documentos y tomó su rostro entre las manos. Ava ni siquiera era capaz de mirarla a los ojos y cuando lo hizo, vio la duda y el temor. Maldiciendo internamente la besó, tomando por sorpresa a ambas mujeres. No era de las personas que demostraban afecto públicamente y aunque Valeria era su amiga, tampoco había presenciado nunca un beso así con ninguna de las ex parejas. Con una pequeña sonrisa desvió la mirada y les dio privacidad. El compromiso le sentaba bien.

Ava se apartó agitada y con las mejillas rojas después del beso exigente y posesivo con que Amanda la sorprendió. Casi podía sentir la tensión en el cuerpo junto al suyo y en la forma en que reclamó su boca sin piedad. Un beso caliente y demandante que barrió de golpe el malestar de los celos. El gesto descarado de la otra mujer, desechándola y desafiándola golpeó todas sus inseguridades. No había sido difícil para Amanda descifrarlo y que la estuviese mirando con los ojos oscurecidos entre el enojo y el deseo que cada vez resultaba más difícil de mantener a raya.

-No me interesa.- le dijo con firmeza y Ava le creyó porque Amanda jamás le había mentido. Esbozó una sonrisa agradecida y tomó ambas manos entre las suyas.

-Lo sé.- admitió rozando sus labios en un beso suave –Andy y Valeria me advirtieron que tendría que espantarlas con un palo.

-Te compraré uno de esos bastoncitos eléctricos.- dijo Valeria con una sonrisa maliciosa, que se borró segundos después –Supongo que el trato de Cartier queda fuera.

-No sé, veremos que se puede salvar en la cena esta noche.- le lanzó una mirada de disculpa a Ava que se mantuvo tranquila –Lo siento, ya había aceptado.

-Comprendo, es tu trabajo y no pretendo que lo cambies. Confío en ti.- respondió la pelirroja con una ligera de manos –Estoy bien, de verdad.- y decía la verdad, a medias. Por un lado las palabras de Amanda le daban seguridad, por otro, la idea de esa mujer tocándola de alguna manera le producía impulsos nada amables.

-¿Ni un poquito celosa? – bromeó la pelinegra aunque todo el asunto la tenía preocupada.

-Amanda.- fue la advertencia de su prometida que la miró con una ceja alzada –No provoques.

-Jamás.- aceptó plantando un beso en los labios de Ava con una sonrisa seductora -¿Ahora me vas a mostrar que traes ahí? – señaló el sobre amarillo.

-Información sobre la Empresa, creo que encontré algo y no estoy segura de que te vaya a gustar.- comentó la pelirroja.

-Nada de ese tema me va a gustar.- las tres tomaron asiento y Ava mostró los papeles que había encontrado.

-De las cuentas anteriores a que yo llegara no existen casi documentos y además, todas se cancelaban después de la primera transacción y las Empresas desaparecían como fantasmas. Pero…- señaló un papel con una serie de números específicos –Este número de cuenta bancaria sigue activo en Suiza.- ambas mujeres la miraron interrogantes –Llamé para comprobar, sin dar ningún dato, solo que el banco es suizo y la cuenta existe. Tenía que comprobar la información antes de decirte algo.- se justificó con la mirada reprobatoria de Amanda y continuó explicando –Esa cuenta está asignada a dos Empresas diferentes, una actual y otra que desapareció ya y de la cual por suerte existía un registro. Es un error poco común en estos casos, pero existe y el apellido de la persona a la que pertenece es Mazza.

-¿Qué? – saltó Valeria desconcertada -¿Cómo que Mazza?

-Lo siento. No sé el nombre de la persona, pero cuando llamé ese fue el apellido con el que el operador me saludó. Cada cuenta anterior fue cancelada y el dinero desapareció. Esta no y creo que es la única oportunidad de seguir la pista.- comentó esperanzada. Amanda que fue la primera en recuperarse miró preocupada a su mejor amiga, pero Valeria negó con seriedad.

-Hazlo, no me preocupa. Esa familia es un asco.- dijo con desprecio la rubia y Ava se sorprendió. Valeria usualmente era relajada y bromista, pero la verdad era que no sabía nada de ella y de su vida. Al parecer no era la única con un drama familiar intenso –Me pregunto quién de todos será el estafador.- ante la expresión confundida de Ava le explicó –A los 18 mi padre me echó de casa y me desheredó porque supo de mi relación con otra chica, no, no fue Amanda. Mi padre y la madre de Andrew son hermanos, son idénticos de ambiciosos y egoístas. Les importa la buena imagen, el apellido y el dinero. La familia de Amanda, que siempre fue mi mejor amiga me acogió y Harold me educó y apoyó como una hija más.

-¿Andrew es tu primo? – preguntó Ava sorprendida por la revelación.

-Por el lado paterno. Así que ya ves de donde sale la maldad, es genético.

-Tú no eres así.- la corrigió la pelirroja.

-Sí bueno, quizás no sea hija de mi padre como él afirma.-comentó con amargura.

-Puedo comprenderte, créeme.

-Lo sé, tenemos mucho en común.- logró esbozar una sonrisa sin humor –Lamentablemente se que mi padre no es tan estúpido. Si está robando no deja pruebas, tiene que ser uno de mis tíos. Henry o Katherine, la madre de Andrew. Imbéciles, ojalá pudiera ponerlos tras las rejas a todos.

-Quiero investigar esto y necesito a alguien de confianza y que lo pueda hacer oficial llegado el momento. Lo consultaré con papá, está en medio de una fusión y quizás prefiera dejarlo todo así.- comentó la pelinegra frustrada.

-¿Harold venderá la Empresa? – preguntó Valeria asombrada, Amanda asintió.

-Nos sorprendió ayer con eso. Está cansado, quiere retirarse y Nath y yo tenemos nuestros propios negocios. Por un lado comprendo, por otro me da rabia que al final Andrew se salga con la suya aunque todo depende de quién quede como mayoritario.- se puso de pie y caminó hacia el ventanal de cristal. Las vistas de la ciudad y el río la ayudaban a despejar –Necesito que la llames Valeria, quiero todas las pruebas y ella puede conseguirlas.- al ver el rostro tenso de su amiga agregó –Pensé que al menos se trataban civilizadamente.

-Lo hacemos.

-Son negocios, solo dile que necesito verla si tú no quieres reunirte con ella.

-¿Es necesario involucrar a Valeria? – preguntó Ava que no comprendía, pero a quien quiera que fuesen a llamar, estaba claro que no era una persona grata para la rubia.

-Ella ya está involucrada, su cara no es por eso. Es porque quien puede ayudarnos fue su ex novia. Esa novia de la juventud con quien no se ha molestado en aclarar la situación de lo que sucedió.

-Mira quien viene a criticar.- rebatió Valeria –El pasado es pasado. ¿De qué sirve revolver las cosas? Además, a ella es a quien debería importarle y nunca se preocupó por hacerlo tampoco.

-Menos mal que está en el pasado.- se burló la pelinegra.

-Por respeto a Ava me quedaré callada y la llamaré para explicar todo, igual considero que debes estar presente.

-Estaremos.- la corrigió Amanda señalando a su prometida –Necesito que le expliques sobre las cuentas y que buscar.

-Está bien.- respondió Ava, la verdad es que tenía curiosidad por conocer a la mujer que tanto mencionaban.

-Resuelto el dilema, necesito salir a supervisar un tema de las joyas.- comentó Amanda –Y ustedes dos creo que tenían algo de qué hablar.- se inclinó para despedirse de Ava con un beso suave y le lanzó una mirada de advertencia a Valeria –Regreso en unas horas, puedes esperarme o irte a casa a descansar y nos veremos más tarde.

-¿Tardas mucho?

-No sé y después tengo la maldita cena. No sé en qué estaba pensando cuando acepté.

-Es tu negocio y trabajas duro para mantenerte donde estás. Quédate tranquila, estaré un rato con Valeria y después iré a casa con Sebástian.- la tranquilizó.

-Iré antes de la cena a verlos.- afirmó con otro beso y después se marchó apurada. Ava la observó con una media sonrisa y cuando se giró Valeria la imitaba.

-La pobre, está rendida y no lo sabe.- bromeó la rubia, había que ser ciego para no verlo.

-¿Tú crees? – porque Ava aún no se lo creía.

-Por favor, esa mujer ni siquiera tomaba de la mano a sus “novias” mucho menos repartía besos al por mayor como hace contigo. Le sale como un reflejo natural y es increíble presenciarlo.- respondió con sinceridad –Pero su defecto es lo que le cuesta reconocerlo ella misma, tenle paciencia, ¿sí?

-Lo hago. No lo dice pero me lo muestra en lo que hace cada día.

-Eso es lo que me consuela.- dijo Valeria más tranquila, Ava era capaz de ver en su amiga mucho más allá de las palabras no dichas. Su acompañante carraspeó llamando su atención y la miró con una ceja alzada –Te mueres de curiosidad, ¿no? –Ava soltó la risa.

-Pues sí, la verdad es que nunca lo imaginé, excepto el día que te encontré con Amanda y de paso estuve equivocada. ¿Qué sucedió? Y lo respetaré si no quieres contar.

-Tampoco es que sea un secreto. La conocí en la universidad, era muy amiga de Amanda, salíamos juntas a todos lados, encantadora, seductora y protectora, ambas tenían eso en común y cada lesbiana y hetero-curiosa, más bisexual, intentaba llamar su atención. Me di cuenta que me gustaba por los celos. Llegó un momento en que verla con la zorra de turno me provocaba sacarle los ojos.

-¿Ella lo supo?¿No te correspondió?

-Siempre bromeaba diciendo que estaba con otras, para llenar el espacio vacío porque yo la rechazaba. Nunca la tomé en serio, me enfurecía como jugaba conmigo y que se acostaba con cualquiera. Empezamos a distanciarnos y a pelear por tonterías y en una de esas fiestas, yo estaba ebria y le dije todo, más bien la reclamé todo. El efecto del borracho.

-Pues sí.- se compadeció Ava escuchando la típica historia de amor de juventud no correspondido -¿Y qué hizo?

-Completar el cliché. Me dijo que me amaba y que nunca se imaginó que yo sintiera lo mismo, que bromeaba a ver si yo insinuaba algo y obtenía el efecto contrario. En eso tuve que darle la razón. Para mí fue un golpe darme cuenta que me gustaba una chica, por la manera en que mi padre hablaba del tema sabía que estaba prohibido para mí. Le tenía pánico, pero al final lo que sentía pudo más.-suspiró esbozando una sonrisa soñadora y Ava estaba segura de que recordaba algún momento lindo de la relación –Ella cambió e hizo todo lo posible por conquistarme, no es que fuera difícil. Decidí olvidarme de los celos y acepté estar juntas. Fue…fueron unos meses perfectos y hermosos donde me hizo sentir la persona más especial del mundo. Respetaba el hecho de que no podía decir nada por mi padre, pero él lo supo y fue horrible cuando llegué a casa.- se estremeció al recordar –Me amenazó con echarme, con dejarme sin dinero para continuar estudiando, me abofeteó y me insultó y yo se lo permití. Rompí la relación al otro día sin explicaciones y me negué a verla. Lo que le dije ese día…la herí de la peor forma, tenía miedo de lo que mi padre podía hacerle y necesitaba alejarla.

-¿Ella lo supo?

-No.

-¿Nunca?

-No.

-¿Por qué? Te fuiste de casa de tus padres, pudiste explicarle y buscarla después.

-Lo sé.- suspiró Valeria rendida –Pero no podía, ella no quiso saber de mí, tampoco peleó por lo nuestro. Simplemente aceptó la separación y me borró de su vida, no tardó en buscar otra y regresar a las fiestas y diversión como si nada. Estuvo con todas.- escupió con rencor.

-¿Qué le dijiste? – inquirió Ava sabiendo que había mucho más en la historia.

-Que no la quería, que al final fue una experiencia bonita pero no valía el tiempo ni los problemas que me podía causar.- contestó Valeria lanzando el lapicero al otro lado de la oficina –Ella no me odió tanto como yo me odié a mí misma ese día.- hizo una pausa para tragar el nudo que le cerraba la garganta, nunca olvidaría la expresión de dolor en sus ojos –Y el resto de los que siguieron.

-Lo entiendo, fue difícil para ambas, eras joven, tenías miedo y estabas sola. Además de que en parte, la culpabas de lo que te sucedió.- comentó la pelirroja con suavidad y Valeria la miró sorprendida. Nadie, ni siquiera Amanda lo había comprendido.

-¿Cómo…? – las palabras se le borraron de golpe y la presión en el pecho se le hizo insoportable. Había enterrado el dolor tan profundo que todo estaba erupcionando con la fuerza de un volcán.

-Durante mucho tiempo yo también culpé a Ivy de lo que sucedió.- confesó Ava –Por su rebeldía estaba en la calle, a pesar de que fue mi decisión de seguirla. Si ella hubiese sido más paciente…pero no. Terminé bailando desnuda por dinero y por último, casi pierdo a Amanda por sus locuras. Sebástian es un tesoro, pero fue una irresponsable y me dejó sola en la vida con él. En un futuro tendré que explicarle a su hijo, que su madre se prostituía por drogas y dinero y al final le costó la vida.- con una mano secó la lágrima que le recorría la mejilla –La amo y la culpo por igual y me duele, es inevitable.

Valeria tardó un segundo en percatarse de que ella también estaba llorando y escondió el rostro entre las manos, deshaciéndose en un llanto silencioso. Una persona, una palabra afin y los muros que encerraban todo el dolor se vinieron abajo y los sentimientos pasados la golpearon con fuerza. Dos brazos cálidos la sostuvieron con delicadeza y se permitió llorar porque lo necesitaba. Un rato después, más calmada y ligera, se retocó el maquillaje y la sonrisa estaba de vuelta.

-Sabes, si Amanda no te aprecia es una tonta. Que agradezca que es mi hermana, o me lanzaría en una pelea por ti.- le dijo con una sonrisa descarada y traviesa.

-Ay, si es que son iguales las dos.- se quejó Ava avergonzada pero aliviada de ver sonreír a su amiga –No bromees con eso.- le advirtió alzando un dedo a modo de regaño –Ya en serio, opino que debes hablar con tu ex y aclarar lo que sucedió. Nada cambia el pasado, pero hay puertas que se deben cerrar para seguir adelante. Quién sabe si al menos pueden recuperar la amistad. Eras muy joven, no te juzgues tan duramente por cómo te sentías y las decisiones que tomaste, date una oportunidad, perdónate y a ella también.

-Lo pensaré, gracias Ava.- le dijo con sinceridad y conmovida –Para ser una persona que ha vivido y sufrido tanto y sola no perdiste la sensibilidad ni el buen corazón.

-Estuviste para mí, me alegra que pude hacer lo mismo.

-Hiciste mucho más.- suspiró y sacudió la cabeza despejando los pensamientos del pasado –Y bueno, pasando el momento sentimental, hablemos de negocios.- con la misma facilidad de Amanda, Valeria se desprendía de todo y regresaba a la máscara ejecutiva. Esas dos eran un caso perdido, pero las admiraba por igual.