Deep Blue Sea 16
Capitulo 16
Hola a todos. Ya sé que dije que estaría publicando en wattpad, pero se que hay personas que no me pueden leer allá porque se les hace difícil. No pienso abandonar la historia aquí, la publicaré completa y después si las otras historias serán en wattpad. Saludos a todos los que me leen, los que se han ido a wattpad a seguir leyendo de verdad se los agradezco y los que se quedan aquí y me leen en silencio también. Es difícil notarlos aquí porque no comentan, por lo tanto no se quienes son, pero aún así, gracias.
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Ava despertó desorientada, aquella no era su habitación y el sonido del agua cayendo en la ducha trajo los recuerdos de la noche anterior. Se había quedado dormida a media película, agotada emocionalmente después de lo sucedido y avergonzada por su comportamiento con Amanda. La mujer reaccionó paciente y comprensiva, pero un día eso se podía terminar si continuaba tentando la suerte. Estiró los músculos con un bostezo, durmió profundo y eso le hizo bien para despejar un poco los pensamientos complicados y la maraña de sentimientos. Temor, rabia, rechazo, dolor. Todavía los tenía como un nudo en el pecho pero ya no le impedían pensar.
Cerró los ojos e inspiró el aroma a coco en la almohada, el shampoo de Amanda y sonrió ligeramente. Ella era la razón por la cual su vida no estaba pies arriba, o caía en una crisis nerviosa. Le debía tanto y la necesitaba de igual manera, la sensación era increíble por la seguridad que brindaba a su vida y todo lo que la hacía sentir. No recordaba haber sido tan feliz desde el nacimiento de Sebástian, e incluso eso estuvo teñido de dolor por la muerte de su hermana. Ahora la felicidad la hacía olvidar el mundo y los problemas, por eso cuando regresaba a la realidad, como el encuentro con su madre, la afectaba tanto.
-Woah, me siento como un marinero que encuentra una sirena tomando el sol. Muy afortunada.- bromeó Amanda saliendo del baño envuelta en una bata afelpada y secando el cabello húmedo con una toalla. Ava no tuvo de otra que echarse a reír, borrando de golpe cada pensamiento problemático. Amanda tenía ese efecto.
-¿Utilizas esa clase de línea con todas las sirenas? – inquirió siguiendo el juego mientras la pelinegra se sentaba al borde de la cama a su lado.
-Solo las que aparecen en mi cama con mirada tentadora.- contestó sin disimular el recorrido que hizo a las piernas que el short corto de pijama no cubría y a los senos marcados bajo la camiseta ligera. Con una mano acarició ligeramente el muslo descubierto y Ava contuvo el aliento –Dice la leyenda que te hipnotizan con promesas y besos.- elevó un poco más la caricia, acercándose al centro, observando con satisfacción las mejillas sonrosadas de su sirena y los pezones endurecidos. Abandonó la toalla para inclinarse y besar la línea de la clavícula, la base del cuello y luego los labios entreabiertos donde obtuvo acceso fácilmente y las lenguas se entrelazaron provocando gemidos y estremecimientos antes de apartarse. –Entonces, cuando el marinero se asoma a la borda para probar los labios de la sirena.- continuó la historia entre besos, impresionada de poder mantener un hilo coherente cuando la frustración sexual estaba en el límite, succionando el labio inferior de Ava se apartó ligeramente para observarla, excitada y temblando con los ojos verdes oscurecidos de pasión –Lo lanzan al agua y lo arrastran a las profundidades del mar. A veces me siento así contigo.- confesó, hechizada y en las profundidades de algo que aún no reconocía. La pasión todavía vibraba entre las dos pero algo más serio transpiraba en las palabras a pesar de ser una metáfora. Amanda no expresaba mucho abiertamente, por eso cuando lo hacía, siempre era de una manera especial. Ava sonrió acariciando la mejilla y reconociendo en la mirada de su acompañante, la misma profundidad en los sentimientos que compartían.
-Es bueno entonces que tengas una sirena propia para hacerte compañía.- respondió con sinceridad. Todavía no podía explicarse como algo tan similar a una declaración de amor, quedaba perfecta entre líneas cursis de novelas románticas, con las correspondientes mariposas en el estómago. Definitivamente cursi –La misma sirena que te va a lanzar al mar si la vuelves a provocar cuando sabes que no tienes tiempo de nada más.- la golpeó con la almohada y Amanda se largó a reír porque ella no estaba en mejor estado.
-Es cierto que no tengo tiempo. Hoy regreso a mis oficinas a supervisar la colección, Valeria no puede con todo.- con eso se percató que no le había contado los últimos acontecimientos y tampoco quería perder el buen humor de la mañana -¿Te gustaría conocer el lugar? Conmigo. – preguntó con duda. Con todo lo negativo que se expuso sobre ella no estaba segura si Ava se sentía preparada para que las vieran juntas.
-¿No te importa?- la propuesta sorprendió a la pelirroja que no pudo evitar preguntar.
-¿Importarme? – contestó confundida, pero si ella lo propuso, ¿por qué le iba a importar? Las fotos.-No Ava, no me importa. Ya tuvimos esta conversación. Eres mi prometida, quiero presumirte.- agregó con humor y quedó pensativa mientras Ava trataba de asimilar la declaración y Amanda de pronto marcaba un número en el teléfono –Valeria…No, no sucede nada. Quiero saber si ya tenemos una modelo. Ok, no, no busques, después te aviso, lo hablaremos cuando llegue, no te preocupes.- cuando regresó su atención a la pelirroja, esta la miraba con curiosidad sentada en la cama.
-¿Por qué tengo la impresión de que no me va a gustar lo que vas a decir? – adivinó Ava a lo que Amanda rio divertida.
-No sé de qué hablas.- contestó inocente –Lo que voy a proponerte es un negocio y es en beneficio de todos. Créeme que nunca mezclo lo personal con los negocios, además puedes negarte.
-Ok, ¿cuál es la proposición?
-Que seas la modela de la nueva colección.- le dijo a una Ava boquiabierta.
-No estás bien de la cabeza, definitivamente.- se removió para salir de la cama, la cabeza le daba vueltas pero Amanda la detuvo.
-No es una decisión que tomé a la ligera. Lo que pretendo hacer es restaurar tu imagen, la de tu hermana y desacreditar a todo el que intente lo contrario. Además de que tendrás la independencia económica para cuidar de Sebástian.
-No.- sentenció escapando hacia la puerta. Era muy tentador porque apelaba a sus dos puntos más débiles, el bebé y su hermana -¿Olvidaste que estoy involucrada en un fraude millonario?
-No y las posibilidades de que eso salga a la luz son muy pocas. Ava, que tu firma esté ahí no significa que robaste el dinero solo que te utilizaron. Nadie puede probar que una de esas cuentas es tuya, o que escondes una suma millonaria en Suiza. Cualquier abogado te exonera en 2 minutos. ¡Hasta yo puedo hacerlo! Y siendo mi prometida menos, tienes mucho a tu favor.- Amanda suspiró frustrada –Piénsalo y confía en mí, se lo que hago. Es un riesgo calculado pero saldrá bien, te lo aseguro. Si algo fuese a perjudicar la imagen no te lo propondría, me ha costado mucho llegar a donde estoy.- en eso no podía cuestionarla.
-No soy modelo.- mencionó caminando en círculos –Mi rostro estará en todos lados.- se estremeció al recordar las fotos en las revistas, todavía no superaba el golpe –Quiero hablar con Valeria y asegurarme que esto de verdad no te afecta. Es mi condición y no sé si acepte después de eso.
-Hecho.- confirmó sin darle tiempo a dudar, más le valía a Valeria apoyarla en esto. Probablemente tendría que empeñar unos cuantos favores para convencerla de que no era una locura, ella lo entendería –Haremos una sesión de prueba una vez que las primeras joyas estén listas y si no te sientes cómoda buscaré otra modelo.
-No tengo el porte y el estilo para lucir algo tan sofisticado, será un desastre.- se quejó Ava, la pelinegra le lanzó una mirada de disgusto que le coloreó las mejillas.
-No quiero escuchar algo así otra vez. Sobre la 1 enviaré el auto a recogerte.
-Tengo que trabajar.- insistió la pelirroja.
-Trabaja hasta las 12.
Ava sacudió la cabeza en negación y después de un beso casto como despedida, fue en busca de Sebástian para comenzar el día. La rutina de familiaridad entre ellas era casi absurda, más cuando aún no habían compartido la cama, al menos no para nada íntimo. Increíble. Y después estaban los riesgos que tomaba con ella y a los que Ava no sabía cómo reaccionar. Su mundo giraba alrededor de Amanda y que todas las nuevas oportunidades de su vida vinieran de ella la abrumaba un poco. Se sentía como una amante mantenida y escondida, lo cual no tenía sentido. La presencia de su madre la afectaba demasiado, con inseguridades, temores, aunque a estándares de ella había logrado la meta para la cual fue educada. Encontrar un partido rico y subir en la posición social, excepto que debía ser un hombre. Pues que mal por ella. No obstante, la duda estaba allí. De si no se comportaba como su madre, disfrutando del dinero y la comodidad que le brindaban sin luchar por lo suyo. Necesitaba hacer valer su tiempo para no sentirse como una inútil aprovechada.
Más tarde en la oficina, Amanda se enfrentaba a una incrédula Valeria.
-¿Qué quieres hacer qué? – exclamó la mujer.
-Escúchame antes de que rechaces la idea. Esto no fue una decisión que tomé a la ligera, tengo un plan que va a beneficiar la colección, además de que será una publicidad increíble.
-Ok, continúa. Si es tan buena la idea como dices, puede que te la deje pasar. Te lo juro que me vas a sacar canas verdes.
-Lo sé, pero te gustará.- sonrió triunfal –Quiero hacer una subasta y anunciarla el día de la presentación.- comenzó Amanda ampliando la sonrisa –Tengo el diseño de 3 joyas únicas en la colección. Elaboradas con diamantes y esmeraldas, cada una que comience en varios miles, no tengo decidido el precio. Todo eso para una fundación de ayuda a jóvenes que han sufrido como Ava y su hermana. Quiero ayudar y sé que puedo. Además de darle en las narices a todos y transformar la tormenta de mierda que crearon las fotos, en una campaña de consciencia. Y de paso limpiar la imagen de Ava y Ivy porque son víctimas. Otra razón por la que quiero a Ava de modelo.- concluyó muy complacida consigo misma -¿Qué te parece? – preguntó a su amiga que la miraba con ambas cejas alzadas.
-Tienes razón, la publicidad sería increíble con la atención que algo así va a generar. Además de la subasta. En términos de negocios no tengo problemas.- le aseguró.
-Presiento que existe un pero…
-Es porque lo hay y creo que no tengo ni que decir cuál es. ¿Ava aceptó esto? Las consecuencias, como estará expuesta. La estás lanzando a un mundo que no es fácil y sé que aceptará lo que propongas porque bebe los vientos por ti.- la idea del matrimonio fue la primera indicación de lo mucho que las cosas podían salirse de control -¿Qué sientes por ella? Ava no es un proyecto de caridad para arreglar. ¿La quieres?¿Hay algo más? Es increíble lo que propones, que la quieres ayudar con el bebé, pero temo que sean las razones equivocadas y te engañes a ti misma. No puedes continuar escondiéndote de lo que sientes, sea lo que sea. Tienes que sentarte con Ava y escucharla, saber qué es lo que ella quiere y necesita.
-Quiere estar conmigo, me lo dijo.- contestó irritada porque en algo Valeria tenía razón. Ella tomaba las decisiones y arrastraba a Ava después que nunca se negaba. Pensar que estaba siendo egoísta, aún con las mejores intenciones la enojó consigo misma.
-La proteges, claro que quiere estar contigo.- presionó la rubia obteniendo la reacción que esperaba. Amanda reaccionaba a la defensiva, siempre que los temas tocaban algún punto con el que no se sentía cómoda.
-¡No! – saltó de la silla –No es eso, yo lo sé. Fue sincera cuando me dijo que aceptaba el compromiso y quería una relación, una de verdad porque…- se detuvo de su paseo improvisado de un lado al otro y miró a su amiga con los ojos abiertos de par en par.
-¿Por qué? Las palabras no te van a quemar la lengua, quiero escucharte.- la instigó Valeria –La has escuchado, pero no asimilas lo que te dice, no la miras de verdad cuando te habla. ¿Comprendes? – en silencio Amanda se dejó caer nuevamente en la silla y asintió –Ahora dime, ¿por qué estás tan segura de que es sincera?
-Porque…me quiere de verdad.- murmuró todavía aturdida. ¿Cómo pudo ser tan ciega?
-¿Y tú? Sé que te gusta, que le tienes cariño, que la quieres proteger y al bebé. Se todo eso. Pero les has creado una vida, una ilusión y ella se está enamorando. Le harás daño si no reconoces lo que sientes y eres honesta. Tanto si la quieres o no, piénsalo.- concluyó la rubia convencida en que había logrado su propósito. Amanda no dijo nada más y se puso de pi para marcharse.
-Ella quiere hablar contigo sobre este asunto, para asegurarse de que no va a perjudicar nuestra imagen. Explícale todo y si no quiere no intentes convencerla. Enviaré por ella más tarde, voy a trabajar en los diseños.- y con eso se marchó. Valeria suspiró y se hundió en la silla. Amanda en los negocios era una genio, en lo personal, un desastre. Iba a cambiarse el nombre a Dr, Amor.
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Ava estaba hecha un manojo de nervios cuando el auto se detuvo en el parqueo subterráneo. Allí todos sabían quién era y que tenía una relación con su jefa, la cual estaba de pie esperando por ella. Además llevaba información importante en el sobre a su lado. Amanda se acercó abriendo la puerta del Mercedez y extendiendo la mano para ayudarla. Esbozando una sonrisa leve la saludó con un beso en los labios, que ya tenían ocurrencia común entre ambas. Amanda por su parte se sentía extrañamente eufórica, teniendo a Ava allí, quería que las vieran juntas, no pretendía ocultarse, era feliz y eso no se escondía, se mostraba al mundo y ellas lo necesitaban, no solo por la imagen, sino porque se sentía bien y correcto. Rememorando las palabras de Valeria y con una mano de Ava entre las suyas, la miró antes de preguntar.
-¿Esto está bien? – señaló los dedos entrelazados en un gesto claro de afecto y posesión. Ava sonrió un poco inquieta pero asintió –Estás nerviosa.- no fue una pregunta -¿Segura que estás cómoda? No tenemos que…
-Estoy perfecta y tú estás aquí.- afirmó con una ligera presión a las manos unidas y Amanda le regresó una sonrisa con todos los dientes. Claramente estaba feliz por algo -¿Qué te tiene tan contenta? – la pelinegra se encogió de hombros y entraron al elevador.
-Tú.- respondió sin más y con la sonrisa colgando, que Ava regresó con un sonrojo en las mejillas y sorprendida. Amanda se dio palmaditas mentales por hacer sonrojar a su prometida. Sonaba hasta bonito -¿Qué traes ahí? – se percató del sobre por primera vez.
-Información.- contestó la pelirroja seria.
-¿En serio? – preguntó con una sonrisa estúpida en el rostro. Debería estar preocupada y sin embargo flotaba en una nube.-“Porque me quiere de verdad.”-
-¿Amanda? – la preocupación de Ava era evidente. La mujer estaba completamente distraída y sonriente. Preocupada alzó una mano para tocar la frente buscando temperatura. Amanda frunció el ceño cuando después le acunó la mejilla –Tienes la mirada un poco desenfocada. ¿Tomaste algo?¿Un relajante?¿Tienes algún dolor? – en ese instante se abrieron las puertas del elevador y tres pares de ojos observaron la escena sorprendidos.
Ava se tensó cuando fue consciente de las miradas, todas la juzgaban. La stripper cazafortunas que atrapó a la millonaria famosa. Envidia, celos y lujuria, esa que nunca faltaba. En la de Amanda en cambio, se reflejaba la calidez y comprensión que la caracterizaba y algo más que le dio esperanzas a su futuro juntas. Se preguntó si la pelinegra sabía lo mucho que revelaba cada vez que se miraban. Segundos después todo desapareció, la máscara ejecutiva estaba de regreso. Bastó una mirada fría para que los presentes encontraran los colores de la alfombra de lo más interesantes y se apartaran al instante cuando abandonaron el elevador. Las guió hasta su oficina en silencio, solo deteniéndose para informar a su secretaria (una rubia que parecía modelo y la miró con desprecio mal disimulado) que no le pasara llamadas, ni la interrumpiera de no ser importante. Ava no detuvo el impulso de acariciar el brazo de Amanda y sostener la mirada desafiante de la secretaria que no la intimidó en lo absoluto. Zorra.
-¿Estás bien? Creo que no fue buena idea empujarte a venir. Es exponerte demasiado y no quiero que te sientas incómoda, Valeria puede ir a la casa.- fue hacia el pequeño bar preparó agua gaseosa fría y se lo entregó. Había una nota de intensidad en la voz de Amanda, además de la mirada en el elevador y Ava presentía que algo había cambiado, muy sutil pero estaba allí. Bebió un sorbo y el agua con gas le produjo una ligera punzada, pero también le aclaró la mente con la infusión de burbujas.
-No.- contestó en voz baja –No voy a esconderme no tengo nada de qué avergonzarme. Estoy acostumbrada a que me juzguen.- recordó en sus tiempos de baile, la mirada de las mujeres que la valoraban como una prostituta y los hombres como un pedazo de carne.
-Pero yo no y no lo pienso tolerar aquí y tú tampoco debes hacerlo.- la regaño con suavidad. Se inclinó tomando el rostro de Ava entre las manos y besándola despacio –Para mí vales más que todos ellos juntos y nadie te va a despreciar así en mi presencia.- le prometió en un tono que no admitía protestas –Ven, siéntate.- la llevó hasta su propia silla ejecutiva con una sonrisa mientras que ella se sentó al borde del escritorio. Ava alzó una ceja intrigada.
-¿Qué te traes entre manos? – preguntó con una media sonrisa.
-Nada, solo quiero que te relajes un poco.- contestó manteniendo una de sus manos entrelazada y que acariciaba distraída con el pulgar.
-¿En tu silla? – la sonrisa de Amanda se amplió.
-¿Qué tiene mi silla? – dijo inocente, cuando Ava alzó las cejas se echó a reír –Vale, soy culpable de tener fantasías contigo en esa silla.- aceptó y Ava se sonrojó hasta la raíz –Tu preguntaste.
-Cierto, yo pregunté. Pero siempre imaginé que esa clase de fantasías incluían a las secretarias.- aceptó a pesar del calor en las mejillas. Ava había deducido desde el inicio que su prometida no era una persona tímida en lo absoluto y que si se contenía, era por darle el espacio que ella necesitaba para adaptarse a su incipiente relación y por eso Ava se había prometido a sí misma no decepcionarla –Y la tuya está más que dispuesta.- aseguró controlando la punzada de celos, pero sin perder de vista la reacción de Amanda que rio divertida.
-Nada se secretarias, no cometo ese error. ¿Celosa?
-Quizás.- ¿Para qué mentir? Era una emoción desconocida para ella hasta que la conoció.
-No tienes por qué.- con una sonrisa depredadora que le produjo escalofríos a Ava, descendió del escritorio hasta sentarse sobre sus piernas, deslizando una mano por el cuello y enredando los dedos en los cabellos rojos, alzando el rostro de Ava ligeramente. Le encantaba lo que veía, las mejillas sonrojadas, las pupilas dilatadas y la ligera agitación en la respiración –Permite que te ilustre por qué.- susurró sobre los labios abiertos antes de tomarlos en un beso categoría, “quiero devorarte aquí y ahora,” al que Ava simplemente se rindió, cuando Amanda invadió su boca acariciando y dominando por igual.
Un baile de roces húmedos que las dejó sin aliento pero que ninguna quería abandonar. Después que Amanda utilizó una maniobra particularmente sensual y le arrancó un gemido, delineando el labio inferior de Ava con la punta de la lengua y mordisqueando la carne suave, Ava decidió devolver el favor y lanzó un ataque sorpresivo. Amanda sonrió cuando la lengua de Ava empujó entre sus labios y se deslizó junto a la suya desafiante. Con el impulso terminó con la espalda contra el borde del escritorio, sorprendida por el arrebato y disfrutando la pequeña contienda a pesar de las consecuencias. Pasaría el día recordando ese momento y con la incómoda sensación de humedad correspondiente. Solo de pensarlo tuvo que apretar los muslos para aliviar la sensación de vacío.
-Ava.- fue una advertencia oscura, con el cabello en un puño, tiró ligeramente para separarlas –Vas a terminar desnuda sobre el escritorio.- le aseguró agitada y con los ojos oscurecidos de deseo. Ava alzó una ceja en un gesto muy elocuente, “¿Y qué?,” Amanda estuvo a punto de perder los papeles y responder a la invitación, cuando la puerta de la oficina se abrió de golpe y apareció Valeria con cara de pocos amigos.
-¿Estrenando el mito de la oficina? – Se burló al notar el estado y la posición de las mujeres –Lamentablemente tendrá que esperar. Tenemos un problema.